30 julio, 2011

Caen en Juárez ‘Los Nazis’, banda de secuestradores y sicarios

MÉXICO, D.F. (apro).- Agentes antisecuestros de la Fiscalía General del Estado (FGE) capturaron en Ciudad Juárez a Manuel Alberto Acosta Martínez y/o David Gerardo Franco Martínez, líder de la banda de plagiarios “El Nazi”, organización delictiva responsable de 18 secuestros y la ejecución de siete personas.

Con la detención del presunto delincuente junto con seis de sus cómplices durante un operativo especial, queda desarticulada la banda responsable de 18 secuestros perpetrados entre 2010 y julio de este año así como siete homicidios que realizaron “por encargo”, de acuerdo con un comunicado emitido por la FGE.

Además, indica el texto, el líder ordenó matar a dos de las 18 víctimas de plagio después de haber cobrado el rescate.

La semana pasada secuestraron a un menor de 17 años a quien mantuvieron cautivo en una casa ubicada en la calle Pablo López número 810 de la colonia Granjas, a quien asesinaron después de cobrar el rescate (que ascendió a 105 mil pesos), añade el boletín.
Manuel Alberto Acosta Martínez y/o David Gerardo Franco Martínez, lideró una banda integrada por al menos 10 personas y era buscado por la FGE desde noviembre del año pasado.

Entre las víctimas de esta banda están propietarios de diversos establecimientos como imprentas, gimnasios, talleres mecánicos, lotes de carros, tiendas de telas así como transportistas.

La captura de los seis últimos integrantes de esta banda y su líder se dio luego de un tiroteo el jueves y se derivó del arresto, el 25 de julio, de Mariana Michelle Martínez Romero, de 25 años, quien acudió a cobrar el pago del rescate del menor asesinado.
Jorge González Nicolás, fiscal en la Zona Norte, señaló que la aprehensión de Manuel Alberto Acosta Martínez, “El Nazi”, se llevó a cabo el jueves a las 10 de la mañana en el bulevar Óscar Flores Sánchez y Zaragoza.

ATENTADO EN NORUEGA


Gadafi lo quiere "ver muerto"

Silvio Berlusconi está convencido de que Gadafi lo quiere "ver muerto"

El primer ministro italiano tenía una relación cercana con el líder libio y asegura que la intervención de Italia en el conflicto será vista como una “traición”

Silvio Berlusconi, Muamar Gadafi
(Foto: Reuters)

Roma (EFE). El primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, está convencido de que el coronel libio Muamar Gadafi lo quiere “ver muerto”, según publica hoy el diario “Corriere della Sera”.

El periódico cuenta que Berlusconi ha confiado a sus colaboradores y allegados que su vida y la de sus hijos están en peligro, pues Gadafi no perdona la participación de Italia en la intervención militar en Libia y ha dado órdenes de asesinarle.

El diario milanés, que no cita fuentes, explica que Berlusconi piensa que Gadafi ha considerado la participación en la intervención militar como una “traición”, ya que hasta hace pocos meses por las calles de Trípoli había carteles gigantes en los que se veían a ambos mandatarios darse la mano.

El rotativo precisa que los servicios secretos italianos siempre han informado del peligro de atentados a los jefes de Estado y de Gobierno que participan al conflicto en Libia, pero en estos días, Berlusconi ha recibido confirmación de que su vida corre peligro de “sus propias fuentes”.

Berlusconi teme ahora que Gadafi pueda ganar la guerra, permanecer al poder y convertirse “del mejor amigo de Italia en el peor enemigo”, añade la información.

En 2008, el Gobierno de Berlusconi firmó con Libia un Tratado de Amistad para poner fin a los problemas derivados de la colonización italiana y crear un importante intercambio económico bilateral. Asimismo, Berlusconi siempre recibió en Italia al líder libio con grandes fastos y gestos de amistad.

