Daños Colaterales
Irene Selser
Muy poco duró la celebración por la “liberación total de Libia”, proclamada el domingo en una ceremonia multitudinaria en la Plaza Tahrir de la ciudad de Bengasi, cuna de una rebelión que de no haber sido por la dupla de la guerra, Bernard-Henri Levy/Nicolas Sarzkoy, que empujó al Consejo de Seguridad a intervenir militarmente en Libia vía OTAN, difícilmente hubiera triunfado. Y duró poco el festejo de “esta gente común y valerosa”, según la describió con norteamericana cursilería Hillary Clinton, porque ahí nomás el presidente del Consejo Nacional de Transición, Mustafá Jalil (ministro de Justicia de Muamar Gadafi desde 2007 hasta hace unos meses atrás) confirmó en su discurso que la sharia —el código de conducta musulmán que dictan las autoridades religiosas y que tanto temor despierta en Occidente ante el ejemplo de Irán— será la principal fuente de legislación en Libia.“No hemos vencido a Goliat para vivir ahora bajo la Inquisición”, se indignó ante un periodista de EFE en Bengasi una mujer de 40 años, Rim, quien calificó de “repugnante e insultante constatar que después de que miles de libios dieron la vida por la libertad, la prioridad de nuestros líderes es hacer posible que los hombres se casen a escondidas”.
“Permaneceremos vigilantes sobre el respeto de los derechos humanos y de los principios democráticos, en particular sobre la diversidad cultural y religiosa y la igualdad entre hombres y mujeres a las que Francia está eternamente apegada”, dijo a su vez el vocero de la cancillería francesa, Bernard Valero, ante la oleada de reacciones, en primer lugar de las mujeres libias, acostumbradas desde 1970 a las conquistas obtenidas cuando un joven Muamar Gadafi —luego devenido en terrorista internacional— adhería a las mejores ideas del socialismo.
Jalil debió dar seguridades de que el islamismo será “moderado” ya que la nueva fuerza en Libia es “musulmana pero moderada”. Un concepto puesto en entredicho por las impactantes imágenes de la captura y agonía de Gadafi a manos del CNT, que incluso se dice que fue sodomizado con un palo antes de rematarlo con un tiro en la sien, luego de una cacería que no comenzó el jueves 20 de octubre, sino otro jueves, el 31 de marzo, cuando la OTAN comenzó a bombardear Trípoli para “defender a la población civil” y culminó la semana pasada cuando la aviación conjunta de EU y Francia destruyó el convoy donde pretendía huir el hasta hace muy poco “dictador amigo” de Sarkozy, de Tony Blair, de Berlusconi, que hoy llaman junto con Obama a “investigar” las “confusas circunstancias “ en que murió Gadafi”. ¿Cuáles confusas circunstancias? A Gadafi lo mató la OTAN
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