El panismo, viendo sus números y el de sus tres aspirantes, debería tener ya claro para quién será la candidatura
Jorge Fernández Menéndez Todos los actores del escenario político nacional han ocupado sus lugares, ya saben a qué juegan y con quiénes. Faltan por arreglar muchos detalles, pero nadie está ya improvisando, salvo el PAN, que va siguiendo una ruta demasiado tortuosa y lenta para definir su candidatura presidencial.
El PRI amarró, como se esperaba, su coalición con el Partido Verde y con Nueva Alianza, dos fuerzas políticas que suelen ser subestimadas, pero lo cierto es que entre las dos le pueden otorgar un plus de cinco puntos al tricolor y, además, la alianza, que no es total, o sea que deja espacios para candidaturas específicas de los tres partidos, les permite a todos jugar con muchas opciones, incluidas algunas candidaturas independientes. El triunfo en Michoacán le ha dado al PRI tranquilidad para encarar este proceso e incluso el tema Moreira, en este contexto, tiene un margen de tiempo, hasta febrero, para ver cómo resolverlo, según se presenten las cosas.
El PRI ya emitió su convocatoria, habrá más de un precandidato, pero Peña Nieto no tendrá presiones y a principios de febrero oficializará su candidatura. Si se registra Manlio Fabio Beltrones, ello llevará a Peña a mostrar un discurso mucho más estructurado, ante un opositor leal pero de un gran nivel que ayudará sin duda en su candidatura. Lo cierto es que esa coalición se ve hoy francamente difícil de derrotar, aunque para las elecciones falten aún ocho meses.
El PRD resolvió cómo debía hacerlo, con un acuerdo donde la responsabilidad de Marcelo Ebrard fue clave para que las cosas salieran adelante sin conflictos, con miras a la candidatura presidencial.
López Obrador, ya lo hemos dicho, es para esta corriente un buen candidato, no le regalará nada a nadie. El PRD, junto con sus aliados del PT y MC, no pasan precisamente por un buen momento, pero saben que deben apostar todo a esta campaña, no sólo para intentar vencer, sino para perdurar: equivocarse en 2012 y mantenerse en índices de 12% ciento sería catastrófico para la izquierda. Su mayor desafío es mantener la paz entre las tribus: el PRD está dividido y, como lo demostró la carta distribuida por Jesús Ortega, todos aceptarán con disciplina (por lo menos eso parece) la candidatura presidencial, pero ni las líneas de trabajo son comunes ni mucho menos está definida la distribución de candidaturas. El Congreso y el DF serán objeto de luchas más que intensas en el seno de esa coalición, que a diferencia de la establecida por el PRI, el PVEM y Nueva Alianza, va a ser total, es decir, que cubrirá todas las candidaturas en disputa.
El ritmo del PAN es otro. Pareciera que en el blanquiazul no hay prisas y que todo transcurre en un tiempo en el que no tienen por qué presionarse. Independientemente de lo que digan las encuestas, siguen con tres precandidatos que definirán, a mediados de febrero, quién va a asumir la candidatura y, para esas fechas, decidirán también, ya que legalmente no están presionados por ninguna coalición, a sus aspirantes a diputados y a senadores. En un plano se podrá pensar que ese camino es el idóneo, el que permite consolidar una candidatura sin presiones. Creo que se equivocan. Olvidan que, para mediados de febrero, no sólo los potenciales candidatos (y nadie se engaña: en la coalición priista será Peña Nieto, en la perredista, López Obrador) tendrán sus discursos y estrategias muy definidos, también equipos que llevarán trabajando durante meses y habrán logrado cerrar las heridas internas que provoca, siempre, una lucha intestina de esta naturaleza.
¿Alguien cree que el PAN puede comenzar a hacerlo a partir de mediados de febrero, manteniendo, como hasta ahora, tres precandidaturas, tres equipos, una campaña interna intensa, que además se resolverá en una elección que no está abierta a la ciudadanía sino sólo a sus militantes y adherentes?
El panismo, al ver sus números y los de sus tres aspirantes, debería tener ya claro para quién será la candidatura (y nada apunta a que Santiago Creel o Ernesto Cordero en términos de popularidad se la puedan quitar a Josefina Vázquez Mota) y trabajar en consecuencia.
Si no es así, como ya hemos dicho en alguna oportunidad, cuando quiera incorporarse al juego descubrirá que ya no tiene lugar.
Todo Personal
Usted no está para saberlo ni yo para contarlo, pero cuando lea estas líneas habrán pasado ya unas pocas horas de que un servidor haya contraído matrimonio con la que ha sido durante mucho tiempo mi compañera profesional y en el último año mi compañera de vida, Bibiana Belsasso, una periodista y mujer maravillosa. La situación no está como para largas lunas de miel, pero permítanos tomarnos con Bibiana por la menos una semana de descanso, para disfrutar de nuestra nueva vida. Si usted y el país lo permiten, la columna Razones regresará a este espacio el próximo lunes 28 de noviembre. Gracias.
