En 1999 el presidente Hugo Chávez prometió erradicar la corrupción y la violencia. Doce años después, la violencia y la criminalidad en el país están fuera de control. Silke Pfeiffer, Directora para Colombia/Andes de Crisis Group, analiza las causas y los efectos de esta situación.
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Bienvenidos al podcast de International Crisis Group. Yo soy Gabriela Keseberg Dávalos, responsable de comunicación, y en la línea desde Bogotá se encuentra Silke Pfeiffer, directora para Colombia/Andes de Crisis Group. Hoy hablaremos sobre la violencia en Venezuela.
¿Silke, qué es lo que está fomentando esta tremenda violencia?
Efectivamente Gabriela, en las calles de Caracas, son asesinadas más de diez personas todos los días. La mayoría de ellos muy pobres y muy jóvenes. Ellos mueren porque hay una circulación masiva de armas en manos civiles. Mueren también por la corrupción en la policía, que en muchos casos está detrás de los crímenes. De hecho, estamos hablando de miles de ejecuciones extrajudiciales en los últimos años. También son víctimas de la cada vez más extensa presencia de las estructuras de crimen organizado en el país, que de manera directa e indirecta está alimentando la violencia en los barrios urbanos. La mayoría de los homicidios, pero también de secuestros y robos que han también aumentando exponencialmente los últimos años quedan en la total impunidad. Que es por supuesto otra de las causas detrás la violencia desatada.
¿Qué está haciendo el gobierno de Chávez para aplacar la situación?
Bueno, el problema empieza con el diagnóstico del problema por parte del gobierno, que muchas veces lo atribuye a percepciones o a la pobreza. Y con eso, claramente minimiza su magnitud e ignora las otras causas que acabo de mencionar. Ese diagnóstico luego se traduce en medidas aisladas, muchas veces efectistas, como por ejemplo el despliegue masivo y temporal de fuerza pública en ciertos lugares. A ello, se suma la presunta tolerancia. Así hay otros grupos que operan al margen de la ley y que hacen uso de la violencia o amenazan con ella. Como aquellas organizaciones armadas que se declaran a favor del proyecto bolivariano. En la medida que los esfuerzos del gobierno - e incluyo aquí principalmente y muy importantemente la reforma policial - en la medida que estas medidas no formen parte de una estrategia integrada de seguridad que incluya el desmantelamiento de estos grupos, no van a poder tener impacto en poder frenar la violencia.
¿Cuál es la perspectiva política a mediano y largo plazo?
Pues, dado el nivel de polarización y de militarización de la sociedad y dado el hecho que los mecanismos institucionales y democráticos para la resolución de conflictos se han erosionado tanto en los últimos anos, nosotros percibimos un riesgo claro de violencia política en el mediano plazo. Mucho puede pasar de ahora hasta las elecciones presidenciales del próximo año. Y la enfermedad del presidente obviamente ha aumentado las incertidumbres. Pero claramente, cualquiera que sea el resultado de las elecciones, podría desencadenar lo que actualmente es una violencia latente, una violencia política latente, y con eso socavar tanto la posibilidad de una continuidad pacífica del régimen actual como la entrega del poder a un sucesor. De todas maneras, la amplia presencia de crímenes, de redes de crimen organizado constituirá una grave amenaza para la estabilidad del país en el mediano y largo plazo, cualquiera que sea el color del próximo gobierno.
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