Paul Krugman, ha abogado una vez más por un dólar débil para lograr sacar a EEUU de la crisis. Mientras el premio Nobel de economía pide un perfil bajo para la divisa norteamericana, desde la Fed señalan que la inflación estadounidense se situará en el 2%.
El Premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman
En los últimos meses la principal potencia económica del mundo ha sufrido una desaceleración evidente que ha encendido las alarmas de los mercados financieros. Los vaivenes de la renta variable demuestran que los inversores temen cada vez más una segunda recesión en EEUU.
Para alejar a la economía estadounidense del abismo, el profesor de Economía y Asuntos Internacionales de la Universidad de Princeton y Premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, ha apostado de nuevo por mantener un dólar débil. En su columna de opinión para el New York Times Krugman señala que EEUU debe mantener una política decidida que mantenga a la divisa norteamericana en niveles más asequibles en términos relativos.
"Devaluar la moneda es de interés nacional y podemos tomar medidas contra los países que mantienen sus monedas infravaloradas como China", señala el premio Nobel. La petición de un dólar devaluado que hace Krugman no sorprende porque no es la primera vez que pide algo así, pero no deja de ser una sugerencia muy arriesgada teniendo en cuenta la guerra de divisas que se vive en los mercados y que podría recrudecerse si el ‘billete verde’ se mantiene a precios bajos..
Fisher
Mientras el Nobel de Economía apuesta por un dólar débil, la Reserva Federal (Fed) ha pronosticado hoy un repunte de la inflación hasta el 2%. Richard Fisher, presidente de la Fed de Dallas, ha asegurado que las autoridades políticas de EEUU deben establecer una base más sólida para garantizar el crecimiento económico.
En declaraciones al canal de televisión CNBC, Fisher ha asegurado que su previsión de crecimiento para EEUU es inferior al 2%. El funcionario estadounidense también se ha referido a la denominada Operación Twist acordada por el banco central en su reunión de septiembre.
Según el responsable de la Fed de Dallas, que votó en contra de esta medida, el plan diseñado por el regulador para reducir el rendimiento de los bonos a largo plazo no merece la pena porque sus beneficios no compensan los costes del plan.
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