23 julio, 2011

De La Paz a Bogotá

Las revoluciones de Latinoamérica son apenas compatibles con los usos democráticos europeos

M. Á. BASTENIER

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, afirmaba a poco de su nombramiento que América Latina no era la parte más pobre del planeta, pero sí la más injusta. Y aunque no hay una correlación mecánica entre desigualdad y revolución, es un factor a tener en cuenta al igual que las expectativas frustradas, como predicaba Tocqueville de la Revolución Francesa; los sistemas puramente electoralistas de bajísima densidad democrática; o, globalmente, la colonización del Estado por minorías no elegidas.

Quedan por aclarar las muertes del poeta Neruda y de Eduardo Frei

Contra esas situaciones se alzan en América Latina tres revoluciones auto-homologadas, dos con fuerte componente étnico-indígena, en el que basa su actuación el presidente boliviano, Evo Morales, y más bien lo sufre Rafael Correa en el Ecuador, junto a una tercera, bonapartista, que últimamente sufre un proceso canceroso en Venezuela. Existe, sin embargo, una cuarta que jamás se denominaría a sí misma revolución, o le pondría tantas comillas como hicieran falta para no asustar a nadie, pero que se propone una transformación tan completa que no le cede en ambición a las anteriores. Es la Colombia del presidente Santos.

Las tres revoluciones programáticas, instaladas por vía impecablemente electoral, han descubierto que esos cuerpos intermedios de la sociedad, en esencia los grandes poderes económicos y su nomenclatura, hacían muy difícil si no imposible el establecimiento sobre una base más o menos socialista de una igualdad básica de oportunidades entre ciudadanos sin distinción de color, clase o herencia. Y, llevadas del natural autoritario de sus líderes, o de la prisa de quien tiene o tenía no más de dos mandatos para efectuar el milagro, esas revoluciones están deteriorando el sentido profundo de la democracia.

Así, en Ecuador, se iniciaba la semana pasada un periodo de 18 meses para renovar el aparato judicial, con la autoridad que le concedía al presidente un referéndum que solo ganó por un puñado de votos, lo que se traducirá en el masivo nombramiento de magistrados afectos al poder. En Bolivia se pretende, paralelamente, repartir las frecuencias audiovisuales entre tres actores: Gobierno, oposición y organizaciones sociales, a sabiendas de que estas últimas son meros implantes, con limitado margen de maniobra, del Gobierno de La Paz. Y en Venezuela el acoso al pluralismo hace ya tiempo que viene intensificándose de manera inclemente.

La revolución de Colombia es formalmente muy distinta, pero en cuanto a la tarea, resulta igualmente abrupta. El presidente, instalado el año pasado, se ha encontrado con un país en el que los volúmenes de corrupción, malversación de fondos públicos y violación de los derechos humanos, que ahora se destapan, sorprenden por su magnitud incluso a una opinión tan avezada como la colombiana. Millares de alumnos de enseñanza pública, a los que se asignaban copiosos subsidios, solo existían en un estadillo de oficina; cuantiosas devoluciones de IVA falsificadas iban a parar a los bolsillos de los más pícaros y sus allegados; una madeja de espionaje telefónico a políticos, empresarios, intelectuales y personalidades de todo tipo, era comparable con ventaja al escándalo británico del News of the World, porque se hacía directamente desde el poder; y, sin agotar la relación, está el caso ya conocido de los falsos positivos, eufemismo local de asesinato nada selectivo de campesinos y gente que pasaba por allí, pero que complica progresivamente a mayor número de militares.

El presidente colombiano va adelante con la reforma de la justicia para hacerla más ágil y ponerla al servicio de la ciudadanía; con la reforma política, que es una de las grandes vías para atacar la corrupción; y con el premio gordo que por sí solo debería reinventar Colombia: la devolución de varios millones de hectáreas arrebatadas a sus legítimos propietarios y de las que les expulsaron las bandas paramilitares, las FARC y ejércitos privados de desaprensivos en general, de lo que ya aparecen los primeros frutos, como son las tierras recuperadas por el Estado para su distribución entre una ingente población de desplazados.

