17 junio, 2010

Vía chilena al socialismo y Holocausto

Por Roberto Ampuero

El Mercurio

En estos días en que se compara en Chile al ex Presidente Salvador Allende con Adolf Hitler, recorro en Berlín el sitio donde hasta 1945 se encontraban las centrales de la Gestapo, las SS y el Reichssicherheitshauptamt (Cuartel General de Seguridad del Reich). Las sedes de la represión nazi, ubicadas cerca de la cancillería hitleriana, fueron bombardeadas al final de la Segunda Guerra Mundial y demolidas al término de ella. Durante la Guerra Fría los terrenos quedaron prácticamente en tierra de nadie, entre el sector soviético y el occidental. Desde esas instituciones se dirigió la eliminación de 17,5 millones de personas; entre ellas, seis millones de judíos. Hoy están allí la exposición y el centro de documentación “Topografía del Terror”.

Conmueve recorrer la amplia nave de acero y cristal que alberga tanto la exposición que documenta el origen, auge y caída del nacional-socialismo como una biblioteca especializada. Estremece pasar ante las fotos del Holocausto y lo que resta de las celdas para presos políticos, ubicadas en las ruinas del subterráneo de la Gestapo, ex calle Prinz Albrecht 8. A pocos metros de allí se alza, además, uno de los tramos más largos que quedan del Muro, derribado pacíficamente por la población germano-oriental en la revolución del 9 de noviembre de 1989.

Obnubilados por su ideología racista, los nazis documentaron minuciosamente su barbarie mediante informes y fotografías. Muchos de esos documentos se exhiben desde mayo en Berlín. Nada queda fuera de la historia. Ni el surgimiento del partido nazi, ni la toma del poder por Hitler en 1933, ni la eliminación de judíos, ni la planificación de la Segunda Guerra Mundial, ni los campos de concentración, ni la derrota de Hitler. Entre las escalofriantes fotos que uno ve —de repudio y escarnio público, de traslado a campos de exterminio, de ejecuciones en plazas—, hay una que emociona. Muestra a centenares de obreros alemanes haciendo enfervorizados el saludo nazi y entre ellos a un hombre, uno solo, que se cruza de brazos. Es August Landmesser. Está en los astilleros de Blohm und Voss, Hamburgo, corre el año 1936, etapa del auge nazi. Desconocemos el destino de ese héroe que nos enseña el coraje civil y nos devuelve la fe en el ser humano en medio de cualquier dictadura.

Entre los 17,5 millones de víctimas civiles de la represión nazi figuran judíos, gitanos, eslavos, minusválidos, homosexuales, comunistas, socialdemócratas, masones y todo tipo de opositores a Hitler. La Alemania de hoy se levanta sobre el reconocimiento de la tétrica noche que Hitler impuso al mundo y sobre el cultivo de la memoria del Holocausto, pero también sobre la reivindicación de personas como Landmesser, Harro y Libertas Schulze-Boysen o el coronel Claus von Stauffenberg, quienes arriesgaron la vida por frenar el nazismo. La Segunda Guerra Mundial, que terminó hace 65 años, causó la muerte de casi 70 millones de personas, 26 millones de las cuales eran soviéticos; 5,8 millones, polacos y 5,3 millones, alemanes. Comparar a un socialista democrático con Hitler no sólo es una aberración histórica, sino que ofende la memoria de las víctimas del Führer. Y que una comparación semejante no cause repulsa nacional sugiere que en los planes de educación nacional se ha desperfilado quizás la enseñanza del Holocausto.

Barras bravas: Teoría económica y fútbol

Barras bravas: Teoría económica y fútbol

Por Enrique Ghersi

CITEL

Supongamos por un momento que un legislador hipotético nos solicita que le preparemos un proyecto de ley para combatir el problema de la violencia en los estadios de fútbol. Para el efecto, nos pide recomendar una legislación que controle a las llamadas "barras bravas" y garantice la integridad personal y patrimonial de los asistentes al espectáculo, así como del público en general.

La presente ponencia busca ensayar una respuesta para nuestro hipotético legislador, desde la perspectiva del análisis económico del derecho.[1]

Para proponer alternativas legislativas frente al problema de las llamadas "barras bravas" debemos partir de algunos supuestos de hecho muy importantes. En primer lugar, que están compuestas por hombres jóvenes, generalmente menores de edad. En segundo lugar, que las "barras bravas" rara vez se encuentran totalmente desligadas de los clubes.

Por el contrario, se ha sugerido muchas veces una conexión críticamente importante entre los clubes y estas organizaciones, llegando a pensarse que las estimulan de soslayo como una especie de fuerza de choque particular o que algunos dirigentes deportivos se sirven de ellas para satisfacer sus expectativas. En tercer lugar, que se sabe poco de su organización interna, salvo que generalmente agreden a sus víctimas en los estadios o en sus cercanías, los días de partido de fútbol o en sus inmediaciones. Se trata, pues, de organizaciones con una acción previsible y temporal. No se conocen como entidades permanentes, aunque muy recientemente se han registrado agresiones con saldos mortales como actos aislados y sin necesaria proximidad con los partidos programados.

Sobre la base de tales consideraciones, esta ponencia analizará las posibilidades legislativas desde la perspectiva de la responsabilidad civil extracontractual, de la responsabilidad penal-administrativa y de los derechos de propiedad que, como veremos posteriormente, es nuestra opción preferida.

Responsabilidad civil extracontractual

Analizaremos las siguientes opciones de responsabilidad civil, con especial atención a si podrán reducirse los daños causados por las "barras bravas" y/o compensarse a las víctimas:

Seguro mutual

Tomando en consideración que las "barras bravas" pueden entenderse como un riesgo creado por los espectáculos de fútbol, podría proponerse un sistema de responsabilidad objetiva consistente en que todos los asistentes a tales espectáculos paguen un sobreprecio en su entrada para crear un fondo que se administraría como una suerte de seguro mutual. Este fondo se destinaría a cubrir los daños causados por los hinchas a cualquier persona o patrimonio.

La justificación de una propuesta así podría encontrarse en que la agresividad es colectiva, de manera que las barras bravas son un riesgo creado por el fútbol que todos los aficionados están en la obligación de compensar a la sociedad. Su ventaja principal es que, al ser de fácil recaudación, permitiría asegurar cabalmente las compensaciones para las víctimas, especialmente si tenemos en cuenta que los daños por vandalismo pueden ser fácilmente más altos que lo que los patrimonios individuales de los vándalos pueden satisfacer. Otra ventaja conexa es que por lo general los peores agraviados son los propios asistentes a los partidos, de manera que podría pensarse que es justo asegurar su propia imprevisión al asistir a espectáculos potencialmente riesgosos sin ninguna cobertura.

No obstante todo lo dicho, una propuesta de responsabilidad objetiva como la sugerida también tiene desventajas. La principal es el llamado peligro moral. En efecto, si se cubren todos los eventos que pudieran producir los vándalos a través de un seguro mutual, efectivamente no existirán daños que queden insatisfechos, pero no habrá tampoco ningún incentivo para que los asistentes al fútbol desarrollen comportamientos más deseables. En otras palabras, como todos los asistentes pagarían los daños de las "barras bravas", no habría ningún estímulo para que la gente se porte bien en los estadios.

Por el contrario, podrían inclusive producirse respuestas no cooperativas de algunos asiduos asistentes que, cansados de pagar a lo largo del tiempo su cuota al seguro mutual sin tener beneficio perceptible de la misma, decidieran portarse mal ellos también para que la transferencia de recursos que han hecho no quedase totalmente falta de amortización por su parte.

Otra desventaja adicional es que debería crearse algún sistema de administración para este seguro. De suyo, este sistema podría ser público o privado. Uno público implicaría una suerte de estatización del fondo de seguro que introduciría las distorsiones burocráticas habituales en el sistema; el cual en este supuesto pasaría a parecerse más a lo que en teoría se conoce como una contribución de Pigou.[2]

Por su parte, una administración privada, aunque consumiría también recursos, podría hacerse a través de mecanismos muy simples, dando en concesión o licitando el servicio. Empero, en ambos casos la necesidad de administrar el sistema especializadamente puede involucrar una distracción importante de recursos del fondo de seguro, pudiendo llegarse incluso a situaciones de insolvencia conocidas en la experiencia de la mal llamada seguridad social.

En consecuencia, creemos que esta alternativa es insatisfactoria pues, aunque pudiera compensar a las víctimas, no va a reducir los daños ocasionados por las "barras bravas", pudiendo generar además comportamientos imprevisiblemente riesgosos y un enorme desperdicio de recursos. La sola idea de pensar en fanáticos con seguro resulta realmente aterradora.