Luis Miguel es un pésimo amante, asegura modelo

La caída del ‘Sol’: Luis Miguel es un pésimo amante, asegura modelo

Según la española Carmen Molero, el cantante mexicano es muy pasivo en la cama, pero tiene un gusto especial por los tríos

Luis Miguel, Música, Sol de México
(Reuters)

(El Universar de México/GDA/ Elcomercio.pe). Fanáticas de Luis Miguel, si quieren seguir teniendo al ‘Sol de México’ en lo alto del firmamento mejor no lean esto. Según la modelo y actriz española Carmen Molero Luis Miguel es un amante muy frío y pasivo y además tiene un gusto especial por los tríos sexuales.

Molero, quien sostuvo una relación sentimental con Alejandro Basteri, hermano del cantante, relató durante una entrevista que pasó una noche con el intérprete y otra famosa actriz mexicana cuyo nombre no reveló.

El encuentro se dio en el año 2003 en la casa del “Sol” en Acapulco, donde convivió con el artista durante una breve estancia que tuvieron en el paradisiaco puerto mexicano.

“Entré a una recámara, tenía telas blancas tipo hindú y una cama enorme de madera, ahí estaba Luis Miguel. Comenzó a besarme y acariciarme, de pronto se quedó quieto. Él es un hombre muy pasivo, se recuesta sobre la cama y espera a que una le haga todo, no es un hombre fogoso, ¡me dio flojera! Aparte tardó una hora y media, pues le costaba trabajo mantener la erección y bueno, llegar al punto final fue difícil, además que lo hicimos sin precaución. Me dio miedo, no por un embarazo, sino porque él se acuesta con todas”, aseguró.

Y agregó, “cuando terminamos de hacerlo, él mandó a llamar a mi amiga, ella llegó y entramos al “show” mi amiga, él y yo, a él le gustan los tríos”. Asimismo, la modelo aseguró que Alex, el hermano del cantante, es mejor amante.

Humala no debe seguir los pasos de Chávez

Oposición venezolana: "Por el bien de los peruanos, Humala no debe seguir los pasos de Chávez"

Secretario del MUD indicó que el modelo de gobierno chavista no puede ser el ejemplo para ningún otro país en la región

Ollanta Humala, Perú, Hugo Chávez,  Venezuela
(AP)

Caracas (EFE). La plataforma opositora venezolana Mesa de la Unidad Democrática (MUD) deseó hoy éxito al presidente Ollanta Humala y dijo que espera que por su propio “bien” y el de los peruanos no siga los pasos del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

“Yo espero, por el bien del presidente Humala, y por el bien de los peruanos, que no siga los pasos del presidente Chávez”, sostuvo en rueda de prensa el secretario general de la alianza opositora, Ramón Guillermo Aveledo.

“Si quiere mirar para acá debe ser exactamente para saber qué es lo que no hay que hacer”, continuó.

El portavoz de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que aglutina a una treintena de partidos del país, recordó el “esmero” del nacionalista peruano durante su campaña presidencial por “demostrar que él no era el Chávez del Perú”.

“Este es un gobierno que no es modelo para nadie en América Latina”, consideró Aveledo.

Preguntado sobre el juramento de Humala invocando la Constitución de 1979 y no la vigente, de 1993 y aprobada durante el mandato de Alberto Fujimori (1999-2000), el opositor dijo que espera que “sea un hecho aislado” y tratará de “entenderlo en clave peruana”.

En representación del bloque opositor, el político deseó que la gestión de Humala reporte “más crecimiento, más cohesión social, más democracia y más prosperidad” a Perú.

La envenenada herencia económica

La envenenada herencia económica del presidente

Zapatero tuvo que dar un giro a su política económica. Esos recortes no han devuelto la confianza


Mariano Rajoy camina ayer por los pasillos de la sala de prensa del Partido Popular, en Génova. / ÁLVARO GARCÍA

Noqueada, sin apenas resuello para encajar más golpes. Así apura la economía española el último tramo del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El dirigente socialista ensaya desde hace meses un cambio radical de política económica que permita voltear la crisis. Los datos, tozudos, muestran que, en el mejor de los casos, las consecuencias de esta vorágine reformadora tardarán en llegar. Que el cambio no se percibirá en esta legislatura, pese a que el presidente lo volvió a dar por hecho ayer. Apenas tres horas antes de la comparecencia de Zapatero para adelantar las elecciones, se divulgaba el dato que lo resume todo: 4,8 millones de parados.

