11 agosto, 2011

Empresas y consumidores se aprietan el cinturón y elevan riesgo de recesión en EE.UU.

BEN CASSELMAN y CONOR DOUGHERTY

El colapso bursátil de la última semana confirma lo que muchos líderes de negocios y consumidores estadounidenses ya pensaban: que la economía está cerca de una nueva recesión y que por lo tanto necesitan aferrarse a cada centavo.

El peligro es ahora una nueva espiral descendente, con empresas y consumidores haciendo recortes aún más agresivos, mientras esperan el desenlace de la crisis.

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Sin embargo, empresas como Terex Corp., un fabricante de maquinaria pesada de Connecticut, se hallan replegadas desde mucho antes de que los mercados comenzaran a dar vueltas. Ron DeFeo, presidente ejecutivo de la empresa, ordenó hace varias semanas a los jefes de varias unidades de negocios encontrar la forma de reducir el número de empleados. "La forma en que los mercados están funcionando es la forma en que muchos líderes de negocios se han sentido" desde mucho antes de la volatilidad bursátil, sostiene.

Para una economía ya en el límite, tales precauciones pueden marcar la diferencia entre el crecimiento y la recesión. El Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos, la suma total de los bienes y servicios producidos en el país y la medida más amplia del crecimiento económico, se incrementó a una tasa anual de menos de 1% en el primer semestre de 2011. Unas pocas decisiones demoradas podrían empujar la tasa de crecimiento hacia territorio negativo.

"Los consumidores decidirán si tendremos o no un mejor segundo semestre", opinó Dean Maki, economista jefe para EE.UU. de Barclays Capital en Nueva York.

Rick DeToto, un abogado de 39 años de Houston, sostuvo que no está sorprendido por lo que está pasando en Wall Street. "A todos los que yo conozco les pasa lo mismo", aseguró. "No creo que en los últimos 12 o 18 meses alguien haya tenido confianza en la economía o tuviera buenas sensaciones al respecto". DeToto hizo recortes en sus gastos, como por ejemplo los viajes de US$150 al acuario que sus dos niños adoran.

Jodi Hilton for The Wall Street Journal

George Carey (der.), dueño de Finz.

Así, si los consumidores gastan menos, las empresas también. George Carey, dueño de Finz, un restaurante de mariscos en Salem, Massachusetts, expresó que sus clientes reaccionarán a la caída en picada de los mercados. Cuando el lunes haga su pedido semanal de vinos comprará menos botellas de alta gama, previendo que sus clientes harán lo mismo. "Si alguien compra vino, serán botellas de US$25 a US$30, en lugar de las de US$45". Además, señala que ha aplazado para el próximo año planes para gastar US$50.000 en la renovación de la entrada de su local.

Nicholas Bloom, profesor de economía en la Universidad de Stanford que ha estudiado la forma en la que la incertidumbre económica afecta el ciclo de los negocios, indicó que esa sensación es una profecía que lleva a su propio cumplimiento. Cuando los consumidores y las empresas reducen el gasto en medio de una débil recuperación económica, sus temores acerca de una doble caída en recesión podrían dar lugar a más recortes, provocando la contracción que tanto temen.

Bloom ha estudiado más de media docena de momentos de incertidumbre, desde el asesinato del presidente John F. Kennedy a los escándalos contables que provocaron la caída de empresas como Enron y WorldCom a principios de la década de 2000, y encontró que en cada caso la incertidumbre es seguida por una aguda aunque breve recesión.

Los sectores más afectados son aquellos conocidos como de bienes durables y de más alto precio, como los autos y las computadoras, que están diseñados para durar más de tres años y cuya compra en general puede postergarse por algunos meses.

"Si todo el mundo aplaza la inversión en nuevos bienes, lo que tendremos es una recesión breve y profunda", sostiene Bloom.

Por otro lado, los gobiernos ya habían adoptado medidas de austeridad cuando la reciente agitación en los mercados empezó.

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