Las tres revoluciones de formato estándar, chavismo en Venezuela, masas indígenas en Bolivia y mesocracia compungida en Ecuador, difícilmente se muestran plenamente compatibles con los usos democráticos que concibió Europa. Si son revoluciones no son democráticas, y si no son democráticas, ¿para qué hacen falta las revoluciones? La cuarta, en cambio, posee todos los elementos de una conmoción revolucionaria, aunque aspire a todo lo contrario, a alejar el espectro de aquellas otras revoluciones mediante la normalización o equiparación de Colombia a los valores de más alta densidad democrática que se conocen.

Un hijo de Gadafi tiene un millón de euros bloqueado

Un hijo de Gadafi tiene un millón de euros bloqueado en bancos españoles

El primer ministro del Gobierno rebelde pide a Zapatero ayuda financiera urgente

Zapatero y Jibril, presidente del Consejo Nacional de Transición libio. / D. P. (AFP)

Jamis, uno de los hijos del coronel Gadafi, tiene más de un millón de euros a su nombre en bancos españoles. Más de la mitad de esta cantidad está en depósitos a plazo fijo y el resto en cuentas corrientes. Jamis estudiaba en el Instituto de Empresa de Madrid cuando empezó el conflicto y regresó a su país para ponerse al frente de la Brigada 32 del Ejército libio, que reprimió brutalmente la rebelión en Bengasi. El fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, le ha investigado por crímenes de guerra, pero no ha ordenado aún su detención.

Las cuentas a nombre de Jamis representan solo una ínfima parte de los fondos de Gadafi congelados en España al amparo de las resoluciones 1970 y 1973 de Naciones Unidas. El fondo soberano libio cuenta con unos 900 millones de euros en deuda española, así como más de 100 millones en depósitos, cuentas y garantías. Parte de este dinero está depositado en el Banco Árabe Español (Aresbank), propiedad del Libyan Foreign Bank, que fue intervenido por el Ministerio de Economía y Hacienda en marzo pasado.

A ello hay que sumar la finca de más de 6.000 hectáreas que Gadafi posee en la provincia de Málaga y los pagos que la petrolera española Repsol deposita regularmente en una cuenta bancaria para que no le puedan acusar de incumplir sus obligaciones contractuales, aunque fuentes de la compañía aseguran que la interrupción de toda actividad desde principios de marzo ha reducido estos pagos al mínimo. En total, según los expertos consultados, los fondos libios congelados en España pueden sumar unos 2.000 millones de euros, aunque no hay cifras oficiales y la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, ha alegado ignorar su cuantía.

El Estado libio posee títulos de deuda española por unos 900 millones

El primer ministro del Consejo Nacional de Transición (CNT), el Gobierno rebelde de Bengasi, Mahmud Jibril, fue recibido ayer en La Moncloa por el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien pidió ayuda financiera urgente, mediante el desbloqueo de los fondos de Gadafi congelados en España o la concesión de avales con cargo a los mismos.

Zapatero se comprometió a estudiar cualquier posibilidad de atender a esta demanda, en el marco de las resoluciones de la ONU y de la legislación europea y española, según fuentes de La Moncloa. Las mismas fuentes admitieron que hay serios obstáculos legales, ya que España se limita a custodiar estos fondos, pero su titularidad no está clara, al menos hasta que se constituya un Gobierno provisional que sea reconocido como legítimo representante del Estado libio, lo que aún no ha sucedido jurídicamente con el CNI, por más que más de 40 países, entre ellos España, le hayan dado su respaldo político.

Zapatero pidió al CNT que refuerce su organización ante la nueva etapa y aseguró que España seguirá considerando prioritaria la ayuda humanitaria a Libia, especialmente de cara al Ramadán, que puede agravar la escasez de alimentos y medicinas. Con 5,8 millones de euros, España es el cuarto donante de ayuda humanitaria a Libia.

Jibril se reunió el jueves con directivos de Repsol y de constructoras españolas que operaban en Libia antes de la guerra, a quienes instó a regresar de inmediato para contribuir a la reconstrucción del país. Les garantizó la vigencia de los contratos firmados con Gadafi y les pidió que se cobren con los fondos congelados en España, lo que resulta como poco problemático.

Las diferencias ideológicas

Las diferencias ideológicas bloquean el pacto para evitar la quiebra de EE UU

La negociación entre demócratas y republicanos entra en una semana crucial

ANTONIO CAÑO - Washington -

Mientras se espera con expectación el desenlace de este drama político del que depende la estabilidad de la economía mundial, los dos grandes protagonistas, demócratas y republicanos, calibran sus fuerzas, estudian opciones y calculan el precio que habrán de pagar por evitar que el 2 de agosto Estados Unidos se declare en quiebra. En las últimas horas las posiciones se han distanciado aún más, haciendo ahora más visible que nunca el enorme peligro que se avecina.

