Actualmente, la gran preocupación para Latinoamérica es la inseguridad y la corrupción. Antes era la economía.
Ana Paula OrdoricaLa decepción parece ser la madre de los sentimientos en estos tiempos. En México y en nuestro continente.
Si volteamos al norte, en Estados Unidos, los estadunidenses están decepcionados de Barack Obama. Su índice ha pasado de cerca de 70% a 43% actualmente.
El hombre que parecía traer todos los vientos en contra para llegar a la Presidencia en 2008, pero que lo logró gracias a la esperanza que generó en los votantes estadunidenses, hoy es criticado por la derecha y cuestionado por sus partidarios.
¿Podrá reelegirse Obama? Es la pregunta velada de muchos demócratas.
La semana pasada, Bloomberg dio a conocer una encuesta en la cual Hillary Clinton es vista por 64% de los encuestados como la política más popular en EU y con quien 34% se sentiría mejor gobernado que con Obama. Hay una nostalgia y arrepentimiento por no haber votado a Hillary.
Lo peor es que, seguramente, de haber ganado ella la Presidencia, muchos estarían en la misma decepción con ella y arrepentidos de no haber votado a Obama, por la sencilla razón de que el poder desgasta y las expectativas sobre lo que realmente puede hacer un político acaban siendo demasiado elevadas.
Obama entró a la Casa Blanca, en gran parte, por la crisis económica que desató la quiebra de Lehman Brothers y la desconfianza que generó el gobierno de Bush y su sucesor, McCain, para manejar la turbulencia.
Hoy, es justamente esta crisis económica la que tiene a los estadunidenses dudando si votar o no a Obama. A un presidente que ya logró pasar una histórica reforma al sistema de salud y que encontró y abatió al enemigo número uno de los estadunidenses: Osama bin Laden.
Pero aun así, los ciudadanos están decepcionados con Obama.
Ahora, si volteamos a México y al resto de América Latina, la decepción también reina. Decepción con los mandatarios y con la política en general. También con las instituciones.
La encuesta Latinobarómetro, que se publica anualmente con la opinión de casi 20 mil personas, acaba de sacar un resumen de cómo han variado las preocupaciones y esperanzas de los ciudadanos de América Latina, México incluido, desde 1995.
Actualmente, la gran preocupación para la región es la inseguridad y la corrupción. Antes era la economía. Pero lo que llama la atención es que, aun cuando hay un respaldo por los regímenes democráticos (61%), poco más de la mitad (52%) de los latinoamericanos estamos insatisfechos con la democracia.
Para el 60% de los latinoamericanos, 65% de los mexicanos, las decisiones de los gobiernos están enfocadas para privilegiar a algunos y, por ello, ante la elección de votar o no por algún partido, la respuesta es no votar.
Es entonces, en parte, la visión de víctimas lo que nos tiene insatisfechos. Lo que nos tiene decepcionados. Pero también hay desconfianza hacia autoridades, hacia la comunidad, hacia nuestro entorno.
La decepción ronda por América.
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