28 julio, 2011

La secta más criminal de la historia

Por Horacio Vázquez-Rial

Ideas - Libertad Digital

Al margen de lo mucho que las izquierdas españolas han mentido acerca de don Jesús Gómez Ruiz, portavoz de la oposición en el ayuntamiento de Leganés y compañero de fatigas en La Ilustración Liberal, donde publicó su artículo sobre "Los principios de la legislación española sobre la educación", que comparto en líneas generales, se ha puesto sobre el tapete la cuestión del comunismo como secta y como responsable de crímenes.

¿Constituyen los comunistas una secta? Para la Real Academia, secta es 1) el "conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica", o 2) una "doctrina religiosa o ideológica que se independiza de otra", o 3) el "conjunto de creyentes en una doctrina particular o de fieles a una religión que el hablante considera falsa". Atendiendo a la primera acepción, todos los individuos pensantes que toman partido pertenecen a una secta, lo cual es una estupidez. Atendiendo a la segunda, el protestantismo –en todas sus variantes– es una secta, en la medida en que se ha independizado de la Iglesia católica, al igual que las Iglesias griega o rusa, o que el cristianismo copto, lo cual es otra estupidez. En cuanto a la tercera, en ella todo depende de quién se exprese, lo cual es el colmo de la majadería multiculturalista: si yo considero falso el islam, denomino secta –y no religión– a 1.200 millones de personas.

De modo que el DRAE elude la condición minoritaria de las sectas. Lo que hace que el islam y el catolicismo y el judaísmo y el anglicanismo no sean sectas es su condición mayoritaria u oficial en distintas partes del mundo. Las sectas son hijas de las disidencias, que dejan de ser tales tan pronto como se institucionalizan.

El comunismo, si alguna vez fue secta, dejó de serlo en 1917, con la revolución soviética, que lo convirtió en política de Estado. Tal vez aun antes, al fundarse la Primera Internacional. Se me puede oponer el dato de que, al separar su destino del de la URSS, Trotski, de acuerdo con la segunda acepción del diccionario, creó una secta; pero él no se apartó del comunismo, sino de Stalin. En todo caso, la creación por los trotskistas de la Cuarta Internacional concreta una disidencia pública y extendida del comunismo soviético, pero en modo alguno dejan sus miembros de ser comunistas. Lutero, que no se enfrentó a un Papa en particular –como Trotski a Stalin–, sino al Papado, dejó de ser católico, pero no dejó de ser cristiano. Y al crear una forma del cristianismo que pronto fue mayoritaria en lo que aún no era Alemania pero lo sería, en gran medida gracias a ella, fundó una iglesia, no una secta.

Tenemos un gran vacío historiográfico en este ámbito –proyecto para jóvenes ambiciosos–. Stanley Payne nos enseñó a hablar de los fascismos, en plural, superando la concepción precedente del fascismo o el nazifascismo, producto de la propaganda stalinista, como fenómeno generalizado en Italia, Alemania, España y hasta la América española. ¿Por qué no hemos aprendido aún a hablar de los cristianismos, en plural, ya que no es lo mismo el catolicismo romano que el cristianismo de las iglesias etíope, griega, rusa, luterana, anabaptista, etc.? En parte porque percibimos que Europa es cristiana en diversas formas sin dejar de ser Europa. No obstante, no son pocos los que, pese a entender este dato, siguen siendo renuentes a emplear el término judeocristiano, cuando en su origen el cristianismo fue una secta judía, en la segunda acepción del término: una rama disidente. También deberíamos historiar los comunismos. Que, por cierto, al igual que los fascismos, fueron hijos de las socialdemocracias nacionales europeas.

Los comunismos, por definición, no fueron una secta, ni siquiera un grupo de sectas, sino corrientes dentro de un tejido ideológico de amplio alcance que, por una cuestión de justicia, deberíamos denominar marxiano antes que marxista. Como Lenin no quería dejar de ser marxista, adaptó los datos de la realidad a la doctrina y convirtió a Rusia, sobre el papel, en un país capitalista desarrollado, cosa que no era, para que su revolución cuadrara en la profecía canónica. Profecía que, de hecho, no se cumplió en nación central alguna. Ni siquiera, y frente a lo que pretenden algunos historiadores, estuvo a punto de hacerse realidad en el caldero alemán de 1918-1919: para impedirlo estaban ahí los socialdemócratas, que también se consideraban marxistas, y los sindicatos: el dúo guiado por Ebert que abrió el camino para la revolución nazi de finales de la década de 1930.

Ya en 1920 el marxismo, en tanto que instrumento de análisis político y herramienta para la toma del poder, había fracasado. Lo que no impidió que, a lo largo de todo el siglo XX, se fuera constituyendo en ideología e impregnando el conjunto de las sociedades occidentales. Hasta Hitler tuvo que llamar socialista a su partido para darle carácter. La finada clase obrera, en nombre de la cual hablan aún unos cuantos, no formó parte de ninguna revolución comunista conocida, y sirvió a unos y a otros para barridos y fregados diversos. En general –Rusia, China, Cuba, Vietnam...–, el papel protagónico correspondió al campesinado, que se proletarizó en un proceso de construcción industrial que no era en su inicio capitalista, puesto que el eje de la producción de esos países no fue el mercado hasta pasados muchos años. También el campesinado fue central en la revolución atrasista de Camboya.

El otro asunto es el de la condición criminal de los comunismos. Por supuesto que han sido criminales. Pero ése es un terreno en el que los comunismos se disputan el primer lugar con muchos otros partidos y movimientos a lo largo de la historia. El rey de los belgas Leopoldo II, que era un individuo y no una secta, entre 1900 y 1909 redujo a la mitad la población del Congo, que pasó de veinte millones a diez. Esto es el equivalente a la mitad de las muertes soviéticas a lo largo de setenta años, es decir, descontados los 20 millones de personas que perdieron la vida en la Segunda Guerra Mundial (cien mil sólo en la toma de Berlín, y en Stalingrado un millón de militares y otro de civiles). Lo más grave del caso congolés es que en esos nueve años de expolio no se construyó absolutamente nada: está claro que el monarca no asumió la "carga del hombre blanco".