La pasión crece por minutos. Los republicanos parecen dispuestos a empujar esta situación hacia el abismo. La batalla ideológica que se ha entablado en este país a propósito del aumento de la deuda ha adquirido un aspecto realmente inquietante. Barack Obama compareció anoche en una inesperada conferencia de prensa para anunciar que el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, había rechazado una última oferta muy generosa para resolver esta crisis.

El debate sigue encallado en el mismo problema: cuánto recortar el gasto social y cuántos impuestos hay que aumentar a cambio. Los demócratas prefieren no tocar los programas sociales; los republicanos se resisten a tocar los impuestos. Ambos saben que sus electores les pueden pasar factura si ceden en esas posiciones. Pero si ninguno de los ceden, al que verdaderamente le pasarán factura es al país, que se devaluará política, económica y estratégicamente como consecuencia de la suspensión de pagos.

Obama ha tratado de situarse en el centro de ese debate, trabajando a favor de una solución intermedia y, de paso, a favor de una imagen de moderación de cara a las elecciones de 2012. "Esta es una rara oportunidad para que ambos partidos se unan y escojan un camino para dejar de poner demasiada deuda en nuestras tarjetas de crédito", dijo ayer el presidente.

Obama asume el recorte del gasto público como una necesidad imperativa de la economía norteamericana, pero entiende que, para combatir eficazmente la deuda, los recortes deben de compaginarse con el incremento de los ingresos por la vía de los impuestos. Durante días ha insistido en pedir a los republicanos sacrificios en ese terreno, igual que los demócratas tendrán que hacer concesiones en materia de gastos, pero hasta ahora se ha encontrado con un muro. "A estas alturas, los republicanos tienen que probar si son capaces de decir a algo que sí", declaró.

"Yo he aceptado", explicó el presidente, "rebajar algunos programas que de hecho creo que valen la pena. He aceptado recortes que a mucha gente en mi propio partido no les hace muy felices, y que yo mismo no hubiera aceptado si el problema del dinero no fuera tan acuciante".

Con estas palabras, Obama puede estar preparando a su público para lo que parece avecinarse: que los demócratas van a tener que ceder más que los republicanos. Por un lado, parece tradición de la política norteamericana que la izquierda haga más concesiones que la derecha. En la situación actual, con el radicalismo que se ha instalado en el campo conservador, les toca a los demócratas actuar como patriotas ante un sector del Congreso que prefiere el caos de una quiebra a la renuncia de sus principios.

Es necesario recordar que, después de las elecciones legislativas de 2010, en pleno ascenso de la ideología más ultra, más de 200 republicanos de la Cámara de Representantes y más de 40 senadores de ese partido juraron simbólicamente ante el Tea Party que jamás, bajo ninguna circunstancia, votarían a favor de una subida de impuestos. Contradecirse ahora, no solo es decepcionar al Tea Party, sino usar el nombre de Dios en vano.

Tan dura es la resistencia de ese sector que la Casa Blanca parece resignada a aceptar la reducción del déficit sin aumentar impuestos o haciéndolo de una manera tangencial y a medio plazo. En eso consiste, básicamente, la solución que ha estado negociando secretamente Obama con Boehner y que éste ha acabado rechazando.

Horror en la isla de Utoya

Horror en la isla de Utoya: "Debéis morir, debéis morir todos"

Disfrazado de policía, el noruego detenido sembró el pánico en la pequeña isla cercana a Oslo al disparar de forma indiscriminada

EL PAÍS - Madrid -

"Debéis morir, debéis morir todos". Son las palabras que, según un testigo que sobrevivió a la matanza en la que han sido asesinadas al menos 84 personas, gritaba ayer Anders Behring Breivik cuando, vestido con un traje de policía para saltarse las medidas de seguridad, comenzó a disparar a los cientos de jóvenes que participaban en el campamento de verano de las juventudes del Partido Laborista de Noruega en la isla de Utoya, en el lago de Tyrifjorden . Un lugar que fue "un paraíso de juventud, ahora transformado en un infierno", según ha dicho emocionado esta mañana el primer ministro noruego, Jens Stontelberg, al recordar todos los veranos que pasó allí de joven. "Lo que más me duele es que este lugar en el que he estado cada verano desde 1979, en el que he sentido alegría, compromiso y seguridad, ha sido golpeado por una brutal violencia".

