26 octubre, 2011

Elba Esther y el beso del diablo

¿Por qué ningún político profesional sensato, pragmático y con habilidades para el cálculo en política, nunca le diría que no a Gordillo?  

Ricardo Alemán

En corto, los candidatos presidenciales de todos los partidos aceptan que la relación política con la líder del poderoso gremio magisterial, la profesora Elba Esther Gordillo, es lo más parecido al “beso del diablo”.
Esa relación y una eventual alianza político-electoral tienen un alto costo, sobre todo en el llamado círculo rojo, en donde la señora Gordillo es vista como paradigma del control caciquil y el corporativismo, al más puro estilo del viejo PRI. Y no se diga la imagen negativa que provoca la señora Gordillo cuando se habla del tema de la educación pública, en donde es vista como fuente de todos los males.  
Sin embargo, todos los pretensos presidenciales reconocen que, dado el momento, ninguno rechazaría una eventual alianza electoral con el poderoso SNTE y  esa carretilla de votos que se llama Partido Nueva Alianza. ¿Por qué ningún político profesional sensato, pragmático y con habilidades para el cálculo político, nunca le diría que no a la profesora Gordillo?


La respuesta se queda en ese mismo terreno, en el pragmatismo puro y duro. Porque la dupla SNTE-Panal significa entre 2% y 4% de votos para aquel que acepte la alianza con la señora Gordillo. Y en una elección cerrada al extremo, como la que se espera el 1 de julio de 2012, resulta que la diferencia entre el triunfo y/o la derrota la podrían hacer precisamente los dos o cuatro puntos porcentuales que podría aportar el SNTE, a través de su brazo electoral, conocido como Panal. De hecho, la historia de México hubiera cambiado si la señora Gordillo no hace alianza con Felipe Calderón en 2006 o si, en esa misma elección, hace alianza con AMLO.
Pero en realidad la pregunta de fondo no está del lado de quienes, gustosos, aceptarían una alianza con la señora Gordillo y con el poderoso SNTE y el rentable Panal. No, contra la lógica del poder, en el caso de la profesora Gordillo, la única capaz de decidir si se va “con melón o con sandía”, es la lideresa del magisterio. ¿Por qué? Porque esa es una de las habilidades fundamentales de la señora Gordillo: que construyó su imperio, no en torno al poder de un sindicato como el SNTE, y menos de un partido, como el Panal, sino en torno a su persona.
A partir de esa premisa, la señora Gordillo se tomará su tiempo, hará sus cálculos y, en el momento preciso y el tiempo adecuado, decidirá con qué partido y candidato presidencial iniciará el romance político-electoral de la temporada de 2012. Pero hay más. Por necesidad, esa decisión tendrá que ser resuelta a partir de variables nunca antes tomadas en cuenta. ¿Por qué? Porque la alianza de 2012 puede ser la última para la profesora Gordillo. Y porque entre julio de ese 2012 y julio de 2018 tendrá que preparar, no sólo su salida, su jubilación, la sucesión de su imperio, sino su paso a la historia.
Por eso, no será nada fácil decidir cuál partido va a ser el elegido para la alianza con el SNTE y el Panal. Sin embargo, podemos especular que, si la decisión de la señora Gordillo fuera influenciada por sus amores y emociones políticas, seguramente el elegido sería Marcelo Ebrard, esto independiente de que el jefe de Gobierno no tenga hoy segura una candidatura presidencial. ¿Y por qué creemos que el primero en el corazón político de la líder sindical es el jefe de Gobierno capitalino? Porque hace meses la escuchamos decir que, si Marcelo era candidato, ella no dudaría en apoyarlo.
Pero si la decisión de la profesora es, como suelen ser sus decisiones, marcada por el pragmatismo duro y puro, entonces la alianza sería con el PRI de Enrique Peña Nieto, cuya candidatura hoy es la más viable para ganar la contienda presidencial. Y el ex gobernador mexiquense se encargó de lanzar las flores respectivas al paso de la señora Gordillo cuando, en un foro organizado el pasado lunes en Querétaro, un grupo de empresarios le preguntaron a Peña Nieto si el PRI y su candidatura buscarían una alianza con la líder del magisterio.
Aplomado, Peña Nieto dijo que sí. No le dio vueltas, tampoco mostró “asquitos” y menos especuló. Y es que no hay duda de que el mexiquense no escatimará un milímetro de apoyo. Y la mejor muestra la dio en el Estado de México, en donde pactó hasta con el diablo, a fin de garantizar el triunfo de Eruviel Ávila. Peña pactará con la señora Gordillo, también con los pillos de Antorcha Campesina y, si es necesario, con el diablo.
Lo simpático es que el “delfín” presidencial, Ernesto Cordero, alzó la mano, y dijo que él quiere con la señora Gordillo. Al tiempo.

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