por Gerald P. O'Driscoll Jr.
Gerald P. O'Driscoll es ex-vicepresidente del Banco de la Reserva Federal en Dallas y académico asociado del Cato Institute.
¿Cuándo es que un plan de rescate no sirve? Cuando el que realiza el rescate no tiene suficientes fondos. El plan de deuda anunciado el mes pasado por la Unión Europea (UE) se queda corto en casi todos los aspectos.
La crisis de la deuda no es solo un problema europeo, sino una crisis financiera transatlántica. Los abrumadores problemas de la deuda en cualquier lado del océano están vinculados por el sistema bancario .
En la unión Europea, el dilema de fondo es que el gobierno le ha a prometido a sus ciudadanos mas programas sociales de los que se pueden financiar con los ingresos fiscales generados por el sector privado. Las altas tasas tributarias socavan el crecimiento económico que se requiere para financiar las promesas. La actividad económica es empujada hacia el sector informal, donde muchas veces escapa la tributación.
En ninguna parte es más cierto esto que en Grecia, la cual tiene una larga historia de defaults soberanos durante los siglos diecinueve y veinte. Hay un sector público inflado y la competitividad de la empresa privada es obstaculizada con el peso de regulaciones y barreras estatales para acceder al mercado. Varios gobiernos griegos incurrieron en crónicos déficits presupuestarios y los bancos griegos financiaron al gobierno. Los bancos en otros países de la UE, como los bancos franceses, le prestaron a los bancos griegos.
En Grecia y en otras partes de la UE, los bancos respaldan al gobierno al comprarle bonos y el gobierno respalda a los bancos al garantizar el pago de dichos bonos. Esto es un esquema Ponzi que ni siquiera Bernie Madoff hubiese podido inventarse. Los bancos ya no pueden seguir financiando los déficits presupuestarios, pero tampoco pueden permitir que sus gobiernos declaren un default. Los gobiernos no pueden honrar su garantía de respaldo a los bancos.
Los detalles difieren en cada país. En Irlanda, los problemas empezaron con un sector inmobiliario sobrecalentado que arrasó con los bancos. La economía entró en una recesión y esto derivó en un déficit presupuestario. Agravando todavía más el déficit, el gobierno decidió garantizar los depósitos de los bancos, convirtiendo la deuda del sector financiero privado en deuda del sector público. Los detalles son distintos a los de Grecia pero la conexión entre el gobierno y los bancos es el factor común.
El crecimiento de Francia es débil o inexistente. La economía de Alemania se ha desempeñado bien desde la recesión, pero las preocupaciones acerca de la exposición de sus bancos a un mayor riesgo en la UE están creciendo. Y los bancos e instituciones financieras de EE.UU. están expuestos a los bancos de la UE a través de las operaciones de financiamiento, la emisión de permutas de incumplimiento crediticio (credit default swaps, CDS) y una exposición desconocida en los mercados de derivados.
La Reserva Federal de EE.UU. se ha involucrado en intercambios de divisas con el Banco Central de Europa (BCE) para respaldar la necesidad de dólares de los bancos europeos. El BCE deposita euros (o activos denominados en euros) en la Fed y recibe dólares a cambio. El BCE promete devolver los dólares con intereses.
La Fed sostiene que no puede perder dinero porque el BCE promete cancelar los intercambios en dólares. Aún así, con el mundo inundado de dólares, no queda claro por qué la Fed y el BCE necesitan participar en estas transacciones —excepto que esto sugiere que hay problemas de financiamiento en algunos bancos de la UE. Y si ni los bancos de la UE ni el BCE pueden asegurar los dólares que se necesitan en los mercados globales, entonces existe un riesgo serio para la Fed. El BCE puede imprimir euros pero no dólares. El senador Richard Shelby (Representante de Alabama del partido Republicano), miembro del Comité del Senado para la Banca, estuvo en lo correcto al expresar su preocupación acerca de la política de la Fed a principios de este mes. Las perdidas en el estado de cuenta de la Fed afectan al contribuyente estadounidense, no a los ciudadanos de la UE.
La triste realidad es que no hay suficiente dinero en la UE para pagar las deudas públicas incurridas por los gobiernos. La gran mayoría de los países desde hace mucho han exprimido la mayor cantidad posible de impuestos de sus ciudadanos. Por eso es que han considerado la idea de cobrarle un impuesto a las transacciones financieras, la única actividad libre de impuestos que queda en Europa.
Grecia es el primero de varios defaults soberanos por venir. Con el rescate de fines de octubre, los líderes de la UE puede que hayan comprado tiempo, tal vez un año. Pero en algún momento, el BCE tendrá que ceder y monetizar la deuda, lo cual derivará en inflación en la eurozona.
Los estadounidenses no deben estar tranquilos mientras sufren los europeos —nuestro sistema financiero está profundamente integrado con el de ellos. Además, en caso de que se requieran rescates en el futuro, el Fondo Monetario Internacional probablemente estará involucrado y probablemente necesitará abundantes fondos de sus miembros, lo que a final de cuentas implica a los contribuyentes estadounidenses.
Y, por supuesto, EE.UU. tiene su propia creciente y enorme deuda pública. No hemos llegado tan lejos como los europeos en cuanto a los beneficios conferidos por el Estado, pero estamos alcanzándolos. Si usted quiere saber como terminará la crisis de la deuda aquí, observe el colapso en la UE.
Mientras tanto, esperen una mayor volatilidad en los mercados financieros. Los agentes de bolsa de EE.UU. en particular simplemente no han comprendido la inmensidad de la crisis de la deuda en la UE.
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