12 agosto, 2011

Colombia: Un año de infamias

Colombia: Un año de infamias – por Jaime Ruiz

Ya se fue el primer año de gobierno de Santos, y al hacer un balance nos invade una sensación de rabia e impotencia. Mucha gente no siente nada parecido ni percibe una situación de extremo peligro. En ese vasto grupo se incluyen los partidarios de las FARC o del chavismo, pero también la gente que se figura que la política no la afecta o que la guerra ocurre en selvas remotas. ¿No era ésa la certeza de los miles que han sido secuestrados por las bandas terroristas antes de su ingrata experiencia?

Vamos a hacer un ligero recuento de lo que ha ocurrido en este año.

Cesaron los odios
La primera sorpresa del año fue el discurso de posesión de Santos, en el que retomó la vieja retórica falaz de la “reconciliación” (como si la agresión terrorista fuera una querella entre grupos igualmente legítimos), de los “odios” (como si a los aventureros totalitarios los moviera el odio y no el afán de poder gracias al asesinato en masa y el terror, como si Gilberto Vieira, Manuel Cepeda o Enrique Santos Calderón odiaran a sus víctimas) y de la “paz” (que no se concibe como la ausencia de guerra sino como apaciguamiento y en últimas como reconocimiento y premio al agresor).

Encuentro con Chávez
Apenas posesionado, Santos se reunió con Chávez, a quien el gobierno de Uribe acababa de denunciar ante la CPI como patrocinador del terrorismo. Del acuerdo salió una extraña complicidad que todavía perdura y que comporta el silencio colombiano ante las innumerables muestras de apoyo del gorila rojo a las bandas terroristas colombianas. Eso ha llegado al extremo de desautorizar al almirante Cely por decir que sigue habiendo guerrillas colombianas en el país vecino: la complicidad con Chávez por fuerza es complicidad con las FARC y el ELN, que atacan desde Venezuela y asolan la región fronteriza con cientos de secuestros y extorsiones. En una ocasión posterior Santos se refirió al sátrapa como “mi nuevo mejor amigo”, actitud que es la predominante de su gobierno y que hace pensar que sencillamente el triunfo uribista en las urnas sirvió para entronizar a un émulo de Manuel Zelaya que conduce a Colombia hacia el Alba y la sumisión a la dictadura cubana.

La extrema derecha
La bomba que pusieron las FARC contra la sede de Caracol Radio fue enseguida presentada como una acción de la “extrema derecha” tanto por políticos próximos al gobierno, como el inefable Armando Benedetti, cuanto por la prensa bogotana, dedicada desde la posesión a la propaganda del gobierno y la calumnia del uribismo. Así Semana:

“Analistas” son siempre los propagandistas del terrorismo y los socios de las FARC en esta revista dirigida por el sobrino de Santos, hijo y heredero del creador de Alternativa y principal promotor del Caguán.

Fue el primer anuncio de la “mano negra”, un invento de los socios de las FARC para sacar partido de las bombas, que probablemente fueron encargadas por ellos mismos o por quienes los contratan como “analistas”.

Componendas
La composición del gobierno de Santos llamó la atención por el predominio de los que perdieron las elecciones. Germán Vargas Lleras apenas llegó a un 10 % pero fue nombrado ministro de Interior y Justicia; Juan Camilo Restrepo representa a la minúscula facción pastranista… Así. Las componendas de Santos consisten ante todo en complacer las ambiciones de reparto de puestos y prebendas de las camarillas políticas tradicionales. Para eso ha multiplicado el número de cargos oficiales. Su aspiración es formar una mayoría con los grupos derrotados en las elecciones, la “Unidad Nacional” con la que pretende oponerse a la mayoría social uribista, y “aceitar” esa base social de lagartos con la plata de las regalías.

Bases fuera
El acuerdo de uso conjunto de las bases militares con EE UU fue invalidado por una corte, sin que el gobierno hiciera ningún esfuerzo para apelar: se notó el alivio, toda vez que lo exigía la alianza con Chávez y el tráfico de cocaína. Probablemente hubo hasta presiones de las camarillas oligárquicas sobre la corte. También fue el primer caso de manifiesta complicidad del gobierno con esa industria. La negativa a extraditar a Walid Makled a Estados Unidos (con aparente alivio de Obama, temeroso de las diatribas de Chávez) y a publicar el contenido de los computadores del Mono Jojoy son pruebas más rotundas de esa complicidad, así como el poder que tiene Ernesto Samper en el actual gobierno.

