El recientemente electo presidente de Perú confunde a las personas que votaron por él con una serie de decisiones políticas que van en contra de la dirección esperada.
Las últimas decisiones del Presidente Ollanta Humala tienen a la mitad del Perú confundido y a la otra mitad con grandes expresiones de satisfacción. Lo curioso es que la mitad confundida votó por él y la otra mitad no lo hizo. Esta paradoja tiene que ver con las últimas decisiones de Humala, sobre todo en la confección de su equipo económico anunciado la semana pasada. Su Ministro de Economía será Luis Miguel Castilla, un economista neoliberal ortodoxo, quien hasta hace unas semanas fue viceministro de economía de Alan García; Humala ratificó también al actual Presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, militante del derechista Partido Popular Cristiano. Uno de los principales damnificados de estas decisiones fue Kurt Burneo, el líder del equipo económico de la campaña electoral de Humala, quien se tuvo que conformar con el Ministerio de la Producción, aunque dicen los analistas políticos que con el tiempo, una vez que se compruebe el funcionamiento del equipo económico neoliberal, Burneo tendrá un mayor protagonismo y dirigirá los programas sociales que apuntalaron la campaña presidencial de Humala. ¿Será cierto?
La izquierda que apoyó a Humala apenas tuvo como consuelo el Ministerio del Desarrollo y de la Inclusión Social. Javier Diez Canseco, uno de los principales asesores durante la campaña electoral humalista, en su columna del diario La República señaló, respecto a la elección de Luis Miguel Castilla como posible ministro de economía, lo siguiente: «Llama la atención la renuncia, a días del cambio de mando, de Luis Miguel Castillo Rubio, viceministro del MEF alanista. El Comercio lo promueve como titular del MEF para “tranquilizar a los inversionistas”. Fue asesor de Carranza –¿es esa la clave?– y viceministro desde Aráoz. Una pieza importante de este crecimiento sin inclusión y del DS 012 que paralizó el gasto regional. ¿Juega en serio esta ficha? Si es así, ¿cuáles son sus implicancias? Cierto que una derecha liberal, como MVLL incidió en la segunda vuelta, pero no son los grupos de poder económico que cogobernaron con García y Vargas Llosa criticó. ¿Creen haber reabierto un camino al poder fáctico? ¿A qué precio? Lo curioso es que el mismo diario vocea como premier a Salomón Lerner que coordinó técnicamente la Comisión de Transferencia, jugó importante papel en la campaña y promovió importantes espacios de la Confluencia Gana Perú, como Ciudadanos por el Cambio y la articulación con sectores de izquierda, movimientos regionales y sociales. ¿Buscan un juego de equilibrios y posiciones?».
Ciertamente se observa un giro hacia la centro-derecha del humalismo, con lo cual ya logró la gobernabilidad y la mayoría necesaria en el Congreso: con los apoyos de la derecha peruana y de Perú Posible logrará sin mayores problemas la mayoría de las comisiones importantes y desplazará a un tercer lugar a los fujimoristas y al alicaído alanismo. Sin duda una hábil jugada política que permitirá la edificación de un amplio acuerdo político, mismo que también dará estabilidad al Estado peruano siempre y cuando funcione la díada de crecimiento económico con redistribución inclusiva. La apuesta política va en ello y seguramente dependerá del estilo de gobernar del futuro presidente del Perú por los próximos cinco años. Sin embargo, hay ciertos detalles que se están quedando en el vacío o por lo menos han sido ignorados ramplonamente, básicamente tres: 1) Las Concertaciones políticas de gobernabilidad en América Latina han servido a los intereses de los grandes grupos económicos; 2) Las recetas económicas ortodoxas de carácter neoliberal han demostrado sus límites para construir sociedades equitativas e inclusivas; 3) En el Perú existe un grave descontento social en más del 50% de la población con el modelo económico y hay la probabilidad que esa indignación sea recogida por los remantes de Sendero Luminoso y genere, en consecuencia, una reedición de los graves conflictos que desquiciaron al Estado peruano dos décadas atrás.
Chile, el país espejo para ser imitado por la mayoría de los países de la región por sus supuestos éxitos políticos y macroeconómicos, se encuentra atravesando por una de sus más grandes crisis sociales, políticas y económicas; el movimiento social armado a partir de la lucha por la gratuidad de la educación está demostrando que no solo basta con formar una concertación y acuerdos políticos que garanticen los privilegios de los de siempre, sino que hace falta mirar hacia los de abajo, hacia los perennes excluidos. Hoy en día millones de chilenos tienen en jaque al gobierno de Piñera y si tomamos en cuenta adicionalmente el caso mexicano, el otro espejo que cita la versión light y descafeinada de Ollanta Humala, vemos que su crecimiento económico ha sido mediocre, menos del 2.5% en la última década, con programas sociales deficientes y cuyo paradigma económico está siendo cuestionado por estas cifras.
Dicen que la esperanza está puesta en la influencia de Lula, en la reedición del modelo brasileño en sazón peruano, pero la verdad es sencilla: Ollanta Humala fue elegido con el voto del Perú profundo, con los votos de las poblaciones andinas y amazónicas. Curiosamente Keiko Fujimori ganó solamente en seis departamentos —Lima, Callao, La Libertad, Lambayeque, Piura y Tumbes—, mientras que en los 19 restantes ganó Humala. La gente de estos últimos 19 departamentos está muy confundida, mientras que en Lima el júbilo por las últimas decisiones de Humala es evidente.
Hay muchas expectativas y esperanzas puestas en Ollanta Humala —y las críticas vienen desde quienes lo eligieron. Ciertamente no la tiene fácil, pero confía en que el apoyo del ex presidente Toledo y de la derecha peruana no fujimorista consoliden su mandato. Sin duda alguna las decisiones económicas ortodoxas han apuntalado la confianza de los mercados y también han abierto la desconfianza de sus bases sociales de apoyo. El tiempo dirá si fueron acertadas o no estas decisiones. Los juegos de poder han comenzado. Mientras tanto Alan García sonríe discretamente porque sabe que sus postulados económicos e intereses estarán protegidos después de este 28 de julio. En fin, todo cambia para que nada se transforme. La vida nos sigue dando sorpresas.
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