Mi proyecto es el de México, no el de Venezuela
El general en retiro Ollanta Humala, presidente electo de Perú, dice que su proyecto de país no es el de Venezuela, sino el de Brasil y México, y asegura que se ha convertido a Hugo Chávez en un fantasma para asustar como se hizo en su momento con el comunismo.
El peruano considera que el golpe chavista contra Carlos Andrés Pérez, en febrero de 1992, fue “parecido, pero no igual” al suyo contra Alberto Fujimori, en 2000, por lo que fue procesado, castigado y amnistiado, pero exiliado y retirado de las fuerzas armadas.
En entrevista durante su visita a México para reunirse con el presidente Felipe Calderón, en ruta hacia La Habana, Humala afirma que lo llevaron a la presidencia de Perú las mayorías ignoradas por la desigualdad y el crecimiento macroeconómico.
El día 28 es el gran día. ¿Usted pensó que llegaría el día en que juraría el cargo de presidente de Perú?
Fíjese que siempre lo pensé. Pero ahora que ya soy electo, me cuesta trabajo asumir esta realidad. Muchas veces con el espejo discuto, como decimos en Perú, de esta nueva situación.
¿Por qué cambia todo, presidente?
En principio ya no eres una persona privada, ya no tienes la libertad de salir con tu familia a un parque, al cine, a comer a un restaurante. Ya no puedo hacer eso. En segundo lugar, porque las relaciones con el entorno, amistades y familia cambian, ya uno tiene que dedicarse a temas de carácter nacional... Y también está la enorme responsabilidad de cumplir lo que uno ha ofrecido.
En el tema familiar, ¿un presidente debe tener familiares? Me refiero a familiares que luego son, como hemos visto aquí en México, incómodos y, a veces, incomodísimos.
Un presidente no puede escapar a la familia... Lo que tiene que hacer la familia es ocupar un espacio que no necesariamente es el de la política. Lo digo con conocimiento de causa, porque hace poco tuve un problema con un familiar.
¿Fue un hermano, no?
No era un tema de corrupción, no era un tema de intereses por debajo de la mesa, pero era un tema del cual se tomó atribuciones que no le correspondían. Ya felizmente pasó este problema, pero ahora es mejor haberlo pasado antes de haber juramentado.
Usted en un época de su vida fue castigado, como castigan los gobiernos, las políticas o la política. Lo nombraron agregado militar en Francia, luego en Corea... ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué lo mandan a Seúl?
He estado 25 años en el ejército peruano, luchando con honor en todas las zonas de emergencia, y en el conflicto que tuvimos con el hermano Ecuador en el año 95, en la Cordillera del Cóndor. En mi primer año de teniente, coronel o comandante, asumo la jefatura de una unidad militar, el año 2000. Ese año se produce una crisis en la cual Alberto Fujimori pretende gobernar 15 años, y en el pueblo se produce una convulsión social en la cual yo tengo que asumir una posición y a un levantamiento militar contra el régimen.
“Cuando sale Fujimori huye del país, renuncia por fax desde Japón, el Congreso nombra presidente y yo lo respeto, depongo las armas, reconociendo la autoridad del nuevo presidente y me presento ante la justicia militar para asumir mi responsabilidad. Me ponen preso en un penal militar, el fiscal pidió 25 años de prisión para mí, y el Congreso, a través de la Ley de Amnistía, me devolvió la libertad y me envió al ejército nuevamente...
“Además de que yo había hecho un levantamiento militar, y en ese levantamiento tuve que llevarme a un general prisionero, porque el ejército se estaba convirtiendo en el partido político del régimen de turno, y eso es contrario a la Constitución; entonces yo hice un levantamiento para defender el orden constitucional. Los generales se sentían incómodos conmigo y deciden enviarme fuera del país, estuve de agregado en Francia y en Corea del Sur.
“Es ahí donde me invitan al retiro y entro a la política. Postulé a la presidencia en el año 2006, pasé a la segunda vuelta y perdimos por un poco más de dos puntos... Y hemos pasado cinco años construyendo el partido, viajando por el país, y hoy día el pueblo peruano nos ha dado la confianza de ser el nuevo presidente del país.”
