Roy Campos
En este espacio, más que comentar encuestas he tratado de leer algunas de las estrategas de comunicación y movimientos de los actores políticos como parte de las estrategias rumbo a la elección del 2012. En ese sentido he mostrado, por un lado, la racionalidad de la postura de AMLO cuando se negó a las alianzas en el Estado de México, aunque los simpatizantes de esas alianzas lo acusaran de falta de pragmatismo. De la misma manera, comentamos los movimientos estratégicos de Santiago Creel, que sirvió al PAN para dejar atrás rápidamente la paliza que le dieron a su candidato en el Estado de México a sólo una semana de realizarse esos comicios.
Pues bien, los siete aspirantes que quedan de la baraja y que aún están “interesados” (omito a Manuel Espino, quien ha manifestado que continuará con su intención de inscribirse como precandidato del PAN, que lo expulsó), se han tratado de posicionar en términos de su estrategia y sus posibilidades:
PRI. Tal vez el caso más sencillo de resolver; aunque los dos aspirantes iniciarían en este momento con ventaja al enfrentarse a los de otros partidos, no es lo mismo iniciar con más de 20 puntos, como lo hace Peña Nieto, que por un punto, como es el caso de Beltrones. En ese sentido, se espera un proceso que respete institucionalidad y tiempos para lograr la unidad, que ha mostrado ser la fortaleza en las elecciones locales y que buscan trasladarla a lo nacional. A esto se suma la declaración de Jorge Emilio González, cara más visible del PVEM, diciendo que ese partido no sólo va en alianza con el PRI, sino que ya decidieron que su candidato será Peña Nieto. (Hace seis años, a diferencia de ahora, a estas alturas de la contienda se promovía Bernardo de la Garza como posible candidato, después declinaría, en diciembre del 2005, en favor de Madrazo) PRD. Aquí parece se moverán poco las cosas.
Ebrard sigue dirigiendo su discurso hacia los “no perredistas”, así que podrá tal vez subir en las encuestas de ese segmento, mientras AMLO mantiene la postura crítica que ha mostrado todo el sexenio y que gusta a sus seguidores, oponiéndose tanto al PAN en el gobierno como al PRI que aventaja en las encuestas. La definición sigue en el aire porque, a pesar de que hablan del método de encuestas, también mencionan que esa definición será hasta el próximo año, así que hay tiempo de seguir con su debate, su indefinición y sus estrategias.
PAN. De aquellos 10 aspirantes que presumía, sin mencionar sus nombres, a Gustavo Madero ya sólo le quedan tres. Josefina Vázquez Mota aparece con ventaja y hasta ahora una estrategia casi perfecta que le ha permitido, primero, alcanzar a Creel y, después, adueñarse del espacio de “favorita” en los análisis sobre los escenarios. El mismo Creel ha cambiado su discurso, su imagen y su estrategia respecto de la que siguió hace seis años y hoy no puede ser descartado. Y Ernesto Cordero, el aparente “delfín” que sabe de la ventaja y la desventaja, al mismo tiempo, que da ser considerado el “oficial”: si gana, el triunfo fue una cargada desde Los Pinos; si pierde, fue una derrota para su exjefe. Esa condición deberá asumirla y su discurso seguramente orientará su estrategia de salida o de triunfo para no perjudicar a su partido.
De los siete aspirantes, cinco ya eran figuras prominentes el primer día de diciembre del 2000, al inicio de la alternancia; uno de ellos, hoy favorito, inició el sexenio como Gobernador del estado más poblado del país y sólo uno ha surgido como aspirante a lo largo de este sexenio, precisamente, el que más abajo aparece en conocimientos ciudadanos, lo que es evidencia de que la reforma electoral del 2007 premia las carreras políticas y dificulta el surgimiento de nuevos competidores.
¿PAN o AMLO?
El lunes pasado sorprendió el dirigente del PRI, Humberto Moreira, al afirmar que “el adversario para el PRI es López Obrador y no el PAN”. Esa declaración de manera natural generó reacciones en el PAN; a ellos, que les gusta jugar a la estrategia, no les gustó ser relegados a la tercera posición e inmediatamente salió su dirigente a responder que “el adversario del PRI es el PAN” (con lo que reconoce la posición de favorito del PRI, aunque a estas alturas ya es un asunto aceptado, de acuerdo con las encuestas). La declaración de Moreira no es una ocurrencia, parece ser parte de una estrategia y un análisis. Por un lado manda la señal de que la elección del 2012 tendrá como eje central “el cambio”, lo que dificulta la oferta del candidato o candidata del PAN y, por otro lado, en ese análisis menciona que las dos opciones para lograr ese cambio son el PRI y López Obrador tratando de generar en los “independientes” esa alternativa. Mas allá de que esa situación es probable, pero aún no es clara, ahí queda la jugada de Moreira y la reacción del PAN. Del lado de la izquierda no hubo reacciones porque le puso nombre al candidato. Ni agradecieron unos ni reclamaron otros.
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