LONDRES (EFE Dow Jones)--Este es el punto en el que el euro podría perder su rebote.
Después de pasar gran parte del verano esquivando el aluvión de malas noticias sobre la crisis de la deuda de la zona euro, la moneda única empieza a parecer más vulnerable.
Y hay tres buenas razones para ello: los problemas políticos de Angela Merkel en Alemania, el fracaso de Grecia para controlar su déficit y el aumento de los temores de contagio entre los bancos de la zona euro.
Los problemas de la canciller alemana, Angela Merkel, por sí solos deberían bastar para hacer que el euro pierda su reciente resistencia.
Es el respaldo de Berlín al euro lo que ha asegurado la supervivencia de la moneda única hasta el momento. Sin este factor, los inversores perderían la fe y el euro caería.
Y esto es exactamente lo que podría suceder incluso si Merkel sigue sacrificando su carrera política por la moneda.
El Gobierno alemán podría haber aprobado esta semana la nueva normativa para el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, que es clave para resolver la crisis de deuda. Pero Merkel aún tiene que completar la tarea mucho más difícil de conseguir que el FEEF pase el trámite parlamentario, un proceso que llevará al menos hasta final de mes.
Mientras tanto, su posición política se enfrenta a más daños en las elecciones estatales del domingo en Mecklenburg-Vorpommern y la legalidad de su participación en el rescate griego podría ser cuestionada por una sentencia constitucional sobre el tema la próxima semana.
No es de extrañar que algunos sectores empiecen a debatir la posibilidad de unas elecciones generales anticipadas en Alemania, un hecho que podría poner en duda el futuro apoyo alemán al euro.
Con este tipo de dudas políticas empezando a crecer, los inversionistas se están volviendo más cautelosos y el Banco Central Europeo está teniendo que prestar apoyo a los mercados de bonos italianos y españoles para evitar que sus costes financieros les lleve a incurrir en un impago.
Sin embargo, es el problema casi insuperable de la deuda de Grecia, que ya ha recibido dos rescates, el que realmente está lastrando el respaldo al euro.
A pesar de los esfuerzos realizados por el Gobierno griego para frenar el gasto y aumentar los impuestos, las nuevas cifras revelan que el déficit público ha seguido aumentando en los primeros siete meses del año. Las autoridades reconocen que el déficit está en camino de superar el 8,5% del PIB este año.
En efecto, las deudas de Grecia siguen fuera de control a pesar de los recientes rescates. Sin duda, el país heleno necesitará más fondos para mantenerse a flote.
Sobre los temores de contagio entre los bancos más expuestos a Grecia de la zona euro no hay nada nuevo, pero un nuevo informe del Fondo Monetario Internacional que advierte de que su base de capital es mucho menor que la estimada ha centrado la atención del mercado aún más en los riesgos.
Los datos de la zona euro siguen deteriorándose y es probable que el BCE abandone su política de endurecimiento en su reunión de la próxima semana, por lo que hay pocas cosas que vayan a fortalecer la fe de los inversionistas en el futuro del euro.
Societe Generale ilustró el ánimo del mercado al mencionar la completa ausencia de bonos corporativos denominados en euros con grado de inversión en agosto.
Agosto normalmente puede ser tranquilo, pero esta emisión cero apunta a una menor confianza en el euro y a una ausencia de inversión empresarial de cara al futuro.
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