El periodo soviético significó, sumando las víctimas del régimen y los muertos en guerra, militares –enviados al frente con criterios muy generosos de administración de la carne de cañón– y civiles, 40 millones en una población que en 1991 era de algo más de 290 millones y que debía de ser mucho menor en 1940. ¿Un doce por ciento, tal vez?

El comunismo atrasista de Pol Pot y los jemeres rojos ocasionó millón y medio de desaparecidos, lo que hizo descender la población de más de siete millones a menos de seis, es decir, en alrededor del 20 por ciento, en tres años.

El nazismo asesinó a 11 millones de personas, de las cuales 6 eran judías, en campos de concentración y exterminio. La pérdida demográfica de Alemania fue de entre 6 y 10 millones, sumados civiles y militares, al margen de los campos –en los que perecieron muchos más–. El total de pérdidas humanas de la Segunda Guerra Mundial, que desató la Alemania nazi, fue de 65 millones.

El comunismo está activo desde, al menos, 1848, y hay países comunistas hoy mismo –Cuba, Corea del Norte–, lo que representa una trayectoria histórica de 162 años hasta la fecha y con esperanzas de supervivencia. El nazismo duró veinte años y estuvo sólo doce en el poder, entre 1933 y 1945. Proporcionalmente, las consecuencias del nazismo fueron mucho peores. Lo cual no impide establecer comparaciones entre las respectivas patologías de Hitler y Stalin. Claro que uno de los aspectos más repugnantes del nazismo, el antisemitismo, al que Stalin no era precisamente ajeno, campa por sus respetos en las izquierdas actuales, en el islamismo y en parte de las derechas. Y de los comunismos quedan en Occidente, excepción hecha del museo cubano, flecos de un léxico –en su mayor parte derivado del positivista Engels, tan amante de los términos militares: impuso vanguardia, por ejemplo– y retales mal cosidos a una visión del mundo que hubiera merecido el rechazo tanto de Stalin como de Hitler, nada partidarios, a juzgar por sus hechos, del movimiento gay ni del feminismo.

Todas las revoluciones, empezando por la paradigmática, la francesa de 1789, han sido criminales. Resulta cuando menos curioso que haya sido el comunista avant la lettre Gracus Babeuf, partícipe activo del movimiento, quien primero denunciara los crímenes de aquella revolución (véase El sistema de despoblación de Babeuf, con el magnífico estudio introductorio de María Teresa González Cortés: De la Torre, Madrid, 2008); en concreto el que se podría considerar el primer genocidio de la modernidad, el de los católicos de la Vendée. Es bueno saberlo, aunque también haya que saber que las revoluciones y sus crímenes son tan inevitables como la lluvia o el mar.

Y no vale la pena plantear quién es más criminal, que es lo que le encanta al gobierno de la memoria histórica. Porque si se plantea caemos sin remedio en el asunto de la Guerra Civil y cada uno alzará sus propios números, necesariamente fuera de contexto. La revolución que los marxianos de todo pelaje pretendían hacer en el marco de la guerra costó a la República un número indeterminado de bajas, decisivo para su derrota, dados los enfrentamientos entre prosoviéticos, trotskistas, cenetistas y faieros –tal vez el calificativo de secta fuese adecuado para la FAI–. El fuego amigo fue una constante republicana. A la Inquisición le preocupaban menos los judíos y los musulmanes que los probables falsos conversos, es decir, los católicos de fe dudosa. A los revolucionarios también. Pero ese es tema de otro artículo.

La crisis del ’29 y la actual

La crisis del ’29 y la actual

Por Roberto Cachanosky
Economía Para Todos

Muchos se preguntan si la crisis financiera que está viviendo el mercado internacional, particularmente EE.UU., puede llegar a ser igual a la de 1929 que luego se prolongó en una depresión. Mi impresión es que –si bien el desenlace depende de lo que hagan el gobierno americano y el resto de los países– esta crisis puede ser más corta y no tan profunda como la del ’29 en relación al impacto sobre la economía real.

¿Cuál fue la causa que inició la crisis de 1929? En ese entonces, el derrumbe de la bolsa de Nueva York fue consecuencia de la política monetaria llevada a cabo por la Reserva Federal a partir de 1924. El objetivo de esa política monetaria había sido depreciar el dólar para estimular las exportaciones americanas y bajar la tasa de interés de modo tal que los capitales fluyeran hacia Europa para que se fortalecieran las monedas que habían quedado debilitadas, especialmente la libra esterlina, como consecuencia de los costos asumidos durante la I Guerra Mundial.

La baja de la tasa de interés en EE.UU. generó un auge de la bolsa norteamericana que llevó el índice bursátil de 79,8 puntos en 1920 a 260,2 en 1929. Es decir que, en 9 años, la bolsa subió un 226%. La libra esterlina mejoró notablemente su cotización frente al dólar, pero no por mejoras en la productividad inglesa, sino por la política expansiva de EE.UU. (algo parecido, a mi juicio, a la relación dólar-euro de los últimos años). Lo mismo ocurrió con el franco francés a partir de 1926, cuando Poincaré se hizo cargo de la administración de las finanzas públicas en Francia.

Si uno observa el inicio de la crisis del 29 y la compara con la actual, encuentra que hay un denominador común: la política monetaria laxa de la Reserva Federal. Es que, luego del atentado a las Torres Gemelas, la Reserva Federal bajó fuertemente la tasa de interés para estimular la economía que había quedado afectada por el ataque terrorista.

¿Otro denominador común? En ambos casos la expansión monetaria generó auges bursátiles artificiales (si bien en la actualidad se recurrió a diferentes instrumentos financieros más sofisticados), presiones inflacionarias y la depreciación del dólar frente a las otras monedas.

Además, tanto en 1927 como en 2004, la Reserva Federal comenzó a revertir la política de bajas tasas de interés para frenar o disminuir la inflación y el auge bursátil.

¿Qué provocó la suba de la tasa de interés en EE.UU. en 1927? Se desaceleró la economía y el índice bursátil empezó a disminuir hasta terminar en pánico con masivos retiros de fondos en el conocido octubre de 1929.

