La discusión sobre la mentira de Peña Nieto en su sexto informe de gobierno en el Estado de México ya lleva circulando un par de días. Unos días después de las notas publicadas, Carlos Puig escribió:
La gente de Peña Nieto ha de pensar que nadie lee en inglés por acá, por eso no les importó decir la verdad en The Economist del 26 de mayo, y luego decir mentiras en español en el informe de septiembre.
El lunes, Jesús Silva-Herzog Márquez, también escribió sobre el tema:
Peña Nieto no fue un gobernador milagroso. Fue, más bien, un gobernador mentiroso. Los homicidios en su estado no solamente no descendieron sino que aumentaron, según las cuentas de la revista inglesa.
Después de eso, Peña Nieto en una entrevista, ayer en la noche, con Ciro Gómez Leyva habló sobre el tema:
CGL: El Economist afirma que mentiste, así con esas palabras...
EPN: Debo reconocer que esta observación que hace esta prestigiada revista, sin duda sí tiene razón, tiene una parte de razón...efectivamente hubo un cambio en la metodología....al margen del cambio de metodología, y que sin duda la comparación resulta mayor...debo reconocer esta imprecisión que hubo de parte de un servidor, ante este señalamiento, me parece atinado de la revista...
CGL: ¿No sabías de este cambio de metodología?
EPN: Supimos, pero al momento de observarlas es una variable que no tuvimos presente, involuntariamente cometimos este error, y lo reconozco...
(Me costó mucho trabajo transcribir esto. Dice un montón de palabras que casi no dicen nada.)
Hoy, Peña Nieto, en el periódico La Razón publica la "nota aclaratoria" que anunció con Gómez Leyva. Acompañada de un muy breve texto con un cuadro y dos gráficas:
La crítica que hace The Economist es que es una inconsistencia técnica comparar cifras que se elaboraron con metodologías diferentes. Comparto este señalamiento. En una sociedad democrática los políticos debemos aceptar la crítica, especialmente cuando es fundada.
Sin embargo, esta inconsistencia técnica no invalida un hecho que me parece relevante: mientras, desafortunadamente, los homicidios dolosos en el país han aumentado significativamente, en el Estado de México se han logrado contener.
En el lenguaje de Peña Nieto atribuirse como logro algo que simplemente no sucedió (una reducción de más de 50% en la tasa de homicidio de su estado) no es más que una imprecisión, o más vago aún una "inconsistencia técnica" (Ojo, estamos hablando de muertes no de de kilómetros de carretera). Sin embargo, el tema no es la imprecisión o inconsistencia que es obvia al ver los datos, y que estoy seguro que en los anexos estadísticos de muchos informes de gobierno podemos encontrar "inconsistencias" sin aclaración, sino que hizo una evaluación sobre su estrategia de seguridad pública a partir de esa inconsistencia.
La declaración en su sexto informe presentaba los datos como evidencia de haber tomado ciertas decisiones, se entiende acertadas, sobre las fuerzas de seguridad pública, y los datos son "un logro ilustrativo" de ese acierto. Por lo tanto, si los datos no son la evidencia que Peña Nieto dijo que eran, entonces ¿qué nos puede decir de su estrategia de seguridad y de su "fortalecimiento" de las fuerzas de seguridad? ¿fueron exitosas o no?
Si con los datos ahora presentados, de INEGI, la tasa de homicidios no cambió (como tampoco lo hicieron al menos Querétaro, Chiapas, Tlaxcala y Yucatán), ¿quiere decir que su estrategia no obtuvo los objetivos esperados que a todas luces era la reducción de esa tasa? ¿si en los datos del 2011 resulta que crecieron los homicidios, será atribuible a su gobierno o a la "situación nacional"?
Pero vayamos un paso atrás ¿Peña Nieto mintió o se equivocó?
a) Peña Nieto mintió. Como uno puede imaginar, considerando la situación del país, los gobernadores saben más o menos cómo está la estadística de criminalidad y por tanto saben más o menos cuáles son los resultados de su estrategia de seguridad. Peña Nieto mintió, porque en su úlitmo informe de gobierno, y su lanzamiento como aspirante presidencial quedaba bien la nota: "reduje los homicidios a más de las mitad en 5 años".
b) Peña Nieto no mintió, sino simplemente leyó un discurso. Como uno puede imaginar, los gobernadores tienen mucho trabajo, muchas decisiones y por tanto mucha información. No todos se pueden memorizar las cifras de la situación de su estado (¡Aunque sean homicidios!), y él no es la excepción. Un error de un escritor de discursos no es una mentira del gobernante. Sin embargo, si esto es cierto, el problema de Peña Nieto es que simplemente no tiene idea sobre qué ha pasado en su estado en términos de seguridad en los últimos cinco años. Imagino que siendo uno de sus discursos más importantes, al menos lo leyó una vez antes de darlo, por lo tanto sorprende y mucho que no haya chistado al ver que un "logro ilustrativo" era una inusual reducción en la tasa de homicidios. ¿No se tendría que haber preguntado?: "¿ah chingá y qué hice tan bien que en el resto del país no ha sucedido?".
c) Peña Nieto no mintió, y no tiene porque desconfiar de lo que le dice su equipo. Los gobiernos pese a concentrar la responsabilidad política en una o unas cuantas personas, son agentes colectivos. Peña Nieto leyó el discurso, y no tiene por qué saber todo sobre su estado (¡Ni la tasa de homicidios!), ni dudar de su equipo. Su equipo es el responsable de ponderar que sí es un logro y qué no lo es, a partir de mínimos análisis y documentación de resultados. Quien se equivocó (o mintió) fue su equipo, o por descuido o por ensalzar un gobierno que no tiene mucho que lucir.
Si a) es cierta Peña Nieto es un mentiroso.
Si b) es cierta Peña Nieto fue un mal gobernador.
Si c) es cierta Peña Nieto no tiene un buen equipo de trabajo.
Incluso c) y b) pueden explicar a). Mintió, justamente porque fue un mal gobernador, entre otras cosas por tener un mal equipo de trabajo.
No se me ocurre otra opción, ¿a alguien más se le ocurre otra?
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