Según van pasando las horas, se van conociendo nuevos detalles sobre la matanza llevada a cabo en la isla. La policía ha asegurado esta tarde que en el momento en que Behring empezó a disparar llevaba dos armas encima. Por los testimonios de la gente que se encontraba en la isla, es posible que más de una persona ayudara al asesino, aunque los agentes todavía no lo pueden confirmar. Según las autoridades, cuando la policía llegó a Utoya y pidió a Behring que tirara sus armas, este lo hizo sin mayor resistencia.

Utoya, a unos 40 kilómetros de Oslo, pertenece al Partido Laborista de Noruega desde los años 50. Es allí donde desde los 70 la sección de jóvenes del partido, la Liga de Jóvenes Trabajadores (AUF en las siglas en noruego) montan campamentos de verano. En esta ocasión había entre 500 y 600 personas, la mayoría jóvenes de entre 16 y 22 años. Uno de ellos, Adrian Pracon, de 21 años, habló con la cadena CNN desde la habitación del hospital donde le atendieron de sus heridas: "Yo y otros dos nos quedamos tumbados boca abajo y sobrevivimos por los cuerpos que pudimos ponernos encima y fingir que estábamos muertos". "Podía sentir su respiración; podía oír sus botas".

También sintió al asesino de cerca Thorbjorn Vereide. Estaba escondido con un grupo de unas 30 personas cuando llegó el asesino. Solo cinco sobrevivieron. "Parecía muy concentrado. La gente esta tirada en el suelo y él les disparaba por la espalda. Disparó a todos dos veces para asegurarse de que morían", ha contado el joven de 22 años al diario noruego DagBladet. Vereide logró refuegiarse en una cavidad a la que se accedía desde el mar. "Nos decía a gritos que el peligro había pasado y que saliéramos para que un barco nos rescatara", relata.

Alrededor de las 17.30 del viernes, un par de horas después de la explosión en Oslo, Anders Behring Breivik, llegó a la isla disfrazado de policía para simular que formaba parte del equipo de seguridad. Los asistentes al campamento se encontraban reunidos en ese momento en una gran sala del edificio principal de la isla, donde los organizadores estaban informando sobre el atentado del centro de Oslo.

Según el testimonio de Marie Melgaard, periodista del diario DagBladet, "el asesino, vestido de oficial de la policía, organizó un encuentro sobre el ataque en Oslo. Casi todos los presentes, excepto los que estaban en las duchas o en las tiendas de campaña, se congregaron a su alrededor para que les contara lo sucedido. 'Reuniros que os voy a contar lo que ha sucedido', dijo. Cuando se acercaron a él, empezó a disparar".

Y comenzó el caos. Durante una hora y media el tirador recorrió la isla a sus anchas, "andando lentamente, sin correr", según varios testigos, hasta que llegó la policía a la isla, en helicóptero y en lanchas, sobre las 19.00. A la reunión asistían 560 jóvenes y hoy estaba previsto que les visitara el primer ministro. Muchos de ellos dormían en la isla con tiendas de campaña. Las imágenes ofrecidas por las televisiones del país mostraban ayer a decenas de jóvenes presa del pánico intentando huir a nado de la isla. El agua es el lugar hacia el que todo el mundo intentó huir, pero según los testigos, el tirador les siguió hasta la orilla. Los nadadores intentaban salvar la distancia que separa la isla de la costa, aproximadamente un kilómetro. Muchos tuvieron que volver ya que el agua estaba demasiado fría y con sus vestimentas y calzado nadar resultaba demasiado difícil. Otros intentaron esconderse en los arbustos o subir a árboles, "pero también fue tras ellos" según ha contado a la CNN Bjorn Jarle Roberg-Larsen, un miembro del partido.

"De pronto, escuchamos disparos detrás de un montecito", narra hoy en su blog Khamshajiny Gunaratnam, una de los asistentes al campamento en la isla, de 23 años. "Nos dijimos: ¿Qué está persiguiendo aquí? No puede ser otra cosa que un cazador...". "Corrimos y corrimos. Lo peor es cuando supimos que estaba vestido como un policía. ¿En quién íbamos a confiar? Si aviso a un policía, ¿es este el tipo que va a venir a nuestro rescate?" cuenta Gunaratnam.