¿Qué pasó con la suba de la tasa de interés en EE.UU. en los últimos años? Primero afecto los créditos hipotecarios, las famosas hipotecas subprime, dado que en EE.UU. esos créditos son a tasa variable, la gente se encontró con que no podían pagar los préstamos. Las carteras de los bancos perdieron valor y comenzó el efecto desplome derivando en los commodities. Es decir, en ambos casos, primero tenemos políticas monetarias expansivas que generan auges artificiales en los mercados financieros. Cuando esas políticas expansivas se tornan peligrosas por las burbujas financieras y las presiones inflacionarias, se empiezan a subir las tasas generando caída de activos, pérdidas patrimoniales, impacto sobre el nivel de actividad económica y crisis financieras. Es decir, los mismos que generan las burbujas luego las pinchas cuando se asustan por el tamaño que adquieren.

Un dato a destacar, sobre todo en el caso de la crisis del 29. No fue el mercado libre ni el patrón oro los que generaron la crisis, sino justamente el intervencionismo estatal en las políticas monetarias, al igual que en la actual crisis que estamos viendo actualmente.

¿Qué diferencias encuentro, por ahora, entre esta crisis y la del 29? La crisis del 29 fue profunda y larga porque el gobierno trató de paliarla actuando sobre el sector real de la economía con regulaciones al por mayor, no solo en EE.UU., sino en buena parte del mundo occidental. Aumentos del gasto público, cierre de la economía, nueva expansión monetaria, regulaciones de precios. Por ejemplo, en EE.UU. se aprobaron subsidios para que los productores agropecuarios norteamericanos dejaran de producir. La idea es que si frenaban la producción los precios se recuperarían. También se declaró la inconvertibilidad del oro en EE.UU. Lo que se hizo en los años 30 fue trabar la economía y prolongar la agonía. Es decir, en vez de dejar que los precios volvieran a su valor normal luego de la burbuja, el Estado norteamericano aplicó el New Deal que produjo más distorsiones de precios profundizando la recisión y prolongándola en el tiempo.

A diferencia de la crisis del 29, en la actual no se observa que el gobierno norteamericano, por ahora, intervenga en el sector real de la economía con medidas como las del New Deal, regulando los precios, aumentado absurdamente el gasto en obras públicas o cerrando la economía al comercio exterior. Su intervencionismo, que por cierto es altamente cuestionable, está centrado en el sistema financiero. Lo que está haciendo es cubrir los quebrantos financieros con los recursos de los contribuyentes y, probablemente, con una política monetaria expansiva que privilegia la reactivación por sobre la inflación, lo cual puede traer nuevas consecuencias en el futuro. Además, deja de lado la teoría de la sanción moral y sale como el séptimo de caballería a salvar bancos y entidades financieras, con lo cual está sentando las bases para que, en el futuro, nuevamente los inversores asuman riesgos desmedidos con la esperanza de que si se equivocan venga el Estado a salvarlos.

Si el gobierno americano no comete los mismos horrores económicos que cometió Roosevelt con su New Deal, podría ser que esta crisis sea más corta y menos profunda que la del 29 o, en el peor de los casos, que sean tan profunda como la del 29 pero no tan larga, dado que, una vez asumidas las pérdidas de la explosión de la burbuja, los precios relativos se reacomodarían rápidamente y la economía podría comenzar a reactivarse nuevamente.

¿Y por casa cómo andamos?

Dediquemos algunos párrafos a la Argentina. Los comentarios de Cristina Fernández de Kirchner de que el primer mundo se cae como una burbuja y nosotros estamos bárbaros muestran el poco conocimiento de la presidente en materia económica.

Primero, porque si la crisis afecta el precio de las commodities, se acabaría el salvavidas que durante todos estos años le permitió al matrimonio mantenerse a flote a pesar de los destrozos económicos que hicieron. Ya no tendrían que luchar para intentar revivir la resolución 125, sino que les sería imposible sostener los actuales niveles de impuestos a las exportaciones. Y esto significaría, ni más ni menos, que la caja se les agotaría más rápido de lo que se les está agotando actualmente. Puesto en términos políticos, no habría caja para sostenerse en el poder. De manera que no entiendo la alegría con que denuncia al primer mundo, salvo que, por su escasa formación intelectual, no termine de advertir cómo esta crisis puede llegar a golpear a su propio gobierno.

Segundo, que intente convencernos de que el modelo argentino es “el modelo” a imitar refleja que todavía no se enteró de que en Argentina hay inflación, pobreza e indigencia crecientes y ausencia de inversiones. Y creer que no pagar la deuda y defaultear los bonos ajustables por CER es una genialidad financiera también luce como pretender vendernos que hacerse fama de mal pagador de las deudas aumenta la capacidad crediticia. Toda una nueva teoría económica.

En definitiva, es cierto que la Reserva Federal –sobre todo bajo la gestión de Alan Greenspan– cometió gruesos errores, pero los americanos todavía tienen que recorrer un largo camino para alcanzar los dislates de los Kirchner. Por lo tanto, mejor que Cristina remueva la viga en el ojo propio antes de concentrarse en ver la paja en el ojo ajeno.

A la Eurozona se le agota el crédito

A la Eurozona se le agota el crédito

Por Juan Ramón Rallo

Ideas -Libertad Digital, Madrid

El crédito no se da, se reconoce. La solvencia es una requisito previo para obtener crédito, no una consecuencia de haberlo obtenido; es decir, lo que otorga el crédito no es la recepción del dinero adeudado sino la capacidad de usarlo con acierto para generar suficientes bienes futuros.

A muchos países de Europa se les acabó el crédito hace tiempo. Habiendo acumulado un volumen de deuda desproporcionado, y habiéndose negado en redondo a reequilibrar sus cuentas, liquidar las propiedades públicas y liberalizar la economía, el único camino que les aguardaba era el del default.

El caso más incuestionable, y con el que primero que saltó la liebre, fue el de Grecia, que presentaba un desfase presupuestario anual de más del 10% del PIB pese a que acumulaba deudas de alrededor del 150% del PIB. Nadie en sus cabales, observando la pasividad de sus políticos y la furia socialista de su población, podía esperar que Grecia cumpliera con lo prometido. Por eso se dispararon los tipos de interés. Pero lo mismo podríamos decir de la hiperbancarizada Irlanda, del esclerótico Portugal o de ese barco a la deriva que es España.

