14 septiembre, 2011

La Carrera Electoral

El nuevo escenario requiere organizar la política agroalimentaria utilizando todos los instrumentos de política pública.

Analicia Ruiz*

“En este momento, Warren Buffet paga una tasa de impuestos inferior que la de su secretaria. Esto es una atrocidad que él mismo nos ha pedido que corrijamos”. Este tweet que publicó el presidente Obama la semana pasada, parece ser parte de la estrategia para lograr su reelección.

El que Buffet, uno de los hombres más ricos en el mundo, critique el régimen fiscal estadunidense que le ha permitido amasar su gran fortuna, es un espaldarazo a Obama. El millonario le está mandando el mensaje a los ciudadanos de que la política fiscal del Partido Republicano va en contra del bienestar de la sociedad estadunidense.

Hoy, la economía estadunidense cuenta con las tasas fiscales más bajas de los últimos 60 años.

Parece que la estrategia para revertir la baja aprobación que tiene el presidente va a centrarse más en culpar y señalar a los republicanos, que en hablar de los logros de su gobierno.

En un discurso del pasado 9 de septiembre, donde el Presidente presentó su iniciativa para promover el empleo, American Jobs Act, Obama pidió el apoyo de los estadunidenses: “Manden el mensaje a Washington, que aprueben esta iniciativa cuanto antes. Su voz será escuchada”. La estrategia detrás del exhorto de Obama es transferir la responsabilidad del desempleo a los republicanos.

Una vez enviada la iniciativa al Congreso, sus opositores no podrán culpar al Presidente ni a los demócratas de su incapacidad para revertir el desempleo. Y Obama podrá señalar a los republicanos como el obstáculo para que la clase media recupere su capacidad de consumo y que la gente recupere el empleo. Hay que recordar que gran parte de la pérdida de popularidad del presidente Obama radica en la imposibilidad de reducir las tasas de desempleo. Este mensaje, aunado al de que los ricos tienen menores tasas de impuestos, podrían mejorar la imagen del Presidente.

Otra estrategia parece relacionar a los republicanos con el conocido Tea Party. Este grupo político, opositor al gobierno, nació en 2009 y en las elecciones de 2010 se convirtió en la clave para tomar el control de la Casa de Representantes.

Los legisladores del Tea Party han desempeñado un rol protagónico en la disputa que se desató este año, entre el Presidente y el Congreso, sobre el presupuesto gubernamental. Fue la presión que ejercieron los miembros del Tea Party lo que impulsó al Portavoz de la Cámara baja, John A. Boehner, a impulsar los recortes presupuestales, así como negarse a incrementar el gasto. Fue Boehner quien rompió el diálogo con el presidente Obama el pasado mes de julio, cuando negociaban la conocida reducción en el gasto que alcanzará cuatro billones de dólares en los próximos diez años.

De acuerdo con los analistas políticos, las visiones radicales del Tea Party podrían alejar al votante independiente o apartidista.

Hace tan sólo tres años, Barack Obama tomó la silla presidencial hablando de su gran promesa de campaña: “El cambio en el que puedes creer”. Esa promesa sembró esperanza en la población estadunidense, que estaba desencantada con la clase política. A catorce meses de la elección presidencial, Obama tiene que convencer a los estadunidenses que su lema de campaña todavía se puede alcanzar.

Se puede decir que el debate entre los republicanos que se llevó a cabo el pasado lunes, da el banderazo de salida a la carrera por la candidatura del Partido Republicano y para la Presidencia. Lo que está por verse es si la estrategia de Obama para lograr su reelección hace eco en la sociedad estadunidense o si los republicanos optan por una vía más conciliadora y moderada.

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