Todavía retumban las palabras del Presidente Santos, refiriéndose a la inminente captura de ‘Alfonso Cano’: “le estamos respirando en la nuca”. Esa afirmación terminó siendo parte de una larga lista de los “ya casi” del actual gobierno colombiano.
Ahora, según algunos voceros de la oposición a la dictadura venezolana, ‘Alfonso Cano’ será tratado en un hospital de San Cristobal. Incluso, con una torpeza total, se atrevieron a informar el centro asistencial en el que se internaría el máximo comandante de las FARC. Así, de inmediato, aquellos que anhelan la paz versión Santos, se apresuraron a recorrer las inmediaciones del hospital para publicar una información que no deja de ser inquietante: Caracol Radio tituló: “Hospital donde supuestamente atenderían a ‘Alfonso Cano’ está en aparente normalidad”.
¿Acaso esperaban encontrarse con un dispositivo de seguridad lleno de guerrilleros protegiendo a su cabecilla, en un país que ofrece todas las garantías de seguridad para criminales y terroristas? ¿O será que el chavismo, con el PSUV a la cabeza, publicaría en alguno de los medios controlados por el gobierno en el Táchira, un saludo efusivo al camarada ‘Alfonso Cano’? ¿Creían que ‘Alfonso Cano’ saldría por una ventana a saludarlos?
Con el tiempo uno se acostumbra a desconfiar de los titulares y de los anuncios de cualquier gobierno. Cuando un medio dirigido por un personaje como Darío Arizmendi asegura que hay aparente normalidad, ya la cosa suena a una confirmación de que algo pasa en el lugar.
¿Será que es normal que los militares rodeen las instalaciones de un hospital? Eso, para información de los benefactores informativos de la claudicación, es decir Arizmendi y su banda, no es normal, así las razones para la militarización sean distintas.
Seguramente la Guardia Nacional no está preparando el lugar para alojar al “distinguido huésped”, pues eso lo pueden hacer en cualquiera de los hospitales intervenidos o trasladarlo a Cuba para que lo traten los “actualizados y confiables” médicos de la isla, en quienes ni Fidel Castro ni Hugo Chávez creen, a juzgar por la presencia constante del galeno español José Luis García Sabrido en La Habana.
El rumor de la presencia de Cano en Venezuela no es reciente, ni se da en un miserable hospital: aquel despeje en el que se “perdió” un helicóptero mientras Piedad Córdoba y sus esbirros recogían a un grupo de secuestrados que las FARC liberaron, despertó suspicacias desde el primer momento, las que han sido alimentadas por los “ya casi” del gobierno y por algunas declaraciones de miembros del Ejército.
Mientras esto ocurría en Venezuela, en Colombia se presentaba el libro del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos en Londres, recordando algunos de los sórdidos detalles contenidos en los computadores de ‘Raúl Reyes’: que Venezuela es aliada del terrorismo, que las FARC no quieren ni están interesadas en la paz, que Rafael Correa sabía del dinero de las FARC en su campaña, que al fin de cuentas, lo que se ha dicho de la información contenida en esos aparatos, es verdad.
En este sentido, la aspiración sería que un tecnicismo cuestionable, como el que esgrimió la Corte Suprema para descartar la información de los computadores de ‘Reyes’, no fuera obstáculo para conocer todo el contenido de esos aparatos y se procediera a judicializar y declarar, por el tecnicismo, la inocencia de los implicados con la banda terrorista, pero esa oportunidad ya se perdió, por más libros que se publiquen.
Ahora anuncian que ya se ha procesado el 60 % del contenido de los computadores del ‘Mono Jojoy’. Aunque la noticia suene alentadora, soy pesimista en cuanto al uso de la información: si la utilizan al estilo Uribe, como lo ha hecho hasta ahora el gobierno Santos, se conocerán fragmentos y nada más. Pero lo grueso de los datos, esos que amenazarían la dichosa unión del glorioso y vetusto partido Liberal, quedarán en reserva, lo mismo que aquellos que nuevamente dejen en evidencia los nexos con el terrorismo de algunos “defensores de derechos humanos” , colectivos y “movimientos por las víctimas”.
Ya para el momento en que se tenga el 100 % de la información, el artículo 31 de la Ley de inteligencia estará en vigencia y por lo tanto quedará cobijada con la reserva de medio siglo, definida para favorecer la instauración del fracasado socialismo del siglo XXI en Colombia.
Es más: como a algunos les parece encomiable la labor de restauración de las relaciones con las dictaduras venezolana y ecuatoriana, seguramente los vínculos de esas autocracias con las FARC quedarán en reserva, simplemente por una supuesta conveniencia diplomática. Ni más faltaba que los acuciosos medios colombianos vayan a pasar por encima de la reserva, para dar a conocer ese tipo de información, pues finalmente muchos prohombres y “quijotes” quedarían en evidencia y se perdería el dinero que llega de Venezuela para “publicidad”.
Seguramente ‘Alfonso Cano’ se rio a carcajadas, cómodamente instalado en algún lugar de Venezuela, cuando leyó lo de la información de los computadores del ‘Mono Jojoy’, pues sabe que el actual gobierno la guardará celosamente y la cobijará con reservas, amnistías y renuncias a la persecución penal, todo con tal de favorecer los intereses de los verdaderos propietarios y mandamases de las FARC.
AL CIERRE: Hay indignación por el trato que le dieron Salud Hernández Mora y Ernesto Yamhure a Carlos Castaño. Comparto plenamente dicha indignación, pero en lo personal, la mía se extiende a gente como Piedad Córdoba, quien ha pedido más marulandas; a Petro, quien admiraba y respetaba a Chávez mientras amenazaba a Colombia con sus juguetes bélicos, y a una periodista de Noticias Uno que trata a los comandantes de las FARC como camaradas, compañeros, etc. ¿Será que la indignación se debe concentrar únicamente en los que no les rinden honores a los criminales “altruistas”?
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