Al Gobierno de Zapatero la economía le ha permitido tocar el cielo con los dedos, antes de hundirse en el infierno de la mayor recesión desde la posguerra. Poco antes de las elecciones de 2008, el Ejecutivo socialista presumía de la menor tasa de paro de la democracia (apenas el 8% de la población activa a finales de 2007), de unas cuentas públicas con superávit, de un crecimiento robusto y estable que permitía a España jugar en la “Champions League” de la economía mundial. Con una renta por habitante superior a la de Italia, la convergencia con Francia y Alemania, los gigantes europeos, dejó de ser una entelequia a ojos de Zapatero.

A esa visión idílica de la economía española le ha sobrado toda una legislatura. La debacle de las finanzas mundiales hizo añicos el espejismo. Cuando la marea del crash de 2008 se retiró, la imagen que devolvía España era otra muy distinta: el país en el que más rápido crecía el desempleo, el país al que más le costaba salir de la recesión, uno de los países que más déficit público acumulaba en menos tiempo… Si antes el mundillo anglosajón (analistas, especuladores, prensa especializada) que nutre a los mercados había jaleado “el milagro económico español”, ahora le faltó tiempo para situar a España en la pocilga de los PIGS (en inglés, acrónimo de Portugal, Irlanda, Grecia y España, también traducible por “cerdos”).

España ha pasado del “milagro económico” a verse metida en los PIGS

El mayor impacto de la crisis internacional en España obligó a una relectura de los años de bonanza. La economía había cabalgado durante años una burbuja en los mercados inmobiliarios y financieros, a la que debía buena parte de sus excelentes resultados en lo laboral, del incremento constante de los ingresos públicos, de los beneficios empresariales o del propio crecimiento. Los Gobiernos de Aznar, primero, y de Zapatero, después, negaron la importancia de la burbuja. El entonces ministro de Economía socialista, Pedro Solbes, un puntal en la victoria electoral de 2008, se apuntó a la tesis de que, en los precios y la actividad inmobiliaria, habría un aterrizaje suave.

Casi nadie podía anticipar que las hipotecas tóxicas de EE UU iban a desencadenar la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión, que congelaría la actividad bancaria internacional. Cuando el crédito se secó, estalló esa burbuja que nadie veía. Lo que dejó al aire ese petardazo fue una economía con un elevado nivel de endeudamiento de familias y empresas en el peor momento posible. Y unas perspectivas de crecimiento y creación de empleo lastradas por la especialización en un sector, la construcción, que de un plumazo ha vuelto a niveles de actividad ínfimos, inéditos desde los años sesenta del siglo pasado.

Oportunidad perdida 

A toro pasado, la primera legislatura queda como la oportunidad perdida de Zapatero, aunque los datos contaran entonces otra historia: el Gobierno socialista obvió tendencias preocupantes, como la baja productividad o el galopante endeudamiento con el exterior, y apenas aplicó ajustes en el modelo económico legado por el PP, cuando no amplió algunas de sus apuestas, como el recorte de impuestos. “Hemos mejorado con creces la herencia recibida” o “bajar los impuestos es de izquierdas”, son algunos de los lemas del presidente del Gobierno en aquella primera etapa.

