01 junio, 2009

Síndrome Chamberlain

Los Chamberlains no aprenden. Distender las relaciones, sin importar el precio, es su manera de resolver los problemas. Suponen que el enemigo esta ansioso de zanjar la disputa y que terceros van a respaldar la encomienda. Un diferendo les pone inquieto y un conflicto les infunde pavor, por lo que intentan aplazar lo que puede ser inevitable.

Arthur Neville Chamberlain, ex premier británico que patrocinó una política de apaciguamiento con Adolfo Hitler

Pedro Corzo

Leer o escuchar a quienes promueven negociar con el castrismo, y claman por concesiones para que la dictadura insular no tenga justificación para sus depredaciones, inducen a recordar a Arthur Neville Chamberlain, ex premier británico que patrocinó una política de apaciguamiento con Adolfo Hitler.

La Paz de Nuestra Época, así identificó lo que resultó del Pacto de Munich, solo le fue útil al caudillo alemán. Hitler se fortaleció cuando le fue devuelto el Sarre, anexó Austria y ocupó Checoslovaquia. Su voracidad se hizo mayor ante la falta de voluntad de sus enemigos. Su certeza de que la agresividad era compensada con nuevos consentimientos, le llevó a iniciar la Segunda Guerra Mundial y producir el horror del Holocausto.

Los Chamberlains no aprenden. Distender las relaciones, sin importar el precio, es su manera de resolver los problemas. Suponen que el enemigo esta ansioso de zanjar la disputa y que terceros van a respaldar la encomienda. Un diferendo les pone inquieto y un conflicto les infunde pavor, por lo que intentan aplazar lo que puede ser inevitable.

El gobierno de Fidel y Raúl Castro en estos cincuenta años se ha caracterizado por su agresividad contra el pueblo cubano y en muchas ocasiones contra naciones extranjeras, por lo que es de extrema ingenuidad suponer que la dictadura insular necesita argumentos para justificar sus actos. No requieren subterfugio para actuar porque se consideran ungidos de la misión de “salvar” hasta aquellos que no quieren ser convertidos.

Negociar, discutir y buscar soluciones a las diferencias es una expresión de civilización. La confrontación hay que evitarla porque como dice un antiguo refrán “la mejor guerra es la que no se hace”, pero también hay que tener en cuenta que no se debe hacer dejación de los derechos por mínimos que estos sean.

El dialogo político es posible cuando las partes en conflicto se ponen de acuerdo para realizarlo. La reconciliación es viable solo si víctimas y victimarios toman conciencia de las demandas de una vida en común. Ninguna de estas condiciones se puede imponer si no hay voluntad de resolver el problema entre los afectados y el régimen cubano ha reiterado varias veces que no tiene interés en debatir, y menos reconocer la soberanía de sus ciudadanos.

Los manuales de estrategia militar y política refieren que no se pueden hacer concesiones unilaterales. También lo afirman los de Mercadeo, lo que hace muy difícil comprender el interés que tienen tantos comerciantes e industriales de países diferentes en hacer negocios con el gobierno de La Habana, que tiene por costumbre no pagar sus deudas. Por lo regular las corporaciones investigan el crédito de sus potenciales clientes pero en lo que respecta a Cuba al parecer tal práctica no se lleva a efecto, a pesar de que la deuda externa supera los 29 mil millones de dólares.

Hay que ser consciente de que Fidel Castro, quien al parecer sigue siendo el único que manda en Cuba rechazó recientemente las medidas unilaterales del presidente Barack Obama a las que calificó de “Garrote y Zanahoria”. También objetó los intentos plañideros de José Miguel Insulsa y otros dirigentes latinoamericanos de viabilizar el ingreso de Cuba a la Organización de Estados Americanos. Castro es más consecuente con sus intereses que sus enemigos y adversarios en la defensa de la democracia. Él no entiende de rectificaciones ni aun cuando su contraparte hace concesiones unilaterales.

Esopo, en una de sus fábulas apunta que unos perros protegían un rebaño de oveja de los lobos y que estos al saberse incapaz de vencer a los canes enviaron un emisario a las ovejas, planteando que firmarían una paz eterna. La garantía de la paz, decían los lobos tenía que ser mutua. Las ovejas entregarían sus perros a los lobos, y éstos dejarían sus lobeznos al cuidado de aquellas. Convencidas por estos sagaces argumentos y deseosas de hacer un Pacto, las ovejas sellaron el acuerdo por el que los perros pasaron a poder de los lobos, y los cachorros de éstos se alojaron junto al corral. Aquella misma noche los perros fueron degollados mientras dormían. Los lobos con el pretexto de que las ovejas habían maltratado a sus crías se abalanzaron sobre ellas y las aniquilaron. Los perros no pudieron defender a las víctimas, pues todos estaban muertos.

