El gobierno de la ciudad de México estrena el centro de inteligencia y vigilancia más grande de América Latina, con un costo de 460 millones de dólares, buena parte de los cuales serán pagados a Telmex, la monopólica empresa de Carlos Slim.
El jefe de gobierno de la ciudad de México inauguró ayer el centro de inteligencia más grande y costoso de América Latina: 14 mil cámaras distribuidas por toda la capital del país, la concentración de información de 47 dependencias de la ciudad y la conexión a las bases de datos de Plataforma México de la administración federal. Este megacentro de inteligencia —que podría llamarse también de espionaje— tuvo un costo de 460 millones de dólares y significa el mayor gasto de la administración de Marcelo Ebrard después de la línea 12 del Metro.
Buena parte de ese dinero se lo llevará la monopólica empresa del magnate Carlos Slim, Telmex, la cual, junto con la empresa francesa Thales, se encargará de proveer la tecnología del centro C4I4 (Centro de Comando, Control, Comunicaciones, Cómputo, Inteligencia, Integración, Información e Investigación es el ostentoso nombre del también llamado Big Brother de Ebrard).
La revista Proceso informa que “El C4I4 está concebido para recibir información proveniente de cada uno de los C2, de las cámaras de tránsito y de reconocimiento de placas, así como de tráfico de Internet. Igualmente, recibirá información de los Centros de Control y Comando Móviles (C2M) que estarán equipados con características similares a las de un C2. La diferencia es que los C2M se podrán trasladar a los sitios donde ocurran o pudieran generarse eventos”.
Por lo cual podemos inferir que además de llenar la ciudad de cámaras se contará con software para patrullar Internet, y aunque no queda claro hasta qué punto se vigilará también a los ciberciudadanos, tal tecnología tiene el potencial de constituir una amenaza contra la libertad de expresión y el derecho la privacidad.
El gran motivo detrás del centro, según Ebrard, es impedir que el narco penetre la ciudad y tome poder de esta meaglópolis, como lo ha hecho en buena parte del país. Si bien proteger a la ciudadanía del crimen organizado constituye uno de las principales obligaciones del gobierno, con el pretexto de la amenaza del terror, como ha sucedido en Estados Unidos, muchas veces se establecen sociedades de control y supervigilancia que merman las libertades más básicas.
¿Seguridad vs. libertad? Esa no debería de ser la pregunta, pero si tuviéramos que elegir, sin duda escogeríamos la libertad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario