Prueba de luces para el aniversario del 11-S en Manhattan. | AP
- Obama y Bush participan juntos en la ceremonia en Nueva York.
- Puede ser el último homenaje a los muertos con tanta fanfarria.
- El FBI reconoce ahora que el supuesto plan para atentar puede ser falso.
La ceremonia conmemorativa del 11-S se parece, a primera vista, a las nueve anteriores. Se guardará silencio a la hora exacta que se estrelló cada uno de los aviones. Los familiares de las víctimas leerán 2.983 nombres. Las iglesias de toda ciudad repicarán a la vez en honor a los muertos. Paul Simon cantará 'Puente sobre aguas turbulentas'.
Pero cuando los gaiteros empiecen a desfilar a las 8.35 de la mañana (14.35 hora española) en la Zona Cero ya no lo harán sólo entre grúas y frente a varios pisos de escombros, sino delante de un rascacielos que ya se eleva 81 pisos. Pasarán junto a dos estanques rodeados de centenares de árboles para recordar a los muertos en el monumento conmemorativo que se inaugura sobre las huellas de las Torres. Y en un barrio donde vive el doble de población que en 2001 y los hoteles se han triplicado. Estarán rodeados de más policías que ningún año por la última alerta terrorista, pero con un público más tranquilo que nunca (o eso dicen las encuestas).
Michael Bloomberg, el alcalde de Nueva York, pide que el lugar deje de llamarse 'Zona Cero'. Ya no es la tierra arrasada que describió con estas palabras por primera vez un reportero de la CBS la noche del 11-S.
La novedad de este año es que el presidente de EEUU participará en la ceremonia. Obama lo hará como uno más, con una lectura breve y no política. Después de él, le tocará a George W. Bush. Y también intervendrán el alcalde Bloomberg y el que ocupaba su puesto en 2001, Rudolph Giuliani.
El centro de la ceremonia será la lista de muertos, aunque esta vez algo más larga. Se incluyen todos los nombres grabados en los estanques, de quienes murieron en las Torres, el Pentágono y el descampado de Pensilvania, pero también los seis que fueron asesinados en el atentado en el World Trade Center en 1993. Más de 300 familiares leerán los nombres de dos en dos.
Menos fanfarria
Puede que ésta sea la última vez que lo hagan, ya que el alcalde Bloomberg ya ha insinuado que el homenaje con la lista entera puede llegar pronto a su fin igual que la ceremonia con tanta fanfarria.
El décimo aniversario tiene la mística del año redondo y los conciertos, las charlas o las actuaciones en las calles se multiplican. Las tiendas despliegan carteles de recuerdo. Citarella, un supermercado gourmet de la ciudad, ha decorado su escaparate con una bandera dibujada con gambas (las rayas) y vieras (las estrellas).
Pero Estados Unidos quiere pasar página. Por primera vez, hay más ciudadanos convencidos de que un atentado es poco o nada probable que lo contrario. Sólo el 9% teme que un ataque sea "muy probable", según una encuesta del New York Times. En estos últimos diez años, las autoridades policiales y militares aseguran haber desmontado 40 complots en Estados Unidos, 13 de ellos en Nueva York, incluido el del coche bomba de Times Square en mayo de 2010.
Los militares vuelven a patrullar con metralletas las estaciones y los policías paran a los coches en controles por toda la ciudad, pero los neoyorquinos no han detenido su rutina por la última alerta terrorista, que se empieza a disipar.
Actividades sospechosas
El jueves, la policía pidió la colaboración ciudadana para detectar actividades sospechosas por un supuesto plan para hacer estallar coches en Nueva York y Washington. Los servicios de inteligencia incluso filtraron datos de a quién buscaban: tres terroristas, dos de ellos nacionalizados americanos de origen egipcio y yemení. Dos acababan de llegar a EEUU mientras el tercero podría haberse quedado en Europa. Pero el FBI ya reconocía el sábado que no había logrado identificar a los sospechosos y que cada vez se decantaba más por la posibilidad de que no existieran. El día que supuestamente habían elegido para atacar era ayer sábado, cuando sólo hubo falsas alarmas.
Parte del aeropuerto de Dulles, en Washington, fue evacuado por un paquete sospechoso. Un perro policía había detectado explosivos en un avión de carga. Pero no se encontró nada y, tras cuatro horas de controles, el aeropuerto retomó la normalidad. Estados Unidos espera haber cerrado una era. Y en el décimo aniversario de los ataques que militarizaron la política exterior, repliega fuerzas. La prioridad es rebajar el 9% de desempleo y evitar la recaída en recesión.
"Aunque mantengamos la presión contra Al Qaeda, estamos terminando la guerra en Irak y empezando a traer a nuestras tropas a casa desde Afganistán. Porque después de una dura década de guerra, ha llegado el momento de dedicarse a la construcción nacional aquí en casa", dijo Obama en su discurso radiofónico semanal.
El presidente dice que 'la Generación del 11-S' ya ha cumplido con su misión. Aunque sus palabras sobre las ganas de ocuparse de los asuntos "de casa" recuerdan a las de George W. Bush en la campaña presidencial de 2000 o a las de Bill Clinton una década antes. Ambos acabaron en nuevas guerras, en Irak, Afganistán o Kosovo.
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