11 septiembre, 2011

Cordero se va, a Martí lo echan

Cordero se va, a Martí lo echan

Juego de espejos

Federico Berrueto

Los problemas del ex titular de Hacienda no concluyen, sino empiezan. No es lo mismo hacer política con la investidura, especialmente la que cobra y vigila los dineros de los ricos y los asigna a todas las autoridades, que hacerla desde alguna casa habilitada como centro de precampaña. Su fuerza dependerá de la que quiera dispensarle el presidente Calderón.

Tercero en la contienda interna, tercero en la constitucional. Septiembre de 2011. Foto: Jesús Quintanar

El país muy cansado está de los salvadores de la patria. Mal mensaje de inicio de pre-precampaña de Ernesto Cordero: no es afán personal, es por México. No es creíble y sí es cierto, el señor nada tiene que hacer en la política. El motor de todo es la ambición y el afán personal de ganar. Mejor argumentar que la economía es el eje del bienestar y así diferenciarse de sus adversarios en el PAN. El hecho es que Cordero lleva un rosario de declaraciones desafortunadas, lo que le hace ver como el tercero en la competencia interna y, también, tercero en la constitucional.

Los problemas de Cordero no concluyen, sino empiezan. No es lo mismo hacer política con la investidura, especialmente la que cobra y vigila los dineros de los ricos y los asigna a todas las autoridades, que hacerla desde alguna casa habilitada como centro de precampaña. Su fuerza dependerá de la que quiera dispensarle el presidente Calderón, lo que entraña un problema de equidad y, eventualmente, de legalidad. Además, el PAN es un partido auténtico, con un sentido de distancia del poder público, justamente lo que llevó a Calderón a la candidatura. Además, para mal de Cordero, dentro y fuera del PAN, Josefina Vázquez Mota hace despertar el optimismo y mística extraviados en 2006.

Marcelo tuvo que cesar a Martí Batres. El despedido se enreda en las palabras y argumentos y dice que no dijo lo que dicen que dijo. De cualquier forma, Ebrard está en su derecho de designar y remover a sus subordinados. La disputa por la candidatura presidencial es real, pero hay un acuerdo implícito de no polarizar. Martí era una piedra en el zapato. Lo que está de por medio —expectativa mínima del jefe de Gobierno— es el Distrito Federal. Allí hay mucho poder, votos y cargos a repartir. Aun así no hay para todos. La supervivencia del PRD y de los grupos en disputa, especialmente el de Marcelo y Camacho, dependen del destino de quienes sean candidatos en el DF.

Quince años de gobierno del PRD en la Ciudad de México dan señales de agotamiento. La mayoría de los votantes quiere la alternancia. Beatriz Paredes es una opción seductora. Frente a ella no hay figuras del PAN o PRD que puedan disputarle en prestigio, experiencia y habilidad. El PRD no puede volver la vista al país sin haber resuelto el DF. Habrá pleito, pero, como casi siempre, una vez resuelto, a defender todos con todo lo ganado. La candidatura presidencial de AMLO es el desenlace natural. Es un caso aislado el de la encuesta que dice que Marcelo ya lo superó dentro de la izquierda; estudios posteriores indican que quien resiste persiste, justamente López Obrador.

En el Cisen ocurre un relevo de la mayor importancia. Calderón de Fox lo recibió desmantelado y en condiciones muy críticas para cumplir su tarea en la salvaguarda de la seguridad nacional. Envió allí no a un experto en seguridad, sino a un profesional confiable que cierra su ciclo con buenas cuentas y la satisfacción de haber recuperado terreno en su actualización. Llega allí Alejandro Poiré, lo mejor del círculo cercano del Presidente, quien es reemplazado en la vocería por Alejandra Sota, una eficaz y leal operadora de la casa presidencial. En las horas críticas del ciclo gubernamental, Calderón se arropa con la nueva generación y así designa mandos en Hacienda, Energía y Salud.

Vienen tiempos difíciles para el país y para el gobierno. La ola electoral por ahora está en el interior de los partidos. La discusión del presupuesto y las de las reformas comprometidas ponen a prueba la madurez de las fuerzas políticas representadas en el Congreso. Cordero deja un presupuesto que obliga a la enmienda. Ejemplo: ¿cómo aprobar un nuevo modelo policial si, en las palabras del secretario de Seguridad Pública, dice requerir más de diez mil millones de pesos para los estados, simplemente para que los salarios de policías alcancen el nivel de lo razonable? Como casi siempre, la retórica y el engaño subyacen en el quehacer legislativo.

Pronto, en cuestión de meses, al inicio de año, comenzará la guerra electoral.

Reforma decadente.
Carlos Loret de Mola es el mejor periodista de la nueva generación, virtud que le viene de estirpe; su abuelo, un hombre admirable. Ha sido objeto de una canallada por el diario Reforma. No sorprende. Con la salida de Ramón Alberto Garza inició la decadencia editorial y, con el intervencionismo de los dueños, el deterioro del prometedor proyecto que, aun así, preserva espléndidas colaboraciones editoriales. De un tiempo para acá se ha acogido a un ramplón y tramposo moralismo que ha hecho del diario una forma encubierta de periodismo militante que niega la calidad e inteligencia de sus lectores.

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