03 septiembre, 2011

Lección en Nicaragua

Ariel Montoya

Cuando en el año 2001 viajé a Londres para entrevistar a Joaquín Villalobos, el ex jefe militar de una de las facciones guerrilleras del FMLN de El Salvador y actualmente conferencista internacional, este dijo que prefería mantenerse alejado de la política activa por las dolorosas reminiscencias que alguien como él podía representar para la población por haber sido uno de los protagonistas de la guerra civil que azotó a su país.

También en sus declaraciones le hacía un llamado a Daniel Ortega, candidato derrotado en esas elecciones, a que no se postulara, pues los resabios de una guerra dejan lesiones dolorosas a los pueblos.

Traigo estas memorias a colación, ahora que en pocos meses se realizarán elecciones nacionales y en las que, además de la candidatura ilegal de Daniel Ortega, existen otras constitucionalmente legítimas como las de Arnoldo Alemán, Fabio Gadea, Enrique Quiñónez y Roger Guevara..

Sin embargo, Gadea, quien representa a una corriente liberal desprendida del PLC, lleva de compañero de fórmula a Mundo Jarquín, un planificador de la desastrosa economía estatista de los 80, enemigo en el pasado de cuanto oliera a antisandinismo, diplomático y diputado de Ortega cuando este fue presidente en su primer período, quien ahora en un giro sin precedentes pretende ser el Vicepresidente de la República en una alianza compuesta en su mayoría por disidentes del liberalismo donde convergen algunos del Partido Liberal Independiente (PLI) y del FSLN.

Esa candidatura, sin pies ni cabeza por la confluencia de ex radicales del sandinismo y sectores liberales, representa una alianza que aún no cuaja en la mentalidad del votante, independientemente del respaldo mediático y la picaresca radial de don Fabio Gadea, la cual contrasta con su amnesia, que lo invalida para llegar a gobernar, y quien jamás aceptó medirse en unas primarias auto vigiladas por él, para elegir dentro del liberalismo a un solo candidato, como lo propuso el propio Arnoldo Alemán y como en la aritmética que las encuestas demuestran, unida ganaría la oposición.

No cuaja pues no existen visos de renovación y modernidad en un candidato de edad, aun cuando esta no es limitante para una persona que aspira a un cargo público, sino porque su trayectoria partidaria está íntimamente ligada a la Casilla 1 del PLC, del cual ahora reniega y en donde compartió privilegios y desaciertos.

Y en cuanto a Jarquín, por mucho arrastre verbal y sentido de complacencia social, su pasado lo ubica en la acera del totalitarismo y el oportunismo político al igual que los otros candidatos de su tendencia enlistados en dicha alianza.

No se trata de purgas ni proscripciones, sino de que políticos vinculados a procesos degradantes como una guerra enfoquen sus experiencias en la forja de nuevos liderazgos a lo interno de sus partidos. Los consejos de Joaquín Villalobos siguen en pie para Ortega; y esta vez también para Mundo.

Escritor y periodista nicaragüense.

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