09 octubre, 2011

“YO NO QUIERO SER MARTIR”

“YO NO QUIERO SER MARTIR”
Entrevista con Andrés Manuel López Obrador

Por Jorge Ramos Avalos

2 de Mayo del 2005

Ciudad de México. Andrés Manuel López Obrador tiene dos secretos. El primero lo ha convertido de acusado en acusador, movilizando recientemente a más de un millón de personas –según las cifras del Partido de la Revolución Democrática (PRD)- para protestar por su desafuero como jefe de gobierno de la ciudad de México. El segundo es un secreto, relativamente bien guardado por la familia López Obrador, pero que se ha filtrado y distorsionado en la internet, y que están utilizando sus enemigos para tratar de descalificarlo como candidato en las elecciones presidenciales del 2006.

Esta tarde hablaríamos de esos dos secretos.

“¿Quién no quiere que usted llegue a la presidencia? ¿Es el presidente Vicente Fox?” le pregunté. “Sí”, dijo, sin titubear, casi interrumpiéndome. “Yo considero que sí es el presidente; esto se fraguó, se tramó en Los Pinos…Es un complot, una confabulación con Salinas (de Gortari)”.

La posibilidad de que otro candidato presidencial en México fuera asesinado o sufriera un atentado es un tema que le incomoda y del que prefiere no pensar. Pero las preguntas eran obligadas:

-“Si alguien lo quiere destruir políticamente”, le planteé, “¿llegarán al punto de que estuvieran dispuestos a matarlo? ¿Tiene miedo que lo maten?”

-“No, no quiero pensar en eso”, dijo López Obrador, un viudo de 51 años de edad y padre de tres hijos. “Yo no soy un cobarde. Soy un ser humano, desde luego, y todos tenemos miedos. Pero no soy un cobarde, no quiero pensar en eso…yo espero que no lleguemos a eso.”

A pesar de que Andrés Manuel López Obrador va adelante en las encuestas con una intención de voto de casi el 40 por ciento, su situación jurídica está muy lejos de resolverse. Sin embargo, tras la renuncia del Procurador General que llevaba su caso, se abre el camino para una solución política con el gobierno del presidente Fox y para que continúe con su candidatura fuera de la cárcel.

El secreto de Andrés Manuel López Obrador es el leer mejor que nadie lo que quieren y sienten millones de mexicanos. Su popularidad se basa en la ingeniosa forma en que le ha revirado al gobierno las acusaciones en su contra, como un boomerang, ganándose el apoyo de los mexicanos más pobres y desilusionados, y poniendo contra la pared a los principales actores del sistema político. Para sus opositores es una mezcla de caudillo y Robin Hood a la mexicana; para sus amigos, en cambio, es un hombre honesto y entrón que no se va a dejar arrebatar las elecciones presidenciales, como le ocurrió al también perredista, Cuauhtémoc Cárdenas, con un fraude en 1988. El es, no hay duda, el protagonista de la política actual en México. No Fox. No el PRI.

El presidente Vicente Fox ha dicho que el desafuero de López Obrador era un ejemplo de cómo se aplicaba la legalidad en México. “No es cierto, no violé la ley, no hay ningún delito”, respondió con firmeza. “Mira, hay 16 mil hojas en el expediente y no hay una sola prueba en mi contra; yo no firmé un solo documento”.

Le recordé, sin embargo, que aún pesa sobre él la acusación de no haberle hecho caso a un juez que le ordenó, en varias ocasiones, detener la construcción de un camino de acceso a un hospital en una propiedad privada. Respondió de inmediato, sin hacer las largas pausas que caracterizan sus conferencias de prensa y que son motivo de burla en los programas cómicos de la televisión mexicana.

“Mira, te explico”, me dijo didáctico. “En el gobierno de la ciudad se reciben alrededor de 100 juicios diarios y este fue uno de ellos. Si yo me dedicara a atender estos 100 juicios sencillamente no haría otra cosa, no gobernaría...Yo no firmo nada que tenga que ver con estos asuntos.”

“Entonces”, insistí, “¿usted está convencido de que es absolutamente inocente?” “Totalmente: esto lo fabricaron y el propósito es hacerme a un lado con miras a las elecciones del 2006.”