Otros seguros

En teoría podría argumentarse que es posible corregir los defectos del sistema de seguro mutual, por definición un seguro imperfecto, mediante sistemas comerciales de aseguramiento. En este caso, la legislación propuesta sería también de responsabilidad objetiva y se limitaría a establecer que todo asistente a los estadios debe tener un seguro obligatorio, permitiéndose que participen todas las compañías de seguros del mercado.

Cada empresa tendría que calcular el costo de las primas. No habría un pago igual por asistente, sino que se reflejaría tanto los costos probables de un siniestro como la peligrosidad y previsión de cada uno. De esta forma—podría argumentarse—no sólo quedaría satisfecha la expectativa de las compensaciones, sino que se dejaría a salvo el llamado peligro moral, ya que vía prima se colocarían estímulos para que la gente reduzca los daños y tenga un mejor comportamiento.

No obstante, esta corrección al sistema del seguro mutual propuesto no nos parece satisfactoria. Principalmente porque es imposible. Una entrada a un estadio de fútbol es un servicio de muy pequeño valor económico como para soportar todos los costos que implicaría un sistema de seguros perfecto. Terminaría encareciéndose enormemente el espectáculo con las pesquisas necesarias para la determinación de las primas, registros de siniestros, archivos individuales, exigencias de previsión, etc. En este supuesto, dado el carácter instrumental del derecho,[3] se produciría un desplazamiento de la demanda de espectáculos deportivos de la formalidad hacia la informalidad, de tal manera que la gente que simplemente no pudiera pagar el costo del seguro obligatorio en los estadios acudiría a partidos de fútbol ilegales, donde por cierto se reproducirían los problemas de las "barras bravas" sin limitación alguna.

Dado que la ley es independiente de las preferencias de la población, y que constituye sólo un medio a través del cual la gente las satisface, una de las limitaciones más importantes para una legislación contra las barras bravas está dada por el nivel de costo que la gente estaría dispuesta a soportar por un partido de fútbol. Si se le quiere cobrar demasiado a la gente por un partido, el fútbol no desaparece, simplemente se traslada, con "barras bravas" y todo.

Responsabilidad de los clubes

Frente al hecho de que la responsabilidad objetiva con un sistema de seguro imperfecto asegura la compensación pero no reduce los daños, y con un sistema de seguro perfecto resulta tan onerosa que puede crear un mercado negro de fútbol, podría ensayarse la responsabilidad por culpa. Sin embargo, parece obvio que una responsabilidad por culpa tradicional en cabeza de los fanáticos resulta ineficiente, dados sus altos costos de identificación y procesamiento, por lo que vamos a abstenernos de analizarla. Además, por existir ya prácticamente en toda la legislación occidental, no requeriría de modificación legal alguna para satisfacer a nuestro hipotético legislador. En su lugar podríamos sugerir otra alternativa dentro del sistema de culpa: hacer a los clubes responsables por los daños causados por las "barras bravas".

En este caso lo que se estaría haciendo es, dentro de una responsabilidad por culpa, trasladar el pago de la compensación del culpable individual a un hipotético culpable colectivo o, si se quiere, a un culpable intelectual. Aunque desde una perspectiva tradicional puede sonar arbitrario, resulta una opción sugerente, sobre todo porque sería posible elaborar un argumento justificatorio a partir de la responsabilidad vicaria.[4] Si definimos ésta como aquella responsabilidad que corresponde a quienes tienen a sus órdenes a terceros por los actos que ellos lleven a cabo en el desempeño de su función, podría sostenerse que, dada la relación entre los clubes y las barras, la naturaleza jurídica correspondiente a ella es la de la responsabilidad vicaria, de suerte que corresponde pagar toda compensación por los excesos de los barristas al propio club deportivo.

En este caso la legislación a proponerse podría establecer que los clubes paguen los daños causados por los vándalos a personas y propiedades. A esta fórmula simple convendría, sin embargo, agregarle un agravante, consistente en que frente a circunstancias especialmente dañosas o peligrosas el castigo al club no solamente sea en dinero, sino también en pérdida de puntos en el campeonato. De esta forma se buscaría corregir una probable distorsión. A saber, que las "barras bravas" puedan no tener ningún escrúpulo en que el club pierda plata, pero sí frente a la idea de que su equipo pueda quedar perjudicado en la competencia deportiva. Sería una especie de castigo al fanatismo.

Esta alternativa, de hecho, no es original. Hace algunos meses fue introducida en ciertos países como una fórmula presuntamente de mercado dirigida a forzar a los clubes a controlar a sus hinchas y castigar a los fanáticos directamente donde les duele; es decir, en los resultados de los equipos de su preferencia.

En favor de esta fórmula se puede argumentar que los clubes no son inocentes frente a las "barras bravas". Como explicamos al principio, diversas investigaciones periodísticas sugieren que, por lo menos en una etapa incipiente, son ellos los que las organizan y mantienen, facilitándoles hasta las entradas y pasajes a las diferentes ciudades en que los equipos tienen que presentarse. Luego, si los clubes quieren tener hinchas leales, podría decirse que ellos son los llamados a cubrir los costos que ocasionen los extravíos de tales lealtades.

Simétricamente, podría decirse que si los clubes no son inocentes frente a las "barras bravas", son ellos quienes mejor pueden controlarlas al tener que soportar los costos económicos y deportivos de los excesos que ellas produzcan. Estando en contacto con los barristas y dependiendo estos en mucho del apoyo de los clubes para poder seguir a los equipos de estadio en estadio y de ciudad en ciudad, son esas entidades las que están más cerca de influir positivamente sobre ellos.

Una segunda argumentación en favor de esta alternativa sería que, por lo general, los clubes son más solventes que sus hinchas de suerte que, haciendo responsables a aquellos, se asegura convenientemente el pago de las compensaciones probables que se deriven de los actos vandálicos.

Entonces, podría concluirse que esta alternativa satisface el doble propósito de reducir la cantidad de daños y asegurar las compensaciones para las víctimas. Sin embargo, a nuestro entender, existen algunas objeciones importantes que hacer a una propuesta de legislación de esta naturaleza.

La primera objeción es que los sistemas de responsabilidad por culpa tienden a la ineficiencia porque resultan excesivamente costosos para obtener resultados satisfactorios.[5]

La segunda objeción está relacionada con la clásica noción de culpa. ¿Es justo que un tercero tenga que cargar con los costos de los extravíos de otros, aunque sean sus admiradores? ¿No sería como hacer a Madonna responsable por los actos de sus fanáticos o a la Iglesia Católica por los destrozos de sus fieles? Ciertamente que la noción de culpa aparece totalmente reñida, en casos de este tipo, con la justicia y el objetivo de eficiencia que se busca.

Una tercera objeción está relacionada con las señales equivocadas que crearía una legislación así, pues importaría una suerte de sanción contra la popularidad y el éxito. Un castigo contra el que es notorio y resulta capaz de tener arrastre entre la población. Una suerte de segregación al que ha sido suficientemente hábil como para suscitar la fe inquebrantable de los demás. Las distorsiones resultantes serían tanto más imprevisibles si se adoptara una legislación así sólo para el deporte, cuando es perfectamente posible que en otras áreas como la política, el arte o la religión puedan presentarse igualmente.

La cuarta objeción a esta propuesta es que supone una entidad juzgadora que debe imponer las sanciones. Esta entidad debe ser obviamente especializada y parece necesario que sea completamente independiente de las actuales instituciones deportivas, a fin de garantizar el grado de autonomía necesario para imponer las sanciones. El sistema dependerá, en realidad, de que una entidad de este tipo sea capaz de actuar con la suficiente justicia, oportunidad y firmeza para que los incentivos que teóricamente se quieren introducir funcionen realmente. La amplia discrecionalidad que debe tener es la clave de su éxito. En el fondo, pues, este sistema se basa en la existencia de unos jueces justos—en el sentido amplio del término—que sean capaces de ponerlo en funcionamiento. Esto, a nuestro entender, es insatisfactorio, pues la gente justa y proba constituye un bien socialmente muy escaso que seguramente no estará disponible para el fútbol, si de hecho no lo está para cosas más trascendentes como la propia administración de justicia.[6]

La última objeción que encontramos, a nuestro juicio tal vez la más importante, es que una legislación de este tipo puede generar reacciones imprevisibles entre los fanáticos. La más obvia es que si las "barras bravas" saben que el que paga es el club, en términos económicos y deportivos, tienen una conciencia muy clara de que esto perjudica. Luego, los barristas pueden disfrazarse como de otro club y provocar graves incidentes a fin de perjudicar al rival y obtener por esa vía inclusive los resultados deportivos que en la cancha no pudieron conseguir sus jugadores.

Por ejemplo, en un campeonato de fútbol muy reñido en que el título se obtiene con un punto, bien podría pasar por la cabeza de las barras o de los clubes, que como hemos dicho no parecen inocentes frente de ellas, provocar un incidente haciendo pasar algunos fanáticos como hinchas del otro equipo a fin de lograr que se imponga al enemigo deportivo sanciones injustas. Se estaría creando sin querer una suerte de rentismo negativo derivado de la utilización de la ley por los operadores del derecho.

