09 septiembre, 2011

La reina de la propaganda gadafista

Internacional

La periodista de 31 años, altavoz del dictador, no dudó en dar las noticias pistola en mano mientras los rebeldes tomaban Trípoli


Hala Misrati no formaba parte oficial del aparato oficial libio ni era una estrella antes de la guerra civil, pero ha generado tanto odio entre los ciudadanos que su detención por los rebeldes ha sido celebrada como si hubieran capturado a un miembro de la familia Gadafi.

La presentadora de la televisión estatal, de 31 años, había ganado notoriedad y fama por su ciega defensa del régimen ante la pantalla especialmente en las semanas más duras de la guerra civil. La joven dirigía una especie de show diario de una hora de duración en el canal Al Yamahiriya 2. Sus dardos iban dirigidos a los revolucionarios, la OTAN o los medios de comunicación extranjeros.

Mirando desafiante a la cámara, luciendo pañuelo verde al cuello, dando con la mano derecha sobre la mesa y blandiendo una pistola en la izquierda, Hala Misrati trató a la desesperada por mantener en pie el sistema propagandístico del régimen cuando los guerrilleros insurgentes tomaban a tiros los primeros barrios de Trípoli Era el domingo 21 de agosto. “Con este arma, hoy moriré o mataré”, dijo en su última arenga. “No os haréis con el control del canal, ni con el de Trípoli, ni con el de Libia. Protegeré a mis compañeros y nos convertiremos en mártires”.

Unas horas después, en la tarde del lunes 22 de agosto, los insurgentes se hicieron con el control de los canales estatales, que fundieron su pantalla a negro tras 42 años. Hasta dos días antes el propio Muamar Gadafi había estado llamando en directo para amenazar a la población, negar la evidencia de que el sistema se desmoronaba y lanzar mensajes al extranjero.

En paradero desconocido

A los pocos días, Hala Misrati era arrestada en un control rebelde en el barrio de Gargur y trasladada a uno de los centros de detención de las nuevas autoridades del país. Junto a ella se encontraba su marido, con el que se había casado hace apenas dos meses, aunque él fue posteriormente puesto en libertad. Misrati llama a sus padres desde entonces un par de veces por semana, les dice que se encuentra bien y que incluso tiene acceso a servicios médicos, pero no les concreta en qué lugar de la capital la tienen recluida.

“Estoy preocupada por ella”, dice Hasa, su madre, en el piso familiar cerca de la mítica plaza Verde, rebautizada como plaza de los Mártires, el nombre que tenía antes de la llegada de Gadafi al poder en 1969. “No es verdad que le hayan cortado el pelo”, responde la mujer a los rumores de que, como a otros presos, los opositores le hubieran rapado a Hala su famosa melena. A la humilde casa se sube por unas escaleras casi en ruinas y el piso no es desde luego el de alguien a quien e régimen haya premiado por su fidelidad ciega. Los que iba a hacer con la pistola “no era defender a Gadafi, sino defenderse a sí misma”, comenta Hasa

La reina de la propaganda gadafista

¿Por qué se ha hecho tan famosa su hija? “Porque hablaba de la gente pobre más que nadie”, dice Abdelkadir Misrati, el padre mientras sostiene en las manos unos retratos de su hija. Los dos niegan que su hija defendiera hasta el final la dictadura gadafista. En la calle la opinión general es bien distinta y los vecinos del barrio dicen incluso que tenía hilo directo con Muamar Gadafi y con su hijo más conocido, Seif El Islam, de quienes recibía a veces directamente el mensaje que había que transmitir al pueblo a través de la televisión. Sus padres niegan tanta cercanía al líder y afirman que “sólo vio a Gadafi y su hijo una o dos veces”. “Ninguna autoridad se ha puesto en contacto con nosotros”, se quejan Hasa y Abdelkadir.

El Consejo Nacional Transitorio (CNT) no ha anunciado oficialmente qué cargos hay contra Hala Misrati ni si será presentada ante la Justicia. “Desconocemos cuál será su futuro. Las investigaciones dirán qué van a hacer con ella”, señala el padre.

Las hermanas Ebtehal, de 16 años, y Ezdehar, de 15, pasean orgullosas por la plaza de los Mártires con dos grandes caricaturas de Hala Misrati que ellas mismas han dibujado. En una la presentadora aparece con cuerpo y lengua de serpiente. En la otra con cuernos y entre barrotes en una parodia de su juicio. La gente se para a tomar fotografías. El pueblo ya ha condenado a Misrati, que ha pasado de estrella a estrellada.

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