Christine Lagarde, la nueva directora gerente del FMI, tiene una oportunidad para hacerse escuchar durante la reunión de ministros de Finanzas y banqueros centrales de todo el mundo que tendrá lugar esta semana en Washington.
La pregunta que domina la agenda es cómo impedir que la economía mundial vuelva a caer en recesión.
Los directores gerentes del FMI tienden a ser cautos y a poner en práctica la voluntad de sus 187 países miembros, en especial los más poderosos. Lagarde, sin embargo, parece dispuesta a asumir más riesgos al, por ejemplo, pedir que Europa recapitalice sus bancos a pesar de la resistencia de los Gobiernos de Francia y Alemania, que temen una reacción adversa de los electores a un nuevo paquete de rescate. Estos son algunos de los pasos que el FMI podría dar.
Generar las condiciones para un nuevo estímulo. Se trataría de un cambio de parecer del FMI, que en los últimos dos años se ha dedicado a predicar que la reducción de los déficits fiscales debe ser la primera prioridad. Ahora, no obstante, las medidas de austeridad adoptadas están mermando el crecimiento.
La economía británica se contrajo a finales del año pasado y hay dudas acerca de su recuperación luego de la recesión. Algunos economistas advierten que EEUU estará muy cerca de una contracción el próximo año si no renueva los recortes de impuestos y otras medidas de estímulo que vencen a finales de año.
Aunque las crecientes cargas de deuda son un problema de largo plazo, Lagarde ya ha comenzado a señalar que los países necesitan reactivar el crecimiento y, al mismo tiempo, afrontar los déficits de largo plazo. "En muchos rincones" del mundo se implementaron medidas de austeridad "de una manera demasiado brusca", sin dejar que el crecimiento tome impulso, indicó la semana pasada. Lagarde, sin embargo, ha tenido cuidado de no criticar directamente al Reino Unido, uno de los grandes accionistas del FMI.
"El problema es que los europeos están muy divididos y en EEUU hay una gran división" en torno al estímulo, afirma Simon Johnson, economista del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y ex economista jefe del FMI. "Pero esas cosas incomodan al FMI".
Presionar a Europa para que actúe de forma más contundente. Los mercados comienzan a apostar que los legisladores europeos no tendrán la voluntad para adoptar medidas enérgicas para aumentar el tamaño del fondo de rescate o al menos demostrar que los gobiernos cuentan con la artillería necesaria para impedir el colapso de sus bancos. "El tema principal es político e institucional", dice Nicolas Véron, catedrático de Bruegel, un centro de estudios de Bruselas. "Este es el aspecto más difícil de la situación actual".
Europa necesita establecer una política fiscal estrechamente coordinada entre sus países, pese a las reservas de los electores europeos de que podría tratarse de algo parecido a unos Estados Unidos de Europa. Lagarde, ex ministra de Finanzas de Francia, tiene credibilidad en Europa. Su tarea es presentar un plan específico para una mayor integración fiscal.
El FMI ha estado analizando propuestas para colocar la deuda europea en un vehículo financiero respaldado por los gobiernos a través de un fondo de rescate europeo. Podría ser un comienzo.
Convencer a los BRIC para que asuman un mayor protagonismo. Las mayores economías emergentes, como Brasil, Rusia, India y China, tienen las arcas llenas y han adquirido un mayor peso político. No es de extrañar, por lo tanto, que algunos países europeos recurran a ellos en busca de alivio financiero cuando otros gobiernos no quieren llevarse la mano al bolsillo.
No es realista pensar que estos países vayan a rescatar a Europa y tomar riesgos que el mercado no está dispuesto a asumir con el dinero de sus contribuyentes. Pero no es pecar de ingenuo pensar que podrían ser parte de la solución para Europa. Podrían, por ejemplo, comprar ciertos bonos y, en el caso de China, acelerar la revaluación del yuan.
Con reservas del orden de los 3,2 billones (millones de millones) de dólares, China tiene una "billetera mucho más gorda que el FMI", indica Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del FMI. "Pero es muy difícil involucrarse desde el punto de vista político" en los asuntos europeos. De todos modos, la tarea de Lagarde es convencer a los mercados emergentes de que ayudar a Europa les conviene y es su responsabilidad.
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