La moraleja es cruda y dura. A los lobos no se les puede creer y menos aun proveerles sin recibir nada a cambio. Chamberlain le cedió a Hitler el manjar que pedía. Hoy hay quienes claman por darle a los Castro un cuerno de la abundancia y una lima para que se afile los colmillos y pueda seguir despedazando a los cubanos.

La decadencia de la política en Argentina

La decadencia de la política en Argentina

Por Manuel Mora y Araujo

Infolatam

Buenos Aires - La política argentina en estos días electorales parece un espectáculo representado por actores, cómicos o farsescos. El mayor punto de contacto entre la población y la política está teniendo en lugar, precisamente, a través de un programa televisivo humorístico en el que actores excelentes imitan a los principales dirigentes; su rating es altísimo y ningún programa político serio puede aspirar ni a aproximarse a esa tasa de audiencia. En segundo lugar, las conversaciones cotidianas se refieren a los comerciales publicitarios de los candidatos; al igual que sucede con la publicidad comercial, la creatividad es valorada independiente del contenido del mensaje. De política la gente no habla.

En cuanto a los políticos, hablan de lo que a ellos les preocupa, que no tiene ni remotas vinculaciones con los temas que preocupan a las personas comunes. El mayor tema en debate es que el oficialismo ha decidido forzar a algunos gobernadores y jefes comunales a presentar sus candidaturas a diputados aunque luego no asuman el asiento. A la mayor parte de la población eso la tiene realmente sin cuidado.

El ex presidente Néstor Kirchner, candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires -a la que él ha definido como la madre de todas las batallas- plantea esta elección como una justa épica del bien contra el mal en la que se juega el destino del país. Nadie cree eso ni nada parecido; para el común de la gente, el 28 de junio se elegirán diputados, los cuales desempeñarán una función en la que pocos confían -y eso si es que la desempeñan-.

Su segundo candidato, el gobernador Daniel Scioli -forzado a ser candidato sin renunciar a la gobernación- pasa los días explicando al público por qué no está mal ser candidato a diputado sin dejar en claro si asumirá su asiento en el Congreso o si continuara en la gobernación. Ni él ni sus ministros hablan de los problemas de la provincia de Buenos Aires, ni siquiera de lo que podrían mostrar que han hecho para enfrentarlos.

No sorprende que este dirigente que tiene alta popularidad con frecuencia esté siendo recibido con silbatinas y hasta con huevos en las localidades que visita, descendiendo de un helicóptero para no circular por las calles. Kirchner se muestra afable y simpático en sus recorridas de campaña electoral por las localidades; su discurso habla con frecuencia del "modelo", implicando que fue ese "modelo" el que dio al país cuatro años de alto crecimiento económico, pero no implicando si ese modelo tiene o no algo que ver con la economía estancada e inflacionaria de este año.

En la oposición tampoco los candidatos hablan de lo que a los votantes les preocupa. Su mensaje es simétrico al de Kirchner, solo que ellos representan el bien y el oficialismo el mal. Para peor, el bien del "antikirchnerismo" se muestra dividido. Los principales dirigentes opositores aparecen en los medios de prensa hablando mal unos de otros, no hablando de lo que harían si fuesen diputados o senadores. Lo que en la Argentina de hoy aparece como el "centro derecha" se expresa en la provincia de Buenos Aires a través de una alianza de dos dirigentes, Francisco de Narváez (neo peronista) y Felipe Solá (antiguo peronista), bajo la "marca Macri" (Mauricio Macri, el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, avala esa alianza y le imprime el sello de su buena imagen pública). Dejando de lado los spots comerciales, lo que más registra la gente de esos candidatos es que casi no hay día en que no tengan alguna pelea o distanciamiento entre ellos que se hace público.

En la coalición de "centro izquierda" es igual. Esa coalición resultó de un acuerdo entre el partido de Elisa Carrió, quien le pone su "marca", la Unión Cívica Radical que aporta la "marca" Alfonsín y la corriente que lidera el vicepresidente Julio Cobos -el hombre con mejor imagen en todo el país-. No sólo se reiteran las expresiones de desacuerdos entre esos dirigentes, sino que además cuando Cobos presentó sus propios candidatos para conformar las listas de la coalición Carrió comenzó a atacarlo. La candidata que encabeza esa lista, Margarita Stolbizer -de la corriente radical antialfonsinista- pelea con frecuencia con los radicales alfonsinistas, además de denostar, al igual que Carrió, a los candidatos de la otra lista opositora.