Ley de Víctimas
Una de las iniciativas predilectas del gobierno fue la Ley de Víctimas. Otra, la Ley de Tierras. Ambas tienen por objeto disponer a favor del gobierno a los jueces, a los abogados y a los políticos, que gracias al nuevo invento dispondrán de grandes fortunas para comprar apoyos los últimos y para enriquecerse directamente los primeros. Todos agradecidos con Santos, salvo el contribuyente, la víctima de siempre, que financiará el bienestar de los de siempre. Las migajas que podrían llegar a las víctimas serían como el salario por el tiempo dedicado a visitar los juzgados y llevar pruebas: en lugar de producir, buscar el favor de los políticos y abogados. El proyecto de Santos es el viejo clientelismo multiplicado.

Prevaricato a la lata
El santo varón pronto encontró la forma de acabar con el “choque de trenes” entre el Ejecutivo y el poder judicial, como que la alianza con Chávez y con sus representantes en Colombia conducía a la coincidencia plena con las pretensiones de las cortes, claramente orientadas a favorecer a las bandas terroristas (el que lo dude puede averiguar por el prontuario de Piedad Córdoba, alias Teodora de Bolívar). La negativa a nombrar fiscal fue resuelta nombrando una nueva terna, en flagrante violación de la ley, para que resultara en el cargo quien interesaba para perseguir el uribismo e impedir las investigaciones sobre el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, con lo que se demuestra quién maneja las cortes y qué intereses había en la confrontación con Uribe. Las relaciones de Ernesto Samper con Chávez son de conocimiento público. El ex juez español Baltasar Garzón, procesado en tres casos de prevaricación, fue invitado por Santos para que adornara un proceso de paz con las FARC que llevan preparando tal vez desde antes de la posesión y que requiere aún unos cuantos miles de asesinatos para tener a la gente persuadida de su necesidad.

Propaganda perversa a todas horas
Hay una relación especial entre el gobierno de Santos y la prensa bogotana. Su familia sigue siendo hegemónica en El Tiempo, cuyo director está casado con una pariente suya. Su sobrino es el director de Semana y el clan López-Samper tiene desde siempre relaciones muy estrechas con el grupo Santodomingo, dueño de Caracol TV y El Espectador. También Caracol Radio es una empresa del grupo español Prisa, ligado al PSOE y a la promoción de gobiernos “izquierdistas” en la región. (Evo Morales decía que el grupo Prisa parecía el “jefe de campaña” de su partido.) Tradicionalmente ligados al interés de premiar a las bandas terroristas, en parte por los intereses de sus dueños y en parte por el público que los consume, los medios escritos encontraron en el giro a la izquierda de Santos la ocasión de perseguir a Uribe y el uribismo. Da lo mismo que el columnista esté directamente relacionado con el PCC o que funja de académico “neoliberal” (es decir, con deudas contraídas con César Gaviria, Rudolf Hommes y su camarilla), no hay semana que no se dedique a calumniar al anterior gobierno o a insinuar levemente (a menos estridencia más autoridad) que fue un desastre. Durante este año esa orgía de odio, que recuerda los cinco minutos de odio contra Emmanuel Goldstein en la novela 1984, ha sido el tema predominante en la prensa. Todo fuertemente reforzado por las hordas de comentaristas adolescentes adoctrinados y a menudo pagados (Alejandro Gaviria contó una vez que el 80% de los comentarios a las noticias de El Espectador procedía del 5% de IP), que también imponen su vociferación en las redes sociales.