Este problema está también relacionado con el carácter instrumental del derecho que explicamos en nuestras objeciones a las diferentes modalidades de seguros propuestas para enfrentar a las "barras bravas". Esta instrumentalidad significa que la ley es inelástica; es decir, que la gente busca satisfacer sus preferencias y deseos cuando cumple con la ley y no las preferencias ni los deseos de los legisladores. Luego, si las barras pueden utilizar la legislación para seguir causando siniestros, en este caso a través de lo que en teoría podríamos llamar renta negativa, lo van a hacer con independencia de cuáles han sido los objetivos de las normas así propuestas.

Aunque en apariencia podría parecer que este sistema puede funcionar, encierra peligros muy grandes. El principal es que su eficiencia no depende del sistema mismo sino del orden institucional vigente en el país, debido a que se basa esencialmente en la coacción y la coerción, así como en la total prescindencia de las reacciones de los fanáticos y de los intereses de los clubes, de suerte que podría estarse generando un sistema de rentas deportivas por manipulación de las normas.

La principal de tales rentas sería el desplazamiento de la competencia del puro ámbito deportivo al político e institucional, en el cual las consecuencias finales podrían consistir en que un campeonato ya no se defina en el estadio si no en el Congreso que, como la propia historia enseña, no es sino una de sus variantes acaso más rudimentarias.

Estos problemas derivan de no haber entendido que el origen de las "barras bravas" no es la conspiración entre clubes y fanáticos que se deba castigar sino, como veremos posteriormente, la ausencia de derechos de propiedad claramente establecidos en el sistema futbolístico internacional.

Responsabilidad de clubes y socios

Como una variante de la propuesta anterior podría sugerirse a nuestro hipotético legislador combinar la responsabilidad de los clubes con la responsabilidad de sus socios, de tal manera que las compensaciones económicas se repartan entre ellos según una proporción a señalar.

La racionalidad de esta propuesta reside en que, si los clubes no son inocentes frente a las barras, es porque las dirigencias de esos clubes así lo quieren. Luego, a fin de controlar a las dirigencias, se debe trasladar a los socios una parte del costo a efectos de que estos puedan tomarle cuentas a sus dirigentes y eventualmente deponerlos si no ponen coto a los desmanes de las barras. Si sólo paga el club es probable que muchos ni siquiera se enteren de lo que está pasando. Si en cambio todos los socios tienen que pagar una parte, existirían estímulos para un control descentralizado de la violencia.

Las objeciones a esta variante son, básicamente, las mismas que ya hicimos en el numeral anterior. No parece una alternativa recomendable.

responsabilidad penal-administrativa

Dado el carácter de agresión y no de accidente que tiene la actividad de las "barras bravas", es perfectamente posible sostener que las medidas más adecuadas para combatirlas no deben venir desde la perspectiva de la responsabilidad civil, sino desde el derecho público. Esto se encontraría doctrinariamente justificado en que el vándalo actúa dolosamente por lo que se puede tipificar su conducta válidamente como criminal, reforzando además el control ex-ante de la acción de las barras que los mecanismos de responsabilidad civil dejan librados al resultado de los incentivos resultantes de sus controles ex-post.

A este nivel podrían sugerirse las siguientes iniciativas legislativas:

Tipificación de un delito especial

Desde una perspectiva estrictamente penal, es posible proponer la reforma del Código correspondiente para tipificar, como una agravante de los delitos de lesiones y daños, las acciones de las "barras bravas". Esta reforma podría incrementar las penas con especial severidad, privando a los encausados de algunos beneficios como la libertad provisional y la caución, pero debería establecer también penas anexas que llevarán a algún tipo de inhabilitación al agresor.

En la antigüedad a los autores de ciertas agresiones se les marcaba corporalmente para el escarnio público. Como esto se encuentra reñido con los valores predominantes en la actualidad y podría resultar además paradójico entre los vándalos que, de repente, estarían encantados de exhibir sus marcas como trofeos de guerra, la mejor forma de crear penas conexas que acarreen inhabilitación es la de establecer, probablemente para un agresor reiterante, algún tipo de marca en su documento de identidad que, mediante mecanismos indelebles, informara a toda persona que está frente a un vándalo de las "barras bravas". Esto podría tener efectos disuasivos especialmente frente a las oportunidades de empleo porque resultaría obvio que ningún patrono tendría interés en contratar a gente con antecedentes comprobados de violencia. Aunque podría ocurrir también que empleadores fanáticos del mismo club encontrasen este elemento como una forma fácil de seleccionar personal de confianza.

Una variante más en esta alternativa consistiría en agregar a la tipificación del delito especial y al incremento de las penas, el concepto del tercero civil,[7] con lo cual se estaría elaborando una alternativa combinada con las formas de responsabilidad civil anteriormente analizadas.

La doctrina penal reconoce en casos culposos y, en general, de delitos cometidos por personas bajo el mando de otras, que se puede involucrar en el proceso a un tercero llamado a pagar el monto de la llamada reparación civil. En este caso podría sugerirse una combinación de la represión penal con la responsabilidad de los clubes o con la responsabilidad de los clubes y de los socios.

La desventaja principal de estas proposiciones estriba en la limitación de la ley penal. En primer lugar, porque se tiene que identificar personalmente al autor de los desmanes; cosa no siempre sencilla en los actos de masas. En segundo lugar, porque hay presunción de inocencia y se debe probar específicamente la relación causal entre los actos realizados individualmente y el resultado dañoso. En tercer lugar, porque debe probarse el dolo, pues sin la evidencia del elemento intencional no es posible aplicar un castigo penal.

Todo ello puede llevar a que la represión penal quede neutralizada por las dificultades de llevarse a efecto, convirtiendo a la disuasión esperada en un mero saludo a la bandera. Coadyuvaría a tal resultado el hecho adicional de que la justicia penal es la que peor funciona y que, estando las cárceles llenas con delincuentes más peligrosos, no es razonable esperar condenas de prisión efectiva por estos delitos, simplemente porque no habría donde poner a los sentenciados.

En lo que se refiere a la introducción de la figura del tercero civil en estos casos, reiteramos nuestras objeciones anteriormente expuestas.

Registro de infractores

A caballo entre lo penal y lo administrativo, se podría aconsejar la constitución de un registro de vándalos, de tal manera que estén prohibidos de entrar a los estadios los incluidos en él. Estas prohibiciones podrían graduarse basándose en las ofensas, a su gravedad y a la reiteración, yendo desde restricciones temporales hasta prohibiciones absolutas.

En algunos países desarrollados como Gran Bretaña, la policía ha introducido ya este tipo de controles en las puertas de los estadios. Se basan en la pura y simple interdicción y en la conveniente administración de una información que ya está disponible en comisarías.

Empero, esta sugerencia exigiría superar dos dificultades. En primer lugar, el procedimiento mediante el cual se aplica la sanción al infractor. En segundo, el procedimiento de control para llevar a cabo la sanción. El uno puede ser atribución policial, en el estilo de las infracciones de tránsito. El otro, exige establecer un control computarizado en el acceso a los estadios a fin de que no penetren los prontuariados, en el estilo de los controles migratorios.

Lamentablemente, en ambos casos el principal limitante es la corrupción.

En este contexto si hacemos un paralelo entre lo que ocurre con las infracciones de tránsito y los controles migratorios, no existe ninguna razón para creer optimistamente que este sistema pueda funcionar realmente.

Además, basta recordar que la oferta se desplaza por el carácter instrumental del derecho del que ya hemos hablado. En otras palabras, esto significa que, de existir controles muy eficientes que detectarán a los vándalos, lo previsible es que aparezcan partidos de fútbol ilegales en los que no exista control alguno. Este surgimiento de mercados negros deportivos, del que ya hemos hablado anteriormente, no es más que la clásica consecuencia del desplazamiento de oferta en presencia de regulaciones ineficientes.[8]

Otras restricciones

Es posible aconsejar otras restricciones de índole administrativa para controlar la acción de los vándalos. Si, como hemos dicho, éstos son por lo general menores de edad, se puede establecer que los partidos de fútbol sean sólo espectáculos para mayores. De esta forma, se disminuiría la exposición de lo que es el grupo socialmente más exaltado y belicoso.

Es también posible aconsejar restricciones no sólo de edad sino de sexo. Visto el hecho de que los integrantes de las "barras bravas" son hombres, es posible establecer que solamente las mujeres de cualquier edad y los hombres mayores de edad puedan asistir a los estadios.

El problema principal con estas restricciones es que parecen poco capaces de conseguir resultados por ellas mismas, siendo probablemente de índole complementaria, amén de que alguien podría considerarlas como odiosamente discriminatorias. Otras restricciones como la prohibición del alcohol en los estadios parecen obvias y nos relevan de mayor comentario.

