04 junio, 2011

¿Realmente la recesión se acabó en algún momento?

Por Jeffrey A. Tucker.

Los precios de la vivienda llegando a los niveles de 2002, el desempleo aún al 9%, crecimiento plano del empleo en el sector privado y dificultades en las ventas al por menor: son titulares que pocos esperaban hace tres años. La teoría que prevalecía en Washington era que la recesión se había precipitado de alguna forma (y por tanto se había causado vagamente) por el desplome en los precios de la vivienda y que se habían empleado muchos trucos grandes y pequeños para engañar al mercado. Pero el sistema de precios ha probado de nuevo ser el mayor y más persistente practicante de la desobediencia civil del planeta. El agua no fluye hacia arriba.

Todos los programas de estímulo (¡billones de dólares!), la creación de dinero, las compras de mala deuda, los rescates, las nacionalizaciones, el terrible gasto, las nuevas regulaciones: nada ha funcionado para devolvernos la brillante ciudad en lo alto de una colina.

La masiva confusión sobre causas y efectos me recuerda una escena de la película clásica de 1938 Jezabel, con Bette Davis y Henry Fonda. La “fiebre amarilla” ha arrasado las áreas bajas de Luisiana y los expertos locales estaban completamente confundidos respecto de las causas. Establecían controles de carreteras, toques de queda, restricciones a viajar y acarreaban a todos los enfermos a una isla para que murieran allí.

Nunca se les ocurrió a estos tipos que la fiebre amarilla la transmitían mosquitos que vivían en los pozos ciegos de pantanos sin drenar empeorados por un alcantarillado defectuos. Pensaban que la fiebre era algo que se transmitía por el aire, así que la solución era cambiar el viento. ¿Cómo hacerlo? Disparando cañones continuamente. Todas las noches e llenaban con el sonido de los estampidos de los cañones lanzando sus balas al aire, cayendo en cualquier lugar.

No funcionó. No podía funcionar. Pero hizo que los mayores de la ciudad (que se escondían en sus mansiones en la parte alta) sintieran que al menos hacían algo. No estaban dispuestos a considerar que era su propia incapacidad de limpiar el sistema público de alcantarillado que era realmente el culpable.

Disparar cañones era una forma de mostrar a la gente que estaban haciendo algo y distraerla de descubrir la causa real, al tiempo que les protegía de la mejor manera.

Era lo mismo que los gigantescos esfuerzos de estímulo de George Bush en octubre de 2008, seguidos por los esfuerzos de estímulo de Obama de 2009 e igual que las inacabables rondas de la Fed de compra de deuda y rescates de sus empresas favorecidas. Se trataba de protegerse, adoptando falsas soluciones que no se ocupaban del problema subyacente, y distraer a la opinión pública con estampidos de cañones fiscales y monetarios para cambiar la dirección del viento.

Las quejosas súplicas de la clase política en 2008 no trataban realmente de encontrar una cura. Trataban de salvar a los grandes jugadores (bancos, sindicatos, aseguradoras) en un sistema creado sobre una ilusión. De acuerdo con la datación oficial, la recesión duró solo 18 meses y luego empezó la recuperación. La creencia en que nos habíamos recuperado se convirtió después en la nueva ilusión, potenciada en su mayor parte por al inyección de dinero falso y el gasto masivo a partir de la deuda. Mientras los graduados universitarios afrontaban un mercado laboral hostil, mientras los vendedores reducían drásticamente sus inventarios, mientras los negocios han cerrado uno tras otro, mientras las rentas han disminuido y mientras los precios son cada vez más altos, la sensación de la mayoría de la gente h sido: algo no va bien.

Los economistas austriacos fueron los que predijeron la fusión de 2008. Y quienes buscaban respuestas veraces al problema se dirigieron a los austriacos en 2009 y siguientes. Los investigadores adjuntos del Instituto Mises han estado en televisión, medios escritos, conferencias y YouTube, ha habido libros superventas y apariciones públicas enormemente importantes. Es cierto: en toda su historia, la Escuela Austriaca nunca ha sido más importante.

Bueno, aquí va algo que los austriacos han venido diciendo: el estímulo no funcionó para sacarnos de la recesión. Extrayendo riqueza del sector privado, rescatando compañías perdedoras, distorsionando las señales de los tipos de interés y trabando a las empresas con más regulaciones, los intentos de estabilizar y estimular tendrán el efecto opuesto.

Estamos en verano de 2011 y nos estamos despertando del cuento de la cuchara del gobierno. Los datos fundamentales son peores hoy en algunos aspectos a los que eran en 2008. Los bancos están recapitalizados, pero con dinero falso que está potencialmente al rojo si debe abandonar en algún momento las arcas. Los bancos zombis siguen andando. Los mercados laborales están paralizados. La deuda se acumula cada vez más alto de lo que se pueda imaginar y, entretanto, todos los problemas siguen con nosotros. El gobierno se aparta del camino para dejar que la economía encuentre su nivel, para que la recuperación real se produzca, sino más bien lo contrario: estamos encontrando normas antitrust, aplicación de propiedad intelectual, regulación laboral y regulación en general, por no mencionar el insensato gasto en guerras.

¿Qué recursos necesitamos para mirar adelante?

Money, Bank Credit, and Economic Cycles de Jesús Huerta de Soto [Publicado en España como Dinero, crédito bancario y ciclos económicos] es el poderoso tratado sobre las relaciones entre la microeconomía y la macroeconomía de los ciclos económicos. Theory of Money and Credit [Publicado en España como Teoría del dinero y del crédito] de Mises explica que todos nuestros problemas tienen su raíz en la banca central y el vulnerable sistema bancario que sostiene con moneda fiduciaria. Walk Away de Doug French explica el mercado inmobiliario y desacredita el postulado de la religión cívica estadounidense. America's Great Depression de Rothard ofrece el modelo de cómo funciona el ciclo económico.

Un pocos que podemos añadir a la lista a la vista de los nuevos problemas incluyen Out of Work de Richard Vedder, Prosperity through Competition de Ludwig Erhard y Rollback de Tom Woods. Estos libros explican cómo y por qué debe desmantelarse todo el aparato estatal. Money, Sound and Unsound de Joseph Salerno es una explicación austriaca contemporánea del dinero y la sociedad, mientras que The Capitalist and the Entrepreneur de Peter Klein muestra lo que es necesario para una recuperación económica. Liberty Defined de Ron Paul se centra en lo que es importante; Bastiat Collection muestra el alegato por la libertad total y Conceived in Liberty reconstruye la historia de Estados Unidos para demostrar que la libertad es el principio central de esta tierra.

Para enseñar la Escuela Austriaca a los jóvenes, necesitamos Lessons for the Young Economist de Robert Murphy.

Y para la más fantástica historia de la Escuela Austriaca jamás escrita, necesitamos The Austrian School of Economics: A History of Its Ideas, Ambassadors, and Institutions de Eugen-Maria Schulak y Herbert Unterköfler.

Hay mucho más en la Mises Store.

Podemos disparar cañones al aire y esperar que las balas de plomo no maten a más gente que la fiebre amarilla. O podemos drenar los pantanos, arreglar el sistema de alcantarillado y volver a la empresa de construir una civilización.

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