Banderas de la UE ondean a la salida del Parlamento Europeo en Bruselas | Reuters
Los rumores de una posible quiebra de Grecia han ido cobrando fuerza y durante estos días lo peor parece inevitable, en un escenario económico que ha ido empeorando durante los últimos meses. "La caja se está agotando y las soluciones no llegan", afirma Alberto Matellán, director de Estrategia y Macroeconomía de Inverseguros.
Los desacuerdos políticos en Europa se suceden, y por ello el mercado ha empezado a barajar un impago inminente. La quiebra del país heleno supondría un antes y un después en la zona euro, con unas consecuencias difíciles de prever.
¿Qué ocurriría si Grecia se declarara en bancarrota?
Hay dos opciones de quiebras para el país heleno: la selectiva o la total. En el primer caso, dejaría pagar parte de sus deudas, y en la peor de las opciones, Grecia dejaría de lado todas sus obligaciones para comenzar de cero. Los expertos dan por sentado que el impago será selectivo, pero se plantea la posibilidad de que el país no siga dentro del euro.
"No habría ningún motivo para que continuara", defiende Soledad Pellón, analista de IG Markets. "Su salida sería positiva tanto para la Unión Monetaria como para Grecia, que podría aplicar su propia política monetaria devaluando su moneda para impulsar su economía".
Sin embargo, otros no contemplan esta posibilidad. "En los escenarios más plausibles, Grecia no saldría del euro", afirma Matellán. "Si esa opción llegase a plantearse es muy posible que se instrumentara un rescate urgente, porque el mantenimiento del euro interesa mucho a los países centrales, especialmente a Alemania. Además, si Grecia sale del euro, este último, si sigue existiendo, dispararía su valor, lo que no interesa para nada a Alemania".
"O se llega a un acuerdo con los acreedores o se impaga sin más", sostiene Matellán. Aunque la segunda opción sería muy dañina para todo el sistema. "Afectaría a la confianza, y por ahora nadie trabaja con esa hipótesis. Los acreedores sufrirán pérdidas importantes, de ahí lo que está sufriendo la banca estos días".
¿Qué pasaría con la eurozona?
"La situación de la zona euro es tan frágil que el pánico de una quiebra de Grecia tendría consecuencias muy negativas", afirma Pellón. Pese a que Alemania no tendría que estar pendiente del rescate de Grecia, la atención recaería en Italia y España, que estarían muy afectadas por el efecto contagio. Además, los bancos alemanes también tendrían problemas y serían otra de las prioridades. "El dilema alemán sobre si seguir ayudando a los países del euro en problemas o no sería aun mayor ante el riesgo de quiebra de dos países tan fuertes como Italia y España", afirma la analista.
¿Habría un 'efecto dominó'?
Los analistas coinciden en que el contagio a otros países sería inevitable. Los inversores ya desconfían de los países de la periferia, especialmente de España e Italia, y el impago de Grecia minaría la credibilidad.
Pero aun más grave serían las consecuencias negativas de esta quiebra sobre los países fuertes: Alemania y Francia. Sus bancos están cargados de deuda griega, por lo que tendrían que hacer frente a pérdidas millonarias. "De hecho, se especula que algunos de estos bancos no serían capaces de afrontar estas pérdidas y se verían obligados a pedir ayudas como ya hicieron a principios de la crisis muchos bancos a nivel mundial", recuerda Pellón. Prueba de esta exposición son las fuertes caídas que están teniendo durante la jornada los bancos franceses, como BNP Paribas y Société Générale, cercanas al 10%.
Sobre los pasos a seguir ante esta situación, Matellán afirma que "es casi seguro que serían necesarias medidas de apoyo de liquidez a los bancos por parte del BCE". Posteriormente, lo más probable es que se "acelerara el proceso de Eurobonos en un intento de para la situación". Sin embargo, ante esta situación, las posibilidades son imprevisibles.
¿Hay algo 'positivo' en una quiebra?
Una de las cuestiones que se abre es si, pese a ocurrir lo peor, un impago de Grecia podría ser el fin de la incertidumbre a la que se han visto sometidos los mercados durante los últimos meses. "Si la quiebra se hace de manera ordenada como quieren los alemanes podría ser hasta positiva, en la medida en que se libera al mercado de una preocupación crónica", defiende Matellán. "El problema es que nadie sabe qué significa 'ordenada", sostiene.
Sin embargo, es complicado valorar la ecuación. "La incertidumbre podría ser aun mayor a pesar de quitarnos de encima el peso del problema griego, dado que España e Italia darían mayores síntomas de debilidad y además Alemania y Francia atravesarían momentos difíciles".
¿Hay más alternativas?
"La de siempre: instrumentar un nuevo rescate", afirma contundente Matellán. Pero esta posibilidad se presenta bastante complicada, ya que los inversores no creerían en esa solución y los desacuerdos entre los diversos dirigentes europeos son explícitos. "Si lo que se acordó en julio sobre el Fondo Europeo de Estabilidad Financiero (FEEF) no se está pudiendo llevar a cabo, mucho menos se podrá llegar a un nuevo acuerdo ahora", sostiene el experto.
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