Todo eso es alimento preciado para los humoristas y los imitadores de la televisión, pero dice poco y nada acerca de lo que le espera a la Argentina, cualquiera sea el resultado de esta elección.

El diagnóstico es que la Argentina sufre una enfermedad del sistema político. El síntoma más notable es la crisis de la representación democrática. El ciudadano no se siente representado por los diputados -aunque vote a algunos- y en los hechos no está representado. Los partidos políticos prácticamente han desaparecido. Los dirigentes constituyen pequeños grupos de comité que hacen y deshacen sin preguntar a nadie. A veces entre ellos hay quienes ejercen posiciones de gobierno; en general, estos gozan de más confianza y son respetados. Pero muchos no son candidatos, por lo cual a lo sumo pueden proyectar su imagen a otros candidatos, que no por ser portadores de su "marca" necesariamente resultan más confiables.

Hace casi treinta años Paul Samuelson se refirió a la Argentina en un congreso internacional de economía y dijo que este país notable, que en medio siglo pasó de ser "el país del futuro" a ser una nación fracasada, sufría lo que él llamó "una crisis del consenso social". El diagnóstico de Samuelson parece correcto; tres décadas después, la crisis es aun más profunda, y la Argentina está económica y políticamente cada vez peor.

Lo que salva a este país es la sociedad misma, la "sociedad civil" y su gente, que hace que las cosas funcionen, aun con gobernabilidad precaria, con ciclos económicos muy fluctuantes y cortos, con alta incertidumbre y con una representación democrática de mala calidad. Si esta sociedad encontrase la fórmula para proyectar sus expectativas y demandas a la esfera política tal vez muchas cosas serían mejores.

La economía cubana toca fondo

Por la crisis y la falta de reformas, la economía cubana toca fondo

Camión balsa Por César González-Calero
La Nación

El régimen planea la vuelta a los apagones; temen un regreso a los años del Período Especial

Un día de abril de 2005, Fidel Castro realizó una de las mejores interpretaciones que se recuerden de su propio personaje. Ante una audiencia entregada en el Palacio de Convenciones de La Habana, el jefe de la revolución cubana declaró la guerra a los viejos electrodomésticos estadounidenses que se usaban todavía en los hogares cubanos. "Son devoradores de electricidad", gruñía un Fidel arrebatado, mientras varios operarios iban sacando a escena heladeras, ventiladores, lavarropas prerrevolucionarias, como si fueran reos a punto de recibir justicia jacobina.

Tras esa sublime escenografía, las antiguallas fueron pasando a mejor vida, sustituidas por modelos chinos, en su mayoría, a precios subvencionados.

Eran los tiempos en que el comandante aparecía a toda hora en televisión y daba clases magistrales sobre cómo ahorrar en tiempos de crisis. Pero ese "poder de convicción" de Fidel Castro ya no se transmite en directo por televisión, para desdicha de algunos y gran alivio de otros. Y los nuevos gobernantes, con Raúl Castro a la cabeza, afrontan ahora una gravísima crisis económica sin más argumento que el de "ahorro o muerte". Visto así, nadie duda de que los cubanos optarán por lo primero: apretarse el cinturón.

Agorera, la sombra del Período Especial (la hambruna de los años 90) planea sobre Cuba. Ciclones devastadores, derrumbe de los precios de las materias primas, desbandada del turismo, purgas de dirigentes políticos? Como si se tratara de una maldición bíblica, las malas noticias se acumulan en la isla. Pero no, "no es el Apocalipsis", según aclaró hace unos días el diario oficial Granma.

Y no le falta razón. Se trata de algo más terrenal. La crisis global capitalista ha puesto un pie en la Cuba socialista, que, en realidad, practica un capitalismo de Estado nada ajeno a los vaivenes de la economía internacional. Según estimaciones oficiales, Cuba dejará de recibir este año unos 1000 millones de dólares por la caída de los precios del níquel (materia prima que representa más del 50 por ciento de sus exportaciones) y por el pinchazo del negocio turístico, que ha disminuido un 13,7 por ciento en el primer trimestre.

El ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo, reconoció la semana pasada que el país crecerá, como mucho, un 2,5% frente al 6% previsto. Un dato rebajado por el oficialista Centro de Estudios de la Economía Cubana, que prevé un crecimiento del 1% y baraja, incluso, escenarios de contracción económica de medio punto del PBI.

La recesión, un hecho

Dos economistas cubanos consultados por La Nacion coinciden en que la economía del país ha tocado fondo. Carmelo Mesa-Lago, catedrático emérito de la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania, EE.UU.), cree que Cuba "ya está en plena recesión".

Desde La Habana, Oscar Espinosa Chepe, asesor económico del primer gobierno revolucionario de Fidel Castro, y hoy opositor al régimen, asegura que "la isla se prepara para volver a los peores años del Período Especial".

"Todavía no hemos salido de ese período; Cuba nunca se repuso de la pérdida de las subvenciones soviéticas, y ahora nos cae este bombazo económico. Como Raúl Castro no hizo reformas, la gravedad de la situación es comparable a recibir un huracán con las ventanas abiertas de par en par." Para Mesa-Lago, la situación "no es tan nefasta como la de 1993-94", pero la crisis podría ser "la peor desde esos años, y podría agravarse aún más".

El prestigioso economista cubano, nominado al Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, destaca que la economía de la isla viene perdiendo gas desde 2007. A la caída en las exportaciones se suma una disminución de la producción interna y la incapacidad de financiar las importaciones, lo que podría disparar el déficit comercial por encima de los 11.000 millones de dólares. La falta de liquidez del gobierno cubano ha repercutido ya en los pagos a las empresas extranjeras que operan en la isla, con la salida de inversionistas foráneos en los sectores del níquel y del petróleo.

Sin modelo productivo alguno al que apelar, el régimen ha recurrido a la misma receta de siempre: el racionamiento energético. Según una disposición del ministerio de Economía que entra en vigor hoy, los temidos apagones (cortes de suministro eléctrico programados) podrían reaparecer.

El plan del gobierno pasa por un control estricto del consumo energético en fábricas y centros oficiales, que deberán elaborar planes de ahorro y cumplirlos a rajatabla si no quieren sufrir apagones.

La disposición ministerial, de cinco páginas, detalla a qué horas habrá apagones en los hogares (de 8 a 10 de la mañana; de 2 a 4 de la tarde, y de 8 a 12 de la noche). De forma encomiable, las autoridades no han querido molestar a los ciudadanos en los dos momentos cruciales del día: la comida y el sueño. "Para reducir las afectaciones en los hogares, no se deberá apagar en los horarios de cocción de alimentos [eléctrica en muchos casos], ni en las madrugadas, para permitir en el verano el normal descanso de la población [que suele dormir con ventilador]", reza la normativa.

Además, el régimen otorgará "vacaciones forzadas" a los trabajadores para reducir la demanda eléctrica en los centros laborales.

En el desolador panorama que afronta Cuba, la etiqueta reformista que se le atribuyó a Raúl Castro se diluye. Quince meses después de haber asumido como presidente, su figura se ha ido desdibujando entre la población. Los daños causados por tres huracanes el año pasado (unos 10.000 millones de dólares), y la sacudida de la crisis global, ahora, han enterrado por el momento el debate sobre las "reformas estructurales" que prometió en su día Raúl.

Para Espinosa Chepe, que purgó en la cárcel un año y medio por su disidencia política, la crisis podría ser un buen momento para aplicar reformas, como ya ocurrió en los años 90. "La lógica indica esa posibilidad, pero en esta isla la lógica no funciona y hay dirigentes que no quieren hacer reformas por temor a los cambios políticos que pudieran venir después", explica.

Mesa-Lago recuerda que fueron los períodos de crisis más agudos los que llevaron al régimen a impulsar reformas, por lo que también considera "ilógica" la estrategia de Raúl de posponer las reformas. Pero el régimen, advierte, ha optado por el estancamiento: "Un documento que circula entre los miembros del Partido Comunista de Cuba para explicar la despedida y crítica dura a Carlos Lage [ex vicepresidente] y José Luis Rodríguez [ex ministro de Economía], arquitectos de la reforma de los 90, los acusa de intentar hacer reformas de mercado capitalistas", revela el economista.

