25 octubre, 2011

¿Se vuelve islamista la Primavera Árabe?

"Cualquier ley que contradiga la Sharia (ley islámica) es nula y vacía", dijo el líder del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio, Mustafa Jalil, el pasado domingo. La preocupación por la dirección que tomarán países como Túnez, Egipto, y Libia no tardó en sentirse en Occidente.

Mujeres festejan tras los comicios en Túnez

Los derechos de las mujeres son un punto clave en las futuras consituciones de los países árabes.

También hubo repercusión en la prensa africana. "¿Se arrepentirán los occidentales?" por combatir a Gadafi, se preguntaba en portada L'Observateur de Burkina Faso. La sola mención de la Sharia encendió las alarmas.

La llamada primavera árabe está modificando el ajedrez geopolítico en la región. Los pueblos se han rebelado contra sus líderes en busca de mayor libertad. ¿Y después qué? En muchos casos grupos islamistas que estaban proscritos participarán del nuevo mapa político a través de elecciones.

Sharia

Todos los aspectos de la vida de un musulmán están gobernados por la Sharia, que es una ley que combina fuentes como el Corán, el Hadith (dichos del profeta Mahoma) y las fatwas (fallos).

La interpretación de la Sharia varía de acuerdo al país y a las ramas del Islam.

Algunas de las cuestiones regladas en la Sharia son:

  • La adoración
  • Los acuerdos comerciales
  • El matrimonio y el divorcio
  • Las penas


El interrogante es si primará la moderación o el extremismo en la organización post-revolucionaria de la región. Para Amr Hamzawi, profesor de la Universidad de El Cairo, la clave está en que "se mantenga la competencia política entre grupos de distintas tendencias".

El ex investigador del Carnegie Endowment for International Peace se mostró optimista al hablar con BBC Mundo, pero hizo hincapié en que más allá de si se habla de la Sharia lo importante es si se logran "preservar los derechos de todos los libios, todos los egipcios y todos los tunecinos, sin importar su origen, sexo u orientación política".

Como muestra del porqué de la preocupación occidental basta la mencionada declaración de Jalil, quien sostuvo que la Sharia deberá ser la base del nuevo gobierno libio, asegurando que primará sobre cualquier otra ley. Y puso como ejemplo la de matrimonio, que actualmente prohíbe la poligamia.

Sólo 24 horas después salía a matizar sus palabras. "Mi declaración del domingo no significa que vayamos a abolir o anular ninguna ley", explicaba desde Benghazi.

Para disipar dudas BBC Mundo consultó a Mahmoud Shammam, portavoz del CNT, quien se limitó a dejar en claro que no hay nada decidido sobre la futura legislación libia ya que aún no ha habido elecciones constituyentes. E insistió en que todo lo definirá "el pueblo".

"Si el deseo de las mujeres es aceptar algo que afecte sus derechos es su problema, y el del pueblo libio", sentenció Shammam desde Benghazi.

La primera votación

La caída de Gadafi hace que Libia se lleve casi toda la atención mediática. Sin embargo, el domingo hubo elecciones en Túnez, cuna de la Primavera Árabe. El partido islamista Ennahda, el de mayor popularidad, será decisivo en la Asamblea Constituyente.

Tanto los comicios como el proceso que se inicia se ven como un ejemplo para los otros países de la región. De ahí la importancia de cómo Ennahda se muestra al mundo.

"Fue y es un partido moderado, antes y ahora; siempre lo ha sido", le manifiesta Noureddine Bhiri a BBC Mundo. "No encontrará radicales en el partido", señala el portavoz.

Con firmeza explica que la Primavera Árabe no es islamista. "No es islamista, ni comunista, ni nacionalista, sino la primavera de la libertad, la fraternidad y de la igualdad", aclara rescatando los valores de la Revolución Francesa.

Egipto, el siguiente

Después de Túnez será Egipto el que pase por el tamiz de las urnas. Allí los Hermanos Musulmanes, la organización islamista más grande y antigua del país, participarán a través del Partido de la Libertad y la Justicia.

Dicen apoyar principios democráticos. Sin embargo uno de sus objetivos manifiestos es crear un estado bajo la ley islámica de la Sharia. De hecho, uno de sus slogans más famosos es: "El Islam es la solución".

Su gran secreto para tener el alto grado de adhesión que ostenta fue mezclar el activismo con la acción social y la caridad. Nunca dejó de funcionar, ni siquiera durante los años en que sufrió proscripción y persecución por parte del Gobierno del derrocado Hosni Mubarak.

"Una declaración de un miembro del CNT no significa que se vaya a incluir en la constitución y que vaya a haber una republica islamista"

Ignacio Gutiérrez de Terán, Universidad Abierta de Madrid

Amr Hamzawi, quien ha formado parte del llamado "consejo de sabios" que intentó mediar entre los rebeldes y el depuesto Mubarak, ve un panorama de "pluralidad" en la contienda electoral. Además, cree que no habrá una mayoría islamista en el parlamento.

Aún en ese caso, considera improbable que Egipto "vaya en una dirección que socave la libertad y los derechos humanos". "Todos están comprometidos con las reglas, incluidos los islamistas", opina el intelectual y activista egipcio desde El Cairo.

Casos distintos

Libia, Túnez y Egipto tienen en común el haber quitado del poder a sus últimos líderes.

Sin embargo en Siria la situación es diferente. Allí el presidente Bashar Al Asad resiste en el poder. Los muertos durante las protestas contra el gobierno son ya más de 3.000.

Los manifestantes piden mayores libertades. Existe un quiebre total entre la minoría alauí gobernante y la mayoría suní. Hasta ahora el Gobierno sólo ha ofrecido tímidas reformas que no convencen ni la multitud ni a la oposición, que ha hecho causa común, frente a Al Asad.

Para Ignacio Gutiérrez de Terán, profesor de la Universidad Abierta de Madrid, la diferencia está sólo en "el momento". Considera que si cayera el Al Asad "habrá una irrupción de los grupos islamistas como hubo en los demás países".

"En Siria hay una revuelta popular de grupos no ideologizados, aunque la mayor fuerza del país son los Hermanos Musulmanes", explica el profesor en Estudios Árabes e Islámicos.

Su opinión resume en buena medida las explicaciones que llegan desde el mundo árabe.

Es partidario de esperar a que los nuevos parlamentos redacten sus constituciones y así evitar especulaciones sobre la posible aplicación de la Sharia: "Una declaración de un miembro del CNT no significa que se vaya a incluir en la constitución y que vaya a haber una republica islamista"

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