La Reserva Federal se está planteando de nuevo cómo estimular la economía, pero una opción que está considerando no tiene mucho sentido: dejar de pagar intereses por los aproximadamente 1,6 billones de dólares (1,17 billones de euros) de excedentes de reservas que los bancos tienen depositados en ella.
La idea es que si los bancos dejan de recibir el interés actual del 0,25% por las reservas, concederán más créditos. Después de todo, la alternativa consiste en conseguir una rentabilidad aún menor con valores como bonos del tesoro a corto plazo.
Pero el problema de esta idea y el de todas las opciones no convencionales que está considerando la Reserva Federal es que nada es tan fácil ni tan sencillo como parece. Dejar de pagar intereses por el excedente de reservas en realidad podría trastocar los mercados.
La Reserva Federal empezó a pagar intereses por el excedente de reservas –la cantidad de dinero en reservas de capital de los bancos superior a la que deben tener en función del dinero depositado en sus cuentas bancarias— durante la crisis financiera con el fin de compensar la expansión de su propio balance.
El objetivo era desalentar la creación excesiva de créditos e impedir que se produjera una espiral inflacionista. También permitía tener una mayor flexibilidad. Como señaló el presidente de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley, en un discurso pronunciado en julio de 2009, la Reserva Federal podría subir el tipo de interés para evitar la inflación, pero también podría bajarlo “si la demanda de créditos es insuficiente para que la economía genere el pleno empleo".
Pero, hoy en día, el tema es más complicado debido a la debilidad de la economía y a que los tipos de interés son muy bajos. En primer lugar, esta medida probablemente no beneficiaría mucho a la economía. Es improbable que los bancos empiecen de repente a conceder créditos simplemente porque dejen de recibir un interés mísero del 0,25% por sus excesos de reservas. Ya los estarían concediendo si hubiera una mayor demanda de créditos.
Además, una gran parte del excedente de reservas es de bancos extranjeros. Y si los tipos de interés de la Reserva Federal fuesen de cero, los bancos podrían acabar transfiriendo el excedente de reservas a otros valores como bonos del Tesoro a corto plazo o recomprando o reponiendo instrumentos, aunque los intereses que ofrecieran fuesen muy bajos.
Esta situación podría provocar que las rentabilidades bajaran todavía más, aumentando así el riesgo de que cayeran en territorio negativo si hubiera más brotes de estrés extremo en los mercados. A su vez, esto podría trastocar a los fondos que operan en los mercados monetarios y dejarles con la elección de subvencionar a los depositantes o correr el riesgo de que el valor neto de sus activos cayera por debajo de 1 dólar, lo que se conoce como la ruptura del dólar, según ha señalado Joseph Abate de Barclays Capital en un informe reciente.
Otras opciones que está barajando la Reserva Federal también podrían desestabilizar a los mercados en lugar de tranquilizarlos. La principal es un cambio en su cartera de valores del Tesoro consistente en incrementar el porcentaje de deuda estatal a largo plazo.
El temor es que la Reserva Federal venda una gran cantidad de valores estatales a corto plazo antes de su vencimiento con el fin de obtener dinero para comprar deuda a largo plazo, ya que esta medida podría causar que las rentabilidades a corto plazo subieran, lo que haría que la deuda a corto plazo fuese un lugar más atractivo para los inversores. Pero si ocurriera esto, iría en contra del objetivo de la compra de la deuda a largo plazo, que es hacer que los inversores inviertan en valores de más riesgo.
Teniendo en cuenta el riesgo de las consecuencias no deseadas, la Reserva Federal tiene que estar segura de que cualquier medida que tome va a beneficiar realmente a la economía. No debería hacer algo simplemente porque se espera que haga algo.
Lea el artículo original publicado en The Wall Street Journal Europe Fed's Weapons of Mass Distraction
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