06 agosto, 2011

Las madres de La Bestia

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La noticia salió en un recuadro de un diario mexicano: las autoridades norteamericanas dicen que este año las muertes en la frontera con los Estados Unidos podrían batir el récord histórico. Estadísticas frías para decir que crecerá el número de inmigrantes centroamericanos muertos en su atrevimiento de soñar una vida mejor. Ello, si no se suman los muertos de los pueblos mexicanos fronterizos, como Ciudad Juárez.

México no cuantifica en cifras de hombres, mujeres y niños que se suben a La Bestia, o el Tren de la Muerte, que atraviesa el país azteca para llegar a los Estados Unidos. Sólo en enero, 72 hondureños fueron asesinados. Los que no mueren a manos del crimen organizado, lo hacen al caer del techo de los vagones donde viajan o quedan mutilados. Viajan casi tres semanas trepados a los techos de los vagones del tren y su identidad tiene un nombre: migrantes indocumentados.

Sin embargo, en esta latitud dolorosa y bella que es América latina hay siempre historias conmovedoras por narrar, que se suman a las de los propios migrantes en tránsito.

Televisa acaba de presentar un informe imperdible sobre un grupo de mujeres muy pobres, conocidas como "Las Patronas" (por ser nativas de La Patrona, en el Estado de Veracruz) que, tocadas por el drama de los inmigrantes centroamericanos, preparan bolsas de alimentos que arrojan luego a los vagones, al paso de La Bestia.

Hay arroz y frijoles cocidos, pan, agua y medicamentos en los atados que los centroamericanos reciben con los brazos estirados. Las escenas sobrecogen el alma.

Empezaron entregando veinte paquetes de comida en un día. Hoy ya son entre 150 y 200 en cuyo armado colaboran amigos y familiares de "Las Patronas". ¿Cómo es que nadie las propuso aún para el Premio Nobel de la Paz?

Lila Downs, una de las artistas mexicanas más sensibles a la cuestión inmigratoria que vive entre dos culturas (la mexicana y la norteamericana), ha compuesto un bello tema sobre la tragedia de los migrantes centroamericanos.

El Tren de la Muerte que traslada un promedio de 1500 inmigrantes por viaje hace sonar el silbato cuando se acerca al pueblo donde viven "Las Patronas". Los viajeros agitan los brazos desde el techo del tren o desde los coches de carga y las catorce mujeres arrojan las bolsas al tren. Hay que ver las caras de esas personas para comprender el terrible drama que viven.

Cuatro de cada diez viajeros de La Bestia son hondureños, tres de cada diez son guatemaltecos, y el resto proviene de Nicaragua y El Salvador.

Hasta 2008 los muertos en su intento por alcanzar el sueño americano fueron 5000 personas. Casi el 40% murió por deshidratación. Y el 3,4% de los muertos fueron niños.

ONGs y asociaciones de inmigrantes han empezado a aumentar las protestas y denuncias contra los asesinatos de inmigrantes en La Bestia.

El cine documental ya se ha prodigado con esta tragedia inenarrable. El actor Gael García Bernal se ha involucrado personalmente en una de las producciones.

Lo que preocupa a la minoría hispanohablante de los Estados Unidos es que cada vez más inmigrantes latinoamericanos engrosan las estadísticas de criminalidad en el país. Muchos de los que logran sobrevivir a La Bestia acaba con sus huesos en una cárcel norteamericana. Si la suerte los protegió de los abusos del lado mexicano, no los acompaña del lado estadounidense.

Tragedia de ser pobre y tener sueños en un continente tan rico como inequitativo.

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