El caso es que sólo había dos alternativas razonables: que esos países trataran de recuperar rápidamente el crédito, para que el dinero siguiera llegando con puntualidad y en buenas condiciones, o, simple y llanamente, que decretaran la suspensión de pagos. Pero el Continente quiso optar por una tercera vía: que parchearan un poquito su situación financiera aprobando planes de ajuste muy insuficientes y luego llegara mamá Eurozona a rescatarlos.

Pero ¿qué es un rescate? Pues, simplemente, un plan por el que se extiende crédito a unas personas, entidades o países que carecen de él. Si los periféricos padecen, a falta de enormes reformas, de una insolvencia estructural, prestarles dinero en unas condiciones a las que nadie más querría prestárselo no solventará sus problemas; al contrario, los trasladará a una instancia superior, en concreto, a aquella que les haya girado los cheques.

El plan de rescate de Grecia –que a su vez constituye el germen de los planes de rescate del resto de los países periféricos– aprobado el pasado jueves adolece exactamente de las mismas limitaciones. La Eurozona ha decidido pegar un patadón hacia arriba al balón, esperando que mientras tanto se aligere la presión ofensiva de la mafia especuladora. Su error está en pensar que la insolvencia de los periféricos tiene causas externas, cuando todas ellas son internas: no generan, ni hay expectativa de que generen, el volumen de riqueza necesario para que puedan pagar toda su deuda pública y privada. Por eso los de fuera no quieren prestarles, incluso adoptan estrategias para que su engañosa pose de países comprometidos con sus acreedores se venga abajo lo antes posible, como la de vender al descubierto sus bonos.

Así, la Eurozona ha decidido utilizar el crédito que todavía tienen los Estados más robustos (Alemania, Holanda, Luxemburgo, Finlandia, Austria y, en menor medida, Francia) para pedir prestados a los inversores 109.000 millones de euros con el objetivo de, a su vez, prestárselos a Grecia. De este modo, Grecia puede beneficiarse de la solvencia de sus socios para endeudarse a un mayor plazo (hasta 30 años) y a tipos de interés muchísimo más bajos que los que debería pagar por sí sola (del 15-20% al 3-4%). A su vez, con tal de mejorar ligeramente la capacidad de repago de Grecia, los paganinis obligan a Atenas a continuar en la senda de reformas... y a algunos de sus acreedores a comerse parte del agujero financiero heleno; Grecia ve así aligerados sus pasivos pendientes de pago (la famosa participación voluntaria de los bancos de hasta 135.000 millones de euros).

Pero este plan, en contra de lo que pronosticaban todos los políticos, no ha logrado amainar el temporal. ¿Por qué? Pues porque el problema no es Grecia, ni siquiera Portugal o Irlanda. El auténtico problema que puede socavar el crédito de la parte de la Eurozona que todavía se encuentra sana es que se pretenda aplicar la misma receta a España, Italia o incluso Bélgica. Para que nos hagamos una idea: sólo la deuda pública de Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia y Bélgica (dejemos de lado la deuda privada, especialmente la de los bancos de todos estos países) asciende a 3 billones de euros, mientras que el PIB de las economías más solventes (Alemania, Holanda, Luxemburgo, Finlandia, Austria y, con cautelas, Francia) apenas llega a los 5 billones. No cambia mucho la cosa si, en lugar de computar toda la deuda pública, tenemos solamente en cuenta la que aquellos países necesitan colocar y refinanciar de aquí a 2013: 1,5 billones de euros.

Es decir, la Eurozona más fuerte simplemente no tiene estómago suficiente para digerir un volumen de obligaciones que asciende al 30% de su PIB a corto plazo y al 60% a medio y largo plazo. Especialmente, insisto, si tenemos en cuenta que sólo estamos hablando de la deuda pública. ¿Qué pasará con unos bancos que siguen requiriendo de cientos de millones de capital y a los que, para más inri, se les quiere hacer copartícipes de las quitas de algunos de esos Estados?

Debería resultar evidente que la dilución del crédito de todos los países de la Eurozona no es la receta más inteligente, ni con eurobonos ni con megaplanes de rescate europeos. Tirar dinero bueno sobre dinero malo no sirve sino para corromper el primero sin purificar el segundo. El crédito debe reconstituirse voluntariamente desde dentro o coactivamente desde fuera: si los periféricos no pueden y no quieren pagar, que los países acreedores los intervengan temporalmente y les apliquen las reformas necesarias para minimizar los quebrantos. Lo que no tiene ningún sentido es que alarguemos la agonía pensando que sin hacer nada dentro y recibiendo dinero de fuera podremos salir del hoyo. Desde 2008, los malévolos especuladores han venido financiando y dando cuerda a los países periféricos, y el resultado está a la vista: la casa sigue sin barrer. Nada va a cambiar si, en lugar de los malévolos especuladores, quienes nos prestan el dinero son los menos exigentes Estados centroeuropeos. La pelota de deuda sólo se hará más grande y el batacazo final, más devastador.

Presidente Humala asegura que recuperará la moral de las Fuerzas Armadas

Presidente Humala asegura que recuperará la moral de las Fuerzas Armadas

Lima, Andina. Discurso del Presidente de la República del ¨Perú, Ollanta Humala Tasso, ante el Congreso de la República, el 28 de julio del 2011, en el marco de su asunción a la Primera Magistratura del Estado.

Recibo con humildad y profundo fervor patriótico el cargo de Presidente de la República.

Declaro ante el Congreso, ante los presidentes amigos aquí reunidos y ante el pueblo peruano que, fiel al mandato de las urnas y en pleno respeto al Estado de Derecho, dedicaré toda mi energía a sentar las bases para que borremos definitivamente de nuestra historia el lacerante rostro de la exclusión y la pobreza construyendo un Perú para todos, atento siempre, en los más frágiles de nuestros hermanos. Exigiré el mismo compromiso y la misma energía a todo el equipo que me acompaña en el Ejecutivo.