Los números con crecimiento de Perú son asombrosos mundialmente, más si se comparan ahora con los que tienen las potencias europeas. ¿Qué es lo que pasa? ¿Las buenas cuentas de la macroeconomía no bajaron al bolsillo de los peruanos, y con el voto a su favor castigaron este sistema?
Así es. Si usted le pregunta a una persona de a pie, un taxista en la calle, qué le parece el crecimiento peruano, y que el Perú tenga certificación triple AAA, el taxista le dice: “qué me importa eso”, disculpe la palabra. “Yo vivo el día a día, si no hago una carrera, no comen en mi casa”. ¿Qué significa eso? Significa que definitivamente la macroeconomía no se conecta con la microeconomía y con la economía familiar. Y esa desconexión genera un descontento en el pueblo, que puedo observar porque tenemos internet, miras la televisión, vas a barrios residenciales, ves autos de lujo, cosas del primer mundo. La gente incluso se viste de otra manera, habla de otra manera. En tu propia patria hay como dos Perú o tres. Eso genera desigualdad, y la desigualdad a uno lo puede llevar inclusive a, como se ha visto en la década de los 80, con Sendero Luminoso, a declararle la guerra al Estado.
Sus opositores, sobre todo en la primera campaña, en la de 2006, señalaban: “¡No,no,no! ¡Este candidato es como Hugo Chávez!” ¿Se acuerda? Y lo padeció. ¿Cuáles serían las diferencias con él?
Creo que el problema está en ideologizar las cosas, ¿dónde está la izquierda o la derecha, por ejemplo, en una toma de carreteras, porque la gente ha reclamado que el precio del algodón se ha ido al piso por acciones del gobierno? ¿Dónde está la izquierda o la derecha en defensa del agua, o de la Amazonia, frente a actividades que contaminan el medio ambiente? Latinoamérica vivió hasta el siglo XX la lucha de las ideologías, en las cuales nos hemos desangrado. En Perú hemos tenido hordas terroristas y en todos los países latinoamericanos se han vivido guerras internas por la guerra fría y el fin de la guerra fría.
“Ahora nuestro verdadero enemigo es la desnutrición, que puede estar en cualquier niño. Las drogas. Yo como padre, tengo tres hijos, no puedo estar tranquilo mientras haya droga en las calles. La inseguridad, la pobreza, el analfabetismo, esos son los verdaderos adversarios que tenemos. No puedo juzgar a un presidente en cómo actúa en su política, esa es otra realidad distinta. Lo que han querido hacer en la campaña es tratar de sembrar miedo. Antes era el comunismo, pero como ya no hay como ideología que compita en una guerra fría contra Estados Unidos, ahora han querido crear un fantasma, y dicen que Chávez se mete por acá. Chávez está resolviendo sus problemas en Venezuela y déjenlo ahí.
“En el Perú nosotros vamos a hacer nuestro propio camino, y nuestro propio camino es mirar las experiencias de Brasil, de México... Ahora he estado reunido con el presidente Felipe Calderón y hemos conversado de temas de carácter económico, comercial, cultural. Entonces, yo no juzgo los temas internos de cada país, yo los respeto, y respeto a Chávez, como respeto a Dilma Rousseff, a todos los presidentes elegidos democráticamente.”
El narcotráfico está como nunca en la región...
Es grave. Antes nosotros no teníamos el problema del consumo. Mafias extranjeras acopiaban la hoja de coca que los campesinos pobres reducían a droga y la exportaban, pero Perú no consumía. Hoy tenemos el problema del consumo y están ingresando mafias o cárteles del crimen organizado de otros países y se están agarrando a balazos en las calles de Lima, y eso no vamos a permitirlo.
“He hablado con el presidente Felipe Calderón y me ha contado la experiencia que están viviendo y creo que estamos a tiempo de tomar acciones fuertes para poner alto a esta situación, restablecer la paz en el país y combatir al narcotráfico. Pero es un tema que requiere una óptica regional, incluyendo Estados Unidos y la Unión Europea.”
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