El problema de los derechos de propiedad

Mientras hemos venido haciendo el análisis de este problema desde la perspectiva de la responsabilidad civil y de la responsabilidad penal-administrativa nos fue surgiendo la duda de si la falta de respuestas plenamente satisfactorias no es en realidad consecuencia de que el origen del problema no estriba en nada de esto sino en una indefinición de los derechos de propiedad en el ámbito futbolístico.

Una serie de apreciaciones nos persuaden de que es así. En primer lugar, nadie ha oído hablar de "barras bravas" en otros deportes que no sean el fútbol. Por ejemplo, no hay violencia en los hipódromos, pese a que los riesgos económicos son ahí mucho mayores. Excluida la violencia del deporte mismo, ni en el boxeo ni en las artes marciales existen cosas parecidas a las "barras bravas". No hay violencia en el golf ni tampoco en el voleibol. Esto sugiere poderosamente que algo pasa en el fútbol que no ocurre en los demás deportes y que puede estar relacionado con sus reglas internas.

En segundo lugar, se debe descartar si no será un problema de deportes masivos, en realidad. Si examinamos algunos de éstos, sin embargo, tampoco encontramos cosas tales como las "barras bravas". En el baloncesto no las hay. Tampoco en el béisbol, en el hockey y, ni siquiera, en el fútbol americano.

Luego, algo debe suceder con las reglas internas. Efectivamente, mientras que en el béisbol, el baloncesto, el hockey y el fútbol americano los derechos de propiedad están claramente establecidos y cada equipo, cada estadio y hasta el deporte mismo tiene un dueño, en nuestro fútbol existe una total indefinición en ese sentido. No sólo porque muchos de los estadios son de propiedad pública, sino principalmente porque los clubes y el deporte mismo no son de propiedad de nadie. Al ser esto así, no existe el más mínimo interés en cuidar del negocio a largo plazo, sino de disfrutarlo en el corto y al estilo político, de suerte que queda establecida la base sobre la cual la grandeza del dirigente puede construirse sobre la adoración de una hinchada fanática que es, también, una fuente de su riqueza y poder.

Lamentablemente, éste no es sólo un problema nacional. El fútbol se encuentra dominado por la FIFA en el ámbito internacional y esta institución, super-estado intervencionista que lo regula todo y que recibe una renta de todo, conforma una especie de monopolio que controla totalmente la forma en que se desarrolla y organiza la actividad. En algunos casos llega a actuar hasta como monopsonio, puesto que a través de los campeonatos se instituye en el principal consumidor de ese deporte.

En realidad el sistema impuesto por la FIFA se basa en relaciones personales y no en relaciones de propiedad. Diferentes caudillos se entronizan en la dirección del organismo y por cooptación designan a los encargados de dirigirlo en el ámbito internacional. No hay relación dominal alguna. Existe un vínculo de lealtad, camarilla, afinidad. Una organización de este tipo destruye los estímulos de largo plazo y propende a que se preste poca atención al mantenimiento del negocio o su difusión, pues resulta más importante atender al jefe, al colega o la estrella en ascenso de la dirigencia mundial.

Es cierto que en algunos países los clubes tienen formalmente un dueño y aún los estadios; cosa que ni siquiera ocurre en los nuestros. Pero no lo es menos que llamarse dueño de un club en un contexto de monopolio privado consagrado por las legislaciones deportivas de prácticamente todos los países del orbe, no significa nada. En el fútbol la FIFA es dueña de todo, pero nadie es dueño de la FIFA.

No interesa saber quién es propietario de las instalaciones o de los uniformes deportivos. Lo importante es saber quién es el dueño del negocio. Como en la educación, no interesa que los ladrillos y las carpetas sean de propiedad individual para que exista educación privada.

Lo que interesa es que la currícula sea definida por los dueños formales de las escuelas. Utilizándose una paráfrasis informática, podría decirse que la propiedad del fútbol no es un problema de hardware, es un problema de software.

Mucho se ha dicho, por ejemplo, que el baloncesto, el fútbol americano o el hockey en los Estados Unidos se encuentran dominados por la mafia. Puede que ello sea cierto. Para el caso no interesa, pues estando claramente establecidos los derechos de propiedad, nadie permite que haya violencia en los estadios, porque ello destruye la afluencia de público y daña las posibilidades de desarrollo del negocio. Ningún propietario auténtico va a consentir que se produzcan actos como los de las "barras bravas" que van a repercutir directamente en contra de sus propios intereses.

Luego, si se trata de combatir este problema, la mejor legislación que puede proponerse es aquella que reconstituya los derechos de propiedad en este deporte, para que los incentivos estén donde deben y sean los propietarios del negocio los que se encarguen de cuidarlo, reduciendo la cantidad de daños, compensando a las víctimas y combatiendo hasta desaparecer a las "barras bravas". En nuestro concepto, la ventaja principal de este sistema es que coloca los incentivos en su sitio, no demanda gasto público y tiende a mediano plazo a producir el resultado más próximo al óptimo de Pareto.[9]

Esta situación, en donde no es posible desarrollar una actividad futbolística libre, ha derivado en una destrucción de los derechos de propiedad en este deporte.

En términos estrictos, las "barras bravas" son consecuencia de un ambiente institucional en el que no existe derecho de propiedad. La literatura especializada llama a este fenómeno free rider, que podría traducirse como polizón o—más criollamente—como "gorreón".

North y Thomas lo definen como "aquella situación que se presenta en ciertos bienes públicos de cuyo consumo nadie puede quedar excluido y por el cual cada individuo busca beneficiarse de las contribuciones de los demás".[10]

El free rider o fenómeno del polizón lo que significa es que si no somos dueños de las cosas, si no que estas son de todos, siempre habrá gente que se beneficie de la conducta diligente de otras sin tener que hacer nada para el efecto. Se trata de una actitud no cooperativa típica en que los estímulos para comportarse como es debido se reducen porque otras tienden a comportarse así.

Por lo general, este concepto es utilizado para explicar porqué‚ unos pagan impuestos y otros no o porqué‚ unos limpian en las calles y otros no. Somos de la opinión de que es, asimismo, pertinente para esclarecer el tema de las "barras bravas".

En general, el fútbol está contaminado por el fenómeno del polizón porque no tiene dueño. Barristas y dirigentes no son más que polizones dispuestos a capturar un deporte del que no son dueños pero en el que se beneficiarán de la energía, el talento, y la pasión de atletas y aficionados.

Podría argumentarse en contrario, que siendo la estructura institucional del fútbol consecuencia espontánea de la cooperación voluntaria de clubes individuales en el mundo, este carácter cataláctico hace que el resultado sea el mejor de los posibles.

Sin embargo, tal observación es inexacta, por lo menos, por las siguientes razones:

1. Es harto discutible que la estructura institucional del fútbol sea un producto cataláctico. En su origen sin duda lo fue, por cuanto las reglas y la organización se originaron espontánea y competitivamente. Desde hace décadas, sin embargo, esto no es así. Muchas veces a instigación de la propia FIFA y las federaciones nacionales, los gobiernos se han estado involucrando en la elaboración de las reglas y la organización de este deporte. Inclusive, podría identificarse una curiosa tendencia mercantilista según la cual la FIFA y sus federaciones integrantes estimulan a que los diferentes estados adopten como legislación nacional las normas y sugerencias que la propia FIFA propone.

Esta influencia llega a tal extremo de que si por ventura algún gobierno osa dictar una legislación que no es del agrado de la FIFA, la sola amenaza de ésta de desafiliar al respectivo seleccionado nacional basta para conseguir que el gobierno aludido retroceda.

2. Un resultado cataláctico puede ser insuficiente y defectuoso. En efecto, existiendo costos de transacción, es la estructura institucional la que puede acercar o alejar una conducta humana del óptimo económico. Ya Henri Lepage ha acreditado, por ejemplo, que las sociedades de personas son ineficientes, pues tienen altos costos de transacción y tienden a una elevada politización.[11] En El Otro Sendero, por lo demás, encontramos esa misma característica en las organizaciones informales, con el rasgo adicional de que se propende a la violencia por la falta de definición en los derechos de propiedad.[12] Ello, hace que, en general, las sociedades de personas—cooperativas, asociaciones, clubes, etc.—tiendan a convertirse en organizaciones políticas. Como tales, la competencia se desplaza del ámbito económico al político y el resultado deja de ser cataláctico, toda vez que lo que se busca es el favor de un gobierno, no el del consumidor.