La democracia peruana será plena cuando la justicia y la paz social, la soberanía nacional y la seguridad de nuestras familias constituyan el zócalo de nuestra nación, cuando la igualdad sea patrimonio de todos y la exclusión social desaparezca aún en los lugares más remotos del país. Queremos que la expresión misma de “exclusión social” se borre para siempre de nuestro lenguaje y de nuestra realidad. Asumiré este reto con mi palabra y con mi vida.

Hace casi un siglo, en 1914, Víctor Andrés Belaúnde, uno de los grandes intelectuales y políticos del siglo XX, al terminar un discurso en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, lanzó a los jóvenes una proclama que era, al mismo tiempo, un grito de batalla y una demanda: ¡QUEREMOS PATRIA!

Esta proclama años después fue recogida por José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre para convertirla en pensamiento y acción. Esa reivindicación de la patria y de la Nación ha sido, como ahora, el sueño encendido de generaciones y de pueblos.

Desde la fundación de la República, la patria constituye una aspiración al destino común, una esperanza, una promesa inacabada por la que el pueblo peruano ha estado siempre dispuesto a entregar su vida en la paz y en la guerra, para defenderla y para legarla a sus hijos con orgullo y con fe.

La patria es nuestra Historia común, es el espacio donde todos los peruanos y peruanas queremos vivir en paz y en democracia. Por ello todos nos sentimos orgullosos de nuestra bandera, símbolo de nuestras luchas y de nuestro amor a la paz.

Esta aspiración a una patria inclusiva es la que abre el camino al progreso social. Para hacerla posible nos presentamos ante el pueblo y por eso estamos aquí. Asumo este reto como un desafío y como una promesa que expreso hoy ante todos los peruanos, y especialmente ante mis hijos y ante todos los niños y niñas de este país, los que serán el Perú de mañana. Este es nuestro patrimonio más rico. Por ellos y para ellos voy a cumplir mi promesa de hacer de este país un lugar donde todos disfruten del mismo derecho a la plenitud y a la felicidad, a una vida digna y a una vejez protegida.

Peruanas y peruanos:

El cinco de junio una mayoría de ciudadanos expresó su deseo de que el crecimiento económico y la inclusión social marchen juntos para transformar nuestro país en una patria de oportunidades para todos.

El incremento desmedido de los conflictos, muchos de ellos absurdamente violentos, nos demuestran, día a día, que es urgente reparar las injusticias, corregir el rumbo y restablecer el diálogo en nuestra sociedad.

El Perú es un país plurilingüe y multicultural. Esta múltiple diversidad constituye sin duda nuestra mayor riqueza. Sin embargo, durante mucho tiempo ha existido un discurso y una práctica de la exclusión, del rechazo a la diferencia, un “tú no eres igual que yo” que cobijó la discriminación y la intolerancia. Esto resulta cuando menos extraño porque los comportamientos excluyentes provienen muchas veces de quienes elogian nuestra diversidad cultural.

Pero, precisamente esa diversidad cultural proviene de entender, que nuestra nación es un crisol de razas y tradiciones. Son ellas las que sustentan, por ejemplo, nuestra extraordinaria gastronomía, hoy admirada y reconocida en el mundo. Porque somos diferentes, pero iguales en el fondo, labramos nuestra existencia en el trabajo y en el esfuerzo cotidiano. Somos mezcla y creatividad. Somos imaginación y trabajo. Y esta diversidad, que queremos integradora y no marginadora, constituye el fundamento de nuestra riqueza.

Nuestro país trabajador, honrado y diverso, se encuentra fracturado y herido. Sufre el abandono de los políticos y de un Estado insensible, burocrático y centralista. Un Estado que le ha dado la espalda al interior del país, un Estado que sufre de “mal de altura o soroche” y que se niega a subir los andes y extenderse en nuestra amazonía. Un Estado acechado por la corrupción y el despilfarro, alejado de sus ciudadanos, incapaz de protegerlos de la violencia y la criminalidad.

Sueño con un Perú donde la vida no sea un riesgo, donde las ciudades sean espacios seguros donde el ciudadano se encuentre protegido. Para esto necesitamos más estado, más patria y que la corrupción sea sancionada.

La democracia expresó en las urnas un mandato y ese mandato debe ser honrado. Restablecer el valor de la palabra empeñada ante el pueblo constituye el eje de la recuperación de un sistema de valores éticos inherentes a la República.

Sin embargo, transformar el país no es tarea fácil. No solo porque el cambio es siempre una tarea de multitudes, sino porque también implica enfrentar y superar nuestros problemas, proponer una nueva manera de convivir. La realidad exige transformaciones para que la igualdad, la tolerancia, el reconocimiento de nuestra diversidad y un desarrollo que nos incluya a todos sea, al mismo tiempo, un acto civilizatorio y un compromiso colectivo. La realidad nos interpela diariamente y nos exige un nuevo contrato social que haga posible la convivencia armoniosa de todos los peruanos.

Evoco aquí nuevamente la figura de Haya de la Torre y su legado, plasmado singularmente en la Constitución de 1979, la ultima constitución de origen democrático, a la que muchos no la han respetado y por eso la olvidan, que constituye para mí una verdadera inspiración por su contenido nacional, democrático y de libertad.

El gran Nelson Mandela, en un célebre discurso pronunciado en el marco de la UNESCO, afirmó, con la convicción que lo caracterizaba, que la igualdad, la equidad económica y la justicia social eran la base de toda democracia. El dijo: “No hay democracia con miseria, no hay democracia con asimetrías sociales”. Y porque creo en la justicia de esta frase, yo he jurado respetar y defender la democracia. Fortalecerla en sus valores igualitarios para hacerla legítima ante el pueblo y así será.

Hoy ante ustedes ratifico este juramento. Quiero que vean en mí a un verdadero soldado de la República, a un celoso guardián del Estado de Derecho y a un defensor de los derechos humanos y de la libertad de prensa y de expresión.

