02 noviembre, 2011

Ebrard está ensimismado

José Cárdenas

El futuro es la historia que vamos a escribir.

¿Para qué deseo ser Presidente?, pregunta Marcelo.

El planteamiento huele a inspiración “beltroniana”. Se parece mucho a lo que Manlio ha venido cuestionando desde hace tiempo: ¿Para qué quiere el PRI volver al poder?

Ebrard se pregunta a sí mismo y se contesta a sí mismo. Habla en los términos que más le convienen.

¿Será que es muy fácil decirte a ti mismo lo que quieres oír tú mismo?

Marcelo Ebrard está ensimismado.

En su manifiesto político, enseña “los fierros” que porta.

Construir la paz, porque la violencia está acabando con México; proteger los empleos y mejorar los salarios para salir de la mediocridad; unirnos en favor de la justicia, con el fin de privilegiar el interés público sobre el predominio de los intereses privados; mejorar la educación, la misión más urgente para aspirar a un mejor futuro; cambiar el régimen político, porque nuestras instituciones están severamente dañadas…

“El reto de corregir el rumbo es colosal, pero necesario y posible.”

Exhibe vagas generalidades. Lo obvio. Esconde compromisos de alto riesgo: ¿Soldados a los cuarteles?, ¿legislación nacional del aborto?, ¿inversión privada en Pemex?, ¿qué más mexicanos paguemos menos impuestos?...

-¿Por qué cinco propuestas y no seis?

-¿Cosas del marketing político?

Quién sabe. Quizá porque cinco son más fácilmente recordables.

…Como los cinco sentidos, las cinco vocales o los cinco dedos de la mano y el pie; como la hora en que los ingleses toman el té; como los cinco años que duraban los planes de Stalin o los cinco edificios del Pentágono, o como los cinco continentes… como “los cinco y desde aquí te brinco”…

Pero falta algo más, reclama el periodista Rafael Cardona:

“Ojalá que un día, un político también nos dijera: quiero ser Presidente porque soy un hombre ambicioso. Porque me gusta el poder, porque el poder me gratifica, me satisface y me explica en este mundo. Quiero el poder para probar que soy mejor que los demás”.

Coincido. Si un candidato a mí me dice eso yo también voto por él.

Quizás estaría votando por un tirano, pero al final de cuentas sería un tirano sincero. De los que ya no hay.

Entre Marcelo y Andrés, ¿por quién votará la gente? ¿Por el que más cosas le ofrezca o por el que mejor la engañe y regañe?

Ahí quedan las cinco propuestas de Marcelo, a ver qué tanto se posiciona con ellas y qué tanto se “oposiciona” Andrés Manuel.

Como sea, el proyecto de Ebrard es una alternativa de solución o al menos de persuasión, en un país donde lo único que sobra son las buenas intenciones y los malos discursos.

MONJE LOCO: Hoy me fui al panteón, a honrar de memoria a la madre y al abuelo. A gastarme 400 en una gruesa (doce docenas) de cempasúchil. Cada quien sus virus. Cada quien sus muertos. Ya se sabe, ya se supo…

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