27 julio, 2011

La eterna crisis de la eurozona, un problema de política errática

Juergen B. Donges

Cuesta mucho comprender a los líderes políticos que nos gobiernan y que dicen querer darle estabilidad y un futuro halagüeño a la zona euro.

En la Cumbre Europea extraordinaria del pasado 21 de julio, han anunciado que en octubre se presentará un programa para la salida de la crisis de la deuda soberana. Tan sólo unos meses antes, a finales de marzo, el Consejo Europeo de Jefes de Estado y de Gobierno había diseñado y acordado una nueva arquitectura para la unión monetaria -un Fondo de Estabilización Monetaria y el Pacto del Euro Plus- con el mismo objetivo.

Más improvisación con las consecuentes dosis de incertidumbre para los mercados, imposible. Los Juncker, Merkel, Sarkozy , Barroso y demás compañeros europeos están poniendo en tela de juicio su credibilidad y capacidad de dirigir con responsabilidad los destinos de Europa.

Lo que se ha convertido en un grave problema es que los Gobiernos no respetan las normas sobre una buena gobernanza de la zona euro que ellos mismos han suscrito. Así arrancó la unión monetaria en 1999. Bélgica e Italia fueron admitidos a pesar del excesivo endeudamiento público. Posteriormente, para el ingreso de Grecia, se hizo la vista gorda al hecho sobradamente conocido de que las finanzas públicas de este país estaban completamente desordenadas. Lo que no sabíamos del todo era hasta qué punto habían sido maquilladas por la autoridades helenas.

La siguiente infracción de la normativa del euro corrió a cargo de Alemania y Francia, nada menos. En 2003, el entonces canciller, Gerhard Schröder, y el presidente Jacques Chirac impidieron que la Comisión Europea activara contra estos dos países el mecanismo por exceso de déficit público, tal y como lo requerían el Tratado de Maastricht y el Pacto Europeo de Estabilidad y Crecimiento.

Ambos estadistas impusieron una reforma del Pacto, descafeinándolo. El precedente para los demás socios con respecto al descuido de la disciplina presupuestaria estaba servido. Se puso de manifiesto un error de construcción de la zona euro: no haber previsto la tentación de los políticos de interpretar según su conveniencia el cumplimiento de los criterios de convergencia y, concretamente, la calidad de las políticas nacionales en el terreno fiscal y en el de las reformas estructurales.

El BCE, el gran perdedor

Cuando estalló la crisis de la deuda soberana en Grecia a principios de 2010, los líderes políticos cometieron colectivamente la infracción más grave: invalidaron de un plumazo los dos principios fundamentales que contemplaba el Tratado de Maastricht para la zona euro: uno, que los gobiernos tenían prohibido rescatar a un socio del área; otro, que el BCE no debía de financiar déficit públicos. Los políticos han convertido a la eurozona -mejor dicho, a los contribuyentes- en el prestamista de última instancia sin tener en cuenta los incentivos perversos que ello implica. Es decir, para los Gobiernos, despilfarrar, y para los bancos, buscar cómodamente y sin mayor riesgo rentabilidades generosas para sus préstamos.

El gran perdedor es el BCE, que en un año ha adquirido bonos del Tesoro griego y de otros países de baja solvencia por un valor de muchos miles de millones de euros, lo que naturalmente no es bueno para la reputación de esta entidad. Por eso, ahora, su presidente, Jean-Claude Trichet, es tan reacio a todo lo que suene a una reestructuración de la deuda griega. En algunos círculos, los analistas económicos ya hablan del BCE como si fuera un banco malo más.

Al aprobarse el año pasado el programa de ayudas financieras para Grecia y crearse un fondo europeo de rescate (EFSF, por siglas inglesas), los líderes políticos declararon que se trataba de medidas transitorias, para un plazo de tres años. Otra promesa incumplida. Pues en la mencionada cumbre de marzo, el Consejo Europeo implantó un fondo permanente (ESM) que entrará en funcionamiento a mediados de 2013.

Esto es toda una invitación a los mercados a someter una y otra vez a prueba de estrés la solvencia de determinados países. Nuestros gobernantes se han aprendido el cuento de que los malos de la película son las agencias de calificación de riesgo y los oscuros especuladores financieros.