Nada en esta discusión pretende sugerir que el fútbol está condenado a promover violencia ni mucho menos. Lo que se quiere sugerir es que un determinado estadio de evolución institucional, las reglas y la organización del fútbol, dada la indefinición de los derechos de propiedad que le es característica, provoca violencia como la de las barras bravas. Es probable, además, que la propia evolución institucional proporcione los mecanismos de corrección de este fenómeno. Por ejemplo, los clubes de fútbol han comenzado a convertirse en sociedades de capital y a dejar de ser sociedades de personas. De hecho, el Manchester United y La Juventus están listados en bolsa. Si como es de suponer este proceso cambiara y se produce espontáneamente una evolución institucional tal que empezara a definirse derechos de propiedad en este deporte, es posible que se espere una desaparición correspondiente de la violencia.

Luego, la violencia en el fútbol no es la causa sino el efecto del problema: la falta de propiedad. Para enfrentarla, consiguientemente, hay que reconstituir conductas cooperativas que lograrán como Tullock dijo, "el bienestar de la sociedad para la mayoría sólo si hay algún beneficio privado para nosotros al actuar en este sentido".[13]

Las "barras bravas", los hooligans, la violencia que devastan el fútbol en el mundo son la consecuencia de la destrucción de los derechos de propiedad en ese deporte por el monopolio de la FIFA. Son, si se quiere, un típico ejemplo de cómo todos tratan de vivir a costa de los demás.

Transformación y Libertad Económica

Roberto Salinas León

Las reformas son procesos de transformación, que buscan sustituir la distribución de la riqueza con la distribución de oportunidades para todos los ciudadanos.

En materia de libertad económica, México representa un caso donde, si bien se han realizado avances, aún existen grandes desafíos que enfrentar y un largo camino por recorrer. El Informe de Libertad Económica recomienda los siguientes pasos:

1. Simplificar el sistema fiscal sustituyendo el ISR por el IETU. El sistema dual complica los costos de cumplimiento. El IETU es un impuesto simple, dentro del espíritu de un impuesto único, el cual incentiva inversión al desgravar la misma, con ello dando lugar a incentivos positivos. Otras mejoras en el sistema fiscal incluyen la eliminación del impuesto a la tenencia vehicular, y el universo de impuestos especiales.

2. Permitir inversión privada en el sector energético. Las restricciones actuales explica la falta en inversión para investigación y desarrollo, así como la inversión en refinerías, lo cual representa un problema significativo para la sustentabilidad energética. La falta de competencia se manifiesta en la deficiente calidad y los altos precios de combustibles, y servicios de provisión de energía eléctrica.

3. Reformar la Constitución para definir claramente los derechos de propiedad. Esta tarea es, en el actual ambiente político, equiparable a una misión imposible. Pero la realidad es que las bajas calificaciones que recibe México en materia jurídica obligan a impulsar una nueva reforma para que los derechos de propiedad sean reconocidos y no concesionados, con el fin de fomentar la inversión y reducir el riesgo de expropiación arbitraria. El artículo 25 constitucional, por ejemplo, dice que el Estado tiene el mandato de “planear, coordinar, conducir y dirigir” la actividad económica nacional. Esta norma es incompatible con la libertad económica, y con los derechos de propiedad bien definidos.

4. Liberalizar el mercado laboral. Impulsar la flexibilización al permitir el despido por causas económicas (disminución estacional de la demanda, etc.). Se recomienda eliminar la exclusión que hacen sindicatos al impedir que los patrones contraten a trabajadores que no estén afiliados al mismo. Asimismo se debe fomentar el cambio en la estructura vertical laboral por una que incentive productividad, al permitir pagos diferenciados para trabajadores que lo merezcan.

Estas reformas son proceso de transformación, que toman tiempo, que dependen de contexto y de circunstancia. El desafío de la transformación, sin embargo, es sustituir la distribución de la riqueza (y el bajísimo rendimiento del gasto público) por la distribución de oportunidades, es decir, de las posibilidades de crecimiento para todos los ciudadanos.

Wall Street se anima en la tramo final

Wall Street se anima en la tramo final y logra cerrar la sesión en verde

Los indicadores remontaron en los últimos minutos de sesión y lograron salir del terreno negativo en el que llevaban instalados desde que comenzara la jornada. Las dudas provocadas por unos datos macroeconómicos decepcionantes desorientaron a los inversores, que apostaron por las ventas. Sin embargo, al cierre del día despertaron y los índices lograron acabar la jornada en terreno positivo.

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Liderados por el Dow Jones, los tres principales índices de Wall Street acabaron la sesión vestidos de verde. El selectivo subió un 0,24%, hasta los 10.434 puntos, el S&P 500 avanzó un 0,13%, hasta los 1.116 puntos y el Nasdaq Composite retrocede un 0,05%, hasta los 2.307 puntos.

Gracias a otro sprint final, los indicadores neoyorquinos lograron acabar el jueves con tendencia positiva, pese a pasar la mayor parte de la jornada con pérdidas moderadas provocadas por una batería de datos macroeconómicos negativos. El primero de ellos ha sido el habitual de los jueves, las peticiones de desempleo semanales.

Este indicador ha vuelto a poner de manifiesto la debilidad del mercado laboral estadounidense, ya que experimentaron una nueva subida hasta las 472.000 solicitudes, desde las 450.000 esperadas por los analistas. Un mal dato al que se ha unido el frenazo en la actividad industrial en la zona norte de la costa este.

Según ha recogido el índice de la Fed de Filadelfia, el índice ha bajado hasta los 8 puntos, desde los 21,4 puntos marcados en mayo. Un frenazo que ha encendido las alarmas entre los economistas, que vienen alertando de una posible caída en la recuperación económica. Muchos expertos consideran que hay más probabilidades que se produzca una doble recesión en forma de W.

Otra referencia importante ha sido el IPC de mayo, que bajó un 0,2% y acumularon una subida interanual del 2%. En cambio, la inflación subyacente, que excluye los precios de la alimentación y la energía, y que llevaba dos meses sin sufrir variaciones y subió un 0,1%. Para finalizar la agenda de este jueves, el índice de indicadores económicos adelantados, que subieron un 0,4%, frente a una previsión de 0,5%.

Las buenas referencias desde España favorecen al euro
Los futuros venían apuntándose a las subidas gracias a la buena acogida en los mercados europeos de la subasta de deuda del Tesoro español. La demanda ha respondido a la subasta de deuda a largo plazo. El Tesoro ha colocado el importe máximo previsto, 3.500 millones, si bien el coste se ha incrementado cerca de un 20% en los bonos a diez años, al rozar el 5% de interés.

Uno de los grandes beneficiados con esta noticia ha sido el euro, que se ha impulsado de la confianza de los inversores en España para superar el nivel de 1,24 dólares. La moneda única ya ha recuperado cinco centavos de dólar desde sus mínimos de la semana pasada, aunque todavía pierde el 13% en lo que va de año. Los analistas técnicos creen que el rebote del euro podría continuar hasta 1,2445-1,2570 dólares.

Subidas de Apple
La compañía de la manzana logró rebasar sus máximos históricos gracias al éxito de ventas de la nueva versión del iPhone 4, del que ya se han vendido más de 600.000 unidades del nuevo iPhone 4G en sólo un día de pedidos anticipados, lo que superó las expectativas de la propia empresa y provocaba el alza de sus acciones. Sus acciones repuntaron cerca del 2% y llegaron a cotizar en los 272.90 dólares, su precio histórico más alto.

En el Dow Jones de Industriales, los mejores valores del día fueron Travellers (+1,7%), Wal Mart (+1%) y Kraft (+1%). Por su parte, los más bajistas del día fueron Home Depot (-0,6%), Alcoa (-2%) y American Express (-0,6%). En el mercado de materias primas, el barril Texas se anotó descensos cercanos al dólar y acabó en los 76,79 dólares a media sesión.

REC 3/5 Los guardianes de Chávez: "las FARC en Venezuela". Desinformació...

REC: Los Guardianes de Chávez (2/6)

REC: Los Guardianes de Chávez (1/6)

Estudiantes venezolanos contra la Dictadura del siglo XXI

Estrategia irlandesa ........

Estrategia irlandesa o fórmula griega

por Alan Reynolds

Alan Reynolds es Académico Titular de Cato Institute.

Algunos dirían que en Grecia lo que abunda no daña.

Pero si el equipo económico de Obama verdaderamente cree que los déficit proveen un “estímulo fiscal” a la economía, ¿por qué no le están aconsejando a los griegos que incurran en mayores déficit en el presupuesto?

Aunque los déficit y las deudas de Grecia han dominado las noticias últimamente, a fines del año pasado la crisis fiscal de Irlanda era ampliamente considerada al menos igual de peligrosa para el euro. Irlanda se encuentra en el peor de los problemas de todos los países de la eurozona, reportó en ese entonces el Fondo Monetario Internacional (FMI). El déficit presupuestario de Irlanda era tan grande como el de Grecia en 2008 y la economía irlandesa se había contraído en un 9 por ciento en 2009.