El historiador Jorge Basadre afirmaba ya en 1931 que “el Perú debía terminar su proceso de formación histórica. Dentro de él, vinculado más que nunca al continente y a la humanidad, el país debe encontrar su realidad y su solución” Por eso, para buscar y encontrar una solución integradora para ese Perú, para nuestro Perú “de compartimentos estancos” que describe Basadre, proponemos una Gran Transformación, el inicio de una nueva época, que no es otra cosa que una nueva convivencia entre todos los peruanos.

Nuestra administración será un gobierno para todos.

Las características de este gobierno pueden resumirse en los siguientes términos: reforma, democracia, libertades, inclusión, redistribución, crecimiento, paz con justicia, seguridad, descentralización, transparencia, soberanía y concertación.

Nuestra voluntad no es la de copiar modelos, queremos, como Basadre que el Perú deje de ser el espacio problemático que era y sigue siendo, queremos para ello construir un camino propio, un modelo peruano de crecimiento con estabilidad, democracia e inclusión social. Tomaremos como ejemplo lo bueno de otras experiencias, pero como decía el amauta José Carlos Mariátegui, no habrá calco ni copia sino creación heroica.

El mandato al que hicimos referencia exige responsabilidad en la conservación de los valores sociales, económicos y culturales de lo realizado hasta ahora y que son un patrimonio de todos.

Por esa razón, mantendremos y consolidaremos un crecimiento sano de la economía y sus estándares macroeconómicos; respetaremos las reglas fiscales para afrontar eventuales crisis externas o desastres naturales; la construcción de las obras de infraestructura, grandes y pequeñas; los programas sociales; la promoción del turismo y de la cultura peruana y honraremos los acuerdos comerciales con países y bloques amigos.

Fomentaremos una economía nacional de mercado abierta al mundo que haga realidad nuestro compromiso de crecimiento con inclusión social y democracia.

Esto implica que el Estado sirva como promotor no solo del crecimiento, sino también del progreso social. Priorizando educación, salud y nutrición infantil, mejorando las condiciones de trabajo, particularmente los CAS y Servicios No Personales. Invirtiendo en infraestructura, en escuelas, en postas médicas, en Cunas y mejorando el salario básico.

Un Estado que utilice sus recursos para ayudar a regularizar la informalidad, que ofrezca crédito ventajoso para los pequeños y medianos empresarios y que facilite el espíritu emprendedor de los peruanos que desea abrir su negocio y prosperar.

Quiero aprovechar aquí para transmitirles que el Salario Mínimo Vital de los trabajadores sujetos al régimen laboral de la actividad privada tendrá un aumento inmediato de 75 soles a partir de agosto y de 75 soles más en 2012, para alcanzar así los 750 soles. Pero estos aumentos deben propiciar un proceso continuo de revalorización del salario básico ligado a la productividad y al crecimiento económico, relacionado con una política global de reducción de la informalidad y de preservación y fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas.

Nuestro desafío es realizar esta gran transformación de manera gradual y persistente para que no se acompañe de presiones desestabilizadoras de nuestros equilibrios presupuestarios y macroeconómicos.

Nuestro ideal de cambio no se concibe sin concertación, sin diálogo político y sin el protagonismo de la gente. Con ese propósito, instalaremos un Consejo Económico y Social, en base al actual Acuerdo Nacional cuyas políticas hemos suscrito. Este Consejo será dirigido desde la Presidencia de la República con el acompañamiento del Presidente del Consejo de Ministros, y estará integrado por empresarios, trabajadores y representantes de la sociedad civil. Se abocará a elaborar estudios para la implementación de políticas públicas del gobierno y tendrá un carácter consultivo.

Hacer de la inclusión social una prioridad exige que el conjunto de los programas sociales sean agrupados y articulados en un Ministerio de Desarrollo y de Inclusión Social, para que el desarrollo pueda llegar efectivamente a los que más lo necesitan.

El programa JUNTOS será extendido progresivamente hasta alcanzar los 800 distritos más pobres del país.

Los adultos mayores en situación de pobreza y que no reciben ningún beneficio del Estado deben recibir la solidaridad de la nación. Hogares donde a la edad avanzada se conjuga el sufrimiento de la pobreza, exigen una acción social impostergable. A esos hogares haremos llegar los 250 soles del programa PENSIÓN 65. Su implementación será inmediata y alcanzaremos los 800 distritos más pobres del país progresivamente.

El programa Cuna Más para los niños de 0 a 3 años también se aplicará gradualmente y en los 800 distritos de pobreza extrema del Perú, hoy en la base del programa Juntos. El combate a la desnutrición infantil será una prioridad, apoyado en la implementación de un programa de nutrición infantil que comprenderá desayunos y almuerzos en las escuelas.

Haremos los esfuerzos que sean necesarios para que se alcance en todo el sistema educativo la jornada de 8 horas de estudio e incentivar la cultura del deporte y la recreación, potenciando las competencias interescolares en el campo de la cultura y las disciplinas deportivas, como respuesta al alarmante dato que más de un tercio de alumnos en las grandes ciudades del Perú corren riesgo de obesidad.

Iniciaremos el programa ‘Beca 18’, que integrará los programas existentes y que permitirá que los jóvenes de bajos recursos económicos y con alto rendimiento escolar puedan continuar sus estudios de nivel superior en instituciones públicas y/o privadas, en programas universitarios o de técnicos superiores.

Reforzaremos el sistema de acreditación universitaria. Los títulos a nombre de la nación que en algunos casos prácticamente se regalan, tendrán un riguroso procedimiento nacional en salvaguarda de la calidad educativa.


En el ámbito de Salud, fortaleceremos el sistema de salud e instalaremos el Sistema de Atención Móvil de Urgencia (SAMU) con una experiencia piloto en Lima y tres capitales de departamento y la creación de un Programa de Facilitación de Acceso a Genéricos de Calidad.

Reforzaremos la atención primaria en salud en los distritos más pobres del Perú.

En los próximos 5 años construiremos hospitales en cada una de las 50 capitales de provincia donde aún faltan. Haremos así realidad nuestro compromiso de tener por lo menos un hospital en cada provincia del Perú.