Pero, por mucho que se empeñen, el problema de la inestabilidad proviene de ellos mismos, por no cumplir con las exigencias de un área monetaria óptima: la flexibilidad del mercado de trabajo, la competitividad del sector de los bienes internacionalmente comercializables y la sostenibilidad de las finanzas públicas.

Más allá de los límites

Como colofón a las acciones cuestionables tenemos, hasta esta fecha, los acuerdos de la semana pasada. Nuevamente, los Gobiernos han cruzado líneas rojas que ellos mismos habían trazado.

Ahora el EFSF sí podrá adquirir deuda helena en el mercado secundario, el Gobierno griego sí recibirá préstamos para recomprar su deuda, y las condiciones crediticias (tipos de interés y vencimientos) serán suavizadas. Como en todas las actuaciones anteriores, nuestros líderes recurren al mismo discurso: que se trata de un caso excepcional y único y que no había otra alternativa para tranquilizar a los mercados financieros.

Irlanda y Portugal habrán tomado buena nota de que es perfectamente posible cambiar las reglas del juego sobre la marcha en beneficio propio y a costa de los países socios. Para hacer chantaje, no hay más que describir en términos apocalípticos lo que le sucedería a la zona euro si las nuevas ayudas no llegan. De aliado oportuno actúan los bancos y las compañías de seguros que tengan exposiciones sustanciales a los países afectados, pues gracias a los rescates no tienen que provisionar pérdidas de forma significativa con cargo a sus accionistas, como tendría que ser.

No nos llevemos a engaño, Grecia no podrá pagar la deuda acumulada. Su economía no dispone de un potencial de crecimiento que pudiera reforzar la capacidad recaudatoria del Estado. Pasarán muchos años hasta que el país heleno pueda refinanciarse en los mercados de capital bajo condiciones asequibles.

Tampoco se cumplirán a rajatabla los compromisos de austeridad fiscal y de privatizaciones que el Gobierno griego ha adquirido frente a sus socios europeos, la Comisión Europea y el FMI. Simplemente, falta la aprobación social a duros ajustes y está muy extendida entre los ciudadanos la convicción de que los otros países, Alemania el primero, acudirán una y otra vez a su socorro financiero.

¿Para qué renunciar a los derechos sociales adquiridos?, se preguntan muchos. Tan sólo es una cuestión de tiempo que estén sobre la mesa las opciones inevitables: es decir, una reestructuración de la deuda (moratoria y quitas), o bien la salida del euro. Para otros países con problemas financieros, puede ocurrir lo mismo. Los intervencionismos puntuales, por muchas inyecciones de oxígeno que procuren, no van a garantizar la viabilidad de la eurozona.

Juergen B. Dondges. Universidad de Colonia.

S&P sitúa a Grecia en la antesala del impago efectivo

S&P sitúa a Grecia en la antesala del impago efectivo: recorta el rating a 'CC'

La agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P) ha rebajado en dos escalones la deuda soberana de Grecia, desde 'CCC' a 'CC', con perspectiva negativa. De esta forma, deja el país a sólo un paso de considerarle en situación de insolvencia, tras el acuerdo alcanzado el pasado jueves por los líderes de la Eurozona sobre el nuevo rescate a Grecia.

La calificadora estima que el país heleno tiene una alta probabilidad de impago "con alguna expectativa de recobro", lo que significa que no será capaz de pagar por lo menos algunas de sus cuentas.

S&P, que de esta manera sigue los pasos de Moody's y sitúa la califación de Grecia en una situación cercana a la insolvencia, cree que la propuesta de reestructuración de la deuda soberana griega supondría un default selectivo según su metodología.

La agencia considera que esta decisión supone un canje de bonos obligado, según las declaraciones de las autoridades europeas, que es probable que se traduzca en pérdidas los acreedores privados. Así, según sus criterios, un emisor en dificultades es aquel que no paga a tiempo ni de forma completa.

Asimismo, S&P recuerda que el objetivo de este intercambio es reducir el riesgo de una impago en el corto plazo y dar al Gobierno griego más tiempo para llevar a cabo la consolidación fiscal y las reformas políticas.

Términos desfavorables para los inversores

Según el plan del nuevo rescate, la contribución de la banca se orquestará mediante un programa de canje o renovación de los bonos griegos que vencen en los próximos años por otros con un plazo de vencimiento superior, a 30 años. En opinión de S&P, estos términos son "desfavorables" para los inversores.