Pero hoy en día no oímos de Irlanda. ¿Por qué no? Porque dicho país repitió exitosamente lo que había hecho tan valientemente a fines de los ochenta —recortó drásticamente el gasto público en salarios y beneficios, subsidios y transferencias.

Por ejemplo, los salarios del servicio civil en Irlanda se redujeron el año pasado entre 5 y 15 por ciento. A diferencia de Portugal, Irlanda no implementó aumentos de impuestos perjudiciales. A diferencia de Grecia, que se está endeudando cada vez más con sus vecinos al tiempo que les ruega por un rescate, Irlanda ahora le está prestando a Grecia 1.300 millones de euros.

En resumen, Irlanda brinda una lección admirable de responsabilidad fiscal a Grecia, Portugal, España —y, posiblemente, a EE.UU.

El director del Presupuesto de la Casa Blanca, Peter Orszag, dijo que EE.UU. no está “en peligro inminente” de una crisis de proporciones griegas, pero, agregó, “preferiría estar lidiando con este problema ahora en vez de tener que hacerlo después”.

La deuda nacional griega constituye 125 por ciento del producto interno bruto, comparado con la de EE.UU. que representa el 60 por ciento del PIB.

No obstante, si el gasto continuara aumentando como lo ha hecho durante los años Bush-Obama, la deuda estadounidense podría fácilmente exceder el 90 por ciento del PIB para el 2010. A ese nivel, la idea de EE.UU. enfrentándose a una crisis de proporciones griegas no sería un chiste.

“Los altos niveles de deuda en relación al PIB (90 por ciento o más) están asociados con un crecimiento particularmente más bajo”, escriben los economistas Carmen Reinhardt de la Universidad de Maryland y Kenneth Rogoff de Harvard en la edición de mayo del American Economic Review. Ellos estudiaron el efecto de la deuda pública sobre el crecimiento económico en 44 países desde 1900. Cuando la deuda excede el 90 por ciento del PIB entre los países desarrollados, descubrieron que el crecimiento económico anual se desacelera de una tasa de 3 por ciento a solamente 1,7 por ciento.

“Queremos estar seguros que nunca nos enfrentemos con el tipo de opciones con las que se enfrenta ahora Grecia”, ha advertido Orszag.

Eso requiere que se tomen las decisiones correctas lo más pronto que tarde. A partir de la experiencia de otros países —incluyendo Irlanda— sabemos que eso implica controlar el gasto, y no aumentar las tasas de impuestos.

En un estudio para el Departamento Nacional de Investigaciones Económicas, los economistas de Harvard Alberto Alesina y Silvia Ardagna, examinaron cómo 21 economías desarrolladas lidiaron con el gasto público y los impuestos entre 1970 y 2001. Cuando había que reducir los déficit presupuestarios, descubrieron que de “los ajustes fiscales, aquellos basados en recortes del gasto y sin aumentos de impuestos tienen más probabilidades de reducir los déficit y la deuda en relación al PIB que aquellos basados en aumentos de impuestos. Además, los ajustes por el lado del gasto, a diferencia de aquellos por el lado impositivo, tienen menos probabilidades de generar recesiones”.

Los autores descubrieron que los planes exitosos para reducir el déficit —aquellos que reducen el déficit sin perjudicar el crecimiento económico— están “completamente basados en reducciones al gasto acompañado de una modesta disminución de los impuestos”. El gasto fue recortado en reaproximadamente un 2 por ciento del PIB, siendo la disminución en los beneficios sociales la mitad de todo el gasto eliminado.

Irlanda, por ejemplo, primero se convirtió en el “tigre celta” al reducir el gasto público en 6,9 por ciento entre 1987 y 1989. Aquellos recortes en el gasto facilitaron la adopción del celebrado impuesto de renta sobre las empresas del 12,5 por ciento, además de los importantes recortes en las tasas de impuestos sobre la renta personal, los impuestos sobre los salarios y los impuestos al consumo.

La economía irlandesa de repente pasó de tener una tasa de crecimiento del 0,2 por ciento a principios de los ochenta a contar con una del 7,2 por ciento de 1989 al 2001. Se desaceleró solamente un poco, a 5,3 por ciento, entre el 2002-2007. Con el PIB casi duplicándose cada década, la relación de deuda al PIB en Irlanda cayó de 125 por ciento al 25 por ciento para el 2007.

Sin embargo, en el 2008-2009 sufrió una de las peores crisis hipotecarias y bancarias en el mundo. No obstante, el gobierno evitó los esquemas de “estímulo fiscal”, y más bien recortó el gasto en más del 6 por ciento.

Un resultado importante fue el de mantener la calificación de crédito del país. El Banco Central Europeo reporta que el rendimiento de los bonos a 10 años del gobierno irlandés era de 4,76 por ciento en abril, comparado con el rendimiento de los bonos de Grecia del 7,83 por ciento —y que llegaron a estar cerca del 15 por ciento en ciertos momentos.

A diferencia de Grecia, la economía irlandesa está mostrando señales alentadoras de recuperación. La industria aumentó sólidamente en marzo y abril y la confianza de los consumidores, así como también las ventas al por menor, están al alza .

“La estrategia irlandesa para lidiar con la reciente recesión”, dijo el consejero de inversiones Michael Johnston, “fue muy distinta de las estrategias implementadas por EE.UU. y gran parte del resto del mundo desarrollado. La mayoría de los gobiernos pusieron a trabajar las imprentas a máxima capacidad y empezaron a inyectar ronda tras ronda de capital a la economía global. Irlanda caminó en la dirección opuesta, imponiendo recortes draconianos en el presupuesto y controlando el gasto público”.

La estrategia irlandesa funcionó en 1987-89 —y está funcionando ahora.

Esta es una lección que Washington debe aprender ahora.

La preocupante posición económico-financiera de España

La preocupante posición económico-financiera de España

por Lorenzo Bernaldo de Quirós

Lorenzo Bernaldo de Quirós es presidente de Freemarket International Consulting en Madrid, España y académico asociado del Cato Institute.

El último informe de la OCDE sobre la economía española certifica que España será el país, junto a Irlanda, que registre un mayor empobrecimiento como consecuencia de la crisis. Por otra parte considera insostenible la situación de las finanzas públicas y considera inviable la recuperación sin reformas estructurales profundas, es decir, sin una agresiva liberalización de los mercados de factores y de productos. Este diagnóstico asumido por el grueso de los economistas choca ante la falta de voluntad política del gobierno de ir por ese camino. En un contexto de esas características y ante un probable shock del sistema financiero, léase cajas de ahorro, a lo largo de 2010, el escenario es estremecedor. Lo es aún más si se tiene en cuenta las altas posibilidades de que España se vea contagiada por una potencial crisis de la deuda griega. Este escenario de riesgo no ha desaparecido. Por el contrario cobrará una extraordinaria virtualidad en los próximos meses.

De entrada, el plan de austeridad presentado por las autoridades helenas es dudoso que logre conseguir sus objetivos: restaurar la solvencia del país. Su contenido reposa más sobre el aumento de los impuestos que sobre el recorte del gasto público y no introduce medida alguna que estimule la competitividad, la flexibilidad y el dinamismo de la economía en el horizonte del corto y del medio plazo. En consecuencia es improbable que Grecia cumpla los objetivos fiscales y presupuestarios establecidos por su gobierno, se vea inmersa en un largo período de recesión/estancamiento y sea incapaz de hacer frente a sus obligaciones como deudor. Si esto sucede, los demás Estados del Club Mediterráneo —Portugal, España e Italia— tienen serias opciones de verse contaminados, tendrán serias dificultades para refinanciar sus elevados niveles de endeudamiento y, por tanto, encararán problemas de solvencia.

En contraste con Grecia, España, Italia y Portugal, el programa de consolidación presupuestaria presentado por Irlanda en diciembre de 2010 muestra cual es la vía para evitar una crisis de deuda, recuperar la confianza de los mercados y restaurar las bases del crecimiento. El gabinete irlandés ha apoyado su estrategia de saneamiento en el recorte del gasto público sin tocar al alza los impuestos. Además, la composición de las reducciones del gasto se han aplicado en los capítulos que la teoría económica y la evidencia empírica demuestran que son imprescindibles para hacer viable y creíble un plan de saneamiento financiero del Estado: los salarios del sector público, las partidas del Estado del Bienestar que incluyen educación, sanidad, prestaciones por desempleo, y los gastos corrientes.

Desde esa perspectiva, la posición de España se sitúa en el peor de los mundos imaginables. Por un lado no existe ningún plan consistente que permita augurar una disminución o, al menos, una contención del endeudamiento de las Administraciones Públicas. Por otro, el gobierno socialista ha rechazado de plano introducir recortes en aquellos programas de gasto que hacen viable y creíble cualquier plan de saneamiento fiscal y presupuestario. También se niega a liberalizar los mercados de productos y el laboral sin lo cual es imposible volver a la senda del crecimiento. Por último ha puesto en marcha una subida del IVA que, en un entorno recesivo, sólo sirve para disminuir el consumo y, por tanto, para deprimir más la economía. En suma ha aplicado todas las medidas que hacen imposible disminuir el binomio déficit/deuda y salir de la crisis. Esta aseveración es indiscutible tanto en términos teóricos como prácticos.

