19 septiembre, 2011

La importancia de llamarse Arturo

Los políticos deben comprender que el gran cambio de 2012 no será el resultado de la elección. Estamos por ver el florecimiento de una nueva sociedad.

Pedro Ferriz

Gregorio Montiel Monroy, fue presidente municipal de Atlacomulco. Pueblo del Estado de México de donde deriva una casta política. Trece de sus 30 alcaldes han llevado el apellido Monroy. De hecho Gregorio Montiel Monroy, padre de Arturo Montiel, es primo hermano de Enrique Nieto Montiel, abuelo materno de Enrique Peña Nieto, a la sazón, también alcalde de Atlacomulco en 1953/54. Se sabe que de todos los caciques mandamás de ese peculiar poblado, nadie fue más corrupto e intransigente que el papá de Arturo Montiel. De este pintoresco personaje deriva la sangre del ex gobernador del Estado de México. Posición que el joven Arturo llegó a compartir con personajes como: Isidro Favela, Gustavo Baz, Juan Fernández Albarrán, Carlos Hank González, Jorge Jiménez Cantú, Mario Ramón Beteta, Alfredo del Mazo (padre e hijo... sólo falta el nieto) Alfredo Baranda, Emilio Chuayffet... Todos emanados del GRUPO ATLACOMULCO, nombre derivado del náhuatl, que significa “lugar donde hay pozos”.

Claramente estamos hablando de una “familia” que como tal, se protege y cubre las espaldas de todo aquello que haya representado alguna irregularidad durante su mandato. Arturo Montiel carga un fardo de pecados cometidos en su tiempo. Desde enormes negocios inmobiliarios hechos en terrenos irregulares, compras fuera de la norma, celebración de contratos de empresas con socios “a modo”. Concesiones de uso de suelo en giros como el de Xenli Ye Gon, que instaló el más grande laboratorio de metanfetaminas jamás registrado en la historia del narcotráfico. Justo enfrente del Aeropuerto Adolfo López Mateos... el de Toluca.

Si quiere usted saber de alguna persona para la que se hayan destinado los mayores recursos en su sola imagen, Arturo Montiel figura entre los primeros cinco, en los anales de la propaganda política y el segundo en monto de los que no han llegado a ser Presidentes de México. Un evidente desperdicio que habiendo sido bien aplicado, hubiera servido para abastecer totalmente de agua potable a todos los habitantes de los estados que conforman el Altiplano.

Le tomó seis años diluir su imagen. Anduvo aquí y allá en una especie de éxodo y exilio. Le costó horrores el acostumbrarse a haberlo perdido todo. Recuerdo que la última vez que lo vi, me dijo: “Si en este momento tuviera una daga, ¿a quién crees que se la clavaría?” Se refería a la entrevista que en días previos le hice, donde le preguntaba de los abusos públicos cometidos por él y sus hijitos. Preguntas que al no ser contestadas con verdad, le hicieron perder la esperanza en sus aspiraciones de haber llegado a ser Presidente de la República. De ahí, le tuvo que dejar el camino libre a otra joyita: Roberto Madrazo Pintado (el atleta mentiroso). Recuerdo que le contesté que yo se la habría clavado a cualquiera de sus hijos o bien a su nueva esposa, Maude, que fueron los que se encargaron de llevarlo al despeñadero. (Creo que no entendió mi ironía... Y por lo que se ve, sigue sin entenderla). Yo comprendí lo de la daga y también su amenaza. Sostengo que sigue sin comprender, ya que no pudo haber sido más incómoda su asistencia al cambio de poderes del jueves de la semana pasada. Y si no resultó molesta su presencia, puede ser que se deba a que ese compacto grupo no sabe el daño que le hace el evidenciar ligas tan desprestigiadas como esa... la de Arturo, el mismo que basó su estrategia de campaña cuando aspiró a ser gobernador, diciendo que “pondría a las ratas tras las rejas”. Lejos estábamos de saber que se refería a los de su especie, cuando hizo mención de esos roedores.

Algo muy claro que los políticos deben comprender, es que el gran cambio del 2012, no será el resultado de las elecciones. Lo que estamos por ver, es el florecimiento de una nueva sociedad. Observante, demandante, informada, nada dócil. Mexicanos que venimos heridos de una declarada guerra al narcotráfico... y a la ilegalidad. Y que por lo mismo, rechazaremos todo lo que huela a eso.

Flaco favor le hace Arturo Montiel a su camada, con el solo hecho de estar cerca. Para el caso, cualquier político de los hoy faltos de prestigio, mejor debieran formar un club cerrado y esconderse de la mirada pública. Porque la gente podrá callar al verlos, pero estoy seguro... hablará en su momento. Si no, ¡al tiempo!

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