La ayuda venezolana, en vilo

  • La Habana recibe de Caracas cerca de 100.000 barriles de petróleo diarios a precios preferenciales. La fuerte caída de los ingresos petroleros en Venezuela fue resaltada hace unos días por el diario Granma, algo inhabitual. Oscar Espinosa Chepe cree que se trata de un mensaje muy claro a la población de que Hugo Chávez "no va a poder seguir subvencionando a la isla". Por su parte, Carmelo Mesa-Lago estima que la ayuda venezolana ya se está reduciendo: "De otra forma, Cuba no hubiese anunciado la reanudación de los apagones en una época peligrosa, como es el verano (más proclive a las protestas sociales)".
  • MARIO VARGAS LLOSA - "VENEZUELA ES LA SEGUNDA CUBA"

    ¡Desagradecidos!

    Gabriela Pousa
    ¡Desagradecidos!

    "...Los argentinos somos tan peculiares que buscamos, control remoto en mano, el canal que enfoque con precisión el beso de Néstor Kirchner con la señora sin dientes, parada en el barro que cerca su rancho, o la transmisión de los discursos de la Jefe de Estado, alias "Presidenta Coraje"..."


    Nada le interesa tanto a la sociedad que dilucidar el pensamiento oculto de las "patronales rurales" como sostienen algunos kirchneristas desvelados en adivinar si fue Hugo Biolcatti o Francisco de Narváez quien ideó los escraches a los candidatos oficiales. Funcionarios que, a su vez, abandonaron sus cargos para dedicarse al proselitismo: ¡otro de los máximos intereses del pueblo argentino!

    También nos atrae muchísimo ver cómo se matan y lastiman hombres, mujeres y niños en una suerte de batalla campal por unos terrenos o algo similar, ya que no ha habido explicación válida para lo acontecido el pasado viernes en Lanús: uno de los distritos que más atrae a candidatos, aunque dicho interés culmine cuando la elección pasa de lado.

    Esta escenografía recuerda otras ya vividas, y obra como alerta de lo que vendrá -no si mantiene o pierde la mayoría el matrimonio presidencial-, sino si se continúa en este rumbo de colisión donde, a la sociedad, se la divide en grupos antagónicos, como si el pueblo no tuviera un único propósito: paz y armonía. En rigor, un país mejor. Mejor para la oligarquía y para los marginados, para los residentes en countries y para aquellos otros que aún conservan la ingenuidad haciendo largas filas mientras esperan un crédito hipotecario que es sabido no llegará (como no llegaron los lanzados en el 2006, ni el tren bala llegó a Rosario, o recibió el Club de Paris el pago "cash" de lo adeudado).

    De hecho, todo puede reducirse a un recitado vacío del actual gobierno cuando habla de la redistribución del ingreso. Paradójicamente, el slogan más aclamado de los Kichner, es el que no existe tras 6 años de mayoría en el Congreso, es decir: de gobernabilidad según ellos.

    Pero continuando con las demandas de la gente que, desde luego, son el ´leit motiv´ de la dirigencia podemos aducir que nos atrae el lenguaje procaz del ministro de Seguridad que obra como vocero en vez de concentrarse en disminuir el índice o la "sensación" de inseguridad. "Sensación" como la que expresara el mismísimo Jorge Rivas jurando como diputado nacional, ante el responsable de velar por la integridad física de todos, que sólo se limitaba a aplaudir con absoluta desvergüenza e impunidad.

    Salta a la vista que, la ciudadanía, requiere espectáculos mediáticos en lugar de políticas de Estado. Eso explica por ejemplo que, el Ministro del Interior -en vez de ocuparse en garantizar la transparencia de los comicios- se dedique a hacer de guardaespaldas del candidato oficial, y se pasee con éste por esa franja del conurbano convertida en la única Argentina que hoy contempla quién establece la agenda política.

    Somos tan peculiares que buscamos, control remoto en mano, el canal que enfoque con precisión el beso de Néstor Kirchner con la señora sin dientes, parada en el barro que cerca su rancho, o la transmisión de los discursos de la Jefe de Estado, alias "Presidenta Coraje" (adjetivo atribuido seguramente por el cónyuge que debe soportar a diario) De no ser así, los medios –sin audiencia- apelarían a una programación distinta.

    Asimismo, alegra presenciar las disputas entre candidatos -no de distintas fuerzas sino aliados-, tratando de convencernos que están unidos y firmes cuando no son capaces siquiera de acercarse para la foto o la filmación de la propaganda que se supone induce a votarlos. Convendría avisar a sus consejeros de imagen que todos creemos a pie juntillas que comulgan con idénticos propósitos, y los mueve únicamente la necesidad imperiosa de ocupar una banca para luchar por los intereses sociales.

