10 septiembre, 2011

El plan de empleo de Obama no puede hacer milagros en la economía de Estados Unidos

José Luis de Haro
Barack Obama
Obama

Los republicanos podrían eliminar en torno a 140.000 millones de dólares a través de enmiendas

Tras la caliente reyerta estival entre el Congreso y el Ejecutivo de Estados Unidos, que acabó con un aumento del techo de deuda, pero con una rebaja de calificación crediticia histórica para el país, el presidente Barack Obama se personó ante la Cámara de Representantes el pasado jueves con una retahíla de propuestas para impulsar el alicaído mercado laboral norteamericano, cuya creación de empleo fue nula el pasado agosto.

Sin nombrar la palabra tabú, es decir "estímulo 2.0", el mandatario presentó medidas, algunas de ellas con reminiscencias republicanas, pero un coste demasiado elevado: 447.000 millones de dólares.

La factura se "pagará por completo", dijo el demócrata mientras echó un pulso con los legisladores republicanos al afirmar que "todo lo que está incluido aquí es el tipo de propuesta que han apoyado tanto republicanos como demócratas". Sin embargo, Obama obvió que durante el proceso de selección de estos paliativos para evitar una nueva recesión en el país y preparar el terreno de cara a las elecciones presidenciales, decidió no contar con la opinión del partido de la oposición. Este simple hecho puede convertirse de nuevo en un arma arrojadiza que podría desmenuzar y reducir considerablemente el nuevo plan.

El congresista republicano por Illinois, Peter Roskam, dijo nada más finalizar el discurso que "sugerir un nuevo gasto de 450.000 millones de dólares y afirmar que será costeado pero que otros tendrán que encontrar la forma de hacerlo me parece bastante flojo". Otros miembros del partido, como el senador Jim DeMint o el congresista Joe Walsh, prefirieron no acudir al Capitolio al considerar el llamado de Obama un mero acto electoral.

Durante una parada en Richmond, Virginia, para promocionar su Ley de Empleo Americano, Obama dejó ayer claro que "no hay ninguna medida radical en su plan" y que muchas de ellas recibieron apoyo bipartidista en el pasado. Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics estimó que si el Congreso llegase a pasar el plan intacto, éste podría incrementar el crecimiento económico en EEUU un 2 por ciento el año que viene y crear hasta dos millones de empleos.

Sin embargo, y aunque el portavoz de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, reconociese que las propuestas de Obama "merecían ser consideradas", muchas de ellas no tienen esperanza alguna de sobrevivir al escrutinio de la Cámara Baja.

No será suficiente

Iniciativas como permitir que los desempleados puedan cobrar el paro mientras se encuentran en el proceso de selección de un trabajo o extender las rebajas fiscales sobre los ingresos de los ciudadanos, así como fomentar las ventajas impositivas a empresas y pymes, comulgan a la perfección con la ideología republicana. De todas formas, Edward Alden, miembro del Council on Foreign Relations, señaló que Obama a través de su petición para aumentar el gasto público y recortar impuestos "ganará críticas entre los republicanos por intentar aumentar el poder del Gobierno y entre su propio partido al considerar que la propuesta no es suficiente". "El planteamiento de Obama no soluciona algunos de los problemas estructurales que impiden el crecimiento", señaló al USA Today, Ross DeVol, economista de la consultora Milken Institute.

De hecho, Patrick Louis Knudsen, ex director del Comité Presupuestario del Congreso, reiteró que "las incentivos fiscales temporales no suelen ser muy efectivos, como ya vimos en 2008 cuando el ex presidente George Bush aplicó estas medidas para fomentar el consumo entre la clase media y trabajadora". Además, tampoco debemos olvidar que las ayudas a gobiernos locales y estatales o incrementar las inversiones en infraestructuras, es decir, alrededor de 140.000 millones de dólares de la cuenta final, encontrarán particularmente una fuerte oposición de los conservadores.

Para expertos como Alden, el debate de Obama fue por la línea "equivocada" ya que el demócrata no supo aprovechar la oportunidad para cambiar el rumbo de la economía estadounidense.

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