Los campesinos del Perú y, en general los pobres del campo, serán objeto de prioridad. AGROBANCO captará recursos para el otorgamiento de créditos a la agricultura familiar, y estableceremos módulos de desarrollo agrario accesibles a las distintas formas de asociaciones agrarias y de productores.

El Perú establecerá una nueva relación entre el Estado y el mercado, distinta de las fracasadas recetas extremas del Estado intervencionista o del Estado mínimo y excluyente. En esa nueva relación, el Estado será un promotor de la inversión y del desarrollo, garante del ejercicio de los derechos y libertades, impulsor de las oportunidades para todos.

Buena parte de los conflictos del planeta se deben a la carencia de agua. No es posible que el Perú que queremos construir no desarrolle una política de aprovechamiento soberano de los recursos naturales, una política que garantice la explotación racional y equilibrada del agua, la tierra, los bosques, la biodiversidad, el gas y los minerales. Esos recursos de todos los peruanos contribuirán a la eliminación de la pobreza y la desigualdad. Se alentará la actividad privada sobre los recursos naturales, pero estos serán explotados en condiciones de respeto a las poblaciones, a los trabajadores y al medio ambiente.

Asimismo, avanzaremos profundamente en la política de ordenamiento territorial que nos permita establecer de manera participativa el uso racional de nuestro territorio.

Las ganancias extraordinarias de las empresas mineras deben contribuir al esfuerzo nacional en pro del combate contra la pobreza. Los contratos serán respetados y la negociación permitirá, no lo dudo, y repito no lo dudo, que esta significativa contribución beneficie a todo el país. Mi determinación es muy clara, tengo la voluntad y la convicción para alcanzar este objetivo. En ello va mi palabra y mi compromiso con el pueblo peruano.

El gas del Lote 88 de Camisea, será orientado prioritariamente hacia el consumo interno.

Ejecutaremos una política de masificación del consumo del gas natural para llevarlo a los hogares. En 5 años la ciudad de Lima podría contar con aproximadamente 400.000 conexiones.

Con la garantía de cumplir con la legislación vigente que establece la obligatoriedad del abastecimiento del mercado interno, implementaremos acciones para que se reduzca significativamente el precio del balón de GLP, lo que repercutirá favorablemente en la economía de la mayoría de la población peruana, sin introducir distorsiones en el mercado, ni fomentar el contrabando. Asimismo, masificaremos el uso del GNV como combustible barato y accesible a todos.

Insistiremos en la diversificación de la matriz energética a favor del gas y las energías renovables e impulsaremos el desarrollo de la industria petroquímica. En esa medida fortaleceremos la regulación y el acceso competitivo a las fuentes de energía para el transporte, evitando los sobreprecios.

Promoveremos la construcción de hidroeléctricas, fortaleciendo Electroperú y a las empresas eléctricas estatales regionales, y promoviendo las privadas, en un adecuado balance que otorgue prioridad a la demanda nacional. El Estado evaluará la participación de Electroperú en los nuevos acuerdos de inversión.

Reconstruiremos una verdadera Marina Mercante del Perú para ejecutar lo que dispone la Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional. Fortaleceremos el SIMA y ENAPU como empresas eficientes y buscaremos que la construcción de más aeropuertos se oriente también hacia el fomento el turismo.

Tomaremos las medidas necesarias para que el Perú tenga su línea aérea de bandera y que el mercado aéreo comercial sea más abierto y de mayor competencia, sobre todo para abaratar y ampliar la comunicación al interior del país.

En el campo de la infraestructura, se proseguirá con la ejecución de obras viales como los proyectos IIRSA Interoceánica del Sur, Interoceánica del Norte, los programas Costa-Sierra y apoyaremos la elaboración y construcción de proyectos ferroviarios.

El gobierno nacional será el principal aliado de los gobiernos regionales y locales. Una de nuestras primeras medidas será la instalación de un mecanismo de relación fluida del gobierno con los presidentes regionales, incluyendo el reconocimiento de la Asamblea de Gobiernos Regionales.

Para la ejecución de las políticas públicas nacionales, el gobierno realizará reuniones descentralizadas buscando el diálogo con las autoridades regionales, alcaldes y representantes de la sociedad. Los compromisos de mutua obligación serán objeto de seguimiento desde el gobierno.

Consolidaremos el proceso del presupuesto participativo. Fomentaremos la vigencia de los Consejos de Concertación Local y Regional ahora debilitados y en algunos casos hostigados, como expresión de un enfoque de gestión compartida.

En el caso concreto de Lima, que ha crecido de forma desordenada y caótica, daremos continuidad a la inversión en transporte público en la ciudad.

Anuncio que, en el plazo de dos meses, se iniciará una nueva etapa en la reconstrucción de los pueblos del sur afectados por el terremoto del año 2007, lo que se realizará con el concurso de los batallones de ingeniería de las FFAA.

El gobierno hace eco de la alerta mundial sobre cambio climático y se compromete a fortalecer la regulación y dedicarse con seriedad a las labores de preservación de nuestra biodiversidad, del recurso hídrico y de los glaciares. Será una prioridad para nosotros la prevención de desastres.

El gobierno siente que uno de los graves problemas que provoca temor y frustración en las personas es el de la inseguridad. Se arrastran en ello 30 años de fracasos y muy pocos éxitos y los que sufren las consecuencias de la violencia del crimen organizado, el narcotráfico y el pandillaje son los más pobres. Queremos cambiar esa historia de ausencia de liderazgo político y la carencia de una política de estado eficaz en esta materia.

Es necesario desterrar la idea de que la inseguridad es un problema exclusivo de la policía. Por eso anuncio que así como el Presidente de la República preside el Consejo de Defensa Nacional, presidiré también un Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Política de lucha contra la Criminalidad para darle un carácter multisectorial.

Realizando un esfuerzo financiero del Estado, iniciaremos un proceso gradual de eliminación del sistema 1 x 1 en el servicio policial. Incrementaremos los salarios de la policía en el marco de un sistema más amplio que incluya la reforma de remuneraciones de la PNP. Activaremos un Servicio Policial Voluntario, equiparemos y conectaremos a las comisarías a la red digital, estableceremos penales fuera de Lima y de las principales zonas urbanas del país implementaremos el trabajo físico para condenados por graves delitos. Disuadiremos con penas más altas el uso de armas de fuego en la comisión de delitos de cualquier índole. En mi gobierno no habrá perdón para violadores, ni para ningún delito cometido contra un niño o una niña. Combatiremos el feminicidio y propondremos una revisión de la legislación vigente.

