«Datos antiguosComo ya ocurrió en anteriores ocasiones, la maquinaria desinformativa al servicio del alarmismo antidroga ha obviado por completo cuestiones como la diferencia entre uso y abuso o entre las distintas modalidades de consumo de cocaína (clorhidrato, crack), por no mencionar que el dato sobre las drogas de síntesis es falso, dado que la República Checa o el Reino Unido nos superan en este aspecto.
Fuentes del Plan Nacional sobre Drogas indicaron ayer que el informe recoge datos de la ONU, y que éstos son "antiguos, y obvian datos más recientes". Las últimas cifras son las de la encuesta de 2006, que, junto con otro trabajo similar hecho entre estudiantes, muestra que el consumo de cocaína ha descendido en España. Pese a ello admiten que es verdad que España es el primer país de la UE en consumidores de cocaína y hachís, pero no en drogas de síntesis, como dicen las autoridades de EE UU.»
EE UU sitúa a España a cabeza de la UE en consumo de drogas
Sin embargo, no es esta la clave del asunto, sino la arbitraria manera que tiene EE UU de separar a justos de réprobos. Así, Colombia (un narcoestado con todas las de la ley) recibe palmaditas en la espalda, mientras que Bolivia y Venezuela, en el punto mira del Departamento de Estado por razones que nada tienen que ver con drogas, se llevan las reprimendas. En vano buscaremos un análisis serio de esta pantomima en los medios convencionales. Martín Barriuso lo decía ya hace años:
«La nueva situación mundial, tras el fin de la guerra fría, ofrece a la Casa Blanca la ocasión de afianzarse en su papel de árbitro mundial al colocar como nueva amenaza para la estabilidad mundial un fenómeno, como el de las drogas, en el que Estados Unidos lleva casi todo este siglo imponiendo sus puntos de vista sin apenas discusión. Ello da a su diplomacia una baza para la intervención exterior en unos tiempos en que el peligro comunista ya no sirve para que los países aliados abran alegremente sus fronteras.»
La ONU y la política internacional de control de drogas: Factores para una inercia prohibicionista
En fin, que el país más beneficiado por la prohibición de las drogas (y hablamos de su élite financiera y militar, no de los ciudadanos que pagan el pato de esta locura maníaca) se permite el lujazo de decir a los demás en qué fallan y en qué avanzan. Ni una madame de burdel en labores de abadesa de un convento sonaría más hipócrita.
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