Estamos apabullados por saber dónde está México. Nos da miedo el lugar donde ha caído; pero más, encontrar la salida
Pedro FerrizPara entendernos, ¡sólo a cucharadas!
(Tómenlo como un experimento)
Estamos apabullados por saber dónde está México. Nos da miedo el lugar donde ha caído; pero más, encontrar la salida.
Nos da rabia el éxito de nuestro vecino. Su bienestar me provoca urticaria. Lo bueno, es que a él le pasa lo mismo.
Tengo la capacidad de pensar en mí y lo mío. Sólo yo soy objeto de preocupación, lo demás es lo de menos.
Tenemos la capacidad de admirar cualquier cosa que venga de fuera... y de ignorar nuestros más grandes logros.
La desunión es nuestra más profunda marca... No me uno a mi similar, porque me compite. Me quita el aire que respiro.
En México no sabemos de unidad. No hay causas comunes, ¡sólo cuando juega “La Selección!”
¡Cómo nos cuesta trabajo aplaudir un genuino éxito!... El logro de otro, es mi pequeña derrota.
Nuestros grupos marginados, han vivido así desde La Conquista... Hoy los compadecemos, haciéndolos a un lado.
El país está lleno de gente con ganas de hacer algo, esperando que “alguien” le diga qué.
“Esta guerra contra la delincuencia está mal. Hay que hacer escuelas y crear empleos”. Y aparte, ¡acabar con ella!
Nuestros políticos son incultos, primarios, limitados, egoístas y corruptos... Pero no hay problema... Nosotros somos iguales.
Pensamos en chiquito. Todo lo hacemos mal y caro. Nuestras soluciones son cortas, siempre por debajo del problema.
Tenemos la gran cualidad de complicar lo sencillo y hacer imposible lo complicado.
Nuestras decisiones se toman bajo nostalgia. Nos aterra faltarle al pasado, aunque el pasado nunca midió nuestro presente.
Este mundo global en el que nos movemos, nos puso en evidencia. “Como México no hay dos”... y nos ponemos a pensar si no resulta conveniente a los demás.
¿Cuánta gente sabe leer y escribir?... es preocupación constante. ¿Cuánta entiende lo que hay que entender? Debiera serlo.
La sociedad mexicana no genera genios. No porque no los haya, sino porque ni los promueve ni los encuentra.
Cuando nacemos, todos pensamos que tenemos reservada una dosis de impunidad.
Si sentimos que nuestra juventud está extraviada, más vale que empecemos a comunicarnos con ella.
Conozco líderes que lucharon siempre por un ideal, hasta que se dieron cuenta que podían vivir de él.
Nuestros partidos políticos piensan que la democracia es la mejor forma de convivir, aunque sólo resulte válida si el voto les favorece.
Nuestros jueces, ministerios públicos y todo instrumento de aplicación de la ley, está diseñado para ser justo... Aunque opere al revés.
Me indigna la injusticia, aunque no la denuncie cuando soy objeto de ella.
Estamos en el peor de los mundos. Tememos a la delincuencia y desconfiamos de la autoridad.
El principio del funcionario es: Roba hasta donde te deje el sistema. Si se te descubre, agacha la cabeza y vuelve a empezar.
El del contratista de gobierno es: Compra a quien sea con tal de obtener lo que pretendes. Siempre habrá quien te ayude y se ayude.
El del empresario: Da lo menos que puedas y espera lo más de ello. El cliente es lo menos importante, aunque vivas de él.
El campo mexicano es pródigo, diverso, abundante... Raro que genere miseria, donde más rico es.
Nuestros bosques son esencia de vida. No hay nadie que no lo entienda y nadie que dé la vida por conservarlos.
Todos requerimos agua pura, sin reparar en ensuciarla.
Siempre hemos pensado que la pobreza y lo sucio van de la mano... ¿Podrá haber pobreza limpia?
Creemos saberlo todo, aunque no estudiemos ni nos enteremos... Es como pretender saber lo absoluto ¡por ósmosis!
¿Tienes una frase que nos describa?
Hay que entender, para mejorar
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