El PRI amarró, como se esperaba, su coalición con el Partido Verde y con Nueva Alianza, dos fuerzas políticas que suelen ser subestimadas, pero lo cierto es que entre las dos le pueden otorgar un plus de cinco puntos al tricolor y, además, la alianza, que no es total, o sea que deja espacios para candidaturas específicas de los tres partidos, les permite a todos jugar con muchas opciones, incluidas algunas candidaturas independientes. El triunfo en Michoacán le ha dado al PRI tranquilidad para encarar este proceso e incluso el tema Moreira, en este contexto, tiene un margen de tiempo, hasta febrero, para ver cómo resolverlo, según se presenten las cosas.
El PRI ya emitió su convocatoria, habrá más de un precandidato, pero Peña Nieto no tendrá presiones y a principios de febrero oficializará su candidatura. Si se registra Manlio Fabio Beltrones, ello llevará a Peña a mostrar un discurso mucho más estructurado, ante un opositor leal pero de un gran nivel que ayudará sin duda en su candidatura. Lo cierto es que esa coalición se ve hoy francamente difícil de derrotar, aunque para las elecciones falten aún ocho meses.
El PRD resolvió cómo debía hacerlo, con un acuerdo donde la responsabilidad de Marcelo Ebrard fue clave para que las cosas salieran adelante sin conflictos, con miras a la candidatura presidencial.
López Obrador, ya lo hemos dicho, es para esta corriente un buen candidato, no le regalará nada a nadie. El PRD, junto con sus aliados del PT y MC, no pasan precisamente por un buen momento, pero saben que deben apostar todo a esta campaña, no sólo para intentar vencer, sino para perdurar: equivocarse en 2012 y mantenerse en índices de 12% ciento sería catastrófico para la izquierda. Su mayor desafío es mantener la paz entre las tribus: el PRD está dividido y, como lo demostró la carta distribuida por Jesús Ortega, todos aceptarán con disciplina (por lo menos eso parece) la candidatura presidencial, pero ni las líneas de trabajo son comunes ni mucho menos está definida la distribución de candidaturas. El Congreso y el DF serán objeto de luchas más que intensas en el seno de esa coalición, que a diferencia de la establecida por el PRI, el PVEM y Nueva Alianza, va a ser total, es decir, que cubrirá todas las candidaturas en disputa.
El ritmo del PAN es otro. Pareciera que en el blanquiazul no hay prisas y que todo transcurre en un tiempo en el que no tienen por qué presionarse. Independientemente de lo que digan las encuestas, siguen con tres precandidatos que definirán, a mediados de febrero, quién va a asumir la candidatura y, para esas fechas, decidirán también, ya que legalmente no están presionados por ninguna coalición, a sus aspirantes a diputados y a senadores. En un plano se podrá pensar que ese camino es el idóneo, el que permite consolidar una candidatura sin presiones. Creo que se equivocan. Olvidan que, para mediados de febrero, no sólo los potenciales candidatos (y nadie se engaña: en la coalición priista será Peña Nieto, en la perredista, López Obrador) tendrán sus discursos y estrategias muy definidos, también equipos que llevarán trabajando durante meses y habrán logrado cerrar las heridas internas que provoca, siempre, una lucha intestina de esta naturaleza.
¿Alguien cree que el PAN puede comenzar a hacerlo a partir de mediados de febrero, manteniendo, como hasta ahora, tres precandidaturas, tres equipos, una campaña interna intensa, que además se resolverá en una elección que no está abierta a la ciudadanía sino sólo a sus militantes y adherentes?
El panismo, al ver sus números y los de sus tres aspirantes, debería tener ya claro para quién será la candidatura (y nada apunta a que Santiago Creel o Ernesto Cordero en términos de popularidad se la puedan quitar a Josefina Vázquez Mota) y trabajar en consecuencia.
Si no es así, como ya hemos dicho en alguna oportunidad, cuando quiera incorporarse al juego descubrirá que ya no tiene lugar.
Todo Personal
Usted no está para saberlo ni yo para contarlo, pero cuando lea estas líneas habrán pasado ya unas pocas horas de que un servidor haya contraído matrimonio con la que ha sido durante mucho tiempo mi compañera profesional y en el último año mi compañera de vida, Bibiana Belsasso, una periodista y mujer maravillosa. La situación no está como para largas lunas de miel, pero permítanos tomarnos con Bibiana por la menos una semana de descanso, para disfrutar de nuestra nueva vida. Si usted y el país lo permiten, la columna Razones regresará a este espacio el próximo lunes 28 de noviembre. Gracias.
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