Como dice el viejo adagio en Washington, ¿qué sabía el presidente y cuándo lo supo? Así se enteró ayer el pueblo americano en separadas pero igualmente sorprendentes revelaciones que la administración Obama sabía más de dos escándalos de lo que ha dicho hasta ahora. El primero es referente al desastre del tráfico de armas de la Operación Rápido y Furioso y el segundo es acerca de la ya en quiebra compañía de energía solar Solyndra, respaldada por Obama. Ambos casos provocan serias dudas sobre la Casa Blanca y exigen muy necesarias decisiones.
En el caso del escándalo Solyndra, está claro que el Congreso debe cortarles los fondos a los programas de energía verde del presidente. No solo el presidente Obama ni se disculpa por los fondos desperdiciados, sino que su Departamento de Energía parece tener la intención de querer redoblar sus esfuerzos para sus otras apuestas solares — y con el dinero del pueblo americano.
En el caso de Rápido y Furioso, informes internos del Departamento de Justicia (DOJ) obtenidos por CBS News muestran que el procurador general Eric Holder estaba al tanto de la controvertida operación policial transfronteriza ya en julio de 2010 — casi un año antes de que lo que previamente reconoció en testimonio bajo juramento ante el Congreso. El programa, que fue supervisado por el DOJ, puso en marcha un programa para vender armas a compradores de poca monta con la esperanza de poder rastrearlas hasta los grandes traficantes de armas de la frontera suroeste y en el propio México. De las 2,000 armas vendidas, no se sabe nada de unas 1,500 y hay armas que se han vinculado a por lo menos 11 delitos violentos en Estados Unidos, incluido el homicidio de un agente de la patrulla fronteriza.
En su testimonio ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes en mayo de 2011, Holder dijo que “probablemente había oído acerca de Rápido y Furioso , por primera vez, en recientes semanas”. CBS News señala que el par de memorándums “contradicen directamente el testimonio [de Holder ante] el Congreso”. Lachlan Markay, de Heritage, informa:
El 9 de julio de 2010, Michael Walther, director del Centro de Inteligencia Nacional sobre Drogas del Departamento de Justicia, informó a Holder sobre Rápido y Furioso y la operación se mencionó por su nombre, de acuerdo con uno de los memorándums. La operación “consiste en una red de tráfico de armas con base en Phoenix”, escribió Walther, y un número indeterminado de “falsos compradores responsables de la compra de 1,500 armas de fuego que luego pasaron a manos de los carteles del narcotráfico de México”.
Cuatro meses más tarde, el Viceprocurador general Lanny Breuer, que dirige la división de lo criminal del DOJ, informó a Holder de ocho arrestos relacionados con Rápido y Furioso, a la que también se refirió por el nombre.
“El Departamento de Justicia dijo a CBS News que los funcionarios que escribieron los correos electrónicos estaban hablando de un caso diferente que comenzó antes de que Eric Holder, se convirtiera en procurador general”, decía la cadena. “Y esta noche ellos informan a CBS News que Holder malinterpretó la pregunta formulada por el Comité – dice que sí sabía acerca de Rápido y Furioso – pero no los detalles”.
Hans von Spakovsky, investigador sénior en asuntos legales de la Fundación Heritage, dice: “Esto despierta serias dudas sobre la credibilidad de Holder y sobre si dio información precisa o no al Congreso”.
Y luego tenemos el caso de Solyndra, la compañía que recibió un préstamo de $535 millones con respaldo del gobierno y luego quebró. El presidente Obama visitó la compañía en mayo de 2010 y la alabó como “un testamento al ingenio y dinamismo americanos”, utilizándola como muestra de su iniciativa de empleos “verdes”. Desde la quiebra de la compañía en septiembre, se han planteado preguntas sobre lo apropiado del préstamo y el proceso por el cual la administración Obama elige ganadores y perdedores en el mercado.
La novedad es que unos correos electrónicos publicados el lunes muestran que el presidente Obama recibió advertencias bien tempranas acerca de la situación financiera de la compañía y peticiones de que reconsiderara visitar esa compañía para evitar una situación políticamente embarazosa. El Washington Post informa sobre el intercambio de correos electrónicos:
“A algunos de nosotros nos preocupa que el presidente visite Solyndra”, escribió el inversionista californiano y recaudador de fondos para Obama Steve Westly a la asesora Valerie Jarrett en mayo de 2010. “Muchos de nosotros creemos que la estructura de costos de la compañía harán difícil su viabilidad a largo plazo . . . Solo quiero ayudar a proteger al presidente de algo que puede acabar en cobertura mediática negativa o injusta”.
Sin embargo, a pesar de las advertencias sobre la situación financiera de la compañía, la administración Obama siguió adelante con el préstamo, poniendo en riesgo $535 millones del contribuyente en una compañía que era toda una señal de alarma.
De forma notable, en una entrevista ayer con ABC News, el presidente Obama defendió su administración por respaldar a Solyndra, diciendo que ”a posteriori siempre se puede opinar″ y que Solyndra “paso el proceso normal de revisiones y la gente pensó que era una buena apuesta”.
Esto, sin embargo, no era siquiera una cuestión de trabajar a posteriori, sino de pura obcecación al confrontar pruebas en contra. Como revelan los correos electrónicos, la Casa Blanca tenía el beneficio de la anticipación — avisos por adelantado de que la compañía estaba sobre suelo poco firme. Pero los correos electrónicos no eran ni tampoco las únicas advertencias. El Wall Street Journal informa de que “a finales de 2010, Solyndra tenía tales problemas de caja que violó condiciones del préstamo y el gobierno reestructuró el acuerdo de forma que se permitiese a los inversionistas privados, que accedieron a aportar un préstamo de $75 millones, a cobrar antes que Estados Unidos si se liquidaba la firma”. A pesar de todo esto, el presidente siguió adelante y puso el dinero del contribuyente en peligro.
Tanto la Operación Rápido y Furioso como la inversión Solyndra suscitan serias cuestiones sobre la administración Obama. En el caso de Rápido y Furioso, está ahora claro que el procurador general Holder y el DOJ no han sido sinceros con el pueblo americano. Es hora de que den al país cuenta plena de la operación, su conocimiento de la misma y por qué no han sido directos.
En cuanto a Solyndra y la apuesta de los trabajos verdes del presidente, hay una cierta claridad de que la estrategia de la administración de apoyar a compañías que no pueden sostenerse en pie por sí mismas es un fracaso. El Congreso debería cortar los fondos a los programas de energía verde del presidente, al margen de si el presidente desea ver las advertencias tan claras que se le hacen.
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