Pero ahí no terminan los males de la economía nacional. El conjunto del endeudamiento público y privado de España está en los contornos del 230 por 100 del PIB y habrá de refinanciar a lo largo de 2010 alrededor de 400.000 millones de euros. En una economía en caída libre, sin expectativas de reactivación y sin una política capaz de poner orden en el caos, el riesgo de solvencia del país corre el serio riesgo de acentuarse y generar una situación insostenible. En otras palabras, existe la amenaza real de un súbito recorte de los fondos recibidos por la economía española y, con ello, la materialización de un panorama a la griega. Aunque eso no fuese así en lo referente a la deuda pública, extremos poco probable, sí lo es respecto a las necesidades de financiación del sector privado y, en concreto de las entidades financieras.

Las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda española y la persistencia de la recesión van a complicar de una manera extraordinaria la capacidad de buena parte de las cajas de ahorro de refinanciarse. Esta situación se agrava en un marco de paulatina retirada de las medidas extraordinarias de liquidez articuladas por el BCE a raíz de la crisis económico-financiera iniciada en el verano de 2008. En este supuesto, España se verá abocada a un tsunami que afectará a una parte sustancial de su sistema financiero cuando el resto de los países de la Eurozona, incluidos PIIGS como Irlanda y Grecia o bien ya han resuelto sus problemas bancarios, el caso irlandés, o bien no se ha producido todavía un deterioro sensible de la calidad de los activos, caso griego. Esto significa que, en términos relativos, España es la economía más vulnerable del Club Mediterráneo a cualquier shock externo o interno.

Aunque resulte poco “patriótico”, el hecho es que la posición económico-financiera de España adquiere tintes dramáticos, por no decir de tragedia griega. La recuperación ni está ni se la espera y las perspectivas de una crisis de deuda unida a una financiera se convierten en hipótesis cada vez más reales. Entre tanto, el gobierno sigue inmersos en una esquizofrenia de activismo y parálisis, no son términos contradictorios aunque sí paradójicos, en espera de un milagro que no se producirá.

Bruselas se pone de acuerdo para imponer una tasa a los bancos

Bruselas se pone de acuerdo para imponer una tasa a los bancos en la UE

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El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. Foto: Archivo

Los líderes de la Unión Europea han acordado hoy en la cumbre de Bruselas imponer tasas a los bancos de sus países, según ha anunciado el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. Además, se han comprometido a promover la idea de un gravamen mundial en las transacciones financieras en la próxima reunión del G20, que se celebrará a finales de junio.

"Se deben introducir mecanismos de retención fiscal y tasas para las instituciones financieras", subraya el documento final aprobado en la cumbre. Este dispositivo permitirá "garantizar una distribución igualitaria de la carga" de la crisis económica, agrega el texto.

Los dirigentes de la Unión Europea (UE) promoverán esta iniciativa en la cumbre del G20 los 26 y 27 de junio en Toronto, así como la introducción de una tasa mundial sobre las transacciones financieras.

Los dirigentes, a favor

Hoy, durante la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas, la canciller alemana, Angela Merkel, se mostró "muy a favor" de la tasa bancaria para que las entidades contribuyan a financiar futuras crisis. La dirigente germana añadió que "Francia y Alemania están muy a favor" de esta medida para responsabilizar a aquellos que "originaron" la crisis actual.

Por su parte, la ministra de Economía y Hacienda española, Elena Salgado, también se ha manifestado "absolutamente" a favor de esta medida.

Los sueldos suben hasta un 43% en Argentina....

Los sueldos suben hasta un 43% en Argentina... pero porque la inflación se triplica

Los líderes sindicales de Argentina han pedido que aumenten los sueldos en una proporción no vista en 15 años para compensar la salvaje escalada de la inflación, cuyo nivel real es más del triple que el 10,7% que marca la tasa oficial.

El mes pasado, los segadores de caña de azúcar vieron como sus salarios se incrementaron de golpe un 43% de media, los de los camareros un 35% y los de los porteros y conserjes un 28%.

Cada vez hay más trabajadores luchando para tratar de ajustar sus ingresos al repunte del coste de la vida. Por ejemplo, Osvaldo Iadarola, líder sindical que representa a unos 20.000 trabajadores del sector de las telecomunicaciones, la mayoría de Telecom Argentina, se ha marcado como objetivo lograr una subida de sueldos del 35%, además de dejar abiertas las posibilidades de que esa mejora sea mayor si los precios siguen disparados.

"Queremos estar preparados para, si la inflación vuelve a apretar, ser capaces de renegociar nuestros salarios y no estar con las manos atadas durante un año. El aumento de los precios ha supuesto una importante pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores", señala

'Pescadilla' inflacionaria

Semejantes incrementos de salario obligarán a las compañías e industrias a aumentar los precios, contribuyendo a que la inflación siga engordando y perjudicando al consumo, según Daniel Marx. Ya en la década de los 70 y 80 el país sufrió una tremenda borrachera inflacionista que llegó a su apogeo en 1989, cuando los precios al consumo se dispararon nada menos que un 5.000%.

"Nadie puede aumentar los sueldos un 25% sin subir los precios. Incluso hay algunos proveedores que están subiendo esos precios sólo por si acaso", asegura Alberto Sellaro, dueño de una fábrica de zapatos en Buenos Aires. Sus 50 empleados recibirán una subida del 24,7% en nueve meses. Y, como consecuencia, él aumentará los precios un 10%.

Todo esto, por supuesto, pasará factura a la ya de por sí siempre frágil economía argentina. "Una mayor inflación significa pérdida de poder adquisitivo, y desde luego la tasa de crecimiento se va a ralentizar. Las compañías están dejando de invertir por las incertidumbres que genera la subida de precios", advierte Marx.

Alzas del 0,74% para el Ibex 35

Alzas del 0,74% para el Ibex 35: si hay que corregir, mejor que sea en lateral

El índice de referencia española subió el 0,74% y cerró en 9.755,1 puntos trs haber oscilado entre un mínimo de 9.650,9 y un máximo de 9.841,3. Los inversores negociaron 3.976 millones en una jornada en la que comenzó a llamar la atención la peligrosa verticalidad del rebote.

Santander y BBVA, que subieron el 1,59% y el 1,29%, respectivamente, fueron los valores que tiraron del selectivo. Sólo Inditex, que ganó el 1,75%, logró superar estos avances.

Por contra, Técnicas Reunidas y Grifols se llevaron la peor parte con descensos del 2,73% y del 2,62%. Les siguió Gamesa con una caída del 2,09%.

"La sobrecompra, elevada en el muy corto plazo, hace difícil la continuidad sin un proceso de corrección bajista o un desplazamiento lateral. Lo segundo, que de momento es lo que tenemos, supone una manifestación de fortaleza al más puro estilo de las que tuvimos tras la vuelta en V de marzo de 2009...", comentaba Carlos Doblado en Ecotrader.

"No vemos riesgo más allá de asistir a un clásico pull back o vuelta atrás a probar la solidez de antiguas resistencias y ahora soportes como son los 2.650 en el Eurostoxx 50 o los 9400 en el Ibex 35. Esto daría una oportunidad muy buena para aquellos que quieran ampliar su exposición alcista o los que se han quedado fuera del movimiento", apuntaban los analistas del flash del intradía.

Zapatero ha minado la credibilidad de España

Zapatero admite que ha minado la credibilidad de España

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, está en su momento más débil. Y eso se le nota no sólo físicamente, sino también en el tono de sus discursos. Ayer, en la sesión de control al Ejecutivo en el Congreso de los Diputados, hasta entonó el mea culpa. Tardó en reconocer la crisis, en atreverse a tomar medidas duras, pero ahora parece estar en una nueva dinámica.

Ante una pregunta d de la diputada del UPyD, Rosa Díez, admitió que su Gobierno es el que “menos” ha hecho por la credibilidad de España. “Seguramente, el que menos ha hecho es este Gobierno, estoy dispuesto a admitirlo, pero como español me siento orgulloso de lo que hemos hecho en 30 años”, sentenció, aunque decidió excluir de esta tarea a su Gobierno y él mismo. Y todo en un momento en el que España está en el ojo del huracán por los crecientes rumores sobre un posible rescate y la prima de riesgo española que bate récord tras récord.

Pese a esta confesión, el presidente garantizó que España cuenta con un crédito internacional “muy fuerte”, fruto de 30 años de trabajo. Y destacó que “es un país solvente, sólido, fuerte y con crédito internacional”, labrado durante las tres décadas de democracia. El presidente respondía así a Rosa Díez, quien ayer le volvió a pedir que convoque elecciones anticipadas porque es, a su juicio, la única vía para que España remonte la crisis de confianza en la que se ha hundido.