"Acercaos, tengo información importante, acercaos, no hay nada que temer", dijo el atacante antes de abrir fuego, según ha contado Elise, una niña de 15, a la agencia NTB . Elise se escondió tras una roca y el asesino pasó cerca, según su relato: "La gente corría como loca por todas partes. Él disparaba y disparaba".

La descripción que los testigos han hecho de Anders Behring Breivik , un hombre rubio, de origen noruego, de 1,90 metros y unos 32 años, coincide con la facilitada por la policía. Es de lo poco que ha transcendido sobre el sospechoso. La policía ha confirmado que Behring Breivik tendría vínculos con partidos de la extrema derecha y que fue arrestado en la misma isla, aunque no ha dado más detalles.

Mueren 50 insurgentes en una dura ofensiva de la OTAN

Mueren 50 insurgentes en una dura ofensiva de la OTAN en Afganistán

Al menos cincuenta insurgentes han muerto desde ayer en una operación de las fuerzas de la OTAN en la conflictiva provincia de Paktika, en el este de Afganistán, informó este viernes el organismo multilateral.

La Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) explicó, en un comunicado, que la ofensiva se registró en el distrito de Sar Rowzah y estaba dirigida contra un centro de entrenamiento de la red Haqqani, una de las facciones más radicales de los insurgentes afganos.

Según la nota, las fuerzas internacionales fueron atacadas anoche, al comienzo de la operación, con lanzagranadas y rifles de asalto desde diversos puntos, tras lo cual respondieron abriendo fuego y acabaron con la vida de 30 integristas.

Las tropas extranjeras continuaron a primera hora de la mañana despejando la zona y mataron a otros veinte insurgentes.

La insurgencia es especialmente activa en el cinturón suroriental afgano y en las zonas limítrofes con Pakistán, como es el caso de Paktika.

Revoluciones inquisidoras

Revoluciones inquisidoras

   Nicolás Pérez (con gafas oscuras), uno de los dueños del periódico ecuatoriano El Universo, y el gerente general del diario, Leonardo Terán, pasan junto a una multitud de empleados que les manifestan su apoyo.
Nicolás Pérez (con gafas oscuras), uno de los dueños del periódico ecuatoriano El Universo, y el gerente general del diario, Leonardo Terán, pasan junto a una multitud de empleados que les manifestan su apoyo.
ANGEL AGUIRRE / AFP/Getty Images

La revolución ciudadana de Rafael Correa se asemeja cada vez más a la bolivariana de Hugo Chávez. En ambas, la crítica a la autoridad y el disenso se han convertido en delitos de opinión, castigándose con cárcel, multas millonarias o exilio forzado.

Así como la iglesia del siglo XIV, el presidente ecuatoriano se siente dueño de la verdad, infalible y censor de sus críticos. Esta semana un ex columnista del diario El Universo, y sus directivos, pagaron muy caro la osadía de llamarlo “dictador” en una columna de opinión. En un trámite judicial vertiginoso –digno de un récord Guinness– un juez dictó sentencia en doce horas tras leer cinco mil fojas de expedientes, condenando a los demandados a tres años de cárcel y a indemnizar al mandatario con 40 millones de dólares.

La desproporción entre el castigo y el delito de opinión desenmascara un juicio politizado. Similar al que hace días fue sometido el opositor venezolano Oswaldo Alvarez Paz, sentenciado a dos años de cárcel por declarar en TV que el narcotráfico corroe a Venezuela. Un entretejido sistema jurídico-legal, usado para castigar la crítica de políticos y periodistas, quienes ante la persecución, eligen el destierro antes que la cárcel.

A este sistema perverso, Chávez y Correa lo completan con la estrategia del escarnio público. Dedican horas por semanas para satirizar e insultar a sus contrincantes. Correa consagró siete cadenas nacionales de más de una hora para atacar a los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita, autores de El gran hermano, un libro que denuncia nepotismo y corrupción de contratos millonarios entre el Estado y su hermano mayor, Fabricio. A la ofensiva verbal, le sumó una demanda por 10 millones de dólares.

La astucia de Correa es que la burla pública, las represalias legales y la inseguridad jurídica generen miedo y autocensura. Lo está logrando. Un 70% de los periodistas la practican, según una encuesta nacional de Fundamedios.

