En Privado
Joaquín López-Dóriga
No recuerdo desde cuándo tengo
uso de memoria. Florestán
La frase del presidente Calderón en su entrevista al New York Times (NYT) que calentó a los priistas fue: Hay mucha gente en el PRI que coincide con la política que yo tengo, por lo menos lo dicen en corto aunque públicamente digan otra cosa; y hay mucha gente en el PRI que piensa que lo arreglos de antes funcionarían ahora, como es el caso del ex gobernador de Nuevo León que tiene unas declaraciones maravillosas. Dice: nosotros nos arreglábamos con los criminales y no pasaba nada… Esa es la mentalidad que campea en muchos de ellos, no digo que en todos.
Esta respuesta a una pregunta de los reporteros del NYT, que partía de que el PRI es proclive a negociar con el crimen organizado, es lo que disparó al priismo, centrando una primera reacción en exigir pruebas o rectificación, para luego entrar en la política: Calderón está exacerbando el proceso electoral, cuando yo veo que el tema es más profundo y va mucho más allá que lo superficial y a bote pronto de sus reacciones que, sin duda, provocaron su impacto en Los Pinos, obligando al secretario de Gobernación, Francisco Blake, a leer una declaración y responder las preguntas de los reporteros, al tiempo que desde Campeche reaccionaban Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones.
No es la primera vez que el presidente Calderón habla de los arreglos de los gobiernos priistas con el crimen organizado, lo que señala como origen del desastre que se vive hoy en día y la magnitud del problema.
No hace poco Ernesto Zedillo le respondió desde España que esa era una acusación ridícula.
En medio de esto, lo que tengo claro es el rechazo a negociar con la delincuencia organizada, que equivaldría a una rendición del Estado mexicano y una entrega literal de la plaza.
Siempre que surge este tema pregunto: ¿quién va a ser el negociador por parte del gobierno federal? ¿Sería una negociación nacional, estado por estado, pueblo por pueblo, plaza por plaza? ¿Qué y, sobre todo, con quién negociarían?
Por fortuna no veo en el ánimo de ninguno de los candidatos esa candidez, esa capacidad de traición.
Retales
1. FIESTA. Uno de los más contentos con la discusión sobre el NYT, Calderón y los priistas, es Humberto Moreira, quien ve cómo se aleja, por ahora, su caso, el de los decretos falsificados en Coahuila;
2. AUSENCIA. La última voluntad de Miguel Ángel Granados Chapa fue un sepelio en la más absoluta intimidad, lo que por supuesto le fue respetado y ayer mismo se llevó a cabo. Descanse en paz; y
3. LIBRAZO. Carlos Navarrete está por presentar un libio autobiográfico a corazón abierto, sobre triunfos y derrotas políticas, familiares y personales, crónicas histórico-políticas de 1988 a la fecha. Su relación con Cuauhtémoc Cárdenas, Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador.
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