Así, cree que los tipos de interés pagados en los nuevos bonos están "significativamente por debajo" de los que existen en el mercado secundario, y, como consecuencia, considera que la reestructuración es perjudicial para los inversores, ya que ofrece menos valor que el prometido en la emisión original. "Según nuestro criterio, esto nos lleva a concluir que las reestructuración supone un default selectivo", añade.

En cambio, no considera que la compra de deuda soberana griega en los mercado secundarios sea un default selectivo, ya que estas operaciones son voluntarias tanto por parte del comprador como del vendedor. Sin embargo, las compras de títulos de deuda con grandes descuentos son una indicación de la debilitada calidad crediticia del emisor, otro motivo para rebajar la calificación hasta 'CC'.

Asimismo, incide en que mantiene su rating de recuperación en la calificación '4', lo que implica una probabilidad de entre el 30% y el 50% de recuperar el capital, teniendo en cuenta que el recorte del 20% del valor se producirá en la primera ronda de la reestructuración.

consecuencias de una suspensión de pagos

Sigue la cuenta atrás: las consecuencias de una suspensión de pagos de EEUU

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La cuenta atrás para la suspensión de pagos de Estados Unidos prosigue su curso sin que republicanos y demócratas se muestren dispuestos a hacer concesiones. Su incapacidad para ponerse de acuerdo antes de la fecha límite, el 2 de agosto, supone una amenaza no sólo para la economía nacional, sino también mundial, que podría tener que enfrentarse a magnitudes inciertas.

Poco después de que el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, anunciara su intención de someter a voto su plan para elevar el tope de deuda, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que advertía de un veto presidencial.

Esta perspectiva hace temer un efecto dominó: ¿Hasta qué punto un bloqueo en el Congreso en Washington podría ralentizar o estancar el crecimiento global?

En concreto, el departamento del Tesoro estadounidense opina que tras el 2 de agosto, si los congresistas todavía no han acordado elevar el límite legal de la deuda, el Estado no podrá responder a todos sus compromisos.

Las consecuencias del default

Alrededor de 40% del gasto de EEUU se financia con endeudamiento, lo que significa que deberá elegir drásticamente qué pagos hará y cuáles dejará para más tarde. Eso significará la parálisis de algunas administraciones, una incertidumbre sobre el pago de las prestaciones sociales e incluso retraso en los pagos a sus proveedores.

Las agencias de calificación como Moody's, Fitch o Standard & Poors, han anunciado ya que sin un acuerdo revisarían a la baja la calificación de la deuda, lo que previsiblemente provocaría una subida de las tasas de interés. No obstante, S&P ha señalado hoy que, en su opinión, el país cumplirá con sus obligaciones sin incurrir en default.

"La nota AAA dada la deuda de nuestro país sería rebajada", afirmó el lunes el presidente Barack Obama. "Las tasas de interés subirían" y "correríamos el riesgo de provocar una profunda crisis económica, causada casi totalmente por Washington".

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtió el martes en ese sentido: "tener un impago o una rebaja importante de la calificación asignada a Estados Unidos sería algo muy, muy, muy grave. No sólo para Estados Unidos, sino para la economía mundial en general".

Repercusiones a nivel mundial

Sus economistas han publicado un informe en el que evaluan los efectos de los acontecimientos económicos y financieros de Estados Unidos en el resto del mundo. "Las repercusiones transfronterizas a corto plazo son únicas por su importancia y muestran el papel central de los mercados estadounidenses en la fijación mundial de los precios de los activos", subrayan.

Según sus cálculos, en los buenos momentos, cuando Estados Unidos crece 1% "la mayor parte de los países del G20" gana alrededor de medio punto. Sin embargo, los economistas no han calculado qué pasa cuando el crecimiento en Estados Unidos se desacelera.

Pero "una pérdida de confianza" en la "credibilidad presupuestaria" de Washington "tendría repercusiones negativas mayores para el resto del mundo, visto el papel de referente mundial de los rendimientos sobre las obligaciones de Estado estadounidenses", advierten.

Aunque "Estados Unidos pueda pagar su facturas" en los plazos normales y aunque la crisis se resuelva rápidamente, "no es un buen momento para que ésto (la falta de acuerdo en el techo de la deuda) llegue", explica Nariman Behravesh, economista jefe de la consultora IHS Global Insight.