    Quizás no sea una mala idea que -aquellos que votamos- también protagonicemos un comercial donde gritemos a cuatro voces: "Les creemos", para que no se esfuercen más en explicar hasta qué punto están unidos y pensando en el bienestar social.

    Nos encanta, entre otras cosas, que pasen desapercibidas las violaciones, los asesinatos, los asaltos, y enterarnos posteriormente que quienes los perpetraron eran ex convictos con vastos prontuarios o en situación de libertad ´condicional´ con "derechos humanos" que los protegen de la discriminación a la que son sometidos si se los llega a encarcelar por hechos mínimos. Total, ¿cuántas víctima hay ya? Una más o una menos lo mismo da.

    Como si esto no fuera suficiente, también disfrutamos pegarnos a la radio para escuchar los descargos de ciertos jueces que dan interpretaciones en sánscrito de leyes preclaras para el común de la gente. Es decir, para aquellos que no tuvieron la gracia de estudiar en los claustros donde ellos se graduaron.

    Y, más aún, debe agradarnos que sea la "justicia" quien defina hechos que deben resolverse en el Congreso, o incluso en las urnas en virtud de esa "democracia" que se jactan en defender, cuando no es más que un eufemismo que se justifica convocando, cada tanto, a votar por ellos o el caos...

    Sería injusto no agradecer que se nos recuerde, una vez al mes, hasta qué punto estamos creciendo puesto que eso avala la necesidad de tener que canjear electrodomésticos cuando dice la Presidente, en vez de comprarlos voluntariamente, cuándo y cómo queramos. Si no tuviéramos el INDEC no habría motivo para descorchar alguna botella y encender velas al "modelo", porque consumimos por menos plata, más de lo que antes, consumíamos en un año entero.

    ¡Y no saben hasta qué punto nos regodeamos cuando todos los que pagamos los impuestos leemos que les conmutan las multas a quienes no lo han hecho! A veces es increíble escuchar a los argentinos quejarse, de la noche a la mañana, cuando poseen una dirigencia que no hace más que pensar en ellos, y resolverles, rauda y eficazmente, sus problemas y deseos.

    Quisimos que se vayan todos… ¡y todos se fueron! La culpa es nuestra si no aclaramos que no sólo debían irse de sus cargos, razón por la cual únicamente se fueron de un despacho a otro, del peronismo obsecuente al disidente, del alfonsinismo al radicalismo K, o de la alianza frepasista al ARI o a la Coalición Cívica.

    No valoramos siquiera que, por ejemplo, Daniel Scioli haya huido de las huestes menemistas, duhaldistas, para inclinarse ahora ante las kirchneristas bastante extinguidas. Pero nosotros le pedimos que se fuera, y él se ha ido: dejó el Abasto y se instaló en provincia.
    Está claro que nada nos convence, que somos insatisfechos natos: si tanto nos molestan, de pronto, los candidatos ´testimoniales´, ´eventuales´ y hasta algunos reales, ¿por qué no se oyeron las cacerolas, como sí se escucharon cuando molestaban las retenciones móviles, por ejemplo? La clase urbana es extraña: se enfada cuando gravan a la soja pero ni se inmuta cuando se le burlan en la cara proponiéndole votar a fantasmas.

    Eso sí, protestamos en casa y deben soportarnos cónyuges, hijos, hermanos, y hasta taxistas o efímeros compañeros de fila en el supermercado. Lástima que ellos no puedan solucionar esa indigestión que provoca ser eternos incomprendidos por los políticos que nosotros mismos, o nuestros conciudadanos, votaron.

    En definitiva, hasta debemos alegrarnos pues, ante este comienzo del mes electoral, nos hallamos sin saber todavía quiénes son candidatos aptos ni qué pretenden hacer si llegan al recinto. ¡Nos están convocando a participar en una suerte de sorpresa! ¡Nada tan divertido! En otro país no se consigue tamaño entretenimiento gratuito...

    Mismo, ¿cómo no maravillarnos cuando nos sacan de la rutina para adentrarnos en un laberinto mágico? Hay que sortear obstáculos para poder llegar al trabajo. ¿O quién se anima a predecir que no habrá piqueteros, gremialistas, encapuchados cortando calles e impidiendo la llegada o la salida de la ciudad en esta previa electoral? Ni pensar en la ayuda de algún Teseo o Minotauro porque ni policía hay para defender el derecho soberano a transitar libremente por el territorio que habitamos.

