Con Muamar Gadafi muerto y la intervención de la OTAN llegando a su fin, muchos empiezan a hacer una evaluación de lo que fue el papel de la alianza atlántica frente a lo acontecido en Libia.
Mientras unos presentan a la intervención de Occidente en Libia como un modelo para el futuro, otros insisten en los señalamientos de quienes piensan que la OTAN se inmiscuyó de manera injustificada en el país norafricano.
El mandato original de Naciones Unidas, que permitió la operación de la OTAN en Libia se refería únicamente a la protección de civiles, en el marco del enfrentamiento entre opositores y partidarios del depuesto líder. La herramientas utilizadas por la alianza militar para ese fin fueron principalmente mantener una zona de exclusión aérea y un embargo marítimo.
Retirada
La alianza atlántica está preparando su partida de Libia. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas decidió que el mandato otorgado acabe en la noche del 31 de octubre.
Esta decisión se tomó a pesar de que los miembros del CNT, los más beneficiados por las acciones militares de la OTAN, han manifestado su deseo de que la operación siga hasta fin de año.
Su temor es que las armas en poder de los leales a Gadafi pasen a países vecinos. También requirió ayuda para desarrollar los sistemas de defensa y seguridad del país.
Como estos dos objetivos militares se llevaron a cabo con mucha efectividad, en la alianza atlántica ven la incursión militar como un éxito. Sin embargo, diferentes analistas internacionales han observado excesos; es decir que se pasó de proteger civiles a tomar parte en la lucha armada a favor de una de las partes. Una delgada línea roja que unos ven y otros no.
"La forma en que se ha cumplido la misión creo que ha excedido el mandato", dijo a BBC Mundo Mariano Aguirre, director del Centro NOREF, un organismo privado de investigación con sede en Oslo. "El caso más concreto ha sido el darle apoyo aéreo a la operación para capturar a Gadafi", ejemplifica.
Balanza inclinada
La función de proteger civiles en una contienda armada no tiene porque inclinar la balanza. Sin embargo en el caso libio sí ha habido una incidencia clara según el International Institute for Strategic Studies (IISS), otro centro de estudios con base en Londres.
Su presidente, François Heisbourg, consideró que la caída de Gadafi es "obviamente un éxito para los británicos y los franceses, sin los cuales nada de esto hubiese sucedido".
"Se puede contar como un éxito de la coalición operando bajo la etiqueta de la OTAN, en gran parte con medios estadounidenses, por lo que también es un éxito de Estados Unidos", explicó Heisbourg en unas declaraciones difundidas por el propio IISS.
Aun antes de la caída de Gadafi en Sirte el IISS ya había publicado un documento en el que aseguraba que "algunos países participaron de la contienda con algo más que el mandato en mente". "En otras palabras buscaban echar a Gadafi", se afirma.
Douglas Barrie, investigador principal del IISS en asuntos militares del espacio aéreo, cree que la cuestión de si hubo exceso o no se reduce a una cuestión "semántica y de interpretación", refiriéndose a la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU. Y aclara que no todos lo miembros de la OTAN entendieron el mandato de la misma forma.
"Gran Bretaña y Francia lo interpretaron de una forma muy liberal", considera Barrie. "Y lo utilizaron como un medio para cambiar el régimen; al apoyar de facto a los rebeldes tomaron partido", explica a BBC Mundo.
El abogado Marcel Ceccaldi, representante de la familia Gadafi, es aún más crítico. "La OTAN tomó posiciones en un conflicto interno; se puso del lado de una de las partes y aportó ayuda militar, táctica y estratégica a una de las partes", explica a BBC Mundo.
"Nosotros en ningún momento hemos sido la fuerza aérea de los rebeldes"
Carmen Romero, Portavoz adjunta de la OTAN
"Bombardeó las fuerzas militares de una de las partes y muy pronto se dedicó a bombardear las infraestructuras del país y bombardeó a la población civil", agrega. En su opinión la alianza atlántica ha perpetrado una "agresión en términos del derecho internacional". Y no piensa quedarse de brazos cruzados. Iniciará acciones legales contra la OTAN.
Como era de esperar, desde la OTAN negaron rotundamente haberse excedido en el mandato de la ONU o haber intervenido a favor de la insurgencia. "Nosotros en ningún momento hemos sido la fuerza aérea de los rebeldes", aclara Carmen Romero desde la sede atlántica en Bruselas.
La portavoz adjunta de la OTAN insiste en que "los objetivos han sido puramente militares". "No ha habido en ningún caso objetivos civiles", añade en diálogo con BBC Mundo.
A pesar de haber sido la alianza atlántica quien bombardeó el convoy en el que se trsladaba el ex presiente libio, Romero puntualiza que "en ningún momento" fue el objetivo. "No hemos ido a por Gadafi o por sus hijos", afirma.
Por el contrario, resalta que de haber habido algún exceso el Consejo de Seguridad de la ONU no los hubiese vuelto a respaldar. Se refiere a que a las resoluciones iniciales (1970 y 1973) se agregó la número 2009, semanas antes de la caída de Sirte.
Respaldo del Consejo de Seguridad
"Si los miembros del Consejo de Seguridad hubiesen considerado que excedimos el mandato, que los rusos a veces lo dicen, no nos los hubiesen reforzado", insiste. A la vez toma distancia del final que tuvo Gadafi. "No estamos de acuerdo en como han ido las cosas", subraya.
Esta posición de la OTAN sobre su propio accionar es lo que hace pensar a muchos que el modelo de intervenir en Libia puede ser utilizado en otros conflictos. "La utilidad de las bien establecidas estructuras de mando quedó probada", según el IISS.
"Esto trae la pregunta de si es correcto para la OTAN actuar como una caja de herramientas de lo que realmente son coaliciones ad hoc", se plantean en el think tank londinense. Es ese caso, se diluye su aspecto más amplio de "alianza política".
Por su parte, Carmen Romero descarta que lo de Libia vaya a configurar un esquema de acción militar. A la vez destaca la precisión con que se llevó a cabo y rescata que hay cosas positivas de cara al futuro.
Además, exime responsabilidad a la OTAN por acciones militares de otros países como Qatar que, según AFP, admitió haber puesto tropas en suelo libio. "La OTAN no ha tenido a nadie en el terreno", asegura.
Deja en claro que "la OTAN no es el brazo armado de Naciones Unidas". Sin embargo matiza que si la alianza "recibe un mandato claro de la ONU obviamente hay que aplicarlo, pero cada caso es totalmente diferente".
Aguirre, desde el Centro Noruego NOREF, concuerda en que no hay dos casos iguales. Sin embargo, tiene su propio parecer sobre la autonomía con que la OTAN actúa, sobre todo en casos que "en los años 80 recibieron el nombre de operaciones fuera de área".
En su opinión, si la OTAN "va a pasar a ser un organismo internacional que opere en algunos escenarios como una fuerza con un grado alto de autonomía interpretando determinadas resoluciones de la ONU, esto merece una seria reflexión sobre su futuro e incluso quizás haya que cambiar su misión original".
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