Los adversarios de López Obrador aseguran que sus tácticas de confrontación con el gobierno y con la vieja guardia política han distraído la atención de los mexicanos respecto a los casos de corrupción de dos de sus más cercanos colaboradores: Gustavo Ponce, su secretario de Finanzas, que fue filmado mientras apostaba en un casino de Las Vegas mucho más dinero del que ganaba y René Bejarano, coordinador de su partido, quien apareció en un video recibiendo una maleta con dinero y metiéndose fajos de billetes en los bolsillos. Si López Obrador no sabía, podía ser acusado por negligencia; y si sabía, lo enlodarían por complicidad. ¿Cuál es su explicación?

“No sabía, en los dos casos”, me dijo sin titubear. “Ya lo he explicado muchas veces...No sabía. Yo no establezco relaciones de complicidad con nadie.”

“Estos videos”, le dije, “obviamente afectan su imagen de austeridad.” “Pues no la afecta”, desafió. “No la afecta por que fue como pasar una prueba de ácido; ellos calcularon de que con este escándalo me iban a destruir y afortunadamente la gente me dio su confianza.”

-“¿Usted lleva una vida muy austera?”

-“Yo vivo de manera austera, yo no ambiciono el dinero más allá de lo que necesito para vivir, para mantener a mi familia”

-“¿Cuánto dinero tiene usted?”

-“Bueno, dinero en efectivo debo tener ahora como 35 mil pesos (unos 3,500 dólares). Tengo el departamento donde vivo en la ciudad y una casa en Tabasco. Básicamente eso es lo que tengo.”

-“Se lo pregunto porque si usted llegara a la presidencia, muchos mexicanos quisieran estar seguros que al terminar la presidencia siguiera manteniendo exactamente las mismas propiedades. Es poco.”

-“Sí, mira, es poco. Pero además no ambiciono tener dinero, no es mi propósito en la vida; ni la ambición al dinero ni la ambición al poder por el poder. No voy a llegar a la presidencia dejando trozos de dignidad por el camino.”

Mientras hacía la investigación para esta entrevista, entré a la internet y busqué en el sitio Google.com el nombre del hermano menor del alcalde, José Ramón López Obrador. Y ahí, para mi sorpresa, encontré al menos 10 referencias a su muerte con una pistola. Y se lo comenté.

-“(En la internet) hay varios artículos que lo vinculan con la muerte de su hermano menor, José Ramón, con una pistola calibre 22. ¿Nos pudiera explicar que pasó un 14 de mayo?”

-“Pues este fue un accidente de mi hermano”, me dijo con absoluta seriedad. “Muy lamentable. Estábamos en una tienda que tenían mis padres, él estaba jugando con un arma y se disparó.” López Obrador me dijo que tenía catorce años, uno más que su hermano.

-“Eso lo debió haber marcado. ¿Usted estuvo ahí en el incidente?”

-“Estuvimos ahí. Nosotros lo vimos. Fue una cosa muy fuerte, algo lamentable, muy duro...Que bien que toco el tema de la internet. No es que sea mala la internet pero (los artículos que ahí aparecen sobre este incidente) no son confiables, no hay pruebas. Es algo muy lamentable, muy íntimo, muy de nosotros, muy de familia. Y no quiero hablar de eso; usted me lo pregunta y ahora lo estoy haciendo. Pero es lamentable de que se utilice eso. Pero son capaces de todo.”

Terminamos la entrevista explorando, no su proyecto de país, sino algo mucho más sencillo: su apodo.

-“El apodo del Peje ¿de donde viene?”

-“Mira, en las zonas bajas de México, en Tabasco, se da esta especie que se llama pejelagarto: es pescado y lagarto, o sea, tiene el cuerpo como pescado y la cabeza del lagarto...Y bueno, yo soy de Tabasco.”

-“¿Le molesta que le digan Peje?”

-“No me gusta. Pero tampoco me molesta. (Me lo dicen) mucho con afecto y cariño. (El apodo surgió cuando) don Julio Scherer, el director de (la revista) Proceso, dijo tras un debate de los candidatos a la jefatura del gobierno (de la ciudad de México en el año 2000): ‘yo creo que va a ganar el Peje’. Y ahí se quedó.”


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