Wall Street apunta a su novena sesión a la baja: Nasdaq y S&P acumulan pérdidas en el año
La sangría prosigue en Wall Street. Tras el amago inicial de rebote los indicadores se adentran con paso firme en terreno negativo lastrados por los datos macro. Nasdaq y S&P acumulan en lo que va de año pérdidas del 1% y del 1,6%, respectivamente.
Pasada ya una hora desde que la sesión regular se iniciara en Nueva York, el Dow Jones de Industriales cae un 0,75%, hasta los 1.775 puntos, aunque en el balance del año es el único de los tres principales índices de Wall Street que aún se mantiene con balance positivo (un 1,4% al alza). El selectivo S%P 500 pierde un 0,3%, hasta 1.238 puntos, y acumula pérdidas del 1,6% en lo que va de año, mientras que el mercado tecnológico Nasdaq Composite se deja un 0,46%, hasta 2.617 puntos y entra en terreno negativo en el cómputo anual con pérdidas acumuladas del 0,9%.
La principal bolsa del mundo acaba de protagonizar su peor racha de recortes consecutivos desde octubre de 2008 (el Dow Jones sumó ayer su octavo día a la baja) y los inversores de la Gran Manzana no parecen dispuestos a salir de compras a las primeras de cabio. Aunque antes de la apertura se ha publicado un dato de empleo del sector privado mejor de lo previsto, en Wall Street impera la cautela y la volatilidad toma las riendas del mercado.
Ayer el Senado dio su aprobación al acuerdo de mínimos alcanzado por republicanos y demócratas para elevar el techo de deuda y evita que EEUU entre en ‘default’. Aunque el plan no paree convencer a nadie, ni siquiera al presidente Obama, las agencias de calificación Fitch y Moody's ya han ratificado la triple A de la principal potencia económica del mundo. Wall Street, en cambio, no lo tiene tan claro.
Si bien es cierto que el sentir general es que el acuerdo de deuda ha evitado males mayores para la economía global, también lo es que muy pocos creen que lo pactado por los dos principales partidos políticos de EEUU vaya a servir para sacar al país de la crisis. Más aun teniendo en cuenta los malos datos macroeconómicos que semana tras semana se están publicando al otro lado del Atlántico.
La desaceleración que experimenta desde hace meses la economía estadounidense es otra preocupación más para unos inversores que no ganan para disgustos. Aunque el dato de empleo del sector privado conocido en la apertura ha inyectado algo de optimismo en Wall Street, la alegría ha durado poco.
Media hora después se han conocido los pedidos a fábrica de junio, mes en el que se registró un descenso del 0,8%. Los analistas esperaban una caída del 1%. Peor ha sido el ISM del sector servicios, que en julio se redujo hasta el 52,7%, desde el 53,3% de junio. La cifra es peor a la que esperaba Wall Street.
La situación de los mercados del Viejo Continente es más dramática, si cabe, que la que se vive en EEUU. La crisis de deuda ha reforzado la desconfianza de los inversores, que en las últimas jornadas castigan con especial dureza a España. La prima de riesgo española superó ayer los 404 puntos básicos y aunque se ha relajado un poco la cosa, a esta hora se mueve en zona de máximos (383 puntos). El Ibex, que hasta la apertura de Wall Street era el único índice europeo que aguantaba el tipo, se deja ya un 0,2% y de seguir a la baja corre el riesgo de perder la cota de los 9.000 puntos.
La inestabilidad económica de EEUU tiene un claro ganador: el oro. Inversión refugio por excelencia, el metal precioso cuenta los días por máximos históricos. Hoy en la apertura se anota cerca de un 2%, hasta 1.675 dólares la onza. En lo que va de año acumula una revalorización del 17%. En cuanto al precio del crudo, el barril de West Texas Intermediate (WTI), de referencia en EEUU, se deprecia un 1%, hasta 92,85 dólares.
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