Advertencia europea

Bruselas también alertó ayer de este hecho y vinculó la credibilidad de España al recorte del déficit. La Comisión Europea (CE), en un análisis sobre la situación de las finanzas públicas de los Estados miembros, señala que algunos países, entre los que incluye a España, por su “relativa rigidez en los ajustes fiscales y su vulnerabilidad macrofinanciera”, necesitan una consolidación fiscal y una reducción de su deuda de manera imperiosa, para asegurar el futuro de su economía.

El informe de la CE señala que la consolidación presupuestaria es necesaria para evitar que esos países tengan que pagar unas “primas de riesgo para financiar su deuda que alcanza niveles inesperados”, como consecuencia de sus problemas presupuestarios y macrofinancieros. Esos países, entre los que están Grecia, Irlanda, Portugal, Reino Unido y Rumanía, además de España, deben lograr el saneamiento presupuestario, por las características ya señaladas, a las que hay que añadir el tiempo suplementario que necesitan para la consolidación, sus desequilibrios exteriores, su baja competitividad, por sus necesarias reformas presupuestarias y su limitada capacidad de ajuste presupuestario.

Las medidas que deben adoptar para avanzar hacia el equilibrio deben tener en cuenta los riesgos y los desequilibrios macroeconómicos, a los que hay que añadir las presiones deflacionistas, con tipos de interés relativamente elevados y el bajo crecimiento nominal de sus economías. Esos países deben evitar medidas de consolidación que deterioren su competitividad, por ejemplo, por el aumento de los impuestos sobre la producción, los beneficios o el trabajo que corren el riesgo de aumentar los riesgos macroeconómicos.

El paro semanal de EEUU se incrementa

El paro semanal de EEUU se incrementa de forma inesperada

El mercado laboral de Estados Unidos vuelve a ofrecer síntomas de debilidad. Las peticiones iniciales de subsidio por desempleo de la mayor economía del mundo aumentaron en la última semana hasta 472.000, desde las 450.000 que anticipaba el mercado, las 460.000 que se registraron en la semana previa. Por otro lado, el IPC se redujo dos décimas, al 2%, y en línea con las previsiones.

El Departamento de Trabajo ha publicado a las 14:30 horas las cifras semanales de las solicitudes de subsidio por desempleo, que aumentaron en 12.000 y se situaron en 472.000. El promedio de las solicitudes en las cuatro últimas semanas, un dato menos volátil que la cifra semanal, bajó de 464.000 a 463.500.

La cifra de personas que perciben el subsidio, pagado por los gobiernos de los Estados, aumentó en 80.000 en la semana que terminó el 5 de junio y llegó a 4,57 millones. Esta cifra no incluye a las personas que han agotado el subsidio tradicional -que habitualmente cubre 26 semanas- y están ahora amparadas por algunos de los programas del Gobierno federal.

No obstante, disminuyó en 169.000 personas en la semana que terminó el 29 de mayo y quedó en 5,22 millones. El informe del Departamento de Trabajo muestra que 38 estados y territorios tuvieron una disminución en la cifra semanal de solicitudes del subsidio por desempleo, y 15 dieron cuenta de aumentos.

La cifra semanal de solicitudes de subsidio refleja el ritmo de pérdida de empleos, y el número de personas que permanecen en los programas de subsidio muestra las dificultades que tienen para hallar un empleo nuevo

Descienden los precios de la energía

El Índice de Precios de Consumo (IPC) de Estados Unidos descendió dos décimas en el mes de mayo en términos intermensuales, una décima más que en abril, mientras que en los últimos doce meses los precios aumentaron un 2%, según informó hoy el Departamento de Trabajo.

En esta ocasión, la causa principal del descenso de la inflación en Estados Unidos ha vuelto a ser la caída de los precios de la energía (-2,9%), que compensó "con creces" el ligero incremento (+0,1%) de la inflación subyacente, que excluye los precios de la alimentación y la energía, y que llevaba dos meses sin sufrir variaciones.

Dentro de los precios de la energía, destaca especialmente el descenso de los precios de la gasolina (-5,2%), aunque todos los indicadores del sector registraron caídas en el mes de mayo. Por su parte, los precios de la alimentación se mantuvieron estables después de varios meses consecutivos de incrementos.

En la que respecto a la inflación subyacente, los que más contribuyeron a su incremento fuero las variaciones en los precios del alojamiento, los vehículos usados y camiones, el tabaco, la ropa y la atención médica.

Frenazo de la actividad industrial en la Fed de Filadelfia
La sorpresa negativa de la jornada ha sido el índice manufacturero en la zona norte de la costa este de Estados Unidos, que ha bajado hasta los 8 puntos, desde los 21,4 puntos marcados en mayo. Un frenazo que ha encendido las alarmas entre los economistas, que vienen alertando de una posible caída en la recuperación económica.

La lectura ha sorprendido a las previsiones de los analistas, que esperaban un dato en los 20,9 puntos para junio. En cualquier caso, cualquier lectura superior al nivel 0 indica crecimiento de la actividad industrial en la zona, y las lecturas negativas apuntan destrucción.
Moderada subida de los indicadores adelantados El último dato conocido ha sido el índice de indicadores económicos adelantados, que subieron un 0,4%, frente a una previsión de 0,5%.

Los malos datos macro tiñen de rojo la Bolsa

APERTURA

Los malos datos macro tiñen de rojo la Bolsa de Nueva York

Los principales índices de la Bolsa de Nueva York iniciaban la jornada con las mismas dudas que llevaron al mercado a cerrar la sesión del miércoles en tablas. Las dudas con las que despertaban los inversores se han despejado nada más conocerse el desplome que ha sufrido el índice de actividad manufacturera de la Fed de Filadelfia en junio.

[foto de la noticia]

Tras un arranque de sesión marcado por la volatilidad, Wall Street se decanta abiertamente por las pérdidas lastado por las referencias macroeconómicas. El Dow Jones de industriales se deja un 0,57%, hasta 10.350 puntos, mientras que el selectivo Standard & Poor´s 500 cae un 0,52%, hasta 1.109 puntos. El mercado tecnológico Nasdaq Composite recorta un 0,37%, hasta 2.297 puntos.

Pese al color verde al que apuntaban los futuros, la principal bolsa del mundo sigue sin encontrar el camino de las ganancias. Antes de que Wall Street abriera sus puertas los inversores conocían el mal dato de paro semanal. Contra todo pronóstico las peticiones de subsidio por desempleo aumentaron hasta 472.00, desde las 460.000 que se registraron en la semana previa. El dato empeora las previsiones de los analistas que esperaban una cifra de 450.000. El promedio de las solicitudes en las cuatro últimas semanas, un dato menos volátil que la cifra semanal, bajó de 464.000 a 463.500.

Si esta referencia enfriaba los ánimos del mercado, el verdadero mazazo llegaba media hora después de la apertura con el índice de actividad manufacturera de la Fed de Filadelfia. En el mes de junio este indicador se desplomó hasta los 8 puntos, desde los 21,4 puntos de mayo. El recorte es mucho peor del previsto por los analistas que esperaban una caída hasta 20 puntos.

La única alegría macroeconómica del día ha sido el Índice de Precios de Consumo (IPC) de mayo, mes en el que descendió en dos décimas en términos interanuales. Según los datos facilitados por el departamento de Comercio la causa principal del descenso de la inflación ha vuelto a ser la caída de los precios de la energía (-2,9%), que compensó "con creces" el ligero incremento (+0,1%) de la inflación subyacente, que excluye los precios de la alimentación y la energía, y que llevaba dos meses sin sufrir variaciones.

España exporta bunas noticias
Desde el otro lado del Atlántico hoy llegan buenas noticias, en especial desde España. El Tesoro español ha colocado el importe máximo previsto, 3.500 millones, si bien el coste se ha incrementado cerca de un 20% en los bonos a diez años, al rozar el 5% de interés. Los resultados de la subasta han permitido calmar los ánimos en la bolsa española y han templado la prima de riesgo, que inició la jornada con nuevos máximos, en 233 puntos básicos.

El euro reacciona con subidas a la noticia y se anota avances del 0,64% frente a la divisa norteamericana con lo que la moneda única europea se paga a 1,239 dólares.

El euro reacciona con subidas a la noticia y se anota avances del 0,64% frente a la divisa norteamericana con lo que la moneda única europea se paga a 1,239 dólares. En el merado de materias primas el crudo cede terreno. El barril de West Texas Intermediate (WTI), de referencia en EEUU, recorta un 1,24%, hasta 76,71 dólares, mientras que el Brent europeo cede un 0,97%, hasta 78,9 dólares. El oro sube un 1,5%, hasta 1.249 dólares la onza.

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