"Las consecuencias en otras regiones del mundo serían espectaculares, en particular en aquéllas que tienen un crecimiento lento, como Europa. Porque el comercio con Estados Unidos se vería afectado", ha señalado a France Press.

¿Dos semanas más de tregua?

Aunque el Tesoro de Estados Unidos insiste en que el 2 de agosto es la fecha límite a partir de la cual el Gobierno no podrá hacer frente a sus obligaciones, muchos analistas piensan que esta fecha podría extenderse dos semanas más, asumiendo una entrada de fondos al Tesoro mayor de lo esperado.

"El primer riesgo de incumplimiento está previsto para el 15 de agosto", asegura a Reuters Ward McCarthy, economista jefe y director gerente de Jefferies & Co. "La liquidez no será un problema inmediato", apunta.

McCarthy y otros analistas de Wal Street prevén que el Tesoro tendrá suficiente dinero para cumplir con sus obligaciones hasta mediados de agosto, incluyendoel pago de las prestaciones sociales de 23.000 millones de euros previstos para el 3 de agosto.

Los analistas también esperan que el Tesoro de EEUU será capaz de hacer frente a los más de 90.000 millones de vencimientos de deuda el día 4 de agosto.

Ahora bien, aunque Estados Unidos sea capaz de seguir funcionando más allá del temido 2 de agosto, hay que tener en cuenta el funcionamiento del mercado y la reacción de los inversores si el Congreso no es capaz de llegar a un acuerdo antes de la citada fecha.

El Ibex 35 baja el 1,93%

El Ibex 35 baja el 1,93% y cierra en 9.643 puntos consumido por la incertidumbre

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El selectivo perdió el 1,93% y cerró la sesión en 9.643 puntos osciló entre un mínimo de 9.569 y un máximo de 9.782 puntos. Los inversores negociaron 3.084 millones de euros en todo el parqué, una cifra inferior a la de los últimos días. La incertidumbre es el peor enemigo de la bolsa. Y hay dudas a raudales a ambos lados del Atlántico.

Por un lado, no hay un acuerdo en EEUU para elevar el techo de la deuda y evitar la suspensión de pagos. El reloj sigue corriendo y la fecha límite del 2 de agosto se acerca inexorablemente. "Tener un impago o una rebaja importante de la calificación crediticia sería algo muy, muy, muy grave. No sólo para EEUU, sino para la economía mundial en general", clamaba la directora gerente FMI, Christine Lagarde.

Y por el otro, el efecto del compromiso de la Eurozona sobre Grecia y la crisis de deuda se está diluyendo a marchas forzadas al no haberse aclarado ninguno de los puntos del plan. "Lo que se ha dicho y lo que se ha hecho es el mínimo para evitar un desmoronamiento inminente", declaraba Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI, a Le Monde. "No se puede hablar de una cumbre inútil, pero este acuerdo tiene demasiadas zonas grises", apuntaba Franklin Pichard, director de Barclays Bourse.

Así, destacaron las pérdidas del sector bancario tras la presentación de resultados de Santander, que cedió el 3,18% tras no alcanzar las previsiones. Caixabank cayó el 3,695, Popular el 3,64%, Bankinter el 3,08%, Sabadell el 2,96% y BBVA el 2,86%.

Telecinco, Acciona y Amadeus fueron los mejores del día con ganancias del entorno del 1,5%. (Un vistazo al Ibex 35, al Eco 10 y al resto del mercado)

¿Va a repetirse la historia?

"Sesión dura para la renta variable, lo que incluye en este momento a un Nasdaq 100 norteamericano que finalmente ha sido incapaz de mantener su inercia en zona de resistencia clave tras varios días de divergencia, alejándose de ella notablemente para empezar a converger con el resto del mercado", señalaba Carlos Doblado en Ecotrader.

"Las velas semanales están siendo ampliamente recorridas y han caído las zonas de soporte intermedio como sucediera tras el intento de reconstrucción de la última semana de junio. Esto, a falta de dos días, aleja la confirmación alcista que requería de una superación de los 2.800 puntos en el EuroStoxx 50", añadía.

La tumba del PRD

La tumba del PRD

El gobierno de Leonel Godoy ha resultado, no sólo un fracaso para los michoacanos, sino una pesada losa político-electoral para la izquierda.

Ricardo Alemán

En su más reciente gira proselitista por el estado de Michoacán, el candidato presidencial del PT, Andrés Manuel López Obrador, se aventó la puntada de descalificar la precandidatura del PAN al gobierno estatal de la señora Luisa María Calderón.