Al igual que el presidente de Venezuela, Correa se sirve de su estrategia integral, para expropiar y controlar empresas. Creó un emporio de 19 medios de comunicación, sin contar los que controla mediante presión de publicidad oficial, inspecciones impositivas y sanciones administrativas. En esa concentración mediática, utiliza un ejército de periodistas militantes para defender su revolución, así sea con propaganda noticiosa o programas televisivos al estilo 6, 7 y 8 en Argentina o La Hojilla en Venezuela, desde donde se califica de gusano y vendepatria a quien piense diferente.

Su mayor anhelo es contar con una ley de comunicación que le permita “controlar los excesos de la prensa corrupta”. Introdujo su semilla en la Constitución de 2008, apenas asumió, aunque no pudo cristalizarla tras varios empellones en el Congreso. Pero en una coartada perfecta, Correa retomó el tema en la Consulta Popular de mayo, buscando el apoyo ciudadano para que se legisle “sin dilaciones”. Consiguió su sueño, y de un solo zarpazo contra la libertad de empresa y de prensa, logró que el proyecto de ley incluya una prohibición para que los dueños de medios no posean otro tipo de empresas y que se sancione la difusión de contenidos explícitos sobre violencia, sexo y discriminación.

El gobierno ecuatoriano se ha encargado de vender gato por liebre para que pasen desapercibidas esas violaciones. Los ciudadanos creen que se trata de una ley de comunicación o de medios; no obstante que la censura recaerá sobre todas las expresiones, así sean cartas al director, declaraciones de opositores, páginas de internet o mensajes por redes sociales.

Pero a Correa el tiro puede salirle por la culata. El costo político de estas estrategias inquisidoras contra medios, oposición y ciudadanía, será caro; al menos, certificará su autoritarismo, lo que trata afanosamente de simular tras una falsa estampa de líder apegado a las leyes y la justicia.

Ojalá que los legisladores, antes de votar la “ley Correa”, miren el mural que pende en el Palacio Legislativo, del extinto Oswaldo Guayasamín, quien al representar al populismo con rostro oscuro y adusto, explicó: “Cuando el pueblo escucha estos cantos de sirena, se engaña, y forma la chusma con la que los populistas llegan al poder, para luego cargarle el peso de sus ambiciones”.

Noruega vive atónita una tragedia

Noruega vive atónita una tragedia tras doble atentado con 92 muertos

El doble atentado perpetrado en Oslo y la vecina isla de Utøya se ha convertido en un tragedia nacional, con al menos 92 muertos, mientras se investigan los móviles del presunto asesino, un noruego de 32 años de tendencias ultraderechistas, identificado como "fundamentalista cristiano" e "islamófobo".

Noruega vive atónita una tragedia tras doble atentado con 92 muertos
Soldados noruegos custodian la entrada de la calle Akersgata, cerrada por la policía por motivos relacionados con el doble atentado de ayer en Oslo, Noruega, hoy. EFE

Oslo. La isla de Utøya, a 40 kilómetros de la capital noruega, se convirtió en el principal exponente de lo que el primer ministro, Jens Stoltenberg, calificó de "peor tragedia desde la Segunda Guerra Mundial" para el país.

Ahí irrumpió armado el viernes sobre las 15.30 GMT el presunto agresor, al que los medios noruegos han identificado como Anders Behring Breivik, y que sólo en la isla provocó una matanza con 85 víctimas mortales, según los últimos datos.

"Nos dijo a gritos que todos moriríamos", se le veía "muy seguro, tranquilo y bajo control", "sabía lo que estaba haciendo", relató Adrian Pracon, uno de los testigos del atentado.

La policía parte de la hipótesis de que Breivik actuó en solitario, aunque no descarta que tuviera cómplices, y que fue asimismo responsable de la explosión de un coche bomba ocurrida dos horas antes en el centro de Oslo, que causó siete muertes.

Se sospecha que, tras activar ese artefacto, se desplazó a la idílica isla donde 560 personas participaban en un campamento de las juventudes socialdemócratas -el partido de Stoltenberg-, con uniforme policial y armado con armas semiautomáticas.

Lo que ocurrió a partir de ahí fue una matanza al parecer minuciosamente preparada, que se prolongó unos 45 minutos, entre escenas de pánico, jóvenes tratando de huir a nado o de alcanzar botes neumáticos en las aguas del fiordo.