La debacle financiera de 2008 dejó a Zapatero en un estado de estupor del que le costó recuperarse. Durante meses negó la crisis, luego la relativizó y solo cuando los mercados y la UE empezaron a mostrar una creciente preocupación por el futuro próximo de España, el presidente del Gobierno dio un controvertido golpe de timón. El cambio fue tan radical como para refundar la legislatura a medio camino. En 2009, España fue uno de los países que más usó los estímulos públicos para reactivar la economía, tal y como aconsejaban las instituciones internacionales, con resultados escasos. Desde mayo de 2010, lo prioritario es reducir el déficit público, aunque sea a costa del salario de los funcionarios, de rebajar el gasto en políticas sociales o en inversiones antes imprescindibles o de congelar las pensiones.

Esa metamorfosis fue radical. De las intuiciones sociales de la primera legislatura y del tratamiento keynesiano en las primeras etapas de la crisis se pasó de golpe a los recortes y tijeretazos. Esa conversión de Zapatero se produjo después del fin de semana del 9 de mayo: los mercados y los socios europeos le exigieron un cambio de rumbo espectacular. Alemania pidió a España recortes draconianos, de hasta 35.000 millones. Finalmente fueron 15.000, con rebajas de sueldo a los funcionarios, congelación de las pensiones, reducción del gasto público e inicio de la senda reformista, que Zapatero emprendió con aquel tono de penitente del “cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste”.

La reforma laboral o la reforma de las pensiones sustentan la idea de que en mayo de 2010 la legislatura dio un giro copernicano. La realidad es que en este tiempo el Gobierno apenas ha podido taponar la sangría, que las costuras amagan con reventar cada vez que los mercados encarecen los costes de financiación de las Administraciones, las empresas y las familias. El paro superó los 4,9 millones de personas en el primer trimestre, el crecimiento no llega a unas décimas del PIB, el cambio del patrón económico ni se atisba (el gasto en I+D bajó el año pasado) y la abultada prima de riesgo que pagan los bonos españoles, pese al reciente acuerdo europeo sobre Grecia, da fe de la poca fe de los mercados.

Las recetas anticrisis keynesianas dieron paso a recortes por la presión de la UE

El anuncio del adelanto electoral fue, en buena medida, un repaso a la herencia económica que Zapatero dejará a su sucesor. Y aún en el balance de la peor etapa económica de la historia reciente, el presidente del Gobierno tiró de optimismo hasta el exceso. Saludó el dato de paro del segundo trimestre (78.000 desempleados menos que entre enero y marzo) como un “cierto cambio de tendencia” cuando la mejora se debe a razones estacionales: la campaña turística. Sin ellas, el paro habría vuelto a aumentar. Y anticipó que el INE anunciará en unos días que el PIB creció entre abril y junio “por séptimo trimestre consecutivo”. Le sobró una mentira piadosa (hace tres trimestres, el PIB retrocedió, aunque fuera un par de centésimas), y le faltó una puntualización: el crecimiento es tan débil que difícilmente se cumplirá la previsión del Gobierno para este año, un avance del 1,3%.

Zapatero insistió en que con los plenos parlamentarios previstos antes de la disolución de las Cortes se culminará su programa de reformas. Más allá de que quedan algunas disposiciones relevantes en el sector servicios sin desarrollar (horarios comerciales, liberalización de colegios profesionales), el resultado de la reforma laboral, la proa de ese programa, habla por sí solo: el paro sigue en niveles históricos, mientras el uso y abuso de contratos temporales y precarios apenas ha disminuido. Y dio por reconducido el problema de las cuentas públicas y de la banca. Pese a algunos logros incuestionables, varios datos recientes (las dificultades de las comunidades para reducir su déficit, la intervención de la CAM) revelan que aquí también a su sucesor le queda mucho, mucho trabajo por delante.

Los tres posibles escenarios

Los tres posibles escenarios para la crisis de la deuda en EEUU

A falta de tan sólo tres días para que expire el plazo fijado por el secretario del Tesoro, Tim Geithner, para que el Congreso eleve el tope de endeudamiento del Gobierno federal y evite que EEUU caiga en suspensión de pagos, nadie es capaz de predecir cómo terminará la crisis de la deuda.

