La ola de protestas en Nicaragua por las irregularidades que se produjeron en las elecciones del pasado domingo se cobró la vida de cuatro personas y dejó a decenas de civiles heridos en distintas ciudades del país centroamericano.
Algunos analistas habían vaticinado que esta vez la población no se cruzaría de brazos, como sucedió en 2008, cuando se acusó al Frente Sandinista de Liberación Nacional de haber cometido el primer fraude en las elecciones municipales, al arrebatarle más de 40 alcaldías municipales a la oposición.
Los informes de los observadores nacionales e internacionales confirman que en los comicios estuvieron plagados de irregularidades, que se produjeron con la abierta complicidad de los magistrados del Consejo Supremo Electoral. Controlado por el partido en el Gobierno, finalmente dio la victoria con mayoría abrumadora del 62% de los votos al presidente, Daniel Ortega.
Las protestas comenzaron en las primeras horas de la madrugada del lunes y han continuando durante toda la semana. La Policía Nacional confirmó la muerte de tres simpatizantes de la oposición liberal en el norte del país y la de un dirigente local del partido de gobierno en la región del Atlántico norte de Nicaragua. Se sabe que algunos policías y simpatizantes del Gobierno están siendo investigados por la muerte de los liberales.
Mientras tanto, el ex candidato presidencial del PLI, Fabio Gadea Mantilla, respaldó las protestas que se desataron en el interior del país y que han sido atacadas por agentes del orden público y seguidores del presidente Ortega.
La oposición, que no reconoce la victoria de los sandinistas, lamenta que la Policía Nacional esté respaldando a los manifestantes oficialistas que atacan a los liberales. Algunos sectores empresariales pidieron al Gobierno que se respete el derecho de los liberales a protestar por las irregularidades cometidas durante la jornada electoral.
Control del Parlamento
Daniel Ortega trató de tranquilizar a la oposición prometiendo que, pese a su holgada victoria y control mayoritario que su partido tendrá en el Parlamento, gobernará buscando el consenso político; promesa que sus adversarios no creen que vaya a cumplir por sus antecedentes políticos.
Varios organismos de la sociedad civil que también desconocen la victoria electoral en la que resultó reelecto el mandatario, están llamando a jornadas de protestas para los próximos días.
En Nicaragua los sectores empresariales temen que se produzcan un deterioro político que terminará afectando a la imagen del país, tan necesitado de las inversiones extranjeras.
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