Analistas aseguran que el mal dato de desempleo es una señal de alerta de que la economía está mal; cuestionan la falta de voluntad política para lanzar programas que estimulen el crecimiento.
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Esto es porque el alto desempleo podría ser un signo de alerta -y la causa-, de que el país pueda enfrentar una recesión.
Muchos economistas no estaban listos para afirmar que ya hay una recesión, pero estaban elevando las probabilidades de que ocurriera.
Están preocupados porque la debilidad en el mercado laboral puede llevar a los negocios y a los hogares a detener su consumo. Eso es lo peor que le puede pasar a una economía cuando el crecimiento ha bajado hasta casi cero.
"Cuando el empleo cae, los ingresos caen. Cuando los ingresos caen, las ventas caen; cuando las ventas caen, la producción cae y cuando la producción cae el empleo cae", dijo Laksman Achuthan, director del Economic Cycle Research Institute.
Es un círculo vicioso difícil de romper.
"Puedes gritar y patalear, puedes ser el presidente, puedes ser el Congerso, puedes ser el Banco Central, pero no lo puedes detener una vez que comenzó", dijo Achuthan.
A pesar de ello, la economía técnicamente sigue creando empleos -aunque de una forma muy lenta- y Achuthan cree que la economía perderá más empleos antes de volcarse en una recesión.
Una de las principales preocupaciones de los economistas es que no parece haber mucho qué hacer para atender la debilidad en la economía.
La Reserva Federal considera un apoyo adicional, pero el presidente de la Fed, Ben Bernanke, advirtió que hay límites a lo que puede hacer un Banco Central.
Bernanke dijo en su discurso de la semana pasada que el Congreso debe tomar pasos en dirección de un estímulo fiscal que puede incluir más gasto de Gobierno o más recortes a los impuestos.
Pero si los republicanos y demócratas están teniendo dificultades incluso para llegar a un acuerdo sobre la noche en la que el presidente Obama puede dar a conocer su plan para crear nuevos empleos, esperen a ver si se pueden poner de acuerdo sobre qué se debe hacer para reactivar la economía.
"No hay voluntad política en Washington para estimular la economía", dijo Carl Riccadonna, un economista de Deutsche Bank. "El paciente está extremadamente enfermo y requiere de medicina, pero la economía depende de sí misma para salir del problema".
Desde luego, los economistas no son los únicos preocupados.
La confianza del consumidor experimentó en agosto su baja más importante desde el punto más álgido de la crisis financiera.
John Silvia, economista en jefe para Wells Fargo Securities, dijo que la economía permanece en riesgo mientras los hogares enfrentan débiles salarios y aumento de precios.
Silvia considera el riesgo de una nueva recesión entre 30% y 40%, desde el 20% a 30% que reportó previo al reporte de empleos de este viernes.
"Un significativo número de estadounidenses nunca han visto una recuperación", dice Silvia. "Estamos sobre hielo muy delgado. No podemos arriesgarnos".
Técnicamente, la recesión terminó en junio de 2009, de acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas. Pero esta dependencia toma en cuenta muchos indicadores económicos de amplio espectro.
Para el hogar común, la Gran Recesión nunca terminó. De hecho, ocho de cada 10 estadounidenses piensan que aún estamos en una, de acuerdo con una encuesta de CNN/ORC.
El profesor de la Universidad de Harvard, Ken Rogoff, afirma que esa percepción está justificada.
"Nunca dejamos la recesión ni por un poco", dice Rogoff. "Si te estás ahogando 10 metros bajo el agua y subes un metro, aún te estás ahogando. La pregunta sobre si estamos creciendo 1% o cayendo 1% no es el tema".
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