Dijo, palabras más o menos, que “sería lamentable que la hermana de Calderón gobernara aquí; sería una inmoralidad. Parece que estuviéramos en una monarquía”. Y tiene razón el señor López, nadie o casi nadie quiere una monarquía estatal. Lo curioso del caso es que no existe ley alguna que impida a hermanos de un político encumbrado ocupar un cargo de elección popular.

Pero hay más. Resulta que, como es su costumbre, López Obrador parece picado por la desmemoria y la incongruencia —si no es que por el cinismo—, porque olvida que, gracias a su influencia política y a su nepotismo, por lo menos dos de sus hermanos fueron alcaldes en los estados de Tabasco y Chiapas.

Es decir, que otra vez asistimos a la confirmación del refranero popular: “Que se haga la voluntad de Dios, pero en los bueyes de mi compadre”. En otras palabras, que cuando la chapuza beneficia al señor López, bendita chapuza. Pero cuando beneficia a los otros, entonces el grito en la plaza es contra la maldita chapuza.

Sin embargo, más allá de la chabacana arenga lopista, lo cierto es que en Michoacán existen todas las condiciones para que esa entidad se convierta —durante las elecciones de noviembre para renovar al gobierno estatal— en la tumba del PRD, y de toda la izquierda, en los meses previos a la contienda presidencial de 2012. Pero vale la pregunta: ¿Por qué la tumba del PRD?

Porque todos saben que en Michoacán los gobiernos amarillos llegaron al límite del agotamiento —por desprestigio, mala gestión e ingobernabilidad— y porque, según las encuestas de opinión, no pocos votantes ven como esperanza de cambio a la candidata del PAN, Luisa María Calderón, hermana del presidente Calderón, mientras que por el PRI también es visto como una posibilidad de cambio el tres veces alcalde de Morelia, Fausto Vallejo Figueroa.

Es decir que en Michoacán se produce una alineación casi astral para mandar al tercer lugar al partido gobernante, el PRD, cuyo gobierno saliente, el de Leonel Godoy, ha resultado, no sólo un fracaso para los michoacanos, sino una pesada losa político-electoral para una izquierda que, por si no fuera suficiente, también en esa entidad está dividida.

Y es que, a pesar de que el PRD empujó la candidatura de unidad de Silvano Aureoles Conejo —al que finalmente apoyaron los Cárdenas, Los Chuchos y AMLO—, lo cierto es que los comités estatales del Partido del Trabajo y los de Convergencia no están de acuerdo con esa alianza y decidieron reventarla. Y es que esas inmorales empresas familiares llamadas PT y Convergencia quieren mucho más dinero por sus servicios de cortesanos y están listos para postular a su propio candidato. Si se confirma el rompimiento entre la mal llamada izquierda, el gobierno de Michoacán será disputado por el PAN y el PRI. Y, en una de ésas, hasta el PRI regresa a la entidad que hasta hace algunos años era considerada como “la cuna” del cardenismo.

Lo simpático del asunto es que aun unidos PRD, PT y Convergencia, no son capaces de garantizar un triunfo de la llamada izquierda, sobre todo ante candidatos de peso completo como la panista Calderón y el priista Vallejo, quienes encabezan todas las encuestas de opinión. Pero, además, cuando se califica al gobierno del saliente Leonel Godoy, los michoacanos y los potenciales electores lo consideran el peor que han tenido en décadas.

Por eso se puede decir que, salvo un milagro, el PRD será echado del gobierno —el primer domingo de noviembre—, en una derrota que podría repercutir en un fuerte reacomodo en el tablero de los candidatos presidenciables del PRD. Es decir, que una derrota de la izquierda en Michoacán confirmaría que la influencia de López Obrador en los procesos electorales, rumbo a 2012, se ha convertido en sinónimo de derrota. Y con esa percepción, el candidato presidencial López Obrador se podría convertir en un candidato presidencial perdedor.

Todo ello, claro, sin tomar en cuenta que AMLO también fue besado por el diablo. ¿A qué nos referimos? Elemental, al hecho de que el pillo de siete suelas conocido por todos como René Bejarano es, en los hechos, el jefe de la campaña presidencial de AMLO. Es decir, un ladrón comanda la campaña presidencial de AMLO. ¿Qué tal con la honestidad valiente?

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