06 septiembre, 2011

El sindicalismo exige mayor gasto público a Obama


Los grandes sindicatos marchan a todo vapor en su campaña cortejando a los medios de comunicación antes del discurso del presidente Barack Obama sobre su agenda para nuevos puestos de trabajo. ¿Qué quieren? Más gasto público (como si un rescate de la industria automovilística, Obamacare y un estímulo de $780,000 millones no fueran suficientes.)

El presidente de la AFL-CIO, Richard Trumka, continuó con la cantaleta y le pidió al presidente Obama que impulsara agresivamente un mayor gasto gubernamental para estimular la economía y que al mismo tiempo descarte las quejas de los conservadores de que Washington está gastando demasiado. Trumka quiere que Estados Unidos gaste $400,000 millones al año durante 10 años en proyectos de obras públicas.

El periódico LA Times informa que:

“¿Quién sabe lo que es políticamente alcanzable hasta que se intenta?”, decía Trumka. “El presidente debe dar una solución que sea del tamaño y la escala necesaria para resolver el problema. Tenemos una crisis de desempleo. … Si solo se lo hace lo que se cree que aceptarán el otro lado y el ‘Tea Party’ , entonces ellos controlan la agenda”.

Trumka presentó un plan de seis puntos sobre el empleo que va mucho más allá de lo que Obama ha apoyado hasta la fecha. Su propuesta incluye la reconstrucción de escuelas, carreteras, puertos y sistemas de energía; reactivar el sector manufacturero y detener el éxodo de empleos al extranjero; prevenir los despidos en los gobiernos estatales y locales y que se intensifiquen las medidas para evitar ejecuciones hipotecarias.

Trumka, sin embargo, no es el único jefe sindical que se niega a ver la crisis de gasto de Estados Unidos. El otro día en un discurso ante el Club Económico de Detroit, el presidente del sindicato UAW, Bob King, sacó a relucir la frase “Estados Unidos no está en bancarrota” al tiempo que pedía más impuestos y más gasto. El editor del Detroit News, Nolan Finley, escribió en el blog The Michigan View:

El verdadero problema, dice el presidente del sindicato United Auto Workers, no es la escasez de recursos, sino que el país está dejando esos recursos en bolsillos privados. Unos impuestos más altos, dice King, impulsarán una bonanza económica, aliviarán la miseria social y traerán la justicia a nuestro país.

No debería sorprender a nadie que los líderes sindicales de Estados Unidos quieran mayores impuestos y mayor gasto por parte de la administración Obama. Después de todo, el gasto público ha sido su pan de cada día. Según la Ley Davis-Bacon, por ejemplo, los contratistas federales de construcción en esencia tienen que pagar los inflados sueldos marcados por los sindicatos, y como resultado, muchos, si no la mayoría de los trabajos de construcción van a parar a miembros de la AFL-CIO. Así, cuando Trumka pide más gasto gubernamental es porque su sindicato se beneficiaría directamente, todo a costa de un mayor endeudamiento y menos puestos de trabajo en otras partes de la economía. James Sherk, experto de Heritage, explica:

A fin de pagar a trabajadores de nuevas construcciones, el gobierno toma dinero de otras partes de la economía a través de impuestos o endeudamiento. Cada $1,000 millones que el gobierno gasta en la construcción representa $1,000 millones menos gastados en el sector privado. Menos gasto e inversión se traduce en menos empleos en el sector privado. Las investigaciones muestran que los empleos perdidos en el sector privado superan en número los puestos de trabajo financiados por el gasto público. El Congreso no puede reducir el desempleo mediante proyectos de obras públicas.

A pesar de que para los jefes sindicales como Trumka tiene sentido abogar por un mayor gasto que beneficie directamente a sus miembros, eso se hace a expensas de la economía de Estados Unidos. A pesar del masivo estímulo económico del presidente Obama, el desempleo está en 9.1 por ciento (e, irónicamente, la afiliación sindical sigue reduciéndose). Pero en lugar de cambiar de rumbo, Trumka, King y los suyos quieren que la administración Obama les dé más de lo mismo. Ya falta menos para saber qué es lo que el presidente se propone hacer.

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