De acuerdo con la legislación actual, la deuda pública estadounidense no puede superar los 14,3 billones de dólares (cerca de unos 10 billones de euros), una cifra que, según Geithner se alcanzará el próximo martes 2 de agosto, ya que cada mes el Gobierno recauda menos de lo que gasta.

Preocupado por el elevado nivel de endeudamiento, el Partido Republicano, que controla la Cámara Baja del Congreso, se ha negado categóricamente a elevar el tope de endeudamiento si no se aprueban a la vez recortes sustanciales en el gasto público durante la próxima década. Durante meses, republicanos y demócratas han negociado el volumen y contenido de los recortes sin llegar a ningún acuerdo.

Estos son los tres posibles escenarios de cara a la fecha clave del 2 de agosto:

No existe acuerdo

Si republicanos y demócratas no elevaran el techo de endeudamiento, el Gobierno no podría hacer frente a sus obligaciones de pago. Según el think tank 'Bipartisan Policy Center', los ingresos fiscales en el mes de agosto serán de unos 172.000 millones de dólares, mientras que los gastos ascenderán a 306.000 millones. Así pues, habría un agujero de exactamente 134.000 millones de dólares (unos 92.000 millones de euros).

La administración Obama sólo podría cumplir entre un 40% y un 45% de sus obligaciones de pago, por lo que debería tomar decisiones tan difíciles como escoger si deja de pagar los intereses sobre la deuda, las facturas de la sanidad pública, o las prestaciones de paro. Está previsto que el gobierno envíe el 3 de agosto 29 millones de cheques para pagar la pensión de los jubilados.

Ante este escenario, probablemente, se produciría un hundimiento de la bolsa en Wall Street que volvería a situar a EEUU en una dura recesión, pudiendo arrastrar al resto del mundo. Además, las agencias de calificación degradarían los bonos del Tesoro de EEUU, por lo que aumentarían los tipos de interés que paga el Gobierno, y de rebote, también los de las hipotecas, y préstamos de las empresas.

Un acuerdo de mínimos

A estas alturas, quizás el escenario más probable es el de un acuerdo de mínimos a última hora, que evite el desastre, pero no resuelve a medio plazo el problema de la deuda de EEUU. Este pacto pasaría por el incremento del techo de la deuda de unos 2 billones de dólares, y una reducción del gasto público durante los próximos diez años por un valor parecido. Las últimas propuestas de republicanos y demócratas, los planes 'Boehner' y 'Reid', entrarían dentro de esta categoría.

Con un acuerdo de este tipo, se conseguiría aplazar el actual debate sobre el tamaño de la reducción del gasto público hasta después de las elecciones presidenciales del 2012. Tanto republicanos como demócratas confían en poder vencer en la próxima cita con las urnas, lo que les permitiría volver a la mesa de negociaciones desde una posición de fuerza.

No obstante, no está claro que un acuerdo de mínimos de este tipo pueda evitar la degradación de los bonos del Tesoro de EEUU por parte de las agencias de calificación. Por ejemplo, Moody's advirtió en este sentido, al argumentar que se habría demostrado que la clase política estadounidense es incapaz de hacer los sacrificios para reconducir el volumen de la deuda hacia un nivel sostenible de cara al futuro.

Un acuerdo ambicioso

Este es el escenario preferido por Obama, que propuso un plan de reducción de la deuda durante los próximos 10 años de 4 billones de dólares (cerca de 3 billones de euros), a partir de una combinación de recortes en el gasto social, y de incrementos de impuestos en las rentas altas. Con este objetivo, las negociaciones con el líder republicano, John Boehner, se encontraban muy avanzadas, pero la revuelta de los miembros del Tea Party lo hizo imposible.

Es este escenario, la deuda de EEUU conservaría la triple A durante la próxima década, otorgando confianza a los inversores en la solidez del billete verde. Ahora bien, los recortes serían profundos y dolorosos para la población. Entre otras cosas, se modificarían los programas de salud pública, y se reducirían las prestaciones sociales para los jubilados.

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