"La gente caía muerta delante mío. Corrí por el campamento hacia el área de las tiendas de campaña. Vi al hombre armado. Dos personas empezaron a hablarle y dos segundos después estaban muertas. Él llevaba un uniforme negro con bordes rojos. Parecía nazi, con el uniforme que parecía de policía", relató Pracon.

El presunto agresor había comprado desde la primavera pasada hasta seis toneladas de abono químico, como explicó a medios noruegos la portavoz de un mayorista de estos productos, con los que podría haber preparado la bomba de la capital.

No levantó sospechas, añadió esa fuentes, puesto que constaba como distribuidor de productos agrícolas.

A este noruego, detenido en la misma isla y actualmente interrogado por los agentes, la policía le atribuye contactos con la ultraderecha y un perfil fundamentalista cristiano con trasfondo islamófobo.

Tenía "opiniones hostiles al islam", como reveló un registro en su casa, donde la policía encontró varios mensajes colgados en internet con contenidos ultraderechistas y antimusulmanes.

El primer ministro y el rey Harald IV de Noruega calificaron de tragedia nacional las dos matanzas consecutivas, por las que el país escandinavo guarda hoy un día de luto.

"Noruega es un país pequeño, pero con un fuerte espíritu de solidaridad", afirmó Stoltenberg ante los medios desplazados a la isla donde, recordó, empezó su carrera.

"Recuperaremos este lugar como nuestra isla", añadió, por encima del "peso de la tragedia" ocurrida en ese lugar.

Stoltenberg tenía previsto de antemano visitar hoy esa isla, sólo que en circunstancias muy distintas: participar en el campamento de las juventudes del partido, entre jóvenes de entre 14 y 17 años.

La matanza fue "un ataque al paraíso de mi juventud, convertido ahora en un infierno", añadió el político, en alusión a sus visitas a ese lugar en sus años jóvenes, como asistente al campamento.

El ataque en la isla se produjo dos horas después del de la capital, cuando en los medios noruegos se sucedían las imágenes de escenas de caos en Oslo, con personas heridas tendidas en las aceras y ciudadanos ensangrentados entre ambulancias y equipos sanitarios.

La potente detonación había causado graves destrozos en cuatro edificios gubernamentales y otros inmuebles vecinos, y la policía procedía a evacuar la estación central de ferrocarril, centros comerciales y redacciones de los principales medios del país.

Tras saltar la noticia del tiroteo, las informaciones sobre ambos atentados se solaparon durante horas.

Si inicialmente toda la atención se centró en la capital, de la que llegaban imágenes de edificios destrozados y ciudadanos heridos, a medida que avanzaban las horas se trasladó a la isla, donde finalmente se confirmó la matanza de dimensiones catastróficas que ha sacudido a toda Noruega.

El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, se desplazó hoy a la isla de Utøya, escenario del ataque en el que murieron ayer 84 asistentes al campamento de las juventudes de su partido socialdemócrata y lugar donde, recordó, empezó su carrera política.

"Noruega es un país pequeño, pero con un fuerte espíritu de solidaridad", dijo el político a los medios para afirmar su convicción de que "recuperaremos este lugar como nuestra isla", por encima del "peso de la tragedia" ocurrida en ese lugar.

La isla, a unos 40 kilómetros de la capital, fue escenario ayer del segundo ataque presuntamente perpetrado por un noruego de 32 años, tras el atentado con un coche bomba en el centro del complejo gubernamental de Oslo unas dos horas antes.

Ambos ataques arrojan hasta ahora un saldo de 91 víctimas mortales, aunque fuentes policiales temen que su número aumente en las próximas horas.

Stoltenberg tenía previsto de antemano visitar hoy esa isla para participar en el campamento de las juventudes de su partido.

En una anterior declaración esta mañana desde Oslo, Stoltenberg expresó su consternación por lo que calificó de la más grave catástrofe para su país desde la Segunda Guerra Mundial.

"Fue un ataque al paraíso de mi juventud, convertido ahora en un infierno", afirmó el político en alusión a sus visitas al lugar en su juventud como participante de los campamentos de verano.

El ataque en la isla ocurrió sobre las 15.30 GMT, unas dos horas después del atentado con coche bomba en el complejo gubernamental de Oslo, en el que hubo siete personas muertas y quince heridos.

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