Ejecutaremos una política contra las drogas que consolide el modelo peruano de desarrollo alternativo integral y sostenible para convertir a los productores, hoy ilegales, en agentes de una economía legal. No seremos indiferentes frente al incremento alarmante de drogas entre los adolescentes y jóvenes. Respetaremos el debate que en torno a este tema se ha abierto en estos años, dentro y fuera del país, pero nosotros no legalizaremos ninguna droga ni tampoco los cultivos ilícitos y por el contrario los vamos a combatir.

Nuestra política antidroga será soberana y reclamará que se haga realidad la responsabilidad compartida con los países consumidores. Seremos inflexibles en el control de los insumos químicos y el combate a las bandas de narcotraficantes.

Reduciremos la superficie ilegal de sembríos de coca, no permitiremos la extensión de cultivos ilegales, menos aún en parques nacionales y zonas ecológicas. Al mismo tiempo, el Perú podrá tomar la iniciativa de una Cumbre Presidencial Regional Antidrogas con la participación de los países productores y consumidores, a cuyos presidentes he percibido muy preocupados con este tema.

La corrupción es para nosotros un elemento que debilita al Estado y afecta su desarrollo. Es, por lo tanto, un problema de seguridad. En tal sentido, defiendo la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción en agravio del Estado y la inhabilitación a perpetuidad contra sus autores o cómplices para el ejercicio futuro de cualquier función pública; propongo la supresión de las penas condicionales en las condenas por corrupción para que la prisión se cumpla de manera efectiva; y defiendo la eliminación de los beneficios penitenciarios en los casos de corrupción.

Debemos poner fin a las secuelas de la violencia terrorista que vivimos y cumplir con las reparaciones individuales y colectivas. Es necesario que las víctimas y deudos rehagan sus vidas personales y familiares, que miren con otros ojos su futuro porque viven en una patria que los incluye y que los reconoce como peruanos.

En cuanto a la Defensa nacional, en primer lugar queremos recuperar la moral de nuestras Fuerzas Armadas y equiparlas de forma adecuada. Se reformará el sistema remunerativo de las FFAA buscando cerrar la brecha salarial que existe entre los distintos grados. Esto se hará salvaguardando la obligación que tiene el Estado de honrar el pago de pensiones, que es un derecho fundamental consagrado.

Mantendremos la pensión renovable y realizaremos ajustes salariales graduales. Nuestra primera inversión militar será en el soldado. Fortaleceremos el Servicio Militar con incentivos, mejorando el pago a los conscriptos e instalando un Instituto Tecnológico de las FFAA para la enseñanza de especialidades a quienes egresan del Servicio Militar.

Ratifico mi compromiso de desarrollar una política exterior multilateral de cara a nuestra región que tanto ha cambiado en la última década. La integración en el marco de UNASUR y la Comunidad Andina de Naciones será la línea principal de acción.

La solución pacífica de los litigios internacionales es la filosofía que me inspira y particularmente en relación a nuestros diferendos con Chile. Seguros de los fundamentos de nuestra causa que defiendo ardientemente, afirmo que acataremos el fallo del tribunal de La Haya en nuestro reclamo sobre la frontera marítima y estoy convencido que Chile hará lo mismo.

Vivimos en un mundo que cambia día a día y donde emergen nuevos poderes regionales. Las condiciones están dadas para llevar adelante una fructífera integración en la región. No deseamos una economía autárquica, que se mire a sí misma, aislada del proceso de globalización. Queremos, más bien, una economía integrada. Integrada, en primer lugar, con la región y, en especial, con nuestros vecinos andinos y sudamericanos.

Nuestra región es inmensa y rica en recursos pero también en historia y en culturas comunes. Yo les quiero recordar que nuestra independencia fue un proceso regional, donde todos nos hermanamos para lograr nuestra libertad y soberanía. La heroica gesta de nuestros próceres como el general don José de San Martín y el libertador Simón Bolívar, siempre conscientes de la urgencia de la unión de los pueblos de América, fueron los precursores del impulso integrador del presente.”Seguramente, escribía Bolívar, la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración”. Este es aún objetivo pendiente para todos los pueblos de América.

El gobierno se propone reconocer y reivindicar a los 3 millones de peruanos migrantes. Para empezar, mejoraremos la defensa consular de los peruanos en el exterior y rebajaremos el costo de las remesas mediante convenios que realizará el Banco de la Nación. Deseamos que quien desea regresar lo haga y para ello fomentaremos que sea sujeto de crédito.

Los detalles de estas políticas aquí señaladas serán presentadas por la presidencia de Consejo de Ministros, como corresponde, ante el parlamento.

De la tradición militar que no olvido y llevaré en el corazón hasta la muerte conservo orgulloso la tenacidad, la austeridad y el amor por el Perú y sus intereses. En esa tradición, a diferencia de lo que piensan algunos, se sabe mandar pero también obedecer, hay jerarquía pero también fraternidad, hay disciplina pero también intercambio de opiniones.

Esa tradición se funde con el espíritu generoso del Perú, lejano al odio. No vengo en son de guerra sino en son de paz, sin venganza y sin rencor. Yo, que he sido acusado casi de todo, he aprendido a perdonar hace muchos años, antes incluso de hacer política.

Por eso, a los que aún persisten en el encono les pido que bajen sus espadas y sus lanzas.

A los que demandan salarios y derechos les digo que no bajen sus banderas pero que sepan que todo cambio, para ser sostenible, debe ser gradual y racional.

A mis partidarios les pido consecuencia, lealtad, sacrificio, inteligencia y honradez.

A la oposición la llamo a la responsabilidad. Le pido vigilancia y que, desde su posición, respete también el mandato de las urnas, su mandato y el nuestro.

Al terminar reitero que solo soy un soldado de la democracia.

Hay patria para todos
Viva el Perú!

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