25 octubre, 2011

EE.UU.: La matemática vs. el mito

por Michael Tanner

Michael Tanner es Director del Proyecto del Cato Institute para la Privatización de la Seguridad Social.
Es un axioma médico que si el diagnóstico está equivocado, el tratamiento también será inadecuado. Lo mismo sucede con el presupuesto en Washington. Desafortunadamente, mientras que nos preparamos para más debates acerca del presupuesto, el gasto y el estímulo, podemos esperar nuevamente un debate con ausencia de datos.


Entre los mitos más populares:
  1. Los Republicanos han reducido marcadamente el gasto público. Si bien hay razones políticas para que tanto los Demócratas como los Republicanos pretendan que hemos ingresado en una nueva era de austeridad, eso no es ni remotamente cercano a la realidad. De acuerdo a las cifras publicadas este mes por el Departamento de la Tesorería, el gasto federal este año aumentó en alrededor de 5 por ciento comparado con el mismo periodo del año pasado. Eso significa un aumento de $120.000 millones en solamente los primeros nueve meses de este año. Así es: a pesar de que el gobierno casi cerró operaciones y de “amenazar con no aumentar el techo de la deuda”, el gasto público todavía está aumentando. Por lo que no debería sorprender que estemos prestando más dinero para financiarlo. El déficit ya se incrementó en $23.500 millones este año —y todavía faltan tres meses. Como resultado, nuestra deuda nacional sigue creciendo. Este mes llegará a $15 billones. Agréguele a eso las obligaciones no financiadas del seguro social y de Medicare y nuestro verdadero endeudamiento llega a más de $120 billones y sigue creciendo. Si el estímulo keynesiano funcionara, deberían abundar los empleos.
  2. Los gobiernos de los estados están despidiendo profesores y bomberos porque están quebrados. Washington tiene que ayudar. Esa es la lógica detrás del plan del presidente de $35.000 millones más en ayuda federal para los estados, una ley que se espera que el senado apruebe o rechace esta semana. En realidad, sin embargo, el gasto público de los gobiernos de los estados también ha estado aumentando, en más de un 10 por ciento durante los últimos dos años. Mientras que algo de ese gasto comprende transferencias del gobierno federal debido a las anteriores leyes de estímulo, el gasto general de los estados aumentó en un 5,2 por ciento este año. Si los gobiernos de los estados están despidiendo profesores y bomberos es porque están fracasando en administrar sus prioridades, no porque les falta dinero.
  3. Tenemos un problema de ingresos. Si, los ingresos tributarios son bajos hoy de acuerdo a los estándares históricos, esto se debe en parte a la recesión y a los recortes de impuestos de Bush. De acuerdo a la Oficina del Congreso para el Presupuesto, incluso si la totalidad de los recortes de impuestos de Bush fuesen convertidos en permanentes y se aboliera el Impuesto Mínimo Alternativo (AMT, por sus siglas en inglés), el ingreso tributario aumentaría a más de 20 por ciento del PIB para 2020. Eso es aproximadamente dos puntos porcentuales del PIB por encima del promedio histórico. Si los impuestos lograrán recaudar más de lo normal, ¿cómo es que todavía estamos proyectando inmensos déficits en el futuro? Simple: se espera que el gasto aumente todavía más rápido. En 2020, el gasto federal se estima que será de alrededor de 25 por ciento del PIB, aproximadamente cuatro puntos porcentuales más que los promedios históricos y siete puntos más alto de lo que fue bajo el presidente Clinton. Entonces, ¿Cuál lado de la balanza causa el problema?
  4. Podemos resolver nuestros problemas cobrándoles impuestos a los ricos y eliminando las lagunas legales que permiten que las corporaciones eludan impuestos. Dejemos a un lado la cuestión de si impuestos más altos sobre los ricos socavarían el crecimiento económico y la creación de empleos. Simplemente no hay manera de recaudar suficiente dinero para cubrir nuestro déficit cobrándole impuestos a los ricos. Como diría el presidente, “Es pura matemática”. Este año, incurriremos un déficit de alrededor de $1,3 billones. Con la eliminación de la exoneración tributaria para los jets corporativos, algo que le encanta mencionar a los Demócratas, se recaudarían aproximadamente $300 millones este año. Si, dije millones, no miles de millones. Con la eliminación de las exoneraciones tributarias para las empresas petroleras y gasíferas, otro objetivo frecuente de los Demócratas, se recaudaría cerca de $4.000 millones al año. Y el objetivo más preciado, el impuesto de 5,6 por ciento para los “millonarios y billonarios” —propuesto por los Demócratas, recaudaría alrededor de $45.300 millones de ingreso adicional al año. Por lo tanto, si los Demócratas pudiesen obtener cada centavo que desean, recaudarían $49.600 millones al año, lo cual nos dejaría con un déficit presupuestario este año de solamente $1,25 billones.
  5. Podemos balancear el presupuesto reduciendo “el fraude, el despilfarro y el abuso”. Este es el argumento de los Republicanos frente a la dependencia de los Demócratas en impuestos más altos, una manera de evitar tomar decisiones difíciles como reducir el gasto en defensa y reformar los beneficios estatales. El gasto discrecional doméstico total —todo desde el Departamento de Educación hasta el Departamento de Comercio, desde el FBI hasta la FDA— llegó a aproximadamente $650.000 millones este año. Si simplemente eliminásemos todos esos programas, todavía tendríamos un déficit presupuestario de $650.000 millones. Esto no es para sugerir que no deberíamos recortar en donde se pueda, sino para ilustrar que gastar mucho tiempo buscando “el fraude, el despilfarro y el abuso” equivale a buscar remover una espina mientras que el paciente se está desangrando.
Con cualquier adicción, el primer paso hacia la recuperación es admitir que uno tiene un problema. Washington continúa adicto al gasto. Es tiempo de que el congreso se sincere acerca de esto y deje de esconderse detrás de mitos acerca del presupuesto. Quizás entonces podremos encaminarnos hacia la recuperación.

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