    Tal vez, cuál infantes caprichosos, pedimos tanto que no valoramos la enormidad de bienaventuranzas que nos dan las autoridades a diario. No agradecemos la dicha de la gripe porcina que nos quitó el dengue y el Chagas de encima, ni admitimos que todo cuánto pasa es lo que nosotros permitimos que pase por seguir en el hastío observando como los funcionarios juran cumplir con su deber porque "si así no lo hicieran Dios y la Patria" los demandarían.

    En una de esas, todavía no nos quedó claro qué papel jugamos en este escenario, y estamos creídos que el Estado es Néstor y Cristina, y la Patria una entelequia ciega, sorda y muda como Shakira.

    PD: Lamento defraudar a quienes esperaban un análisis con datos de quién ganará, pero a esta altura está visto que aquello que emerge de la realidad es un pueblo adormecido capaz de soportar hasta lo insoportable con tal de que haya pan y circo.

    El Comentario de Dieter

    Noticias en Libertad

    ¿EU socialista?

    FRICASÉ
    ¿EU SOCIALISTA?

    Por El Abogado del Pueblo

    Hoy amanecemos con un cambio en la geografía mundial. A la lista de países socialistas quizá debamos agregar uno más: Estados Unidos.

    El Gobierno de ese país se queda hoy como el socio mayoritario de la otrora empresa emblemática de los estadounidenses, General Motors, la cual se acogió a la bancarrota.

    Esa empresa fue el líder global en ventas desde 1931 hasta el 2007, el año pasado vendió más de ocho millones de unidades y da empleo a más de 250 mil personas.

    La nueva posesión del Gobierno americano se suma a la posición accionaria importante que ya tiene en la BANCA, vía los préstamos del Programa de Alivio de Activos en Problemas (TARP, por sus siglas en inglés), lo cual también lo hace tenedor importante de papel hipotecario y de otros tipos.

    Con más de 100 años de fundada (1908), a partir de hoy GM deja de ser lo que fue, ahora será operada por burócratas del Gobierno federal, quienes decidirán su rumbo, incluso qué MARCAS se quedan, cuáles se omiten o se venden.

    Las razones del ocaso de este gigante son complejas. Muchos errores cometieron los administradores, cierto, desde Roger Smith hasta Rick Wagoner, pero también es imputable a la intransigencia del SINDICATO (UAW) y sus líderes que nunca pusieron en la balanza los intereses de la empresa en contraposición a sus crecientes demandas.

    Así, en cada coche producido por esta empresa había un costo adicional de casi tres mil dólares por unidad únicamente para cumplirle al sindicato, jubilados y pensionados, obligaciones contraídas bajo amenazas de huelgas y paros.

    Dicho costo, mismo que los competidores extranjeros de GM no acarrean (como Toyota), hizo que perdiera competitividad, participación de mercado y al final la crisis global del crédito vino a convertirse en el último clavo del ataúd.

    La presencia de GM en MÉXICO es fuerte, importante, larga y sólida.

    En teoría, la quiebra de GM le debería beneficiar a México, pues los costos de producción son menores en las instalaciones que opera esta empresa en México, y desde aquí podría atacar los mercados globales.

    Sólo que de la teoría a la práctica hay una gran brecha. Wagoner, el Director General pateado en el trasero por el Gobierno, se opuso siempre a la bancarrota porque decía él que ningún comprador estaría dispuesto a adquirir un vehículo de un negocio quebrado, con riesgo de que no le pudieran cumplir garantías o servicio.

    Wagoner tenía razón: el BRILLO que antes tuvieron productos de GM, como Cadillac, sin duda se verá opacado por el estigma de la bancarrota.

    La participación de mercado de GM seguramente seguirá reduciéndose, y a menos ventas menos producción, por lo que casi seguramente México no podrá aprovechar del todo las plantas armadoras que opera GM aquí, las cuales por cierto ahora pertenecen al ¡GOBIERNO norteamericano!

    De veras que, además de increíble, este suceso resulta traumático, si bien la bancarrota y la entrega de la empresa al Gobierno pudiera ser la ÚNICA solución.

    No obstante, aun siendo la única salida, es una que no deja de arrastrar consigo fuertes consecuencias negativas, y éstas no sólo para GM, sino para el Gobierno, la sociedad norteamericana y la economía.

    De ser un simple regulador del clima económico, el Gobierno de Barack Obama pasa ahora a ser (quizás involuntariamente) un PROTAGONISTA, un actor económico importante: esto necesariamente introducirá DISTORSIONES sustanciales en la economía norteamericana.