Pasos hacia la paz
Algo tiene que estar haciendo bien el gobierno de Santos para que Piedad Córdoba y todos sus acompañantes, aparte de todos los chavistas de la región, lo aplaudan. “Bien” quiere decir, que convenga a los intereses de las FARC y la expansión de la dictadura “venecubana”. Por ejemplo, el permiso a la ex senadora Piedad Córdoba para que hiciera elshow de las liberaciones con que las FARC las desagraviaban de su destitución. El espectáculo sirvió además para permitir la fuga de Alfonso Cano, entonces cercado por el ejército y probablemente huido a Brasil en uno de los helicópteros. También el gobierno favoreció la celebración en Buenos Aires de un encuentro por la paz promovido por el gobierno argentino con la participación de Adolfo Pérez Esquivel y Federico Mayor Zaragoza, ampliamente promocionado en el periódico de los Santos, en el que se propagó claramente que el criminal era Uribe y las FARC eran algo respetable. La negociación con las FARC es un hecho, así como la mediación de Unasur y Baltasar Garzón, aunque la información al respecto se publique con cuentagotas y en términos falaces.

Monstruosidades jurídicas
La alianza de Santos con los jueces, la prensa y el vasto conglomerado antiuribista ha determinado una sucesión incesante de atrocidades jurídicas, que ya se cometían antes pero que con la complicidad del gobierno han llegado a extremos inverosímiles. ¿Alguien ha notado que a pesar de que se demostró el montaje usado para culpar al coronel Alfonso Plazas Vega, éste sigue preso? Lo mismo ocurre con la condena forzada y claramente prevaricadora al general Armando Arias Cabrales, o con la detención preventiva de los funcionarios del Ministerio de Agricultura durante el gobierno de Uribe, Camila Reyes del Toro, Oskar Schroeder, Tulia Eugenia Méndez, Juan Camilo Salazar, Juan David Ortega y el propio ex ministro Andrés Felipe Arias: se trata de una persecución jaleada por los medios ligados al gobierno y por las hordas de malhechores que hace diez años se burlaban de los secuestrados, movidos por los ideales justicieros que les inculcan maestros como Miguel Ángel Beltrán (“Jaime Cienfuegos”) o Medófilo Medina. Esos crímenes cobardes dejan ver el fin del Estado de Derecho en Colombia, por mucho que los paniaguados del régimen se esfuercen en hacer creer otra cosa.

¡Y LO QUE TE RONDARÉ, MORENA!
Así, el secuestro ha aumentado en un 35 %, las FARC han multiplicado sus acciones y han recuperado buena parte del país, con burladero seguro en Venezuela y Ecuador, las pruebas contra sus socios no valen porque la CSJ las desestimó, la máquina de propaganda sigue creando una atmósfera enrarecida de intimidación e incitación a la violencia… ¿Qué le espera a Colombia en los tres años que quedan de gobierno de Santos? Hace falta mucho cinismo para negar la alianza del gobierno con los terroristas, que no ocultan los habituales defensores de éstos en los medios. Tampoco niega nadie la proximidad de negociaciones de “paz” que contarán en principio con el rechazo de las mayorías, rechazo que irá cediendo a medida que las FARC y el ELN vayan dando muestras de las ventajas de la “paz”, muy probablemente con ayuda de funcionarios del gobierno (la desfachatez del ministro Rivera diciendo que Venezuela ayuda a combatir el tráfico de drogas y a las FARC habría resultado penosa para el Mono Jojoy). ¿Qué será el próximo año de Santos? No tiene realmente oposición porque el único partido importante que no está en la Unidad Nacional es el dueño del programa que aplica Santos. El ex presidente Uribe promueve a los candidatos a alcaldías, gobernaciones, concejos y asambleas del partido de Santos y ninguno de esos candidatos proclama su rechazo al gobierno. Los mismos actos de persuasión de las FARC y el ELN se los atribuirán a la “extrema derecha”, como hizo Santos con la bomba que le pusieron al busto de Laureano Gómez y como hacen Daniel Samper Pizano y León Valencia con el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado…

El fervor de los columnistas con Santos lo anunciaba todo, incluido el colapso del Estado que llevará a Santos a gobernar apoyándose en las FARC y en los ejércitos bolivarianos. Sólo gente estúpida y estrecha de miras cree que al haberse prometido a las FARC premiar sus crímenes van a reducirlos para contentarse con poco. Como decía Antonio Morales Rivera, el guionista de “Godofredo Cínico Caspa” cuando era columnista de El Espectador, ¿para qué habrían servido tantos años de lucha?

Fuente: Atrabilioso (Colombia)

Reflexiones de Alvaro Uribe Velez luego de 365 dias de gobierno de Santos:




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