29 mayo, 2011

La otra mujer de Calderón

La otra mujer de Calderón

Con Margarita y Luisa María, habrá Calderón para rato. La patraña de alianza en Michoacán, niega la democracia.

Ricardo Alemán
En el pasado, el presente y el futuro de Felipe Calderón, dos mujeres han marcado y marcarán la vida del Presidente. Son su esposa, Margarita Zavala, y de su hermana, Luisa María Calderón.
Todos saben que Margarita Zavala inició su carrera política en el PAN, antes de que el propio Calderón se enlistara como militante activo, ya que la familia de la señora Zavala lleva en sus alforjas una larga trayectoria en las siete décadas de vida del partido azul.
Mas aún, el activismo de Margarita fue clave para que Calderón se alzara como candidato presidencial en 2006. Y seis años después, la propia Margarita operó el relevo del nuevo presidente del partido —cargo que quedó en manos de Gustavo Madero—, y cuya designación era para apuntalar al delfín presidencial. La maniobra sirvió para lo que hoy todos reconocen; para que el Presidente controlara el partido rumbo a 1012.
Pero hay más. La señora Zavala encabeza la cargada para empujar al delfín presidencial: Ernesto Cordero.
Tampoco es todo; a 14 meses de la elección presidencial de 2012, la precandidata más avanzada entre los azules se llama Margarita Zavala. Es decir, que si hoy lo quisiera, la señora Zavala pudiera ser no solo la más viable aspirante presidencial del PAN; sino que le alcanzaría para aspirar al gobierno del DF y/o , al Senado de la República.
Está claro que hoy nadie sabe si la señora Zavala continuará su carrera política más allá de julio de 2012, o si se replegará al retiro junto con su esposo, cuando éste asuma su condición de ex Presidente.
 ¿Estará dispuesta, la señora Zavala, a deja escapar la oportunidad de trascender políticamente, más allá de la carrera de su esposo? ¿O acaso el PAN estará dispuesto a dejar que se diluya la popularidad de una de las escasas figuras producidas por la cantera azul en los últimos tiempos, con una popularidad y aceptación como las alcanzadas por la señora Margarita?
La otra…
Hoy nadie tiene la última palabra. Lo cierto es que cualquiera que sea la decisión final de la señora Zavala, otra mujer cercana a Felipe Calderón parece dispuesta a mantener viva la dinastía de los Calderón. ¿De qué y de quien estamos hablando?
Todos saben que en pocos meses se renovará el gobierno del estado de Michoacán y que Luisa María, hermana del Presidente, puntea en las encuestas michoacanas.
El caso de La Cocoa, es muy parecido al de Margarita Zavala. Resulta que Luisa María inició su carrera política también al margen de la de su hermano, y pronto alcanzó posiciones en el partido azul, se convirtió en diputada federal y senadora y, por supuesto, activista importante para la carrera de su hermano.
Y es que si bien La Cocoa brilla con luz propia, también es cierto que ha protagonizado no pocos choques con poderosos adversarios de los Calderón.
Uno fue entre la senadora Luisa María y el senador Diego Fernández —los dos del PAN—, en los tiempos en que Felipe Calderón había sido prácticamente expulsado de Acción Nacional.
Y es que Luisa María acusó a su compañero de partido de legislar y, al mismo tiempo, litigar. El choque entre ambos senadores azules abrió un abismo entre los Calderón y el clan del entonces poderoso Diego.
Pero hoy, y luego de cuatro años de activismo callado en su natal Michoacán, reaparece Luisa María Calderón, como candidata por el PAN al gobierno de su terruño, Michoacán.
Y también en ese caso la popularidad de “la otra” señora Calderón es fundamental.
Según las primeras encuestas, la hermana del Presidente podría ganar el gobierno local sin grandes problemas.
Sin embargo, apenas hacia el final de la semana pasada, los jefes de Acción Nacional y del PRD Chucho, Gustavo Madero y Jesús Zambrano —respectivamente—, filtraron a la opinión pública lo que parecían detalles de una sorprendente alianza entre los tres grandes partidos políticos.
Resulta que podrían avanzar juntos el PRI, el PAN y el PRD, en un gobierno de pacto y de facto, en Michoacán. La explicación ofrecida para ese nuevo adefesio partidista, es que en tierras purépechas no existen condiciones para una elección competida, sobre todo ante los elevados niveles de violencia y de penetración oficial del crimen organizado y el narcotráfico.
El nuevo adefesio.
No pocos se tragaron el anzuelo de un solo bocado, y hasta festejaron la semilla de lo que parecía una alianza histórica, sin par, que podría significar la panacea para Michoacán y para los estados donde el crimen y el narcotráfico han sentado sus reales.
Sin embargo, lo cierto es que se trata de una nueva patraña política —igual de engañabobos que las alianzas PAN-PRD—, pero que, en realidad, sería el tiro de gracia para la naciente democracia mexicana. ¿Por qué?
Elemental, porque un pacto entre los tres grandes partidos políticos no sólo sería la negación de la pluralidad, la alternancia, el juego democrático, la competencia y las alternativas de poder —sin contar con la nulidad del voto—, sino que significaría el reconocimiento de que grupos criminales como los de La Familia, habrían triunfado y el Estado democrático habría sido derrotado. ¿Por qué sería una derrota para el Estado democrático?
Porque habríamos llegado al extremo de que ningún partido político, fuerza electoral; ninguna alternativa de gobierno sería capaz de proponer un plan, programa y una acción contundente para acabar con los flagelos del crimen. En cambio, el Estado democrático desaparecería y su lugar sería ocupado por decisiones cupulares, despóticas, verticales, autoritarias y carentes de sentido democrático. Eso sin contar con que el voto popular, la participación ciudadana y la voluntad social —que son origen y destino de la democracia—, serían ignorados en Michoacán.
Está claro que la patraña de una alianza en Michoacán, más bien parece una suerte de ensayo desde Los Pinos, a manera de globo sonda, para explorar las distintas posibilidades de salida político electoral para 2012, pero también es cierto que un gobierno aliancista en Michoacán, le salvaría el pellejo al gobernador Leonel Godoy, el perredista que al ser derrotado al dejar el estado, muy probablemente iría a parar a la cárcel. Por lo pronto, y más allá de las eventuales alianzas entre azules, amarillos y tricolores en  Michoacán, lo cierto es que habrá Calderón para rato. Con todo lo que eso significa para los malquerientes de la familia presidencial. Al tiempo.      
En el camino.
A reserva de regresar al tema muy pronto, duro golpe el de Calderón contra Telmex, de Carlos Slim. Le niega la tele. ¿Qué tal?

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