    De ser el paradigma del capitalismo, Estados Unidos ahora ha recurrido a prácticas socialistas, ¡quien lo dijera!

    Cuarenta y cinco años de terror faruco

    COLOMBIA

    Cuarenta y cinco años de terror faruco

    Por Mario Noya



    La izquierda liberticida y parrandera, que siempre que puede saca los tambores a la calle para mejor joder al personal, anda curiosamente silente estos días del 45º aniversario de las archiasesinas FARC. Qué raro, o a lo mejor no tanto: por esto, por esto y por esto.
    Pues sí, hace ya 45 años de la fundación de este formidable grupo terrorista que se presenta como Ejército del Pueblo –qué originales y mentirosos, los comunistas de todo tiempo y lugar– pero que vive de esquilmar, torturar, matar al Pueblo. Los bravos farucos extorsionan, secuestran, violan; reclutan por la fuerza a menores de edad, siembran las trochas de minas antipersona: no es de extrañar, en fin, que jamás cosechen un respaldo popular superior al 2 o 3%, o sea, al mero margen de error estadístico.

    En su momento de siniestro esplendor, el último tramo de los 90 y los primeros años de este siglo, las FARC llegaron a gobernar de facto sobre un tercio de Colombia. Se sentían fuertes y capaces de vencer. Uno de sus gerifaltes, Simón Trinidad, llegó a declarar en 2002, con tremenda soberbia cafre: "Hoy somos un Estado en el cual los miembros de organismos y gobiernos extranjeros que lleguen a Colombia, así como le piden autorización al Gobierno colombiano, se la deben solicitar también a la guerrilla. ¿Por qué? Porque nosotros vamos a gobernar. No a cogobernar, sino a gobernar".

    Pero entonces llegó Álvaro Uribe –al que no y mil veces no se puede comparar con Hugo Chávez o Alberto Fujimori, malditas sean las comparaciones odiosas–, y esa narcoguerrilla ultraizquierdista capaz de secuestrar en seis años a 15.000 personas pasó de tener entre 18 y 20.000 efectivos a justamente la mitad, entre 9 y 12.000. Son menos, aún muchos pero muchos menos, y encima andan descabezados: porque sus jefes se han muerto, o los han matado, o andan desertando. Y ahora los farucos se esconden en las selvas, y procuran no hacer ruido, y se asocian con, ¡bingo!, los paramilitares para seguir teniendo voz en el negocio de la droga.

    "No han logrado ni uno solo de sus fines, el pueblo los detesta y hasta Fidel Castro considera que su lucha carece de sentido", escribía en El Mundo el otro día Salud Hernández Mora. "Aún así, las FARC no tienen la menor intención de reconocer su fracaso". Ténganlo en cuenta los colombianos de bien –y quienes con ellos se sientan solidarios–, y actúen en consecuencia: porque las FARC no están muertas, y proceder –política y nacionalmente– como si lo estuvieran sería el más trágico error que podrían cometer.

    Y es que las FARC siguen teniendo apoyos para sobrevivir, humillar, asesinar: ahí están Chávez, Correa y el resto de la canalla bolivariana, para ayudar con lo que haga falta: dinero, santuarios, armas; y ahí están las drogas, que algunas informaciones aseguran les reportan 1.000 millones de dólares anuales. Ahí está la cocaína, sí; y seguirá estando, por mucho, mucho tiempo. ¿También la onerosísima, ineficaz, contraproducente guerra contra las drogas? En algún momento los tan castigados colombianos, y el resto del mundo, empezando por ejemplo por los mexicanos y los norteamericanos, habrán de ponerle el collar a ese gatazo.

    Así que, que nadie se equivoque ni se deje engañar por la intelligentsia más sinvergüenza: las FARC no están, mi mucho menos, muertas: están heridas, pero todavía o sobre todo ahora son capaces de causar tremendo daño, y están a la espera de que escampe, de que pase el huracán Uribe, que les ha dejado con las miserias al aire... y a los colombianos, un país mucho más libre y habitable. De nuevo Salud Hernández Mora, desde Bogotá:
    Confían en la llegada de un gobierno débil al que puedan engañar con una falaz oferta de paz mientras reorganizan sus fuerzas.
    Ténganlo en cuenta los colombianos de bien y los amantes de la libertad del resto del mundo, sobre todo cuando les vengan las ganas de establecer comparaciones odiosas.

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