Entre el chisme y la cosa pública reina la confusión.
José Cárdenas¿Qué gana TV Notas? Lastimar. ¿Qué gana Reforma? Volver a lastimar.
Que una revista de escándalos, vendedora de morbo disfrazado de noticia, saque ventaja, al develar la vida privada de dos personas adultas y famosas, es una vergüenza para el oficio. Que uno de los principales diarios del país haga, de tal violación a la intimidad, un refrito, obliga a repensar a dónde va el periodismo y dónde estamos parados los periodistas.
Entre el chisme y la cosa pública reina la confusión. Se borraron las fronteras. La vida pública se empobrece. El deterioro se puede medir por días, y hasta por horas.
Cuando la brújula nacional se percibe extraviada en muchos frentes, parece “normal” que algunos “informadores” vivan de medrar con la reputación ajena. ¿Para vender más?
No veo la necesidad, cuando TV Notas “tira” semanalmente 780 mil ejemplares y es la publicación más “vendida” del país. Reforma, edita 170 mil ejemplares, más que ningún otro diario.
¿Será que tal éxito es resultado de la pepena de los desperdicios humanos? ¿Será que sobran los puercos que se los coman?
Es momento de pensar en límites. De ubicar el espacio que pisamos. Es eso o fingir que en este oficio nada importa en aras de ganar “la nota”, y toda la “lana”.
Es también falta de linderos lo que permite a un delincuente ocasional convertirse en sicario. A un policía en delincuente. A un funcionario en ratero. Los periodistas que no determinan sus propios límites editoriales deberían saber, al menos, qué parte escogen de la náusea. O si se asumen como vulgares sicarios de la (des)información.
No me corresponde saber qué hay detrás de lo ocurrido a Carlos Loret de Mola. El famoso periodista (tiene un millón 156 mil 371 seguidores en Twitter) no requiere que alguien lo defienda, y menos de una revista “infame”, y un diario cómplice.
Aclaro: La vida privada de las celebridades es nota si éstas la exhiben de manera irresponsable. Igual si, tras el velo de lo privado, se desprenden consecuencias graves para la vida de una comunidad y, por lo mismo, deben darse a conocer. El affaire Loret no es el caso.
TV Notas y Reforma revelan la ausencia de una ética profesional, como la tienen otros que suelen tocar el claroscuro de las almas. Si los periodistas de una revista o un gran diario son incapaces de ubicar la tensión y el conflicto entre lo público, lo privado y lo íntimo, sacan boleto para entrar a la casa de Orwell. En 1984, el escritor inglés describe una sociedad sojuzgada por la dictadura del Big Brother, que todo lo ve y todo lo sabe.
TV Notas, primero, y Reforma montado en su “cola”, olvidan que la libertad de expresión no es libertinaje; que termina donde comienza el derecho a la intimidad de los demás.
En nombre de la transparencia y el derecho a saber, algunos periodistas y editores parecen convencidos de rendirle culto a los excusados, por aquello de que “es importante lo que transportan”. Es su decisión. Pero entonces que no venga Reforma a dar clases de ética periodística. Y menos cuando rellena sus espacios con refritos apestosos.
Son reflexiones. Cada quien las suyas y sus conclusiones. TV Notas jugó sucio. Peor Reforma que le hizo segunda. Que TV Notas se vaya a la basura y que tapen el bote con Reforma.
MONJE LOCO. Me quedo con Álvaro Cueva cuando pone el dedo en la llaga: “El periodismo de espectáculos de este país se ha convertido en una inmundicia”. Ya se sabe, ya se supo.
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