20 marzo, 2011

Hallan en nuestro país a 138 agentes de EU

La agencia AP documentó que en nuestro país hay 138 comisionados y 69 empleados del Departamento de Estado

AP
CIUDAD DE MÉXICO, 20 de marzo.- Aunque los gobiernos de Estados Unidos y México se niegan a decir cuántos agentes estadunidenses operan en territorio nacional, la agencia Associated Press (AP) informó que son, al menos, 138 uniformados y 69 empleados del Departamento de Estado.

La agencia pudo obtener el dato apelando a una ley de libertad de información, además de haber consultado presupuestos y auditorías del gobierno, testimonios ante el Congreso y otros informes.

La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) tiene al menos 60 agentes en México. Además, hay 40 agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), 20 efectivos del Servicio de Alguaciles Federales y 18 de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos.

Asimismo, en los últimos tres años la cantidad de empleados del Departamento de Estado asignados a México subió de 19 a 69, según la Contraloría General del gobierno.

Hay tantos agentes antinarcóticos del Departamento de Estado que ocupaban dos pisos enteros de la Embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México antes de trasladarse a un nuevo edificio junto con sus colegas mexicanos. Este es el segundo centro compartido que tienen los dos países en México.

El hilo de la madeja

La muerte de Arturo Beltrán Leyva, en diciembre de 2009, fue considerada en su momento un éxito aislado de la cooperación entre las fuerzas policiales de México y Estados Unidos.

Hoy, una cantidad sin precedentes de agentes estadunidenses trabajan en México y prácticamente todos los meses hay arrestos de figuras prominentes del narcotráfico, facilitadas por la información suministrada por los estadunidenses mediante aviones no tripulados que vigilan a los traficantes en sus escondites y aparatos que permiten determinar el sitio exacto donde se encuentran los autos y los teléfonos de los sospechosos.

Según estas informaciones, Beltrán Leyva organizó una fastuosa fiesta de Navidad hace dos años, con músicos ganadores de Grammys, prostitutas, abundante comida y tragos a granel.

Agentes estadunidenses que espiaban electrónicamente a Beltrán Leyva informaron acerca de la fiesta a las Fuerzas Especiales de la Armada, que de inmediato lanzaron un ataque. Tras una balacera de 90 minutos, Beltrán Leyva logró huir, herido en el estómago.

Detectives estadunidenses le siguieron electrónicamente los pasos a Beltrán Leyva hasta un suntuoso departamento de la vecina Cuernavaca, donde se presentaron 200 efectivos de las fuerzas especiales, muchos de ellos descendiendo de helicópteros, apoyados por tanques. Al día siguiente, las portadas de los diarios dieron cuenta de la caída del nercotraficante.

“Sí, tenemos instrumentos que nos permiten seguir a la gente”, expresó Brad Barker, presidente de la Corporación HALO, una firma privada de seguridad que, entre otras cosas, ayuda en los rescates de personas secuestradas en México. “La cantidad de agentes destacados allí ha subido mucho”.

Las actividades de los estadunidenses en territorio mexicano generan polémicas también en Estados Unidos. Se dice que, al margen de algunos arrestos y confiscaciones de drogas importantes, cuesta medir el éxito de esa colaboración, ya que al mismo tiempo han aumentado los riesgos. El asesinato en febrero del agente del ICE, Jaime Zapata, hizo que el Congreso estadunidense programase audiencias este mes para analizar el papel de los agentes en México.

La emboscada en una carretera en la que murió Zapata y resultó herido su compañero Víctor Ávila se produjo menos de un año después del asesinato de tres personas relacionadas con el consulado general de Estados Unidos en Ciudad Juárez.

La portavoz del Departamento de Justicia Laura Sweeney confirmó que Estados Unidos y México han intensificado su cooperación, pero dijo que no podía “hablar de acciones específicas”.

Indicó que las operaciones conjuntas incluyen el compartir información para detener a miembros de los cárteles y confiscar cargamentos de drogas, conseguir evidencia para llevar a juicio a sospechosos, extraditar fugitivos a ambos lados de la frontera, rastrear armas y capacitar a fiscales, investigadores y policías.

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